Archivo por meses: julio 2010
Viaje Iquitos – Yurimaguas por río, 2
Lo que sigue es la segunda parte de un relato del viaje que hice en la ruta Iquitos – Yurimaguas por río. Lo escribí en la misma embarcación, cada noche de las que pasé en ella. Me embarqué un lunes por la tarde y llegué un jueves por la mañana. En total son tres partes, la primera la encuentran acá. Para no hacer el texto más aburrido de lo que ya es, lo acompaño de algunas de las fotos que fui tomando en el trayecto. El texto ha sido copiado tal cual figura en mi cuaderno. Esto sucedió entre el 4 y el 7 de enero de este año.
Su pie enfundado en una media blanquísima acaricia mi rostro. No se si hemos discutido pero no lo parece, sin embargo no me siento cómodo con su presencia. Luego ella empieza a saltar en mi cama. Trato de no mirarla. Me recuerda tanto a otra chica que solía hacer lo mismo cuando nuestra relación empezaba que prefiero evitar ese recuerdo. No por doloroso si no por lo injusto de inconscientemente comparar algo que ya está en su ocaso con la mejor época de otra relación. Luego ella se detiene y me llama para que suba y vea un insecto posado en la pared. Lo hago y me acerco a mirar. Es un bicho curioso. Algo así como un saltamontes gordo y de múltiples tonos cromados. Mientras lo observo ella se pega a mi. Con el rabillo del ojo puedo ver su delgado cuerpo desnudo, su piel pálida y pecosa. Siento su calor y me pregunto qué hago ahí con ella si ya todo había terminado entre nosotros. Tan débil no soy. Entonces la realidad se impone. Despierto. Estoy navegando por el Amazonas rumbo a Yurimaguas. Ella se ha quedado atrás.
Logré dormir y descansar. Pero no fue tan fácil. La hamaca resultó algo chica y quizás templada demasiado baja. Pero desatarla y volverla a templar no me pareció una opción muy agradable, principalmente por que había poco sitio para maniobrar pues la mayor parte de la gente descansaba ya en sus propias hamacas y había harto equipaje por todo lado. Así pues sólo quedaba acomodarse lo mejor posible, cerrar los ojos y confiar en el cansancio del cuerpo.
Al rato de estar así descubrí que sudaba. La hamaca a mi izquierda estaba ocupada por una chica un poco voluminosa y su proximidad me daba calor, aparte de incomodarme claro. A mi derecha un señor también algo corpulento descansaba a pierna suelta y cuando se acomodaba sus codos chocaban conmigo pues yo yacía un poco más abajo que él.
Sentí deseos de ir al baño y al regresar me acomodé al revés, pensando que sería una solución, pero fue todo lo contrario. La gorda estaba más cerca mío así y el calor y la incomodidad eran mayores. No lo soporté y al cabo de un rato, luego de haber cabeceado y despertarme sudando regresé a mi posición anterior. Por algún motivo que desconozco, quizás sólo el sueño, rápidamente me dormí de nuevo. Al rato me despertaron las voces de los controladores que estaban chequeando los boletos de los pasajeros, o de algunos de ellos pues si bien me pidieron el mío, nunca lo revisaron. Cuando vi que ya no regresarían, cerré los ojos y me dormí.
A la siguiente ocasión que desperté percibí tanto una ligera claridad como el trajín de los pasajeros yendo al baño. Prendí el celular, eran las cinco y treintaicinco de la mañana y había señal. Quise seguir durmiendo pero ya se me hizo imposible. Me desperecé y levanté. Luego de sacar mi cepillo y pasta dental esperé un momento antes de poder acceder a un caño. Había gente con aspecto de recién levantados por todos lados. Ya en el baño descubrí un par de carencias, en realidad tres. No tenía jabón, shampoo ni toalla. Me sentí un mal viajero, sobre todo por que no era la primera vez que hacía este tipo de viaje. Pero las lamentaciones no conducen a nada. Me lavé la cara lo mejor posible, me mojé el cabello y ya de regreso en mi sitio me sequé con la hamaca.
Faltando un par de personas para llegar a la cocina, el cocinero que la hacía de controlador me pidió mi taper y mi boleto del pasaje. Hizo una marca en este último y me lo devolvió, pasando luego el taper a la cocina. Al rato llamaron desde la cocina: «¡El taper rojo!» y me tuve que adelantar para recibirlo conteniendo una tazada de quaker y recibir también dos panes que luego descubrí estaban levemente untados con mantequilla. Con todo esto subí a mi piso y me instalé en el comedor para desayunar. Supongo que no era una mantequilla de calidad, y el quaker creo que era de arroz en vez de avena, pero no estaba para nada desagradable. Algunos, como mi vecino, lo habían reforzado con un juanecillo de los que ofrecían los vendedores que habían subido en Nauta apenas la nave atracó. Yo, sin posibilidad de hacer eso, no miré mucho para no antojarme y una vez finalizados mis alimentos fui a lavar mi taper al baño.
Estando ahí y mientras intentaba limpiar mi taper sólo con el agua, la señora que estaba en el caño contiguo de pronto hizo el gesto de ofrecerme su taper, por un instante me desconcerté, pero luego entendí que de lo que se trataba era que podía lavar mi taper con el agua con detergente que estaba en el suyo. Extendí mi taper y la señora vaceó el agua en él. Lo refregué bien con esa gabaza y luego lo enjuagué con agua limpia. Me retiré pensando que definitivamente hay gente que viaja con todos sus implementos. Yo con una mochila me sobra y me basta, pero claro, luego ando en problemas.
De regreso en mi hamaca chequeé la hora. Eran casi las ocho. Un cuarto de hora antes habíamos dejado Nauta y ya nos encontrábamos surcando de nuevo el Marañón. Me agarró un poco de sueño y decidí cerrar los ojos un rato. Cuando desperté había pasado más de media hora. La mañana seguía algo nublada, el cielo cubierto y sin sol. La gente andaba en sus cosas, algunos charlando, otros deambulando por ahí, otros simplemente descansando.
Cogí mi cuaderno y fui al comedor a hacer algunos apuntes. Para mi mala suerte ni bien me senté el lugar se llenó de gente con biblias. Al rato empezaron a leer en voz alta y luego a cantar. Tuve que hacer acopio de toda mi concentración para poder continuar y terminar de escribir lo que quería. Mientras escribía lo último concluyeron su sesión religiosa y se fueron. A los pocos segundos pude cerrar mi cuaderno.
El resto del día la pasé socializando ¿Qué otra cosa se puede hacer? Además en estos viajes siempre hay personas dispuestas a iniciar una charla con alguien desconocido. Y la posibilidad de enterarse de cosas interesantes está siempre latente. Incluso a veces hasta se termina descubriendo que conocen a alguien en común. Por supuesto a mi el paisaje siempre termina capturándome. La búsqueda de algo no antes visto, de un paraje fotografiable. Puedo pasar horas en eso.
El relato continúa en:
Viaje Iquitos – Yurimaguas por río, 1
Lo que sigue es un relato del viaje que hice en la ruta Iquitos – Yurimaguas por río. Lo escribí en la misma embarcación, cada noche de las que pasé en ella. Me embarqué un lunes por la tarde y llegué un jueves por la mañana. En total son tres partes. Para no hacer el texto más aburrido de lo que ya es, lo acompaño de algunas de las fotos que fui tomando en el trayecto. El texto ha sido copiado tal cual figura en mi cuaderno. Esto sucedió entre el 4 y el 7 de enero de este año.
Ella siempre me da lo que quiero, a veces me da lo que necesito y no lo que quiero, pero la entiendo, se preocupa por mi, me protege. Pero a pesar de eso soy un amante malagradecido. Una vez satisfecho mi deseo ya me siento incómodo en ella y quiero abandonarla. Sus favores no me encandilan más, sus ofrecimientos los rechazo. Mi mente ya está enfocada en la siguiente conquista. Vamos por ella.
Llegué al puerto de Masusa a comprar mi pasaje a Yurimaguas a eso de las 2.20. Al toque ubiqué al «Eduardo» que salía ese mismo día por su pizarra con el «HOY» escrito en ella. Cuando estaba entrando a la embarcación unos llamadores se acercaron para preguntarme cuanto quería pagar, no solté prenda, pero igual me llevaron con el encargado de vender los pasajes: 50 soles primer o segundo piso. Hay gente que paga menos, pero va en la plataforma de carga, bastante incómodo supongo. Pagué y una vez que me dieron mi recibo fui al segundo piso a ver que tan lleno estaba. Ya había hamacas colgadas pero espaciadas, y algunas personas en ellas. Bajé y regresé a la ciudad a alistar mis cosas.
Ya con mi mochila lista y mi hamaca, reparé que no tenía nada con que abrigarme, ni siquiera una casaca, así que fui a buscar algo y me prestaron una colcha que supuse me protegería del frío y el viento de las noches y madrugadas en el río. Tenía que hacer otras diligencias más de último minuto, y como me habían dicho que la lancha saldría a las 6pm, y claro, nunca son puntuales, me confié. Craso error ¿o era ella que quería retenerme?. Llegué al puerto a las 5.05pm y nada más acercarme a la zona donde estaba acoderada la Eduardo IV, llegaron a mi encuentro los llamadores de otra embarcación diciendo que ya no había espacio ahí y que fuera con ellos a otra lancha. Miré a la Eduardo y se veia llena, pero pensé que sería debido, en parte, a la gente que acude a despedir a sus familiares.
Cuando subí a la nave pude darme cuenta que realmente estaba llena. Abriéndome paso a duras penas entre viajantes, sus acompañantes y los infaltables vendedores, llegué al segundo piso sólo para comprobar que estaba casi abarrotado. Alcancé el otro extremo o popa, que es donde se ubica el comedor, y sólo me quedó poner mi mochila en el piso, cerca a donde había un pequeño espacio, y ver que se podía hacer. Lo que ví, para mi mala suerte, fue que el pequeño espacio era en realidad el único para acceder a la escalera interna al primer piso.
Ahí estaba yo, casi desolado y evaluando la perspectiva de pasar la noche sentado en el piso de metal, cuando un poco más allá uno de los pasajeros me dijo si le podía cuidar sus cosas un momento, mientras desamarraba su hamaca. Al parecer había encontrado un amigo en el primer piso y se iba para allá. Rápidamente saqué mi hamaca… sólo para encontrarme con que la cuerda para atarla estaba entera… o me habían dado sólo una. De cualquier manera había que partirla. Por supuesto no tenía cuchillo ni ningún otro objeto cortante. Niño scout no fuí.
En esas estaba cuando un muchacho con el que había intercambiado algunas palabras me dijo que si gustaba iba a la cocina del otro piso para que la partieran, con algo de desconfianza se la dí y al ratito regresó con la cuerda en dos pedazos. Acto seguido, procedí a atar mi hamaca lo mejor que pude, pues tampoco fui marinero ni experto en nudos. La probé sentándome en ella y jalando los extremos amarrados un par de veces a fin de no despertarme a media noche de un buen golpe en el piso. Terminado esto me puse a pensar en otras cosas y de pronto el voceo de un vendedor me hizo percatarme de un olvido mío: no tenía taper para la entrega del rancho ni cubiertos para comerlo. Definitivamente el apuro no es un buen consejero antes de un viaje.
Estaba yo viendo a quien encargarle mi mochila para ir a comprar lo que me faltaba cuando por el techo de la embarcación contigua se acercó un vendedor ofreciendo entre otras cosas, cucharas. Al toque lo llamé y compré una por un sol. Luego me ofreció tapers, «pero no tienes» le dije, pues en su cajita de venta no se veían. Ni corto ni perezoso llamó a otro vendedor que estaba en el piso de abajo de la embarcación donde se encontraba y éste se acercó y por la ventana le alcanzó un taper rojo. «Dos soles». Pagué y pensé que ya tenía un problema menos, sólo para caer en la cuenta que otro acababa de aparecer. Me quedaba solamente un sol en monedas y luego billetes grandes. En teoría no tendría por que ser un problema, pero nunca se sabe.
A todo esto ya eran más de las cinco y media de la tarde y seguía llegando más gente a la embarcación. Dejé encargado mi sitio con mis cosas y fui a proa para tomar unas fotos y de pronto, a las seis, la lancha empezó a moverse. Quedé sorprendido por la inusual puntualidad, pero todo fue una ilusión. La lancha sólo hizo un corto trayecto hasta el vecino puerto Henry para que embarcaran un contenedor y otras cargas de peso con la grúa. Cuando salimos de ahí ya había oscurecido, pero las siete nos dieron en el puerto de ENAPU donde la nave se había detenido nuevamente para la inspección y presentación de documentación de rutina.
Después de todo este proceso la nave por fin inició ruta más o menos a las siete y media, que es la hora a la que había salido en otras oportunidades pero sin las paradas de esta ocasión. Me arrecosté en mi hamaca para enviar unos sms antes que la señal desapareciera cuando sentí un ramalazo de hambre en mi interior, y fue entonces que caí en la cuenta que la falta de sencillo sí sería un problema. No se reparte comida en estas embarcaciones el día de salida. Y la cocina del piso estaba vacía. Maldije para mi mismo y me resigné a pasar hambre.
Como a la media hora sentí un olor a comida y me pareció que procedía del piso inferior. Fui a averiguar y vi varias personas comiendo. Averigué y me dijeron que vendían comida. El juane a dos soles y el huevo a sol. Pagar por un simple huevo duro un sol me pareció caro, pero era lo único que mi bolsillo podía permitirse que a la vez mitigara el hambre que se hacía sentir ya más fuerte. Sin ninguna esperanza le pregunté al cocinero si el huevo salía solo. «No», me dijo, «Viene con su arroz». Ok. Arroz con huevo duro no es la mejor comida del mundo pero les aseguro que cuando hay hambre se pueden comer cosas peores. Saqué mi único sol y pagué. Al ratito me sirvieron lo pedido y me preguntaron si quería sal. «Claro» contesté. En la mesa había una jarra de refresco y vasos. Me serví y devoré hasta el último grano de arroz en breves instantes. Por lo menos el arroz no estuvo mazacotudo, debo admitirlo.
Ya un poco satisfecho y luego de ir al baño, me senté en el vacío comedor pero acompañado por muchos insectos voladores, a escribir mi relato del viaje hasta ese momento, las ocho y treinta más o menos. A las nueve y treintaiocho lo di por terminado y me dispuse a pasar una buena noche. El resplandor de la ciudad había dejado de percibirse ya buen rato atrás. Algo de nostalgia acudió a mi al tomar conciencia del alejamiento. Adios Iquitos, hasta que te extrañe de nuevo.
El relato continúa en:
Viaje Iquitos – Yurimaguas por río, 2
Viaje Iquitos – Yurimaguas por río, 3
Marcha de apoyo al Hno. Paul Mc Auley en Lima
La verdad creo que fue una demostración innecesaria de violencia para tan poca gente que marchaba, pero también creo que la marcha debió haber elegido otra ruta menos complicada. Se sabe que manifestarse en la Plaza de Armas es casi imposible por el resguardo policial que tiene, al igual que el Jirón de la Unión. Igual creo que la cosa no pasó de unos empujones y un poco de gas. Al final creo que lamento más la poca cantidad de gente que asistió. La selva, o el medio ambiente, no tiene jale en Lima. A inventarse maneras creativas de atraer gente entonces.
ACTUALIZACIÓN – Post de Servindi con la crónica completa, incluyendo la vigilia realizada en la capilla del colegio La Salle, en Breña. Y más fotos de la marcha y la vigilia en Facebook vía el colectivo Ciudadanos de Segunda Categoría.
Comprando libros, 34
Nuevamente aprovechando lo del #juevesdelibros … un nuevo post de la serie de libros comprados (ver 0, 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15, 16, 17, 18, 19, 20, 21, 22, 23, 24, 25, 26, 27, 28, 29, 30, 31, 32 y 33), sin mayor floro acá vamos:
El sueño de la razón – Juan Miguel Aguilera. Cuando vi este libro donde el casero al que suelo comprarle más libros lo agarré fuerte y no lo solté. No por que sea buenísimo, eso aún no lo se, si no por que siempre había querido leer alguna novela de este autor español de ciencia ficción y nunca había llegado ninguna a mis manos. La primera que me llega pertenece más al género de la ficción histórica con la fantasía, pero bueno, igual la trama se ve muy interesante, la europa del siglo XVI. Como para leerlo un fin de semana sin parar.
La televisión – Jean-Philippe Toussaint. No conocía a este autor, es más, a diferencia del libro anterior, éste lo ví varias veces antes de decidirme a comprarlo, no sé si a nadie le interesó o me estaba esperando, en fín, me decidí a llevarlo por el prestigio de la editorial y el precio, si resulta malo no pierdo mucho. A primera vista el estilo parece simple, directo. La contraportada habla de una reflexión sobre la televisión y los escritores. De lo hojeado, ambas cosas parecen algo dispersas. Cosa de encontrar voluntad y leerlo, que muchas páginas no tiene. Ya vemos.
La posibilidad de una isla – Michel Houellebecq. Hasta el momento esta es la última novela de este controvertido escritor francés. Para variar, prácticamente es una novela de ciencia ficción, la trama tiene clones y parte de ella se desarrolla en el futuro. Pero no es ciencia ficción, no declaradamente, es lo que algunos llaman slipstream quizás. En todo caso me ha resultado bastante atractiva la novela, aunque creo que todas las obras con esa mezcla de religión y ciencia ficción me lo parecen.
Los Límites del Cielo – David Brin. ¡Esto sí es ciencia ficción! Aunque a algunos les cae gordo este autor, a mi su serie de los pupilos me resultó entretenida. Lo malo de este libro es que es la tercera de la segunda trilogía de los pupilos.. y no tengo los dos anteriores. Así que habrá que guardarlo en la biblioteca nomás hasta conseguir los otros dos. Piña pues.
Mañana en la batalla piensa en mi – Javier Marías. Según dicen por ahí, esta es una de las mejores obras del conocido escritor español. A mi, como en el caso de su libro anterior, me capturó su frase inicial: «Nadie piensa nunca que pueda ir a encontrarse con una muerta entre los brazos y que ya no verá más su rostro cuyo nombre recuerda.» Si el resto de la obra va así me doy por satisfecho.
Pronto más libros.
Emergencia en Huancavelica por relaves mineros
Posteriormente se dijo que este desastre pudo haberse evitado, pues tal como aparece en El Comercio, según el alcalde de Huachocolpa (una de las comunidades afectadas) «en el 2009 Osinergmin había inspeccionado la minera y detectado problemas en el depósito de relaves A, pero no realizó un seguimiento exhaustivo de la mejora de estas deficiencias.» Y no es la primera vez que sucede esto en esta minera. En tal sentido es que se ha pedido denunciar al estado por poner en riesgo la vida de los pobladores. Desde el congreso también se ha pedido que se sancione a la empresa minera responsable. Posteriormente el Ministerio del Ambiente declaró en emergencia ambiental por 90 días el área afectada por el derrame de relaves mineros y dispone una serie de acciones a tomar.
Pero las sanciones no quitan que el daño ya está hecho, por tal razón los huancavelicanos han decidido realizar acciones de protesta, el diario Correo informa que «la población, autoridades locales y comunales de Angaraes se reunieron el 1 de julio en una asamblea general en la plaza de Lircay, provincia de Angaraes, y anunciaron la realización de un paro de 48 horas el próximo martes 6 y miércoles 7 de julio.» Todos estos sucesos han generado alguna, aunque no mucha, reacción en la blogósfera peruana, veamos por ejemplo a Jorge Manco Zaconetti del blog Kuraka: Minería y Energía quien analiza el tema en términos generales:
La pésima imagen que tiene el sector minero en el Perú es producto de la ausencia de una genuina política de responsabilidad social, ambiental y tributaria, lo cual se expresa en un crecimiento empobrecedor inducido por una coyuntura internacional favorable. A ello debiera sumarse la impunidad que tienen algunas empresas mineras respecto al manejo ambiental de sus pasivos mineros, al alto grado de contaminación que generan sus operaciones como la falta de mantenimiento de las relaveras y la ausencia de medidas para prevenir emergencias ambientales. Es inaceptable desde el punto de vista social y moral que con las elevadas utilidades mineras obtenidas en los últimos años existan tragedias ambientales como la sucedida en la cuenca del río Huachocolpa, Lircay Huancavelica provocada por la Mra. Caudalosa S.A. que tiene como principal accionista al grupo Raffo.
Y luego añade:
la fiscalización en la actividad minera ha pasado por tres manos en menos de 5 años, y de verdad ello estaría explicando la debilidad institucional del Estado para fiscalizar con eficiencia y eficacia la actividad minera, como la demora para adoptar decisiones ante tragedias ambientales como la presente. En tal sentido, esta tragedia ambiental constituye una prueba de fuego para el organismo regulador y para el ministerio de Medio Ambiente.
Para el blogger del Toustodo’s Blog las medidas del gobierno deberían ser más drásticas:
Todas las autoridades ambientales entre ellas el Ministerio de Ambiente discursean pero no hacen nada, no hay sanciones efectivas ni siquiera una enérgica exigencia cara a cara con los responsables; solamente migajas, nada de indemnizaciones, juicios, cárcel, cierre de empresas para los que cometen por negligencia u otros motivos semejantes atrocidades.
Tratando de ver las cosas con una mirada diferente pero igual siendo crítico, Saúl Mandujano del blog El Pensamiento y Productos opina respecto a las protestas programadas:
Hoy pensaba comer trucha frita de alguna piscigranja y se me vino a la mente casi involuntariamente preguntar de dónde lo traían en son de broma casi de mal gusto. Sean cuales sean los resultados de estas medidas de protesta, de éxito o de “fracaso” (solo para los que lo quisieran así) envío mi apoyo incondicional nuevamente y de solidaridad con el pueblo de Angaraes, principalmente con los afectados directamente por este acto irresponsable y mercenario que considero de terrorismo ambiental.
Finalmente el congresista nacionalista por Huancavelica, Miro Ruíz, declara en su blog:
existen fundamentos suficientes para que la denuncia penal contra los responsables de tan condenable crimen ecológico proceda ya que se sustenta en los artículos 286°,304°,306° y 313° del Código Penal relacionados con la contaminación de aguas, alimentos y medio ambiente, hechos que representan delito de peligro común, ya que la contaminación del río Opamayo y sus afluentes ha afectado a poblaciones rurales y urbanas que se cuentan por miles y que habitan y desarrollan sus actividades diarias a orillas de estos ríos. Por lo tanto, este condenable acto es un claro atentado contra la salud pública de los pobladores de tres regiones del país, Huancavelica, Ayacucho y Junín.
Las noticias llegadas hoy desde Huancavelica indican que el paro programado se acató tanto por el lado privado como por el de las instituciones públicas, aunque todo se desarrolló sin sucesos violentos. El ya citado alcalde de Huachocolpa, Celso Condori Ramos, señaló que «Hasta el momento la minera ni siquiera cumple con entregarnos la información sobre la composición química de los relaves, y tampoco se nos hace llegar los análisis de las aguas de los ríos por ninguna autoridad», lo cual, ciertamente, es muy preocupante.
La imagen ha sido obtenida de la web de TVPerú.
La expulsión del hermano Paul Mc Auley
«El Hermano Paul»como es ampliamente conocido en Iquitos debido a su labor de defensa de las comunidades indígenas y del medio ambiente de la selva amazónica, ya había sido amenazado hace tiempo con esta medida, la que por cierto produjo rechazo en varios sectores y sobre todo en Iquitos, donde miembros de las comunidades nativas realizaron un plantón el día de hoy frente a la Corte Superior de Loreto en la mencionada ciudad. Previamente los estudiantes indígenas de la amazonía peruana OEPIAP, habían comunicado que harían una marcha de protesta. Incluso los awajún de la provincia de Datem del Marañón ofrecieron refugio al hermano en su territorio.
Pero diversos voceros oficialistas han, obviamente, apoyado la decisión. Tal como el Premier Javier Velázquez quien declaró que «los extranjeros que viven en el Perú tienen restringida la participación en actividades políticas». El ex ministro de Justicia Aurelio Pastor también se pronunció a favor pues a su juicio: «Ellos (los sacerdotes) hacen trabajo político que no sólo es pastoral, porque organizan y levantan a poblaciones».
Paco Bardales del blog Diario de IQT hace una reseña de la labor del religioso:
Paul Mc Auley vive dos décadas en el Perú … Ha seguido de cerca el caso de los temas de contaminación petrolera en el río Corrientes, del caso de Andoas … Precisamente por su posición decidida, Mc Auley ha sido constantemente satanizado por diversos intereses de poder. Uno de ellos fue el del alcalde de Maynas, Salomón Abensur, quien no dudó en tildarlo de “terrorista blanco” cuando Mc Auley y un colectivo de personas se opusieron a la instalación del botadero municipal de Iquitos en la zona de amortiguamiento de la Reserva Nacional Allpahuayo Mishana … El atestado para expulsar a Mc Auley del Perú está vigente desde el año pasado, pero los intentos por expulsarlo desde el gobierno vienen desde el año 2008 (aunque los intentos de amedrentamiento contra su persona vienen desde el 2006)
Por su parte Omar del blog X3dente reflexiona:
Si encontramos a una persona que se preocupa por:
- Defender los derechos, de los peruanos de tierras no contactadas (como ahora se les dice).
- Defender a la amazonía peruana como si fuera la suya.
- Defender los DD.HH, además que se identifica con plenamente con los atropellos que se le da a la Selva.
- Que creó la Red Ambiental Loretana, que promueve un Responsable manejo de la amazonía para el mundo.
¿Qué haríamos con esa persona?, ¿la respetaríamos?, ¿estaríamos a favor, o en contra de sus acciones?. Al parecer, al actual gobierno no le gusta que otras personas hagan lo que se supone ellos deberían hacer, y no encontraron mejor solución que expulsar a dicho usurpador de sus funciones.
Silvio Rendón de el blog Gran Combo Club ensaya algunos motivos de la expulsión:
El gobierno ha aprovechado el clima de miedo por un supuesto rebrote senderista para expulsar a un sacerdote británico, Paul McAuley, en Iquitos, … Ahora vemos que otros sacerdotes ambientalistas también son acusados y podrían ser expulsados del Perú, aquí. … Así es la cosa en el segundo alanato: una expeditiva Sanción para los Defensores del Medio Ambiente, y que las extractivas contaminantes pasen piola.
Para que puedan apreciar al hermano Paul por ustedes mismos, pueden ver esta entrevista que le hicieron el año pasado. Como es un poco extensa las otras partes las pueden encontrar acá, acá y acá. En este otro Video de The Guardian, titulado Sangre derramada en la Selva Amazonica: Andoas, Napo y Bagua tambien pueden enterarse de él y su labor.
Hay un grupo de apoyo en Facebook: Yo tampoco quiero que el Hno. Paul Mc. Auley sea expulsado del Perú.
ACTUALIZACION 6/7/10 – Vía Twitter se decía que el Poder Judicial habría admitido el Habeas Corpus presentado. También que dos cadenas televisivas inglesas habrían enviado reporteros a Iquitos para dar información de primera mano desde allá. Fotos de la marcha de apoyo en Iquitos el día de hoy: acá, acá, acá y acá.
Amnistía Internacional: Amnistía Internacional pide al ministro del interior reconsiderar la expulsión de Paul McAuley del Perú
Mi Pueblog: Solidaridad con el religioso Paul Mc Auley
Foro Ecológico: Nuestra Solidaridad y apoyo total al Hno. Paul
Tierra y Libertad: TyL Loreto: Solidaridad con el Hno Paul Mc Auley
Another Green World: Committee to defend rainforest priest Paul McAuley formed in Peru
The Internet Database: Peru to expel British ‘Tarzan agitator’ Paul McAuley
Global Kiosk: Peru Attacks its own People — and its Forest
La imagen de este post fue obtenida de la web de Radio Oriente.
Viaje Tumbes – Lima
Luego de eso ya se pueden ver playas como las que les muestro a continuación. Las fotos no estan muy nítidas por que fueron tomadas desde el bus en movimiento, a través del vidrio de la ventana y con zooom.
Puerto Pizarro, 2
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