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Continuum – Season 1 / Primera temporada

Imagen tomada de Amazon.com.

Imagen tomada de Amazon.com.

Buscando alguna serie cienciaficcionera de no muchos capítulos para ver, me topé en Netflix con esta producción canadiense del 2011/12. Continuum va de viaje en el tiempo y su resumen en Wikipedia me atrajo:

relata la historia de una agente de policía en una corporatocracia en el año 2077, que accidentalmente viaja a 2012 junto con varios rebeldes terroristas condenados a muerte.

A pesar de lo de viaje en el tiempo y etc., la serie tiene muchas referencias a sucesos del pasado reciente, bueno, de hecho se desarrolla más en nuestro presente (2012) que en el futuro. Se mencionan los Occupys, las redes sociales, la creciente presencia y poder de las empresas, y otras cosas que seguro se me escapan.

No les voy a contar mucho más para no espoilearlos por si se animan a verla, pero si les puedo decir que me pareció que la serie mejora significativamente a partir del capítulo 5, no que los previos 4 capítulos sean malos, si no que son un poco más estándar y más enfocados en los problemas de asentamiento de Kiera, la protagonista, en su nuevo presente.

Precisamente el capítulo 5 fue uno de los que más me gustó. La trama ofrece una de las tan conocidas paradojas temporales, y aunque desiste de dar una explicación a la resolución dada, por lo menos ofrece alternativas, y ya queda del espectador tomar la que mejor le parezca. Pero es la implementación de la idea, con sus detalles paradojales que a veces llevan al humor y otras al drama, lo que me pareció más logrado.

El capítulo 10, el final de temporada, deja, como era de esperar, el consabido cliffhanger y un par de sorpresas, una que ya se veía venir y otra totalmente inesperada.

La serie en general oscila entre el policial futurista y la distopía policial, en cualquier caso no deja de ser policial ni ciencia ficción, agradablemente combinados por cierto. Su mayor logro me parece está en presentar algunos temas clásicos de la ciencia ficción de una manera que no resulta ni forzada ni fallida y también la dinámica de la pareja protagonista, que por momentos me recordaba a la de Bones, pero sin irse por el lado fácil. Sus fallos, creo, van por el lado de la capacidad operativa del personaje de Alec Saddler joven, que funciona como un Deux ex Machina para Kiera, en una especie de versión del personaje Chloe O’Brian en 24 sin lo rarito pero con esteroides. También que los personajes de los chicos malos no están tan explorados como los de los buenos, faltó trabajarlos más..

Hay sin embargo un punto medular de la serie que no me atrevo a calificar de fallo, pero si me dejó sorprendido. En el futuro, año 2077, el poder lo ostentan las corporaciones, ellas gobiernan y hacen cumplir la ley, y salvo un momento o dos, son presentados como los buenos. Quienes se oponen a esto, y desean volver a una democracia representativa como la del 2012, son los terroristas, los malos de la serie. Digo que no me atrevo a decir que es un fallo, por que por un lado es más una opinión o decisión política de los creadores de la serie, o simplemente así es como decidieron plantearla. Por otra parte, la serie tiene 4 temporadas y es posible que esto se elabore o detalle más en las tres siguientes, así que carezco de los elementos de juicio necesarios.

Googleando sobre esto me encontré con una entrevista al productor de la serie, Simon Barry, quien preguntado sobre cuál es la perspectiva de la organización terrorista en la serie, respondió:

Liber8 en el futuro son una organización terrorista desde la perspectiva del futuro, y han sido condenados a muerte. De hecho parte de la escena inicial de la serie es una ejecución. Y lo que logra hacer Liber8 a través de una conspiración es armar una fuga de la prisión, pero no es el tipo de fuga que va a través de una pared o en un túnel. Se les da el tipo de tecnología – tecnología experimental – que les permite, básicamente, hacer estallar una bomba que crea un agujero de gusano – un portal de viajes en el tiempo.

Sobre el mundo distópico creado para la serie dijo:

…Distopía suele ser un término relativo, y así al tratar de crear el 2077, no quería crear algo que fuera como opresivo de una manera obvia. Creo que si se le preguntara al personaje Kiera si vivía en una sociedad opresiva, diría: «No.» Y creo que eso es una especie de punto. Liber8, nuestros luchadores por la libertad  / terroristas, si se quiere, tienen una opinión diferente. Y creo que una de las grandes cosas que estamos tratando de infundir a la serie es que se puede tener una zona gris en casi cualquier cosa en el mundo en cuanto respecta a las opiniones, y esa perspectiva tiene mucho que ver con cómo hacemos juicios. Así que siendo tan fácil como es de pintar el futuro con una pincelada de distopía, creo que también hay un punto de vista de que hay un proceso de evolución con la sociedad que tiende a desarrollarse en su propia manera, que nosotros, como sociedad, permitimos o no que suceda. Y cuando vives en ella, no necesariamente se ve como lo que es. Me imagino que si alguien de 1,930 viniera a 2013, podrían encontrar nuestro mundo bastante distópico a su manera también. Porque de una forma extraña, hemos retrocedido de las libertades de los años 30 y las flappers de París. Y hay una cosa divertida sobre la perspectiva que siempre me fascina. Así que al menos hemos tratado de crear un futuro que tiene un pie en la narración de ficción y el otro en una realidad potencial, y creo que eso es lo que Syfy intenta hacer siempre, hacer que la gente considere su mundo, y esperemos, verlo a través de un prisma diferente. Pero creo que sólo tratamos de mirar el mundo en que vivimos, en todos los niveles. La sociedad, dividiéndola en cosas como la política a nivel macro, a nivel más amplio cuando se habla de normas sociales, el comportamiento de las expectativas, incluso el amor, incluso las relaciones. La tecnología está influenciada por todas esas cosas. La política en general, está cubierta de esa forma, pero siempre a través de la perspectiva de un personaje. Nunca se trata de un solo punto de vista. Siempre se trata de mirar a ambos lados de la discusión y es un debate.

Y bueno, si pueden denle un ojo, resulta más que entretenida, para los fans y no fans de la ciencia ficción.

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Desalojaron a los libreros del Boulevard de la Cultura de Quilca

La amenaza de desalojo pendiente cual espada de Damocles sobre los conocidos libreros del «Boulevard de la Cultura Quilca», en el Jirón del mismo nombre del centro histórico de Lima, finalmente se cumplio a mediados del mes pasado.

El 14 de enero en horas de la mañana llegaron al lugar los efectivos de la policía para hacer efectivo el desalojo de los libreros, aproximadamente 60, el cual se realizó con algunas protestas pero sin pasar a mayores.

Los libreros ocupaban dicho espacio desde el año 1997, cuando la Municipalidad de Lima los reubicó de las calles de la ciudad en el terreno, en ese entonces una playa de estacionamiento, propiedad del Arzobispado de Lima. En el año 2008 el Arzobispado decidió no renovarles el contrato e inició las acciones legales para desalojarlos. A pesar de muchas negociaciones no se llegó a ningún acuerdo favorable para los libreros.

Si bien el Boulevard no era el único local de venta de libros en el Jirón Quilca y alrededores (a la vuelta nomás, en el Jirón Camaná hay varias librerías de viejo y galerías similares), es cierto que con el cierre del Boulevard la oferta de libros en el centro de Lima se reduce significativamente.

Paulo César Peña explicaba en el portal La Mula que a diferencia de las «librerías tradicionales […] más a merced de las pulsaciones del mercado editorial», en lugares como el Boulevard de Quilca era más probable encontrar títulos antiguos ya descatalogados. Añade además que la dinámica de los negocios también es distinta:

Como aficionado a la lectura puedo decir que en Quilca uno podrá encontrar ciertas librerías, ciertos libreros, con los cuales establecer una sólida empatía en materia de temas o gustos compartidos. La constancia lleva a la confianza. El ‘casero’ toma cuerpo y, quién sabe, con algo de tiempo se puede convertir en el amigo. Lo que, por cierto, se condensa en descuentos mucho más generosos o, también, en la opción de guardar un libro por unos días extras, hasta que la liquidez del bolsillo lo permita adquirir sin problemas.

Aunque muchos echaron en cara al Arzobispado, y por ende a la Iglesia Católica, su falta de interés en la cultura, cabe recordar que el tema es de índole particular y que el Arzobispado tiene el derecho a disponer de sus bienes como mejor le parezca. En este caso se sabe que el Arzobispado planea construir un estacionamiento subterráneo, locales comerciales y departamentos en dicho terreno.

Por otra parte algunos señalaron que no todo era color de rosa con los libreros de Quilca.

Otros manifestaron que el tema se había transformado en una riña entre la izquierda y la iglesia católica, y también que muchos se indignaban simplemente por ser cool y por desconocimiento del resto de la oferta de libros en la ciudad.

Sin embargo no todo se ha perdido, ha habido propuestas de las municipalidades de dos distritos de Lima, el Rímac y Los Olivos, para reubicarlos en sus respectivas jurisdicciones. De concretarse alguna de ellas significaría abrir un nuevo polo de cultura en zonas donde tradicionalmente no ha habido presencia ni oferta de libros, lo que sería muy bueno para descentralizar la oferta cultural de la gran Lima.

Lecturas adicionales sobre los libreros de Quilca: