Aguas revueltas: la problemática del agua en el Perú

El siguiente post fue publicado originalmente en el sitio Future Challenges, bajo la serie: Liquid Asset.

Cuenta la leyenda en los pueblos a lo largo de los cientos de cursos de agua de la selva amazónica, que en lo profundo de cada río o cocha, yace la Yacumama o madre de las aguas, gigantesca boa que por su tamaño raramente emerge, alimentándose tan sólo de los animales acuáticos, pudiendo permanecer así durante años; pero si es molestada, sale a la superficie, causando grandes destrozos y devorando a los animales o personas que perturbaron su tranquilidad.

Mito o realidad, lo cierto es que las aguas en el Perú andan agitadas por la cantidad de problemas existentes relacionados con ellas. La Autoridad Nacional del Agua identificó 244 conflictos sociales en todo el país que tienen su origen en el agua, bien sea en su uso, administración o acceso, y eso fue en el 2010; otros investigadores estimaban en 1,000 los conflictos relacionados con el agua para el 2012.

De estos conflictos, el más representativo es el proyecto minero Conga, por la amenaza que representa para un grupo de lagunas y áreas de humedales que constituyen cabeceras de agua en la zona altoandina de Cajamarca. Tal es así que los líderes de la protesta organizaron una Marcha del Agua, que partió desde Cajamarca con destino a la ciudad de Lima. Y el problema está lejos de resolverse.

Otro factor que influye en nuestro panorama hídrico es el calentamiento global. Se estima que en los últimos 30 años, desapareció el 25% de los glaciares andinos, con un impacto negativo en el caudal de los ríos y por ende en la producción de las hidroeléctricas, en la agricultura y pastoreo e incluso en el turismo, pues una región como la de Huaráz, con nevados emblemáticos como el Huascarán o el Pastoruri vio descender la cantidad de turistas recibidos cuando los hielos de estos nevados retrocedieron drásticamente.

La peculiar geografía del país es otro problema. El Perú cuenta con tres vertientes hídricas, la del Pacífico, que representa el 1.8% (34 millones de m3 de agua anuales) del total de aguas, la del Titicaca con el 0.5% (10 millones de m3) y la del Atlántico con el 97.7% (2 millones de millones de m3 de agua por año).

Esta desigualdad se acentúa cuando la comparamos con la distribución poblacional. La vertiente del Pacífico atiende las necesidades de la región costa y parte de la sierra, siendo que sólo en la costa hay unos 15 millones de personas, y en la sierra, donde se encuentra también la vertiente del Titicaca, otros 9 millones. Mientras que la vertiente del Atlántico atiende a parte de la sierra y la selva, donde viven 4 millones de personas.

Una forma de aprovechar el potencial de las aguas amazónicas es mediante hidroeléctricas, siendo el transcurso del río Marañón lugar de aproximadamente 20 proyectos de esta naturaleza; incluso el vecino Brasil está muy interesado en la construcción de una serie de hidroeléctricas en la amazonía, y aunque los proyectos cuentan con gran oposición y críticas, las negociaciones para realizarlos siguen adelante al más alto nivel.

Los serpenteantes ríos de la amazonía vistos en las proximidades de Iquitos, Loreto, Perú.

Los serpenteantes ríos de la amazonía vistos en las proximidades de Iquitos, Loreto, Perú.

Otra forma de aprovechamiento del agua de la  amazonía es mediante el trasvase de aguas. El año pasado se publicó una ley que declarabade necesidad pública e interés nacional la ejecución del proyecto de trasvase del Río Marañón y el represamiento y la derivación del Río Huallaga“. Pero el proyecto generó bastante controversia por sus no estudiadas consecuencias en el sistema ecológico de la amazonía y finalmente fue derogado.

También está el problema de la contaminación. Como ejemplo tenemos al río Rímac, en Lima, que en las alturas de su curso recibe las aguas de empresas mineras con gran contenido de plomo, manganeso y otros minerales. Ya en zonas urbanas la contaminación viene de industrias que arrojan sus desagues con contenidos químicos y orgánicos, como en el caso del Huaycoloro, afluente del Rímac, que pasa por el distrito de San Juan de Lurigancho, el más poblado de Lima, con un millón de habitantes.

En la selva campea la contaminación de las empresas petroleras. Las comunidades nativas suelen avisar cuando se produce algún derrame de petroleo. La existencia ilegal de dragas extractoras de oro también contamina las aguas con desechos, principalmente mercurio.

Paradójicamente la época anual de lluvias suele traer percances antes que bienestar debido a los huaycos (aluviones), deslizamientos e inundaciones que produce, evidenciando la falta de una política de previsión gubernamental. Esto se ve aumentado cuando coincide con el fenómeno del Niño, evento climático cíclico que suele azotar la costa peruana.

A propósito del Niño: Cuenta una leyenda prehispánica, que en tiempos antiguos, un misterioso rey llamado Naylamp desembarcó en las costas del norte del Perú con su corte y la estatua de su dios, fundando un reino y una dinastía. Con el transcurso de los años uno de sus sucesores decidió cambiar de lugar la estatua divina, cosa que no le gustó al dios, quien como castigo mandó un diluvio que duró un mes, provocando toda clase de destrucción a lo largo del reino. A esto le siguió una sequía de un año. Para congraciarse con el dios, los sacerdotes supervivientes capturaron al rey y, atado de pies y manos, lo arrojaron como ofrenda al mar. El clima se normalizó, pero el reino había sido destruido.

Los restos históricos hallados confirman en parte este mito, pudiendo ser el primer registro histórico de un fenómeno del Niño en las costas peruanas. Sin embargo, quizás la sabiduria ancestral dejó otro mensaje oculto en la leyenda: no tocar ciertas cosas importantes, pues podría acarrear consecuencias inesperadas. Obnubilados por los adelantos tecnológicos, deberíamos evaluar muy bien antes de hacer precipitadamente grandes cambios en la naturaleza que puedan alterar la ecología planetaria.

(La foto en este artículo es del usuario wallygroom de Flickr, y se reproduce con una licencia de Creative Commons tipo: Attribution-ShareAlike 2.0 Generic (CC BY-SA 2.0)).

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