—¿»Tristano muere» es una novela, un ensayo, un relato? ¿Usted cómo lo califica?
—No es mi tarea. Usted debe clasificarlo. Yo lo escribí. Esa es la respuesta.
Antonio Tabucchi ríe. Y se va a reír a lo largo de la entrevista cada vez que las preguntas lo transporten a una situación que tal vez considere desopilante, sea una cuestión de letras o de política. Sin ánimo de ofender, Tabucchi se ríe de muchas preguntas. Y con ánimo de ofender se ríe de los norteamericanos y también de los italianos; de su jubilación, de los intelectuales, de Mussolini, Berlusconi y del «pacifismo» de Bush…
—¿Detrás de Tristano hay un Tabucchi desilusionado, quizá?
—¿Detrás de Tristano hay un Tabucchi desilusionado? ¿Detrás de Hamlet hay un Shakespeare loco? Esa es la respuesta.
—Una respuesta con forma de pregunta…
—No, no. Esa es la respuesta. ¿Detrás del personaje está el autor?
—Sí. Pero es un personaje desilusionado, desencantado.
—Si, ¿y Hamlet no es un loco? ¿Y Sancho Panza no es un pobre hombre?
—Sí, también.
—Entonces mire, ¿qué le parece? Si busca al autor detrás del personaje, lo puede encontrar. Lo encuentra detrás de todos los personajes. Pero es mejor no buscarlo porque posiblemente no esté detrás de nadie. El personaje tal vez esté en otro lugar.
—Hay un Tristano…
—Yo creé un personaje ciertamente desilusionado. Esa es la respuesta: yo creé un personaje desilusionado.
Les paso otra entrevista más, ésta de El Cultural.
Interesante el fragmento de la entrevista. Aunque se le nota un tanto excesivo.
Pues sí, eso fué lo que me pareció interesante, literatos hay montones, escritores con carácter, no tantos.