Ciberdecepción

utopia

Imagen obtenida del blog auknewmedia.

Hasta hace unos años tomarse un selfie era visto casi como una muestra de excentricidad. Tener un blog o publicar algún texto en las incipientes redes sociales era pertenecer a una especie de élite tecnológica. Acceder a Internet de buena calidad fuera de nuestras casas para subir a la web el contenido apenas realizado era impensable en ciertos países o ciudades.

El otro día en una fiesta, observé cómo una chica llegó con sus amigas, se ubicaron en el sitio de su preferencia y ella procedió a tomarse un par de selfies con la orquesta de fondo, luego le dio el cel a una de sus amigas y se retiró unos pasos a ensayar una coreografía de baile mientras su amiga la grababa. Retornó a su sitio y, presumo, subió lo registrado a Facebook, pues al poco rato se le oía comentar «mira lo que dice fulanita» con sus amigas. Todo sucedió en unos 5 minutos, no más de 10. Si eso hubiera sucedido en el 2007 hubiera pensado que había visto a un gurú de Internet en acción, pero no.

En el 2007, yo, como muchos otros en todo el mundo, era una suerte de evangelizador de las bondades de Internet. Animaba a amigos y a la gente en general a usar los en ese entonces nuevos medios, para expresarse y crear contenido para la Web. «El mundo quiere oir tu voz» y frases similares se oían como mantras en conferencias y talleres de empoderación digital, en medio de alabanzas al blog, al podcast o a la conectividad.

Ahora, años después, el sueño es real. Pero para muchos es más una pesadilla.

Las estadísticas dicen que el blog se usa más que nunca, cierto, pero ¿quién bloguea? casi nadie, ahora los blogs se usan para armar sitios de ventas o de fake news. Todavía hay unos cuantos locos que hacen podcasts, pero seamos sinceros, el formato nunca pegó masivamente. Ya no hay blogueros, hay youtubers e influencers. La conectividad llega a cada vez más lugares, pero impulsada por la búsqueda de utilidades de las telecoms, que venden conexiones más allá de sus capacidades reales.

Pero no sólo se trata de esto.

Ahora oímos, o leemos muchas voces, cierto, pero estas voces incluyen una gran cantidad de «trolls». La netiquette para comportarse en Internet, algo que en los inicios de los blogs se difundía mucho, brilla por su ausencia en la era de las redes sociales. Los linchamientos virtuales son asunto de todos los días, por cualquier cosa. Felizmente estas olas de indignación contra algo o alguien como llegan se van, pero el ambiente tóxico en general persiste.

Internet pues ha dejado de ser ese país utópico virtual donde todo lo bueno era posible para transformarse cada vez más en una distopía preapocalíptica, un espacio compartimentado, vigilado, donde la tiranía de las masas se hace más fuerte cada día que pasa. O eso es lo que al parecer muchos piensan. Vean si no lo que opinaba Umberto Eco: «Las redes sociales le dan el derecho de hablar a legiones de idiotas», o lo que dice Arturo Pérez-Reverte: «Las redes son formidables, pero están llenas de analfabetos».

Pero sucede que opinar así es, en cierta forma ir nada menos que contra las bases de la democracia, donde, al menos teóricamente, cada voz (voto) cuenta y es importante. Negar esto es validar una sociedad elitista y no inclusiva donde solo la opinión de unos pocos cuenta. ¿De verdad queremos eso? No hay que olvidar que lo así llamado virtual, en el contexto de internet y las redes sociales es prácticamente sólo un reflejo de lo real. Así que no seamos ombliguistas y no neguemos la realidad.

Yo creo que incluso la voz del troll es importante, pues nos ayuda a ver qué esta mal en la sociedad y a pensar en cómo remediarlo. Quizás peco de ciberutópico pero aún creo que Internet puede ser ese espacio donde la semilla del cambio positivo germine, para luego ser transplantada al mundo real. La tecnología sigue avanzando, pero nosotros aún estamos peleando quién tiene la razón, si ellos o nosotros.

2 comentarios en “Ciberdecepción

  1. henryelsucio

    Genial Juan me gusta el post , muy buena reflexión. Deberìas escribir un poco màs (ampliarlo) sobre el asunto

    Es ahì en el contexto de los que trabajamos en proyectos de alfabetización digital o en bibliotecas tenemos una responsabilidad para orientar el uso de las redes sociales y la producción de contenidos.
    igual que tú soy utópico y un entusiasta cuando comienzo a trabajar con un nuevo grupo, no es un tarea fácil hacerlo , sin embargo no se pierde nada con intentarlo

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  2. Dennis David Dávila Picón

    Bueno, bueno, la democracia es chévere hasta que notas que los analfabetos llegaron al Congreso de la República y te están gobernando…
    Ya tenemos demasiado con eso…

    Responder

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