Miradas españolas: Amazonía exhuberante, Iquitos ciudad prostíbulo

La Amazonía

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Estos últimos días dos medios españoles han dado una mirada a nuestra amazonía. El diario El País, dedica vía su suplemento cultural Babelia, varias notas a la Amazonía con motivo de los 500 años del descubridor del Amazonas, Francisco de Orellana. La primera se titula El gran río de los mitos, escrita por el colombiano William Ospina en el cual se recorre el Amazonas a través de la mirada de los escritores. Ospina se remonta a los mitos que los españoles recién llegados a la exhuberancia verde recogieron, pero también cita las visiones contemporáneas:

Los ocho países de la cuenca tienen cada uno una notable literatura amazónica. Baste mencionar la novela Doña Bárbara (1929) de Rómulo Gallegos, cuyo tema no es la selva y el río, pero sí la lucha entre la fuerza incontrolable de la naturaleza y el esfuerzo humano por someterla a sus leyes. No es extraño que en su personaje central se sienta vagamente volver la leyenda de la amazona, dominadora de hombres. Un lugar destacado ocupa la novela La vorágine (1924), de José Eustasio Rivera, cuyo escenario sí es la selva, pero cuyo infierno son menos los laberintos vegetales que el horror de las caucherías donde las fuerzas del progreso masacraron a centenares de miles de indígenas. Larga es la lista de novelas, relatos y poemas que giran sobre el poder de la selva, pero el tema volvió renovado en La casa verde, de Mario Vargas Llosa, cuya prosa densa, abigarrada, cambiante, es como esa maraña en la que ocurren intempestivamente las cosas; donde formas, colores, temperaturas, aromas, seres, gestos y pensamientos se organizan y fluyen haciendo del lenguaje un tejido poderoso y orgánico. Hay en esta obra un esfuerzo evidente por lograr que la realidad de la selva se apodere del lenguaje, y allí, en vigoroso contrapunto, el río y la selva son lo sucesivo y lo simultáneo, lo uno y lo múltiple, lo homogéneo y lo diverso, lo que avanza hacia un fin y lo que siempre se repite, camino y laberinto, historia y mito.

La compatriota Fietta Jarque escribe sobre el arte contemporáneo en Iquitos, la capital peruana de la amazonía, en un artículo titulado: Pop lujurioso y geometrías místicas donde explora las vertientes del arte plástico popular amazónico-peruano.

ha surgido en las últimas décadas un poderoso movimiento en el arte contemporáneo amazónico, particularmente en Perú. […]: colores vibrantes, sexualidad desbordante y sin tapujos, alusiones constantes a los efectos alucinógenos del ayahuasca (un brebaje usado por los chamanes y hoy popularizado) muy ligado a la vida urbana de Iquitos, la capital del departamento de Loreto, con más de 400.000 habitantes. Un arte popular de raíz espontánea que podría ser considerado algo así como naif-salvaje.

En el ámbito musical, Paul Hurtado de Mendoza y Alfredo Villar hacen una breve historia de la cumbia amazónica en ¡Qué lindo es mi reino verde!. Nota que ha sido rebotada en medios locales.

Hoy, el sonido amazónico tiene en bandas como Explosión e Ilusión a sus más emblemáticos representantes. Otros optan por fusionarse con un metal oscuro y denso, como sucede con Chakruna, o a reelaborar la cumbia psicodélica a partir de lo nativo, como con el grupo Los Shipis. La Amazonia peruana, con su irresistible embrujo y exotismo, representa una especie de oasis cultural, una promesa de alegría, vida y juventud. Una región tropical de color verde fosforescente, un río que se desborda y que inunda nuestros sentidos, que nos embriaga con sus luces, colores y sonidos.

Además hay otros artículos, como el del investigador Manuel Lucena Giraldo, quien contribuye con Orellana, reinos por descubrir y ganar, sobre la vida del explorador español. Winston Manrique, que toca tangencialmente el tema de la amazonía en un perfil del escritor Javier Reverte, relatando que éste adquirió la malaria en un viaje por el río Amazonas. J. Á. Vela del Campo nos brinda Ópera para tucanes sobre el teatro Amazonas, en Manaos. Y Zienhe Castro nos cuenta sobre La aventura de filmar en la selva, brasileña en este caso.

Iquitos. Barrio por la Avenida La Marina., Nanay.

Iquitos. Barrio por la Avenida La Marina., Nanay.

El otro medio español que se fijó en nuestra amazonía fue La Razón. Su reportaje se tituló Iquitos, la ciudad prostíbulo, y ya se imaginarán que anda generando reacciones encontradas por diversos lados. El diario pone como introducción: «Iquitos, la capital de la provincia de Maynas, es uno de los lugares más bellos de Perú. Sin embargo, azotada en la actualidad por la pobreza, el narcotráfico y la corrupción política, ha pasado a engrosar la lista de «ciudades prostíbulos» como lo fue La Habana, Bangkok o Manila, donde la prostitución infantil se ha convertido para muchas jóvenes en la única manera de sobrevivir.» Leamos parte del reportaje:

A Iquitos, antiguo imperio del caucho, el gran puerto de Perú, llegan viajeros de todo tipo, entre ellos los peores pederastas. Es verdad que en la selva las mujeres inician su vida sexual a los 14 años, cinco años menos que en Lima. A esto se agrega que el sexo con menores está lejos de ser socialmente condenable para los lugareños. […] Para Ítala Morán, directora de La Restinga, ONG dedicada a recuperar de la calle a infantes en situación de riesgo, «un hombre maduro que se relacione con una menor de edad, aun con el consentimiento de la familia, y que tiene contacto sexual o trafica con estas menores incurre en el delito gravísimo de violación presunta». […] «Sin embargo, muchas veces está consentido por la familia, que obliga a las hijas a entregarse al “señor”. éste suele pagar a los padres directamente, procurando toda la manutención de la familia y hasta es considerado como una figura protectora. Entregan a la hija como sacrificio para alimentar a la prole», agrega.

La nota periodística prosigue:

A 183 kilómetros al suroeste de Iquitos se puede llegar a la Reserva Nacional Pacaya Samiria. […] Sin embargo, en las profundidades de la selva también se adentran proxenetas ávidos de niñas incautas y familias confiadas. […] Todos viven en cabañas de madera a orillas del río. Destaca la casa del maestro, Lisandro Aguilar, la única con una gran pantalla plana y equipo de sonido. […] Aguilar nos enseña orgulloso una computadora básica de color verde que recarga su batería dando vueltas a una manivela. […] Mientras charlamos con él, una adolescente juega con un mono de reducido tamaño. Sonríe y de vez en cuando atiende un pequeño kiosco que también se encuentra en la misma vivienda. […] Cuando tomamos de nuevo la lancha, el guarda del parque nos aclara que esa chica está con el maestro, de 36 años. Ella tiene 16 y lleva dos años con él. Fue una de sus alumnas. «Poco a poco se fue acercando a sus padres, que ahora gozan de algunas comodidades. Por otro lado, la figura del maestro es respetada en las aldeas, son normas diferentes, es la ley de la selva», asegura.

Los comentarios dejados en el propio artículo van desde la indignación hasta el reconocimiento de esta realidad. Acá selecciono algunos:

Enrique Swayne – Sr. Editor, me parece que en general la intencion de su articulo ademas de informar es colocar a Iquitos en el Peru como una ciudad marginal y en condiciones morales denigrables, eso me parece una vision subjetiva de parte. Igual podemos tener los peruanos de ciudades vuestras, creo que nos merecemos respeto en todo sentido.

Miguel Checa – El artículo es tan ligero, tan superficial, que tan solo parece elaborado para justificar el viaje. La referencia a «Pantaleón…» lo hace más patético. Su reportero debería renunciar y disculparse por graficar medias verdades, y asolapar su racismo y discriminación en este escrito. Ignorante!!!

dante – Pues lo de iquitos es cierto y no sola la única, también la mayor parte de la amazonia, madre dios, tarapoto, ucayali, etc … cierto es que el estado los tiene abandonado y casi en el olvido, y que decir de los policías corruptos que reciben las coimas por hacer de la vista gorda. El problema radica en las autoridades y ellas solo tienen la solución, pues vean si las autoridades están corruptas e incluso reciben dinero de los locales que acogen a estos pederastas y negociantes de niños que podemos esperar.

El diario peruano La República lo rebotó hoy y los lectores ya están opinando al respecto.

Sancho – No conozco el caso de Iquitos, pero dudo que el autor de este escrito haya estado estado en Bangkok o en Manila. ¿ Sabe el autor que Bangkok y Manila tienen más de 1.700 kilómetros cuadrados de de extensión?. ¿Sabe el autor que Bangkok y Manila tienen unos diez millones de habitantes?. ¿Sabe el autor que cualquier barrio de Barcelona o Madrid dedicado a la prostitucion es mayor que si juntamos los tres o cuatro que hay en Bankok?. Y no digamos en el caso de Manila. Este artículo es una muestra más del sensacionalismo.

rodolfo – Ollanta, alli tienes chamba. Erradica esa lacra en Iquitos, y promueve mayor desarrollo industrial en esa linda ciudad. Sabiamos lo de Bangkok y Manila, pero, sorprendido por lo de la Habana. Iquitos debe salir de esa lista negra. Humala, tu mismo eres.

Manuel Gonzales Prada – Dejen de hacerse los resentidos o expertos en la materia, sin haber siquiera pisado la ciudad de Iquitos. Yo la conozca y lo que dice el diario español es absoluta verdad!!

Crónica Viva también da cuenta de la nota. Igualmente en Foros Perú hay un hilo de conversación al respecto. Incluso en mi propio muro de Facebook donde compartí el artículo, varios han dejado su parecer:

Ernesto Cardenas notese ademas de que La Razon es uno de los periodicos mas conservadores de España, asi que el tono con que ven las cosas es comprensible

Juan Soregui Vargas espero que sea un estudio serio, con datos cientificos y que no se base en que la mujer loretana es caliente, etc.

Alan Salinas […] esta situación tiene un componente estructural: «pobreza, corrupción política y narcotráfico», pero también tiene un factor clave en este caso: el factor cultural. Vemos que en Iquitos lo que más se «vende» en la TV y radio local, como movilidad social entre niñas y jovencitas, es la aspiración a ser bailarinas o cantantes, que no está mal; pero que va en desmedro de una mala educación pública que se imparte en la Amazonía. O sea, no formas ciudadanos sino consumidores. No valoras el esfuerzo educacional sino lo inmediato: como ser bailarina. Porque así puedes encontrar a alguién (petrolero, extranjero, etc) que se interese en ti, que te de movilidad social. Y si a eso agregamos la cultura generalizada y naturalizada de «gastarse toda la plata en el fin de semana» la cosa no ayuda. Por eso, es que se debe tomar medidas, y al margen de que la información provenga de un periódico de línea conservadora: el dato está ahí, hay explotación infantil y hay que gente que lo permite.

En realidad este es un tema que da para largo. Como mencioné en mi facebook: «mucho de lo que narran en este artículo es realidad. Sin embargo no creo que sea mayor a lo que se ve en otras ciudades. Quizás lo que le ha sorprendido a quien escribió la nota es la naturalidad con la que se toman las cosas allá.» Y aunque comprensiblemente a mis amigos iquiteños les molesta que se mencionen estos temas, sobre todo por que es un lugar común en el imaginario del resto del Perú hablar de la «lujuriosa Iquitos» y la asequibilidad sexual de la mujer loretana, y estas cosas en realidad no pasan de ser un mito, una leyenda urbana, no deja de ser cierto que la realidad de la vida en nuestro lejano oriente es muy distinta a la del resto del país. Y para entender eso tendríamos que remitirnos a las costumbres de las tribus originarias, a los orígenes de las ciudades selváticas y su desarrollo en forma aislada de otras urbes peruanas, a las inclemencias del clima, a la tradicional desinhibición de la gente de allá.

Esto por supuesto no quiere decir que se justifique ni avale cosas como la prostitución infantil, la trata de mujeres y la explotación sexual en general, que indudablemente tienen lugar en Iquitos a una escala alarmante. Las miradas parciales no pueden evitarse, es más, a menudo ayudan a profundizar un tema, lo que debemos evitar es la parcialización. Iquitos no es la ciudad que pintan los escritores y artistas, pero tampoco es la de los reportajes sensacionalistas. En todo caso lo que hace falta es encarar y asumir esta realidad y discutir sinceramente el asunto, tanto la sociedad civil como las autoridades. ¿Es mucho pedir?

11 comentarios en “Miradas españolas: Amazonía exhuberante, Iquitos ciudad prostíbulo

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  2. Jorge Abanto

    Mi estimado Fuan,
    Todas las visiones no dejan de tener argumentos y posiciones válidas; es más, podríamos concluír que cada una tiene una posición diferente aunque un denominador común:nadie que no sea natural de la Amazonía podrá entender jamás a plenitud la complejidad de dicho lugar.
    A mi no se me paran los pelos cuando se reconoce un problema grave en el pais, más aún,cuando quien lo hace es un extranjero.Prostitución y trata de menores hay en todos lados y para no ir tan lejos, en Brasil (territorio amazónico al fin y al cabo) en todos los hoteles hay avisos muy visibles donde te indican que «tratar» con menores de edad es un delito penado por la ley. Y nadie se espanta ni se jala las trenzas.Igual en Colombia, pais que sé que conoces bien y que tiene una realidad muy similar a la nuestra.
    Independientemente de los problemas criminales yo tengo una percepción particular que no se limita a nuestra selva sino a todos los territorios de similares condiciones climatológicas y demográficas:las tierras calientes le imprimen otra dinámica a la vida de la gente y el sexo y las relaciones interpersonales forman parte de este status «diferenciado».La selva le impide además una mayor naturalidad a temas que en otros ámbitos son considerados tabúes como la desnudez y la relación que las personas tienen con su cuerpo y el entorno que los rodea.Más allá de la «naivité» clásica de pintores y escritores(que es lo que menos abunda en algunas calles loretanas)persiste una identificación muy fuerte entre los pobladores y el entorno que no necesita himnos,marchas ni documentos oficiales. La selva se lleva en la sangre y en la piel,toda la vida y adondequiera que vayas,con todo lo bueno y malo que eso conlleva.
    Un abrazo/J

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  3. miguel

    bueno la ciudad de iquitos es linda y toda su gente pero hay malas pesonas ke se dedican a explotar sexualmente a las niñas es una pena ke ocurra todo esto y ke el presidente acabe con todo esto x favor

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