Rosario Tijeras, de Jorge Franco

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Rosario Tijeras, con el fondo de uno de los barrios de la Comuna 13, Medellín.

Post publicado originalmente en Goodreads.

Tenía cierta curiosidad por leer este libro, no he visto ni la película ni las series que se hicieron en base a él, pero no es eso lo que me llamaba la atención, si no escarbar un poco en los orígenes y en lo más representativo de lo que ha venido a llamarse narcoliteratura, novelas de narcos o sicarios, o incluso sicaresca.

El género es muy cultivado en México y también en Colombia, pero incluso gente como el español Arturo Pérez-Reverte ha incursionado en él (La reina del sur). Jorge Franco, el autor de esta novela, es colombiano, de Medellín para mayores señas. Y es en Medellín donde se desarrolla la trama de la obra.

La historia es presentada en las solapas como la de una chica que se vuelve prostituta y sicaria en el ambiente del narcotráfico del Medellín de los 80’s – 90’s (el libro se publicó en 1999) y en su desarrollo tiene el buen tino de no caer en la glorificación del narco, que es una de las críticas más comunes que se le hace al género. Lo que no dicen es que básicamente el libro es una historia de amor, una historia de amor donde la amada friendzonea al pretendido amante, el cual no sólo lo acepta si no que por buen rato vive feliz con eso. Bueno, es una novela dirán, y si, pero es algo que por socorrido no me convenció del todo.

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Por lo demás el libro me pareció bastante aceptable, está bien escrito y en un estilo que no cansa y hace que pases las paginas sin darte cuenta. Aunque lo narco está en el meollo de la narración, los narcos («los duros de los duros» como dicen en la novela) no son presentados directamente, de hecho sólo aparecen brevemente, sin nombre, una sola vez. Lo que vemos es a sus obreros, los que hacen los mandados, los que ponen el pecho, los sicarios.

Y (spoilers) son ellos los que mueren, porque en esta novela los pobres que toman lo narco como una vía de escape a su pobreza, mueren, mientras que los ricos que se meten a lo narco sólo como una diversión, viven. No es justo, los oigo exclamar, pero vamos, la justicia no es uno de los elementos constitutivos del universo. Tampoco se trata de justificar que alguien tenga derecho a salir de la pobreza mediante lo narco, pero quizás no hubiera estado demás una visión menos clasista de la vida. (Mi mujer, que se puso a leer esto, me dice, «Ah pero es que así es Medellín»).

Y hablando de Medellín, en forma similar a los narcos, Medellín está presente en la novela pero nunca de una manera específica, se habla de las zonas de los ricos y las comunas de los pobres en las laderas de los cerros alrededor de la ciudad, pero nunca se habla de tal o cual barrio. Es un recurso interesante, pues permite visualizar la ciudad y acomodar lo que uno lee a la experiencia propia. Por otra parte el narrador admite que solo llegó a conocer esas partes pobres y peligrosas de la ciudad por Rosario, de la misma manera que conoce su propio lado oscuro por ella. En ese sentido Rosario funciona como el vehículo a través del cual el niño rico completa su conocimiento de la vida real.

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A Rosario en cambio si se la describe: morena, hermosa (creo que en la serie la blanquearon un poco), jodida, pero siempre a través de los ojos del enamorado narrador, que apoya su retrato en lo poco que Rosario le contó de si misma. Así pues nuestro conocimiento de ella queda limitado, hasta sesgado diría, por cómo la ve el narrador, pero esa ha sido la opción del escritor y bueno, en cierto sentido funciona, pues colabora con el aura de misterio que la novela da a su personaje principal.

La novela obviamente tiene muchos más elementos y mucho más de qué comentar, pero ni quiero contarla ni hacer un análisis exhaustivo de ella, que mejor se van y se la consiguen. Para terminar entonces, diré que aunque tengo mis críticas al libro, creo que en general vale la pena leerlo -no es muy largo además, y es una buena aproximación a la novela colombiana contemporánea. No se engolosina con lo narco al punto de hacer apología, y aunque el exceso de romanticismo puede molestar, Jorge Franco logró con Rosario construir un personaje icónico de la literatura de su país.

Y para que no se queden sólo con mi opinión acá unas cuantas reseñas del libro en otros blogs:

De yapa un videito de Jorge Franco hablando brevemente de la génesis de Rosario Tijeras:

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