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La contaminación en Medellín requiere más que palabras y medidas de reacción

Contaminación en Medellín, imagen obtenida de este tweet de @ARQUITECTO.

Contaminación en Medellín, imagen obtenida de este tweet de @ARQUITECTO.

Durante esta última estadía en Medellín he subido en varias ocasiones a los distintos miradores naturales que hay en la ciudad para poder apreciar toda su extensión y diversos rincones, pero las más de las veces la visibilidad ha sido pobre, comparada con visitas de años anteriores. ¿El motivo? la creciente contaminación en la ciudad de la «eterna primavera«.

En la última de estas visitas, que fue al Cerro Nutibara, se nos ocurrió hablar sobre este problema de la contaminación mientras enfocábamos algunas de las zonas de la ciudad.

Escúchenos y vea el smog en Medellín:

Si le quitamos importancia al asunto y pensamos que se está haciendo escándalo por sólo una neblina, estaremos cayendo en un error mayúsculo. Tal como escribía Santiago Ortega Arango para Vice el pasado mes de diciembre.

En Medellín respirar mata. No es cuento, el aire mata más gente que las balas de los combos. Hoy, las enfermedades respiratorias matan a 8 personas cada día en este valle, cuatro veces más que las muertes violentas que se registran. […] El problema no es fácil de solucionar, pero nos va a costar y vamos a tener que tomar decisiones muy duras. Pero, ¿no somos los paisas dizque tan berracos pues?

De hecho son muchas cosas involucradas en este problema, pero el mencionado tema del parque automotor es crucial. El año pasado escribían al respecto en la revista colombiana Semana:

…el parque automotor… de 2005 a la actualidad pasó de 480.000 vehículos a más de 1 millón. Hoy hay más motos que carros, lo que se ha vuelto un problema incontrolable. En los últimos 10 años su circulación aumentó un 276 por ciento, cuatro veces más que los automóviles. Lo preocupante es que el fenómeno no es temporal. El 9,2 por ciento de las muertes ocurridas en el Valle de Aburrá están relacionadas con problemas respiratorios y cardiovasculares ligados a la contaminación.

Añaden:

Ya la Organización Mundial de la Salud había catalogado en 2015 a Medellín como una de las ciudades más contaminadas de Colombia y América Latina, lo que debió obligar a los gobernantes a tomar las medidas necesarias. Eugenio Correa, director del Área Metropolitana, cree que tarde o temprano habrá que tomar medidas drásticas, ampliar el sistema integrado de transporte, construir más ciclorrutas y aumentar las medidas restrictivas.

Pero las autoridades, como en casi todas partes, son reacias a tomar medidas impopulares y confían en que el problema pase con el cambio de estaciones. Esta actitud persiste hasta ahora, sin ir muy lejos la reciente declaración de «Alerta Naranja» es una medida tibia comparada con las que muchos creen deberían tomarse.

Según José Fernando Duque, geólogo y profesor investigador de Ciencias de la Tierra de la Universidad Eafit, entrevistado por el diario El Colombiano, la culpa no se debe achacar sólo a las autoridades, el ciudadano también comparte responsabilidades:

a los ciudadanos les corresponde una gran parte, porque es urgente cambiar de hábitos para contaminar menos: “Este es un problema que tiene que ver con la comodidad de cada uno y así es muy complicada la solución”

Otro sector que debería tomar cartas en el asunto es el sector laboral, pues según Carlos Hoyos, director del Sistema de Alerta Temprana de Medellín y el Aburrá (Siata) “En Medellín no hemos sido capaces de generar empleo sostenible asociado a la calidad del aire”. (Hoyos) invitó a los gremios privados a aportar a la solución de esta problemática. Opciones como incentivar el teletrabajo pueden ser el aporte de los gremios privados a la descontaminación.

Pero la contaminación no está sólo en el aire, recientemente algunos activistas y deportistas recorrieron el río Medellín para crear conciencia sobre el hecho que los cursos de agua de la ciudad también están contaminados, aunque probablemente no al nivel del año 2015 cuando el río Medellín se puso color rojo. En esa ocasión en el diario universitario de la Urbe explicaban:

La contaminación del río Medellín es provocada principalmente por empresas comerciales e industriales. La mayoría de compañías en el Valle de Aburrá están conectadas a la red de alcantarillado público de EPM. Algunas empresas, dependiendo de su sector productivo, generan aguas residuales con sustancias de interés sanitario, las cuales, al mezclarse en la red de alcantarillado, se confunden con las aguas provenientes del sector residencial y de servicios.

De alguna manera la sociedad civil está tratando de ejercer presión sobre las autoridades para mejorar su respuesta ante esta emergencia ambiental. Hace pocos días se realizó un conversatorio que reunió tanto a activistas, académicos y funcionarios del gobierno local para tratar este tema. La web de la Universidad EAFIT, donde se desarrolló el evento, comenta:

Según los expertos invitados, en 2016 fue necesario suspender las clases de educación física en muchos colegios de la ciudad. Esto demostró no solo el aumento del problema sino lo poco que se ha invertido en este tema ya que, un año después, los niveles de emisión de carbono no son los ideales. Además, estuvieron de acuerdo en que iniciativas como el Día sin Carro tienen poco impacto y el Pico y Placa de cuatro dígitos ha impulsado a las familias a tener más de un carro y, como consecuencia, a producir más contaminación.

Otros activistas prefieren pasar de las palabras a la acción y hacer algo por mejorar la calidad de aire de la ciudad. Por lo menos eso es lo que esperan los organizadores del Open Data Day en Medellín que están convocando a una sesión de «Datos Abiertos por un aire limpio en Medellín», cuyo objetivo es «crear una ruta base de análisis que nos permita construir un modelo de datos ciudadano sobre la calidad del aire en Medellín tomando información de los últimos cinco años».

Una arista del tema de la que poco se habla es el de los aspectos técnicos de la medición de la calidad del aire y el marco legal y normas que habilitan a las autoridades a declarar cualquiera de los distintos niveles de alertas. El marco normativo por ejemplo no incluye al PM2.5 (material particulado de 2,5 micrómetros y proveniente de fuentes como las emisiones de los vehículos diesel) que está considerado un mejor indicador de contaminación que las PM10. En el sitio web El Fichero comentan:

A menos que los humanos del trópico seamos más resistentes a la contaminación que los humanos europeos o norteamericanos, no parece haber una razón de peso para sostener esos niveles y tomar medidas de impacto inmediato o de corto plazo. Para activar las medidas establecidas por la legislación colombiana el nivel de contaminación de Medellín tendría que ser mucho peor de lo que ya es, en ese sentido las autoridades del valle de Aburrá se encuentran con las manos atadas a menos que los niveles de alerta sí sean homologables con la legislación colombiana.

Hay dependencias del gobierno local que cumplen su papel, pero el problema es grande y escapa a la acción de una sola entidad.

@AIREMedellín es una iniciativa que busca trabajar más por estos problemas y sus soluciones, así como visibilizar actividades e información al respecto.

Se puede seguir las novedades sobre el tema en Twitter bajo las etiquetas #alertanaranja #calidaddelaire #somosaire #SOSporelaire.

PD. Por cierto, la alerta naranja en la ciudad fue suspendida. El smog continúa.