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Casa del Bosque, tecnopolítica para el buen vivir

Continuando nuestro recorrido por hackspaces, fablabs, coworkings y demás, en esta ocasión nos toca hablar con Farid Amed de Fundación Casa del Bosque, de Bogotá, Colombia.

Con Farid ya conversamos en una visita allá por el 2014, y quedé gratamente impresionado con la orientación tecnopolítica que le daba a los proyectos de la Fundación, así que esta fue una buena ocasión para ponernos al tanto y charlar extensamente.

Hola Farid ¿cuáles eran los planes de la Fundación Casa del Bosque antes que se interpusieran las restricciones de la pandemia?

En Colombia, específicamente en Bogotá, la primera restricción se da en 2020, a finales del mes de marzo. Eso fue a través de un decreto, el 092, que establecía la cuarentena obligatoria que arrancó el 25 de marzo. Obviamente ese tema se veía venir ya unas 3 semanas antes. Nosotros en el mes de enero hicimos un plan en la fundación para todo el 2020 en el que no teníamos mucha idea de todo el tema de la pandemia. Teníamos comunicación con amigos que están en la parte asiática, principalmente en Corea del Sur y Singapur que nos estaban contando lo que sucedía en China Continental frente a este tema. Que algo estaba pasando allá, pero no se tenía muy claro si esto vendría siendo un SARS o un rebrote de MERS o algo así.

Nuestro plan para el 2020 incluía dos eventos internacionales en alianza. El primero era en Venezuela con varios compañeros de allá para el mes de julio. El otro evento era en Argentina y se realizaría aproximadamente para el mes de septiembre. El de Argentina iba a ser el evento del Sur y el de Venezuela para esta zona más andina. Los dos eventos tenían objetivos similares: generar una plataforma de red latinoamericana, que es lo que venimos trabajado hace 2/3 años, el tema de la tecnopolítica como escenario de reflexión y activismo frente a las relaciones entre tecnología y geopolítica, y la necesidad de construcción de acciones de poder político dentro de los escenarios de la tecnología, para construir e impulsar alternativas de gobierno en la región que sean amigos y amigas del software libre, de las tecnologías libres, de la cultura libre, y que tengan una lectura progresista del escenario tecnológico, en el entendido que se generen estos gobiernos, que se generen apoyos a la creación de tecnologías endógenas, cadenas de producción de orden continental latinoamericano, apuntando a eso que también llamamos soberanía tecnológica.

Desgraciadamente no se pudieron realizar estos dos eventos a lo largo del 2020. Fue un año de cierres, de cuarentenas. Entonces desistimos del evento con las organizaciones de Venezuela y Argentina, posponiéndole hasta que haya condiciones.

Así mismo, para el mes de febrero llegaron a la fundación dos compañeras a manera de pasantes. Una venía de una universidad de Inglaterra y la otra de una de Francia. Y bueno, de acuerdo a los diálogos que íbamos teniendo con los compañeros de la zona asiática, para inicios del mes de marzo decidimos retornar a las compañeras que habían venido de pasantes. Eso fue casi 20, 25 días antes de que se estableciera la cuarentena obligatoria en Bogotá. Tuvimos varias conversaciones, hicimos unas videoconferencias con los compañeros de Asia. Para febrero tenían más clara la situación y que no era tanto un MERS o un SARS, si no que era otra cosa que después ya se le llama COVID 19. Ya se tenía más claridad y tomamos la decisión. Obviamente en un mundo globalizado, un virus de esta naturaleza, aeróbico, de transmisión muy parecida a la gripa, es cuestión de meses para que esté regado en el planeta. Y como no entendíamos muy bien la gravedad del asunto, nos fuimos por la seguridad de las compañeras pasantes y las retornamos a sus países.

Eso en últimas interrumpió dos escenarios: un escenario internacional y unos eventos en alianza con organizaciones hermanas, en la zona andina y en el sur; y lo otro, que las compañeras pasantes también venían a apoyarnos en el fortalecimiento de unas acciones de seguridad informática de varias organizaciones de Bogotá, Boyacá y unas regiones cercanas a la capital del país. Ahí tuvimos que frenar esa parte de las actividades que teníamos para el 2020. Una parte de ellas, pero obviamente el 2020 fue un frenado tremendo como lo decimos acá.

Hablando de Bogotá ¿Cómo estaba el ambiente de los hackspaces y coworkings en la ciudad hasta antes de la pandemia?

Pues bueno, realmente nosotros hace ya muchos años no tenemos una cercanía permanente con los coworkings, y esto que denominan hackerspaces. La tuvimos hace unos 9 años, cuando eso era algo que venía apareciendo. Realmente no sabemos como estén. Esperamos que sí estén funcionando. Obviamente son espacios que hay que mantener en la ciudad.

El esfuerzo que hemos hecho hacia los hackerspaces desde la Fundación, ha sido fundamentalmente construir acciones de gobierno. Que generen conjuntos de leyes, normas, designen presupuestos de apoyo a estos escenarios de promoción tecnológica en las ciudades. Principalmente Bogotá, que tenemos una corresponsabilidad con esta ciudad. Aquí estamos hace 14 años.

Nuestro esfuerzo frente a este tema, y obviamente que tocó otros temas más, fue la construcción de la actual Alta Consejería de TIC Distrito de Bogotá, adscrita a la Secretaría general. Fue un proyecto al cual colaboramos, tal vez hace 9 años, iniciada la alcaldía de Gustavo Petro en la ciudad de Bogotá. Como Fundación Casa del Bosque fuimos invitados a hacer parte de la comisión de empalme del área tecnológica de la ciudad de Bogotá. Y dentro de ese escenario de construcción, con otro tipo de expertos en administración pública y relaciones tecnológicas, etc, que conformaban esa comisión de empalme, se establecieron varias líneas. Entre ellas una de promoción, mas robusta, de datos abiertos, para todo el tema del Distrito.

Teniendo en cuenta que el distrito de Bogotá es tal vez la cuarta administración pública más compleja de toda América Latina, pudimos construir esa consejería, que fue un logro colectivo al que dimos nuestros aportes, colocamos nuestros granos de arena. Y pues se construyó eso: una política general distrital, de cara a la administración pública, con políticas internas frente a los temas de software libre, datos abiertos, open data, open government, todos los temas que son claves frente al tránsito de los datos públicos y obviamente las perspectivas que hay sobre el cuidado de estos datos y también la entrega de datos de procesos por parte de las secretarías del distrito para la ciudad. Esto es lo que se denomina datos abiertos en general.

También hay otra parte que son unas acciones y actividades anuales de la Alta Consejería de TIC en la promoción de escenarios tecnológicos. Ese fue uno de los aportes que hicimos para la promoción de hackerspaces en Bogotá, y eventos también en Bogotá de responsabilidad del Distrito, con financiación del Distrito y aporte al Distrito. En general ese ha sido nuestro aporte. Nuestra perspectiva es más de Estado, de construir gobiernos amigos con estas tecnologías, construir acciones ciudadanas de promoción del voto para poder cambiar escenarios políticos tanto en las ciudades como en los países; amigos, insisto, con las tecnologías abiertas, con la soberanía tecnológica, etc. En ese orden entendemos que la Alta Consejería sigue apoyando ese tipo de escenarios y esperamos que sigan, que ya no sean solamente dos sino muchos más y que sigan desarrollándose aun cuando esta pandemia ha sido algo tan fuerte.

Por otra parte, y proyectándonos a futuro, creemos que tarde que temprano tendrá que haber una política de salvamento económico. Y los hackerspace también son escenarios de productividad y de inventiva y más ahora en estos momentos de alta crisis la inventiva es profundamente urgente. Creo que los hackerspace y su gente deberían saltar un poco de sus escenarios únicamente tecnicistas a pensarse estos escenarios en clave política y de derechos. Deberían organizarse, deberían plantear una propuesta conjunta al distrito, fundamentalmente a la Secretaría TIC, para que la secretaría de unos apoyos, unas ayudas, a estos espacios que son fundamentales para la generación y circulación de ideas de tecnologías en nuestra ciudad de Bogotá. Que se organicen y construyan una red, una propuesta unificada, de cara a la Secretaría TIC del Distrito para que esta pueda generar apoyos a estos lugares.

Entiendo que muchos de estos hackerspace han sido también articulados o rearticulados a las universidades, como la Tadeo Lozano. A otras instituciones culturales como la Gilberto Alzate Avendaño. Hay unos que son completamente autónomos en la ciudad de Bogotá y que siempre han vivido con las uñas, que siempre han vivido con los aportes de las personas que las conforman. Creo que esas personas, insisto, deberían organizarse y hacer una propuesta y una solicitud a la Alta Consejería de TIC de Bogotá para que haya un paquete de ayudas a estos lugares que son obviamente importantes para el desarrollo tecnológico y más de cara y miras a estos nuevos retos que encarna el tema de la pandemia.

¿Se tuvo que diseñar -como fundación- nuevas estrategias para enfrentar las restricciones por la pandemia? ¿Estuvo en riesgo la permanencia de la fundación?

En Colombia es muy complejo hacer proyectos productivos. Un dato, tal vez de 50 mil empresas que se abren al año solamente en la ciudad de Bogotá, al cabo de 5 años ha desaparecido del 60 al 80%. A eso le llaman aquí en Colombia el «valle de la muerte». Que son las empresas que arrancan el año 1, y en el año 5 ya sabemos que si arrancaron 10 en el año 1, en el año 5 quedarán 3 o 4 y eso hay que multiplicarlo por miles. Fundación Casa del Bosque tiene 14 años, en esos años hemos tenido dos quiebras. Es difícil hacer proyectos en este país pero creo que en la medida que haya la entrega, la mística, el objetivo político que hay detrás de estas cosas, que es en últimas construir acciones colectivas que tecnologicen un país para el bienestar del país, y en el caso nuestro de Bogotá, obviamente hay que seguir haciendo los esfuerzos.

Años antes del inicio de la pandemia no hemos estado en situaciones económicas complejas. Tal vez en el año 5 fue que tuvimos una quiebra, en el año 7 o el año 8 tuvimos una segunda quiebra y de ahí en adelante no hemos vuelto a quebrar. Yo creo que pasamos la primera fase del «valle de la muerte» y siempre vienen unos coletazos que a nosotros nos dio en el año 8.

Fundación Casa del Bosque tiene infraestructura, tiene una casa, tiene servidores internacionales, tiene infraestructura para producción de contenidos, equipos cinematográficos para hacer campañas de comunicación pues es uno de nuestros énfasis. Otros son la promoción del software libre y la promoción del marketing político, y en el escenario del marketing político tenemos toda una infraestructura, un estudio de fotografía y grabación. Esos escenarios en medio de la pandemia se han seguido moviendo porque en última dentro de la pandemia también ha habido grandes luchas. En la medida de las grandes luchas generamos acciones con nuestros aliados que nos solicitan que les apoyemos en temas de comunicaciones.

La parte de los cursos de la Fundación tuvo que cerrarse por los temas de la pandemia. No creemos que baste colocarse un tapabocas. Creo que hay que ser bastantes responsables con la gente que viene a la Fundación a aprender aunque tengamos espacios aireados. No hemos optado por reabrir la parte de formación presencial, que en últimas ha sido nuestro fuerte. No formación virtual sino presencial. Nos gusta trabajar con la gente en el auditorio de máquinas. Ahí construimos nuestros ensambles, desarrollamos, ahí aprendemos estas cosas de tecnología, obviamente en software libre. Eso lo tenemos cerrado.

Funciona la parte de marketing político, en eso seguimos trabajando. Funciona la asistencia que tenemos con varias organizaciones en temas de seguridad informática. Funciona también los temas de alojamiento web que entregamos para varias organizaciones, así las apoyamos, eso sigue también funcionando. Entonces eso ha sido la cosa. La estrategia fundamentalmente ha sido no desistir. Ha sido seguir aprendiendo mucho más. Yo creo que también son momentos importantes para aprender. Para entregar mejores cosas a nuestros aliados, a la gente que apoyamos en sus causas y en sus luchas.

Desde 2020 hemos tenido tal vez 4/5 campañas de diferentes tipos, apoyando tanto campañas regionales por el tema del no al fracking, otras por la defensa de los páramos; y también otras campañas de orden político distrital. Apoyando en sus temas de comunicaciones a una concejala indígena en Bogotá que nos interpreta en gran parte desde Fundación Casa del Bosque. También apoyamos en sus luchas a algunas organizaciones de trabajadores organizados a manera de sindicatos, y en eso hemos estado. Yo creo que esa ha sido la lucha.

Aquí en Colombia siempre uno tiene el riesgo de desaparecer. Este es el país del elogio a la dificultad. En el entendido que nunca hay que dormirse, hay que estar en permanente movimiento porque si no la dinámica, obviamente de la carencia, quiebra a tantas empresas que vienen sufriendo. Hay un tejido empresarial profundamente quebrado. Espero que no nos alcance. En ese orden hemos optado por buscar algunas empresas para apoyarles, para ayudarles en sus temas tecnológicos en medio de esta crisis. Creo que esta crisis ha venido generando reflexiones en sectores de empresas, pensando que la digitalización es importante, la virtualización es importante, en temas de servicios también. Entonces los hemos estado apoyando esas cosas. Esa es la cosa. En Colombia y parte de América Latina es una lucha permanente para mantener los sueños.

¿Cuáles son los planes de Fundación Casa del Bosque para el futuro inmediato?

Pues bien, creo que la pandemia está para quedarse. Creo que ha sido un coletazo de la naturaleza frente a tanto agravio contra ella. Este tema del Covid es un tema que en últimas tiene nombre. Es una depredación al ambiente. Toda esta devastación, obviamente las selvas, la contaminación del agua, todas estas cosas, creo que la naturaleza en últimas está pegándonos los coletazos que se esperaban que sucedieran.

Esto también es un escenario de reflexión que no solamente lo vemos desde el punto de vida empresarial sino también desde un punto de vista de nuestras cotidianidades. De cómo construimos una vida cotidiana que permita proyectar vida digna a próximas generaciones. Tenemos un planeta en el que solamente el 1 por ciento, un poco más, del agua es dulce, es potable ¿no? Y la estamos cada vez contaminando más. El ejercicio de las tecnologías, debería encaminarse hacia esos escenarios de crisis, escenarios críticos, cómo potabilizar agua más rápido, cómo generar obviamente medios tecnológicos para desalinizar el agua. Estos temas que son en últimas tecnologías, nosotros le llamamos tecnología de la praxis, porque no tiene que ver con tecnología como producto, tecnología como mercado, si no tecnología como práctica de vida fundamentalmente para mantener vidas dignas, saludables.

Estos temas también nos hacen reflexionar y eso se lo pongo a los hackerspaces que tienen esas funciones que es innovar en tecnologías para el buen vivir. Yo creo que eso es fundamental. Yo creo que eso es una posición que esta pandemia también nos ha puesto muy claro en el escenario de la reflexión político tecnológica. Tecnologías para qué. ¿Tecnologías para seguir produciendo todo un mercado gigantesco de consumos? ¿Única y exclusivamente eso? ¿O tecnologías para construir un buen vivir?

Yo creo que nosotros como fundación nos orientamos más bien a la segunda opción: Tecnologías para producir un buen vivir. Que sin duda pueden construir un mercado saludable, que genere empleo, que genere dinamismo económico para fortalecer las economías tanto locales y regionales, como continentales. En ese orden creo que estaríamos pensando en una nueva empresa. ¿No? Yo creo que hay que pensarse esas nuevas empresas y la pandemia coloca estos temas a la mano. Pensarse la construcción de nuevas empresas cuyos servicios sean y estén orientados al buen vivir.

En relación al tema de la presencialidad, bueno, los que trabajamos en tecnología hemos entendido ya hace varios años que la presencialidad también existe en el mundo de internet por decirlo así. Ahí están los escenarios de trabajo. Nosotros regularmente trabajamos descentralizados. En la Fundación tal vez hay dos, un compañero más, que apoya un tema de infraestructura aquí. De resto son otros tres compañeros más que están en otras partes del país y un compañero más que está en otra parte del continente, y con ellos trabajamos de manera descentralizada. Cuando hacemos los cursos y estas cosas, ahí sí alguno de los compañeros viene o el curso lo hago yo, lo hace otro compañero o etc. Y ahí vamos trabajando los temas de formación. Pero regularmente estamos despresencializados ya hace tal vez unos 6 o 7 años. Eso vemos que ya muchas empresas optan también.

Nos preocupa un poco el tema de derechos laborales porque este tema del teletrabajo, y este otro tema que llaman trabajo en casa, en el caso de Colombia no tiene aún una normativa benéfica para los trabajadores y trabajadoras que disponen de sus medios propios, de su casa, para poder entregar el trabajo a su empleador y en ese orden de ideas lo que hay es preguntas. El accidente laboral cómo se determina ahí. Si la persona que está trabajando en su casa pero tiene que ir a hacer su almuerzo y se quema con una olla, o se quema con aceite, ¿eso corresponde al tiempo de riesgos laborales? Nosotros pensaríamos que debería ser así, debería ser que sí corresponda a temas de riesgos laborales. Entonces tenemos ahora un vacío legal. No solamente es pensar que ya vamos a construir empresas más descentralizadas, gente desde sus casas, con un poco más de tiempo o etc, sino que también hay que pensar los temas de la legalidad de los derechos laborales y también del respeto al tiempo privado y al tiempo íntimo.

Yo creo que estos temas de la virtualidad del trabajo también han venido taladrando un montón la vida privada e íntima de las personas en sus casas. Entonces ya tenemos jefes escribiendo a las 8 de la noche, a las 9 de la noche, jefes escribiendo en hora de almuerzo, jefes tal cosa y tal otra. Obviamente hay que construir una normativa. Las organizaciones tecnológicas activistas deberíamos pensarnos en construir un frente en relación a este tema y me refiero de orden continental. Construir una base reflexiva de la mano obviamente con abogados y abogadas laborales frente a los temas del derecho de los trabajadores en el ámbito del trabajo virtual. Derechos que garanticen su dignidad, su seguridad laboral y su bienestar.

Yo creo que esas tres cosas son como parte de nuestra reflexión en este tema. El tema del derecho laboral, el tema que corresponde a los tiempos, al respeto a los tiempos del trabajador y la trabajadora; y lo otro obviamente que hay que construir un tipo de empresa que pueda ser un poco mas descentralizada pero ganando tiempo para los trabajadores. Que los trabajadores tengan más tiempo para sus familias. Que los trabajadores sean más productivos en la medida que tengan más bienestar. Que esto no se nos vuelva una excusa para profundizar mucho más la violencia contra los trabajadores, la ilegalidad contra los trabajadores. Esta es una nueva lucha que se abre.

Yendo por otra arista de este gran tema que son los espacios creativos tecnológicos ¿crees que los hackerspaces han perdido su inspiración original?

Hay que determinar de dónde vendría su raíz original. Yo tengo una epocalidad. Una segmentación de los hackerspace. Los ubico en 4 momentos. El primigenio, y el mejor de ellos, ha sido el hackerspace de Tesla. Tesla papá. Un hackerspace que tiene todo lo que me gusta. Que es fundamentalmente un escenario hacker desde el punto de vista que entendemos al hacker como un sabedor de sabedores y una persona que construye con otros y con otras para poder entender cómo funcionan las cosas para posteriormente poder inventar. Entonces hay ciencia y hay tecnología.

Obviamente el hackerspace de Tesla lo veo como la raíz correcta. Principalmente en que ese hackerspace tenía como objetivo una vinculación contextual. Tesla trabajaba con la energía. En un mundo en el que viene toda una revolución industrial y la necesidad de construir nuevos medios energéticos desde una perspectiva fundamentalmente liberadora, no concentrativa. Donde cada quién pudiera construir su red energética, eléctrica. En ese orden, esa primera fase de los hackerspace cumple con 3 cosas: hay ciencia, si hay ciencia puede haber tecnología si tienes un laboratorio de pruebas, y la tercera, obviamente hay contexto y ese contexto es que estos tres elementos deben estar cruzados por una filosofía: la libertad, fundamentalmente. Yo creo que eso es el hackerspace de Tesla.

Después viene el hackerspace del 70, que tiene unos elementos del hackerspace de Tesla pero no va orientado en gran parte a la libertad. Yo creo que ahí se abren unas experiencias de escenario de construcción de saber científico y tecnológico en esa gran bifurcación que fue el software libre con Richard Stallman por un lado y por el otro Gates y este tipo fundador de Apple. Se abrieron dos grandes caminos. Yo creo que el hackerspace de Stallman que después va a construir una fundación que es la Free Software Foundation, encarna unos escenarios del hackerspace original o de raíz que es el hackerspace de Tesla. La otra bifurcación es un hackerspace menos hacker y más space economicus, que es Gates y el de Apple. El de Richard y toda esta gran comunidad que empieza a construirse alrededor es de orden libertario. Liberador.

Y viene ya el hackerspace del tercer momento, el del 90, del 2000. Es un hackerspace que está mas bien articulado a la construcción de grandes empresas que ya han construido líneas. Me refiero fundamentalmente a Silicon Valley. Son lugares de gente que vive cerca a Silicon Valley, que produce ciertas cosas y tienen contacto en empresas ya dosificadas como Google y venden unos ciertos productos. Ese hackerspace yo creo que más bien es un hackerspace de tipo rémora. Que ya es completamente articulado con una estructura de producción de mega industria tecnológica. No tiene la línea de hackerspace de Richard Stallman y tampoco la conexión con el hackerspace de Tesla. Es una derivación del hackerspace de la década del 70 que va más allá, a los escenarios de orden productivo privado.

Y viene el del 2020, ¿no? Que yo creo que esta pandemia debe pensarnos y reconstruirnos una noción de hackerspace y volver a reconectar con esa línea histórica que va en los hackerspace donde la libertad es fundamental. Me refiero a los que van del 70. Tal vez el Chaos Computer Club es un hackerspace que lo podemos ver en el 80 y el 90, hago esto entre paréntesis, en relación a un antagonismo. Yo creo que el Chaos Computer Club es un hackerspace que tiene una cierta línea libertaria y que va conectada con la inspiración libertaria de Richard Stallman y que va conectada con la línea libertaria de Tesla. Creo que hay que volver a anclar ahí, hay que volver a conectar ahí. Construir un nuevo lugar en donde el hacer tecnológico tenga fundamentalmente una experiencia estética y ética en relación con cómo construir un buen vivir.

Yo creo que eso es como lo fundamental de esta cosa. En el entendido que tal vez sí, han perdido la inspiración original pero siempre está la resistencia. Creo que tenemos un gran momento en el qué retomar esos objetivos que en últimas han dado tanto en este momento de declive, pero no de la humanidad toda, si no de un modelo, de una forma de ver la humanidad que ya eclosionó y que ya nos tiene envenenados y con una pandemia descomunal. Ese modelo ya está en declive, y también me refiero a sus concepciones tecnológicas. Ese modelo hay que superarlo. Yo creo que los hackerspace en América Latina podrían ayudar a construir una nueva lectura y dar un nuevo aire en relación al tema del continente y la construcción de tecnologías pensadas y contextuadas en virtud al buen vivir y a las necesidades de nuestras gentes.

Gracias Farid!

No dudamos que la Fundación Casa del Bosque seguirá impulsando y apoyando causas y luchadores por una mejor relación tecnología, gobierno y personas, a nivel local y regional.

Aparte de visitarlos en su página web, pueden seguir a la Fundación Casa del Bosque en sus redes sociales: Facebook, Twitter y You Tube.

¡Mil gracias a Farid por su paciencia y las largas charlas sobre tecnopolítica en la región y a Cati Restrepo por su apoyo con la transcripción de los audios!

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Fundación Casa del Bosque: Tecnopolítica y activismo en Bogotá

Fundación Casa del Bosque
Bogotá, como otras grandes ciudades latinoamericanas, tiene espacios para que los activistas tecnológicos y la gente que desea aprender sobre tecnología se reuna y genere nuevas sinergias y actividades en las que se realizen aplicaciones prácticas de estos temas. Fundación Casa del Bosque es uno de estos espacios.

La Fundación, formada por un equipo interdisciplinar, da capacitaciones en manejo de tecnologías web, animación 3d, seguridad informática y lenguajes de programación, pero también hace investigación social en temáticas de brecha digital, deuda pública tecnológica, tecnopolítica, activismo tecnológico e infoalfabetización digital en Colombia. En sus propias palabras:

Nos concebimos como una organización autosostenible, que destina los recursos de su áreas de servicios a la gestación de redes de empoderamiento tecnológico en territorios de la ciudad de Bogotá, promoción al software libre y la cultura libre e impulso a procesos infoalfabetizadores en ciudades de Colombia.

Son varios los eventos que la Fundación organiza, como por ejemplo los de los proyectos Copycultura, Con3ctiva y Bogotic, entre otros. Este conjunto de acciones va enmarcado en los ejes de trabajo que la Fundación considera importantes para su desarrollo:

Eje participación ciudadana tecnopolítica: – bogoTIC: Red de Veeduría Ciudadana para el Abordaje Crtico de las TIC en Bogotá.
Eje promoción tecnocultural: – Copycultura: Plataforma de lanzamiento de artistas que apuestan a la cultura libre en Bogotá.
Eje producción tecnológica: – bogoLAB: Laboratorio Tecnológico de Intervención para la Reducción de la Brecha Digital en Bogotá.
Eje empoderamiento tecnológico ciudadano: – Encuentro Latinoamericano de Tecnologías Web.
Eje intervención y reducción de brecha digital y acceso a cultura digital: – Festival Tecnocultural de Localidades.
Eje promoción de contenidos digitales y licencias abiertas: – Festival de Cine Creative Commons Bogotá. – Con3ctiva plataforma digital portable para acceso a contenidos audiovisuales Creative Common.
Eje circulación de saberes y fortalecimiento de ciudadanías tecnoculturales: – Residencias tecnoculturales internacionales.

Café Commons en Fundación Casa del Bosque.

Café Commons en Fundación Casa del Bosque.

María Juliana Soto escribía sobre FCBosque en Open Business en el 2011, haciendo una pequeña historia de los orígenes de la Fundación y luego describiendo su aplicación del modelo IAP (Investigación-Acción- Participación): «Se trata de un enfoque participativo que favorece la comprensión de la realidad de la población (características socioeconómicas, recursos, necesidades, etc) y permite planear y ejecutar acciones mucho más precisas.»

Uno de los conceptos principales que maneja FCBosque es la tecnopolítica, pero ¿Qué es tecnopolítica? Según la wiki del Movimiento #15M es el «Uso táctico y estratégico de las herramientas digitales para la organización, comunicación y acción colectiva. La capacidad de la multitudes conectadas, de los cerebros y cuerpos en red para crear y automodular la acción colectiva.»

Farid Amed, de la Fundación Casa del Bosque, hace algunas acotaciones a este concepto de la tecnopolítica desde una perspectiva histórica y latinoamericana:

Somos la cuarta generación comunicacional que hoy tiene la posibilidad de juntar las luchas previas comunicacionales de los últimos 400 años. La imprenta, la radio, la TV, internet, cuatro escenarios de poder comunicacional que sin duda, articuladas en favor de la humanidad podrían imprimir dinamismo a los cambios urgentes del planeta. Somos una generación en donde el activismo tecnológico no es una postura circunstancial, somos una generación llamada a conceptualizar en tecnopolítica las luchas comunicacionales de nuestros tiempos…

La tecnopolítica como red de conocimiento llamada a fundar consciencia ciudadana para la construcción de políticas públicas propicias para la autonomía tecnológica de nuestros pueblos. La tecnopolítica del empoderamiento responde con políticas públicas y de resistencia en Brasil, Ecuador, Bolivia, Argentina, Uruguay, Venezuela… Las luchas perdidas en el pasado, pueden volver a ser las nuevas luchas del futuro. Internet libre, tecnopolítica para una tecnología pública y de acceso urgente para una sociedad democrática como postulado de acción coordinada y planetaria.

En otro artículo Farid habla de la relación entre software y cultura libre, y la tecnopolítica, mencionando también que hay vacíos teóricos en lo que corresponde al discurso del hacktivismo y la tecnopolítica:

El software y hardware libre aseguran empoderamiento ciudadano, transparencia, reducción de monopolios y con ello mantenimiento de la democracia. La cultura libre garantiza accesos al saber, y con ello, el mantenimiento de derechos. La tecnopolítica análiza política, sociológica y geopolíticamente las relaciones sociales y corporativas de base tecnológica, alertando y accionando sobre aquellas dinámicas que limiten el poder ciudadano en el ámbito de las telecomunicaciones.

Fue precisamente con Farid Amed con quien tuve oportunidad de conversar hace un par de semanas en Bogotá, y lo recogido en este video es parte de dicha conversación.

La FCBosque acepta permanentemente Residentes Tecnoculturales, como una forma de facilitar la realización de proyectos de acción, investigación, desarrollo e intervención, relacionados con el uso de la tecnología y la reducción de la brecha digital, conectividad, infoalfabetización o empoderamiento, y orientados principalmente, pero no necesariamente, a comunidades subrepresentadas o marginadas en el ámbito social colombiano.

En el siguiento video conoceremos físicamente la Casa del Bosque y de paso también algunas de las actividades que en ella se realizan.

Pueden seguir a Fundación Casa del Bosque en Facebook, G+ y Twitter, también en Idéntica. No se pierdan su archivo de videos en YouTube, ni su biblioteca descargable desde su sitio web, con temas como Software Libre, Transferencia Tecnológica, Brecha Digital, y otros.

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Los Once, recordando la historia a través de la ficción

losoncecEn la historia reciente de los países latinoamericanos hay hechos de violencia por parte de agrupaciones terroristas y del propio estado, que a pesar de la realización de investigaciones de alto nivel y conformación de Comisiones de la Verdad, mantienen aspectos nunca aclarados e incluso testimonios contradictorios. Esto los ha vuelto parte de diversas teorías de la conspiración y de las leyendas urbanas que enhebran el tejido social de nuestras grandes urbes.

Uno de esos hechos es la Toma del Palacio de Justicia, sucedida el 6 de noviembre de 1985 en Bogotá, Colombia. A las 11.30 de la mañana de ese día comandos del movimiento guerrillero M-19 ingresaron al Palacio de Justicia, lo que generó la reacción de la Policía Nacional y el Ejército Colombiano, dando inicio a 27 horas de violencia y terror que dejaron un saldo de noventaiocho muertos y once desaparecidos.

Son precisamente estos once desaparecidos los que a 25 años de la toma inspiraron a tres amigos a crear una novela gráfica que recrea desde la ficción lo que pasó esas horas y de esta manera nos dan una visión distinta, a veces desgarradora, a veces esperanzadora, de un suceso que, como mencionan en la presentación del libro, es parte de la identidad de millones de colombianos.

El proyecto nace en el 2011, a raíz de una convocatoria que no ganaron, pero que los dejó con ganas de apostar por lo creado. Así pues en el 2012 deciden recurrir al crowdfunding para buscar apoyo económico y en el 2013 lanzan la versión de la novela gráfica para tablets y otros dispositivos electrónicos, y es en febrero de este 2014 que finalmente sale editado en formato  libro.

Curiosamente en el pase de la versión digital a la impresa ha habido algunos cambios en la narración. Diego Fernando Marín del blog Lecturas para todos nos habla de este cambio de enfoque.

(En la aplicación es el) … de una niña que prepara un discurso, que termina leyendo en un evento conmemorativo de la Toma del Palacio de Justicia, y que comienza con las únicas palabras que tiene la novela gráfica, Érase una vez…, lo que da lugar al subtítulo que hoy parece haber desaparecido: Como un cuento sin hadas. En esta nueva versión, una abuela narra en primera persona a su nieta lo que ella vivió durante la toma. La abuela, en este caso, es la madre de uno de los desaparecidos en la Toma.

Marín luego agrega:

El tono de Los Once  se mantiene en su tono neutral, no condena, no toma lugar, muestra la impiedad de los bandos y el lugar que tomaron las víctimas en el proceso, el dolor que se refleja en las palabras de César Rodríguez, un familiar, dichas en la radio nacional: “(…) de ninguno de ellos se tiene ninguna noticia. No los han dado en las listas de los rescatados, ni detenidos, ni muertos. No se sabe absolutamente nada”

Hablando del libro como novela gráfica, el escritor Luis Cermeño en un texto de enero del 2013 en Mil Inviernos señala diversas influencias: «El uso de la técnica a blanco y negro se la deben a su gusto por Sin City, de Frank Miller; la idea contar a la manera de fábula viene de La rebelión en la granja de George Orwell; y prescindir del texto, se lo deben en parte al trabajo de Justin Green en Binky Brown.» Y en cuanto al tema y tratamiento Cermeño añade:

La Toma al Palacio de Justicia es un tema que de entrada toca fibras, con muchos intereses mezclados de por medio; esta es la dificultad de tratar de elaborar una memoria colectiva alrededor de lo que no se sabe nada. Los Once no intenta justificar, de ningún lado u otro, lo ocurrido, su intención es tratar de narrar una historia con las personas involucradas en el conflicto en medio de una situación de pánico extremo. Tampoco trata de brindar respuestas. […]

En Los Once todos los personajes son ratones enfrentándose contra un gran monstruo polimorfo, quien a su vez es un personaje despersonificado: es la (des)personificación del terror, del mal absoluto y el caos. Esta metamorfosis es la violencia que siempre vuelve con nuevas caras, a veces insospechadas.

Para conocer un poco más de Los Once, conversé con José Luis Jiménez y Andrés Cruz, dos de los tres autores del libro. Acá el video:

Finalmente quiero añadir la palabras de los autores sobre el trabajo de investigación previo a Los Once, tal cual aparecen en un artículo de En Órbita:

Cuando estábamos haciendo la investigación, y hablábamos con familiares de las víctimas, a veces sentimos el peso de lo que representa intentar no tomar partido. Para los familiares los culpables de la desaparición son claros, pero nuestra intención no era mostrar culpables, sino construir una metáfora, a través de personajes animados (ratones, palomas, mirlas y perros), para lograr una nueva comprensión del episodio, de lo que vivieron las familias de las víctimas y las víctimas durante la toma y la retoma.

No se si el libro ha llegado a librerías peruanas, pero en todo caso pueden seguir a Los Once en Facebook y en Twitter. También pueden seguir a Sharpball (Facebook y Twitter), el sello bajo el cual estos jóvenes artistas colombianos sacan sus obras.

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Las imágenes usadas en este post son cortesía de Sharpball, y usadas con su autorización.