Archivo de la etiqueta: Cultura Mochica

Visitando la huaca Cao Viejo

Huaca Cao Viejo

En un viaje del 2019 a Trujillo aprovechamos para visitar la huaca Cao Viejo. Esta huaca es parte de los restos arqueológicos conocidos como el complejo El Brujo, al norte de Trujillo. En el lugar hay un museo de sitio donde se puede apreciar a la famosa Señora de Cao.

En el sitio web del complejo arqueológico El Brujo explican la importancia de esta huaca: «En los inicios de la era cristiana, los Mochicas comenzaron la edificación de la Huaca Cao Viejo. El lugar fue considerado un centro administrativo y ceremonial donde se tomaban las decisiones que modelaban la vida de los habitantes del valle de Chicama. Muchísimos años después, en 2005, el arqueólogo Régulo Franco descubrió que en este sitio se encontraba enterrado el cuerpo de una mujer a la que bautizó como La Señora de Cao. El descubrimiento hizo repensar el rol de las mujeres en las culturas precolombinas.«

«La Huaca Cao Viejo es una pirámide que los mochicas construyeron como una representación simbólica del mundo que habitaban. Las élites mochicas dibujaron en las paredes de este recinto su perspectiva sobre el origen y las constelaciones, los ancestros productores de la subsistencia agrícola y marítima, las divinidades o ancestros fertilizadores, los ritos propiciadores del mundo doméstico, el enfrentamiento humano y las ofrendas al ancestro mítico.»

En este primer video se aprecian algunos segundos del documental que se exhibe en el Museo de Cao.

A continuación unos extractos de la historia de Cao Viejo según el arqueólogo Lizardo Tavera Vega: «Cao Viejo inició su construcción alrededor del año 200 d.C. y estuvo en pleno uso hasta aproximadamente el año 700 d.C. A lo largo de estos cinco siglos de uso gozó de 7 remodelaciones que consistieron en, siguiendo una milenaria tradición peruana, construir sobre el antiguo edificio uno nuevo, tapando previamente el anterior (acción llamada «entierro ritual»), pero repitiendo estrictamente el modelo establecido.»

«Los arqueólogos del Proyecto Arqueológico Complejo El Brujo (Franco, Gálvez y Vásquez 2001) postulan que pone final a cada etapa constructiva un gran cambio climático llamado «El Niño» (ENSO), que causa torrenciales lluvias, desbordes de ríos y avalanchas muy destructivas. Ellos han encontrado las huellas que este fenómeno causa en las estructuras de adobe de esta pirámide. Los mochicas responden a este embate de la naturaleza remodelando la huaca, cambiando los motivos iconográficos que decoran los muros, enterrando ofrendas, desenterrando tumbas de ancestros, haciendo fogatas rituales y sacrificios humanos.»

En este otro video una explicación de la huaca en general:

Acá la historia del descubrimiento de la tumba de la Señora de Cao tal como lo cuentan en National Geographic: «Lo que más llamó la atención de los investigadores fueron ciertos elementos que detectaron en el patio y que habían sido quemados: madera, cerámica, agujas de cobre, pescado, figuritas de madera y cinabrio, así como vasijas, textiles, y ornamentos de plata y cobre dorado. Parecían indicios de que allí se ocultaba la tumba de un personaje importante de la élite mochica. Y, en efecto, la métódica exploración de los arqueólogos sacó a la luz las tumbas de cuatro individuos que flanqueaban la que parecía ser una tumba principal.»

«Los arqueólogos concentraron sus esfuerzos en este sepulcro, que tenía una estructura compleja. Cuando lo abrieron, el 15 de mayo de 2006, encima de todo apareció una gran vasija en forma de búho enterrada hasta el cuello. A continuación se encontraba una cubierta de caña sustentada por un relleno de adobe y tierra. Debajo, unas maderas de algarrobo desbastadas, a modo de vigas, servían para proteger el entierro. Alrededor de éste se habían dispuesto diversas vasijas. Finalmente, el 15 de mayo de 2006, ante la emoción de Régulo Franco y su equipo, se extrajo un fardo funerario intacto, que pesaba unos cien kilos y tenía una longitud de 1,80 metros. El fardo había sido colocado con la cabeza mirando hacia el sur, algo habitual en los enterramientos mochica. A la derecha del fardo descansaba el cuerpo de una joven de unos 15 años.»

«Durante seis meses, el equipo científico dirigido por Régulo Franco, la especialista textil Arabel Fernández y John Verano, experto en bioantropología, se dedicó a desvendar cuidadosamente el fardo funerario. Éste estaba formado por 26 capas de tela, entre las cuales se hallaron mantos cubiertos con láminas de cobre dorado y restos de algodón. Cuando los arqueólogos lograron retirar las últimas capas encontraron collares, diademas, coronas y 44 narigueras de oro y plata, algunas de ellas guardadas en estuches de tela. Junto al cuerpo había también dos cetros o bastones ceremoniales de madera forrados de cobre dorado, de 1,75 m de alto. Dentro del fardo se habían dispuesto también 23 estólicas o propulsores para lanzar dardos. Cuando los investigadores llegaron a las últimas capas de tela que cubrían el cuerpo se encontraron con la mayor sorpresa de todas: el cuerpo, que medía 1,45 metros, estaba perfectamente conservado… y era una mujer.»

Y bueno, a pesar que no se puede tomar fotos en varias salas del museo, la visita a la huaca y su museo de sitio esta superrecomendada, varias agencias de turismo la ofertan sola o como parte de un full day desde Trujillo.

Ver esta publicación en Instagram

Trono de la Señora de Cao y paneles explicativos. . «En el año 2004 se realizó el hallazgo de un contexto funerario peculiar: un conjunto de cinco tumbas de las cuales resaltaba la más grande y profunda, que contenía el fardo de un personaje muy importante de la élite moche, la Señora de Cao. . Sin duda se trata de un hecho absolutamente inusual en la arqueología peruana, debido al sexo biológico del personaje, la presencia de un fardo inalterado por cientos de años, su extraordinario estado de conservación, y la cantidad de objetos asociados a su muerte. . La tumba, que habría sido construida a partir de la muerte de la Señora hacia los siglos IV y V, fue hallada dentro de este espacio ceremonial decorado con representaciones estilizadas de elementos propios de la cosmovisión Moche. . El fardo funerario de la Señora de Cao estaba compuesto por tres fardos sucesivos. Todo el conjunto medía 181 cm de largo, 75 cm de ancho y 42 cm de grosor; pesaba casi 120 kilos. Dentro de la tumba, el fardo de la Señora de Cao era acompañado por un individuo adolescente muerto por estrangulamiento, quien tuvo un tratamiento funerario mínimo en comparación al que recibió el cuerpo del personaje principal.» . Tomado de la web elbrujo.pe . . . . #Trujillo #igerstrujilloperu #cao #damadecao #museo #museum #museodecao #arqueologia #archaeology #viaje #trip #viajero #traveller #travelcouple #travelcouples #trujilloperu #viajesypaseos #viajerosporelmundo🌎 #mochileiro #mochilerosporelmundo #travelperu #perutravel #backpackerslife #viajeenpareja #travelpicsdaily #travelphotoblog #travelphotooftheday #travellerslife #viajerosperu #instatravellers

Una publicación compartida de Juan Arellano. Lima. Medellin. (@cyberjuan) el

Dioses Mochicas

Tomado de la web dkimages.

Jueves de reciclaje; éste post fue publicado el 15 de febrero del 2005 en Surfing el Amazonas, y trata sobre trozos de nuestra historia que se van rescatando.

 

Un excelente artículo de Víctor Coral en el suplemento Dominical de El Comercio sobre recientes publicaciones que dan a conocer nueva información sobre el panteón moche. El artículo es más extenso de lo que se publica acá, así que los interesados por favor leer en su fuente original. Buena también la nota sobre las sacerdotisas.

Tres arqueólogos polacos, bajo la dirección de Krzysztof Makowski (Varsovia, 1952), han desentrañado la compleja y fascinante simbología de «una de las iconografías religiosas más ricas en la historia de las civilizaciones antiguas». Complementa esta investigación los hallazgos que el Programa Arqueológico San José de Moro (1991-2004), auspiciado por la PUCP, ha localizado en el valle de Jequetepeque (La Libertad). Estos últimos descubrimientos, acaban de ser publicados en CD interactivo; el de Makowski, en un volumen bellamente ilustrado. Ambos modifican la percepción de una de nuestras más grandes culturas precolombinas.

Probablemente haya pocas culturas en el planeta cuya iconografía sobrenatural o divina, pero también la guerrera, esté presente prácticamente en casi todos sus productos culturales: frisos, muros, vasijas de arcilla, objetos de oro y plata, tejidos, tapices, en fin. Ese es el caso de la cultura Moche, desarrollada en el norte del Perú durante los siglos I y VII de nuestra era. Los diseños estudiados y clasificados minuciosamente por el equipo comandado por Makowski, permiten diferenciar con claridad entre seres humanos (normalmente guerreros) y divinidades. Los seres sobrenaturales tienen cuerpo antropomorfo pero cabeza de animal o cabellos de serpientes. Se aprecian también rayos luminosos que rodean el cuerpo y alas de aves gigantes.

Los hombres por lo general llevan una suerte de casco, narigueras, orejeras, pectorales, túnicas y una falda ampliamente decorada, a veces adornada con aditamentos de metal y tumis con sonajas. El vestido de las mujeres es más sencillo: túnica larga, ceñida a la cintura, collares, pulseras y orejeras. Llevan también un tocado con borlas o largas plumas en posición vertical, a manera de corona. Aparte de estos tres tipos de seres, se hallan representados otros seres zoomórficos que, siguiendo a Makowski, representan metamorfósis o transfiguraciones de hombres en deidades animales, como dragones, ciempiés o serpientes.

Más allá de esta primera taxonomía, al parecer los tres tipos geográficos del territorio Moche (el litoral marino, el desierto, el valle húmedo) espejea directamente en las figuras que se encuentran en dichos espacios, las cuales son por lo general animales antropomorfos; por un lado cangrejos, camarones, peces y aves marinas; por otro iguanas, perros, zorros y picaflores, propios de la costa, y finalmente felinos como el puma y el jaguar, y cérvidos, habitantes de las zonas altas del valle. Existen incluso plantas -específicamente leguminosas- como frijoles y pallares, que juegan en algunos dibujos el papel de guerreros, lo que lleva a Makowski a pensar que debió existir un mito fundacional o de creación de la humanidad, tal vez debido a que las semillas simbolizan la generación potencial de la vida.

Esta fabulosa diversidad icónica lleva a discutir al arqueólogo polaco si es posible que todas estas divinidades y personajes respondan a un solo Dios, como en el caso del Cristianismo. Luego de discutir cada una de las propuestas de lectura anteriores de la iconografía Moche (Donnan, Hocquenghem, Golte, entre los más importantes), el autor colige que es muy discutible la utilidad de una descripción de la iconografía Moche que no esté comprometida con el contexto cultural de la imagen (aquí la semiología es de gran ayuda) y que eluda los principios de composición tenidos en cuenta por los autores del diseño. Como primera conclusión, bajo estos postulados, Makowski plantea que «el artista mochica hace por lo general un deslinde claro entre lo real y lo sobrenatural poblado por seres híbridos. Solo en las escenas de sacrificio los mortales, sacerdotes y víctimas aparecen al lado de seres sobrenaturales». Más adelante, el autor concluye además que la «relativa unidad» que pueda hallarse en la iconografía moche debe estar basada «en la tradición ritual y mítica compartidas».

Makowski se aparta de la lectura cristianizante que se ha venido dando de la compleja iconografía moche, afirmando una visión dual del mundo, en estados tanto de rivalidad como de complementariedad. Los artistas moche -nos recuerda- «juegan a menudo con el parentesco entre dos ámbitos opuestos, el mar y los cerros: v.g. caracoles de mar y de tierra, arañas de mar y de tierra; caza de lobos marinos v/s caza de venados».

 

NOTA.

Me ví obligado a eliminar los enlaces al texto original pues parece que El Comercio no conserva artículos antiguos. Por la misma razón reproduzco todo el texto que en su momento copié, cosa que no quería hacer de nuevo, pero a falta del original… en todo caso queda establecido el autor y el propietario del texto.

Para quienes deseen mayor información sobre la cultura Mochica hay tres artículos en la Wikipedia en español:

Si no desean hacer click y buscan nombres de los dioses mochicas, esto es  lo que dice el segundo artículo citado de Wikipedia al respecto:

Los mochicas llamaban Aia Paec a la divinidad y Alaec pong a la piedra o figura que la representaba. Otras divinidades eran Si (la luna), Ni (el mar), Fur (Iguana, dios de la muerte). Los del valle de Chicama le rendían culto a su dios Chicamac.

Este artículo académico va un poco en contra de lo que normalmente asumimos: ¿Por qué Aiapaec y Chicopaec no son nombres de dioses?

En Perú Cultural hay también información sobre la Cultura Mochica.

En otros blogs encontramos posts relacionados como: Tesoro Moche recuperado en Londres y Mural de la Rebelión de los Artefactos, ambos de Amautacuna de Historia. Pero debe haber más por supuesto.