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El Anatomista – Federico Andahazi

Había leído algo sobre este libro, y de hecho le tenía en alguna de mis listas para conseguirlo, hasta que inopinadamente cayó a mis manos. Aún así, me tomó unos meses poder ponerme a leerlo, y no me llevó más de unas horas pues su lectura es rápida y no muy complicada.

El Anatomista de Federico Andahazi se publicó por vez primera en 1997, mi edición es la trigésimo tercera (Lo cual les dará una idea del éxito que ha tenido), y 2da en la colección Booket del sello editorial Planeta, impresa en Argentina en el año 2004. Esta colección es de bolsillo, y el libro consta de 282 páginas. Mi copia tiene la carátula que se ve en este post, hay distintas variaciones de la misma en otras ediciones.

¿Novela histórica? ¿Ficción histórica? Andahazi toma un personaje real y unos cuantos hechos documentados sobre su vida y lo rodea de personajes de su propia imaginación y desarrolla hechos ficticios. Una variante más de este tipo de novelas, como las recientemente reseñadas de Graves sobre el emperador romano Claudio, donde todo trata de ser lo más real posible (aunque sabemos que no lo es) o la novela de John M. Ford sobre Ricardo III, donde sobre hechos reales se introducen otros netamente fantásticos.

El anatomista es Mateo Colón, médico del siglo XVI que realiza un descubrimiento y es presa de una obsesión. Tanto el personaje como el descubrimiento son reales, la obsesión es ficticia, pero es sobre ambos hechos que Andahazi construye su novela. Desde el prólogo tenemos cierta idea de cuál es el descubrimiento, pero de la obsesión nos vamos enterando de a pocos, y es a partir de la obsesión que indirectamente se da el descubrimiento. Para que se den una idea copio el siguiente extracto:

Todos los días, cuando los autómatas del reloj de la torre golpeaban la quinta campanada, Mateo Colón subía los siete peldaños que conducían al atrio del burdel de la calle Bocciari, entraba en la alcoba de Mona, dejaba los diez ducados sobre la mesa de noche y, mientras acomodaba el lienzo, sin quitarse siquiera el abrigo, le decía a Mona que la amaba; que aunque ella no quisiera saberlo, él podía ver el amor en sus ojos. Entre pincelada y pincelada le suplicaba que abandonara aquel burdel y se marchara con él al otro lado del monte Veldo, a Padua, que si ella así lo quería estaba dispuesto a abandonar su claustro en la Universidad. Y Mona, desnuda sobre la cama, los pezones duros como almendras y suaves como el pétalo de una fresia, no dejaba de mirar la torre del reloj que se alzaba al otro lado de la ventana, esperando que de una buena vez doblaran las campanas. Y cuando finalmente sonaban, miraba a aquel hombre con los ojos llenos de malicia:

– Tu tiempo terminó -decía y caminaba hasta el tocador.

Un personajillo cuya presencia me gustó fue El Cuervo, un ave semi domesticada por Mateo Colón que aparece al principio y al final de la novela. ¿Qué simboliza? pues me parece obvio pensar que Andahazi lo ha incluido sólo por ese motivo, para representar algo ¿A la muerte quizás? casi es lógico, pues lo vemos llevarse la victoria final, sin embargo me gustaría confirmarlo.

Habría que mencionar que esta novela suscitó cierto escándalo antes de publicarse, al ser acusada de pornografía, pero no me ha parecido así, cosas mas explícitas y menos relacionadas con la trama he leído en libros de autores supuestamente «literarios». Además la prosa de Andahazi sin llegar a ser brillante se mantiene en la corrección y la forma en la que ha estructurado la obra, siendo algo peculiar, no esta mal tampoco. Sólo me pareció innecesario en un capítulo titulado «La defensa», incluir todo el así llamado «Alegato de Mateo Colón ente la comisión de doctores de la iglesia», 37 páginas que redundan en conceptos e ideas ya expuestas y que van en detrimento de la continuidad narrativa de la obra.

El Anatomista me hizo recordar un poco a El Perfume de Suskind, sobre todo por cómo los personajes se lanzan a conseguir lo que desean, y por la forma como terminan, pero no creo que la intención de Andahazi haya sido similar a la de Suskind. Quizás el libro goza de una fama excesiva o se lee esperando más de él, pero tampoco decepciona. Es decir, resulta una lectura agradable (Y si se la agencian de segunda mano como yo, mucho mejor).

Algunos enlaces interesantes: en Literatura.org una página dedicada a Andahazi, con una pequeña biografía, extractos del libro y enlaces a más artículos relacionados. Otra página similar en Autores de Argentina, con reseñas de sus libros y una entrevista. También un artículo pequeño de Freda Mosquera: «El Anatomista» de Federico Andahazi, reflexion sobre el poder, y una reseña más del libro a cargo de Julio Jesús Galindo en Ajos y Zafiros. Finalmente, un análisis de la obra de Andahazi: Entre palabras: partes privadas, silencios y cuerpos ocultos en la narrativa argentina de los ‘90. El caso Federico Andahazi a cargo de Hugo Hortiguera.

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Cuando el Dragón despierte – John M. Ford

Esta no es una recreación histórica como las novelas de Graves sobre Claudio que recientemente comenté (Ver 1 y 2). Graves y otros toman hechos históricos y en base a eso dan vida a su personaje tratando de ajustarse lo más posible a lo real. En Cuando el Dragón Despierte, John M. Ford como otros escritores también, toma hechos históricos y sobre ellos crea una historia totalmente diferente, una historia alternativa, o ucronía. En este caso, con muchos toques de fantasía por cierto, por los elementos introducidos de vampirismo y magia.

The Dragon Waiting fue publicada originalmente en 1983 en inglés y su primera edición castellana, y única hasta donde sé, corresponde a la Editorial Martínez Roca, en su colección Gran Fantasy, del año 1986. El libro está impreso en formato grande y consta de 340 páginas. Tal es la edición que tengo en mi poder y cuya carátula ilustra este post.

Cuando en su momento conseguí este libro e intenté leerlo, no me llamó mucho la atención y pospuse su lectura indefinidamente. Eso se debió creo, a que no lo vi como a otras obras de fantasía que por esa época tenía como referencia (la serie de Terramar, varios de Leiber, Vance, Zelazny) y percibirlo como algo más tirado hacia la historia me quitó las ganas de leerlo, pues no era lo que deseaba por esos días. Ahora, que por fin me aboqué a su lectura, veo que quizás hice bien esperando al momento apropiado para poder apreciar esta obra.

Y es que a pesar que su lectura no es difícil, sí es algo trabajoso ubicarse en la historia y en el contexto de la misma. Ford no se dedica a explicarnos nada de eso, salvo una referencia a Ricardo III en una pequeña nota introductoria, sino que de frente cuenta su historia y uno tiene que ir deduciendo en que clase de mundo es que ésta se desarrolla. Claro que también es posible leerla independientemente de su trasfondo histórico real, pero ¿para qué perdernos más elementos de disfrute?.

En la primera parte del libro Ford nos presenta tres personajes bastante bien elaborados, un muchacho fascinado por un brujo vampiro en apuros en las frías montañas al norte de Gales, otro que presencia la muerte de su padre por parte de los enviados del Imperio Bizantino en Galia y una muchacha con grandes conocimientos en la opulenta Florencia de los Medicis; La segunda parte muestra su encuentro en los alpes varios años después; Y el resto del libro se desarrolla en la Inglaterra de Eduardo IV y Ricardo III. A continuación un extracto de la segunda parte:

El anciano vestido de gris tomó asiento ante el fuego de la habitación, las manos en un vaso de cerveza de cuero negro. El hogar y dos velas eran la única iluminación. El anciano se llevó la mano al lado derecho del rostro, tanteó con las yemas de los dedos alrededor del ojo, se inclinó hacia delante. Emitió un leve suspiro. La luz de las velas destelló en el ojo que descansaba en su palma.
-¿Cristal veneciano? –preguntó Gregory von Bayern, examinando el ojo. Hywel Peredur asintió. Gregory dijo-: Creí verlo moverse, junto con el de verdad.
-Pensasteis que lo hacía –dijo Hywel, deslizando un parche de cuero sobre la cuenca vacía-. Una ilusión simpática. Necesaria, supongo, pero después de unas horas me proporciona atroces dolores de cabeza.
-Entonces, de hecho sois un brujo.
-Supongo que debo serlo.

Quizás este extracto no es muy representativo del libro en su totalidad, pero sí les dará una idea espero, del ambiente del libro: personajes misteriosos, ciencia que es tomada como magia, complots e intrigas, pero sobre todo mucha historia, por las páginas del libro desfilan figuras conocidas del siglo XV europeo, aunque quizás no se comporten como pensábamos que lo harían, y es que como en toda ucronía que se respete acá hay un par de hechos claves en la historia que no sucedieron como en nuestro mundo, y conforme la lectura avanza, uno se da cuenta que hay algo que falta, algo gravitante en la historia real. Para no hacerla larga: una excelente novela, consigan leerla como puedan.

Reseñas sobre The Dragon Waiting: una de William Thompson en The SF Site, otra de Kim Malo en The Richard III Society. También en el blog Visions of Paradise opinan sobre el libro. Una curiosidad: la relación de revistas y fanzines donde se escribió acerca de «Cuando el Dragón despierte». Además, en inglés: un artículo sobre John M. Ford, una bibliografía y una entrevista del 2002.

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Claudio el Dios y su esposa Mesalina – Robert Graves

Como decía en el post anterior sobre Yo, Claudio, varios años estuve en ascuas sobre el destino de Claudio luego de ser coronado emperador, al principio no conocía de la existencia de la continuación, cuando me enteré de ello me fue difícil agenciarme un ejemplar del mismo, cuando finalmente lo conseguí, hace ya su buena cantidad de años (mas o menos 15 para que tengan una idea), no pude leerlo de forma inmediata y por una u otra razón su lectura se fue posponiendo, luego el libro se me extravió y no fue sino hasta hace pocos meses que lo encontré. Finalmente esta semana pasada lo pude leer después de tanto tiempo.

Claudius the God and his Wife Messalina se publicó originalmente en inglés en 1934, el mismo año que Yo, Claudio, lo que me hace suponer que la obra fue concebida como un todo, y que por motivos editoriales vio la luz en dos libros por separado. Al igual que en el caso de Yo, Claudio, desconozco cual fue la primera edición en castellano, pero en la edición que tengo se menciona que la traducción cuenta con la autorización de Ediciones Siglo XX de BsAs, Argentina. Mi edición es la de Alianza Editorial, colección el libro de bolsillo, número 692, cuya primera edición fue en junio de 1978, siendo la mía la séptima, correspondiente a 1984 y consta de 568 páginas.

El libro empieza aclarando porqué el anterior se quedó en un momento tan anticlimático como la llegada al poder de Claudio, pero luego de dichas explicaciones no continúa el hilo de la narración sino que comienza a contarnos la vida de Herodes Agripa, y no es sino hasta el capítulo quinto que la historia de éste llega al punto en el que se quedó el libro anterior. Es a partir de ahí que volvemos al mundo romano y a los esfuerzos de Claudio por gobernar de la mejor manera posible. Pero claro, si antes fue Livia, ahora es Mesalina quien se encarga de las intrigas sin que Claudio sospeche nada sino hasta el final.

Empero, Mesalina como personaje no llega a dar la talla ni rivalizar con la imagen de villana tal como sí la tenemos de Livia, y es por este hecho que quizás esta segunda parte no me pareció tan redonda como el libro anterior. Pero esto no quiere decir que sea un mal libro, se lee con interés y Claudio tiene mayor protagonismo que antes, jugando Herodes Agripa un papel muy importante también. Pero por sobre todo, la calidad narrativa de Graves hace que el libro no se desprenda de nuestras manos para nada. Asimismo resulta fascinante presenciar como Claudio racionaliza los hechos aceptándolos a pesar de ir contra los principios de toda su vida, y como al final de ésta abandona lo que debe resultarle ya un esfuerzo inútil y se refugia en su pasión, la historia. Para que tengan una idea selecciono el párrafo final:

Mis ojos están fatigados y mi mano tiembla tanto, que apenas puedo formar las letras. Últimamente se han presenciado extraños presagios. En el cielo de la medianoche brilla un gran cometa, como el que presagió la muerte de Julio César. En Egipto se ha hablado de un fénix. Voló hasta allí desde Arabia, como es su costumbre, con una bandada de otros pájaros que lo admiraban. No creo que sea un verdadero fénix, porque aparece una vez cada 1461 años, y sólo han transcurrido 250 desde que se lo vio por última vez en Heliópolis, durante el reinado del tercer Tolomeo. Pero sin duda era una especie de fénix. Y si un fénix y un cometa no son maravillas suficientes, ha nacido un centauro en Tesalia, y me lo han traído a Roma (por vía de Egipto, donde los médicos de Alejandría lo examinaron por primera vez), y yo lo he tocado con mis propias manos. Sólo vivió un día, y llegó hasta mi conservado en miel, pero era un centauro indiscutible, y del tipo que tiene un cuerpo de caballo, no de la clase inferior que tiene cuerpo de asno. Fénix, cometa y centauro, un enjambre de abejas entre los estandartes del campamento de la guardia, un cerdo con garras como las de un halcón y el monumento de mi padre herido por un rayo. ¿Prodigios suficientes, adivinos?

No escribas más Tiberio Claudio, dios de los britanos, no escribas más.

Graves incluye además tres relatos de la muerte de Claudio, pertenecientes a Suetonio, Tácito y Dion Casio, y una Sátira en prosa y verso: La Calabacificación de Claudio, de Lucio Eneo Séneca. Así como una pequeña secuela donde se cuenta la suerte del Imperio romano en los siguientes años, vale decir, el reinado de Nerón y posteriores.

Algunos enlaces históricos: Una pequeña biografía de Claudio (español) en la web de la BBC, una biografía mas extensa en De Imperatoribus Romanis: An Online Encyclopedia of Roman Emperors. Otra biografía igualmente larga en The Roman Empire Net. También biografías de todos los emperadores romanos por si desean leer más. En castellano ésta pequeña biografía y ésta otra también, además ésta web nos muestra el hallazgo en un poblado español de un conjunto de monedas acuñadas bajo el reinado de Claudio y nos dá mayor información historica sobre el mismo.

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Yo, Claudio – Robert Graves

El gusto por las novelas históricas lo agarré con esta obra, pero no en su versión escrita sino en la de la miniserie que se pasó por la tele hace muchos años, y que, la verdad, me gustaría poder ver de nuevo. En esa época ni me imaginaba que la historia estaba basada en un libro, cosa que descubrí años después, lo que, por supuesto, hizo que Yo, Claudio, fuera uno de los primeros libros que comprara.

I, Claudius de Robert Graves se publicó por primera vez en inglés en 1934. Desconozco cual fue su primera edición en castellano, pero la primera de Plaza y Janes es de Octubre de1978, la mía es la Undécima edición, de Mayo de 1981, y ya hace referencia a la serie de Tv. El formato del libro es grande en tapas blandas, el usado normalmente por esta editorial para los best sellers en esa época, y consta de 400 páginas sin desperdicio.

Claudio fue uno de los emperadores romanos, el quinto para ser exactos. Si no fuera por esta obra quizás no se le mencionara mucho, pues su fama no rivaliza con la de Julio César o Augusto, primer y segundo emperador respectivamente, conocidos por su obra de engrandecimiento del Imperio, o Calígula y Nerón, cuarto y sexto emperador, más conocidos por sus vicios y excesos que por otra cosa. Pero mejor que el propio Claudio nos hable de si mismo:

Yo, Tiberio Claudio Druso Neo Germánico y tal cual (porque no pienso molestarlos con todos mis títulos, que otrora, no hace mucho, fui conocido por mis parientes, amigos y colaboradores como Claudio el Idiota, o Ese Claudio, o Claudio el Tartamudo, o Clau-Clau-Claudio, o, cuando mucho, como el pobre tío Claudio), voy a escribir ahora esta extraña historia de mi vida. Comenzaré con mi niñez más temprana y seguiré año tras año, hasta llegar al fatídico momento del cambio en que, hace unos ocho años, a la edad de cincuenta y uno, me encontré de pronto en lo que podría denominar “la jaula dorada”, de la cual jamás he podido zafarme desde entonces.

… (más de cuarenta páginas después) …

Claudio, viejo aburrido, he aquí que estás a punto de terminar el cuarto rollo de tu autobiografía, y no estás ni siquiera en tu lugar de nacimiento. Regístralo de una vez, o nunca llegarás a la parte central de tu historia. Escribe: “Mi nacimiento ocurrió en Lyon, en Francia, el primero de agosto, un año antes de la muerte de mi padre.” Muy bien. Mis padres tuvieron seis hijos antes de nacer yo, pero como mi madre siempre acompañaba a mi padre en sus campañas, sus hijos tenían que ser muy robustos para sobrevivir. Sólo vivían mi hermano Germánico, cinco años mayor que yo, y mi hermana Livila, un año mayor que yo. Ambos heredaron la magnífica constitución de mi padre. Yo no. Estuve a punto de morir en tres ocasiones, antes de llegar a mi segundo año de edad, y si la muerte de mi padre no hubiese llevado a mi familia a Roma, es muy poco probable que esta historia hubiera podido ser escrita.

Determinar cuanto del real personaje histórico es el Claudio de esta novela sería una tarea bastante complicada. Graves, poeta, traductor de varios autores latinos al inglés y amplio conocedor de la mitología antigua, se ha atenido a los hechos históricos conocidos y que han llegado a nuestro tiempo de la pluma de Suetonio, Tácito, Plinio, Dion Casio y muchos otros. Sobre esta base es que le ha dado vida al Claudio de su novela y no se puede menos que admirar la caracterización efectuada, que pueda no ser real pero es tan convincente que debería serlo.

Sin embargo, por momentos Claudio no es el personaje principal de la obra, el protagonismo se lo lleva Livia, su intrigante, influyente y poderosa abuela, esposa de Augusto y el verdadero poder tras bambalinas, que a la muerte de Augusto se las apaña para seguir gobernando a través de Tiberio, su hijo. Es así que mediante los ojos del menospreciado Claudio tenemos una visión de primera fila de los entretelones del poder y también de las cotidianeidades de la vida en la época de esplendor del imperio romano. Si a esto añadimos la muy acertada manera de contar las cosas y la excepcional prosa de Graves, tendremos una idea de la calidad del libro.

Lastimosamente este acaba cuando Claudio es coronado emperador, lo cual me tuvo en ascuas mucho tiempo, hasta que pude agenciarme la segunda parte: Claudio, el dios, y su esposa Mesalina, que por supuesto, será materia de mi próximo post. Pero antes debo decir algo por si no quedó muy claro: Yo, Claudio es a mi parecer la mejor novela histórica que he leído, en serio, si no me creen leanla y juzguen por ustedes mismos, o lean lo que otros dicen al respecto:

Una reseña del libro a cargo de Rodolfo Martínez, quien lo hace mucho mejor que yo, para ser honestos. Otra reseña más y por si fuera poco, el escritor, traductor y blogger Rafael Marín comenta la versión en DVD. Aparte, un breve comentario de la serie de TV, que es lo mismo del DVD claro. En inglés, una reseña de los dos libros, otra más y una excelente web sobre la miniserie, capítulo a capítulo, y con varios enlaces interesantes.

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Tik-Tok – John Sladek

Luego de leer Software me quedé con el gusto por los robots de comportamiento poco ortodoxo, por decirlo de alguna manera, así que mi siguiente elección fue casi inevitablemente Tik-Tok de John Sladek. Nuevamente se trataba de una relectura, pero luego de tantos años, casi no recordaba nada sobre la obra, tan sólo el hecho ya mencionado del poco apego de Tik-Tok a lo que un robot debe ser según el viejo estilo asimoviano.

Tik-Tok se publicó originalmente en inglés en 1983, y la primera edición española es de 1986, correspondiendo al número 67 de la colección Acervo Ciencia/Ficción, que es la que tengo en mi poder, un libro de tapas duras de 219 páginas cuya carátula pueden apreciar en la imagen adjunta.

La obra empieza con Tik-Tok en su celda esperando el juicio que inevitablemente ha de llevarlo a la pena de muerte, o desmontaje, que es lo que se acostumbra para con los robots. En estas circunstancias es que Tik-Tok empieza a escribir su autobiografía. Así planteadas las cosas, a lo largo del libro vamos conociendo a nuestro robot mediante dos hilos narrativos que se van alternando, uno corresponde al periodo que va desde su fabricación hasta cuando comete su primer crimen, el otro va desde el instante posterior a eso hasta su momento de mayor gloria: Tik-Tok en gira de campaña para las elecciones USA en la cual es candidato a la vicepresidencia de la nación.

Es así como nos vamos enterando de las vicisitudes de la existencia de Tik-Tok, de todos aquellos hechos que lo llevan al momento en el cual trasgrede las 3 leyes y paralelamente cómo luego de esto, manipula a los seres humanos con los que se relaciona para lograr una posición de poder. Ya se habrán dado cuenta pues, que Tik-Tok es un robot poco usual, y sus colegas tampoco lo son mucho, lean si no lo siguiente:

Agité mi pistola ametralladora, aunque naturalmente no me puse a la cabeza del asalto. La brigada pesada (Chupón, Resuellos, Varilloide y otros dos ayudantes de media tonelada) tronó al cruzar la calle y atravesó la luna entre una gran rociada de vidrios. Para seguirlos tuve que saltar los capós de los coches que se habían detenido para mirar. Probablemente debí advertir que uno de dichos vehículos era policial. En cuestión de segundos quedamos atrapados en el interior, mientras en el exterior un ejército de policías se aprestaba a la batalla. …

Yo estaba echado detrás del mostrador de ónice de imitación, Resuellos se hallaba en un rincón con la pistola apuntada a la cabeza del presidente del banco (inútilmente, el hombre estaba muerto), Varilloide continuaba intentando abrir un boquete en la caja fuerte (nadie le había dicho ”Alto”), los acribillados restos de los clientes estaban esparcidos por las oficinas, mezclados con los cadáveres del personal del banco, y Chupón contaba balas. Yo estaba ya harto de atracar bancos. Y no me refiero a que esperara tener más experiencias de este tipo, porque en cualquier momento un grupo paramilitar podía irrumpir por la puerta trasera o el techo y matarme. Yo no quería morir aburrido, por lo que me puse a mirar fijamente el dibujo del falso ónice verde, e hice grandes esfuerzos por sentir algo profundo antes de que no pudiera sentir nada.

Un logro de Sladek en esta novela es todo lo que nos dice sobre la condición humana utilizando a los robots para ello. Por otra parte hay varias referencias a ciertos hechos o situaciones reales, así como guiños al lector aficionado a la CF. Me pareció acertado, por el planteamiento del tema de los robots implícito en el libro, situar el origen de Tik-Tok en uno de los estados sureños de USA, por ejemplo; asimismo el futuro no es uno muy diferente de nuestro presente, lo cual es apropiado para que Sladek haga uso de su característica tendencia satírica, por que, si no lo había dicho antes, es en ese sentido en el que hay que entender esta obra, una sátira sobre los robots, una sátira sobre el hombre. De más esta decir pues, que la lectura de este libro esta bastante recomendada.

Para los interesados: una bibliografía de Sladek, una semblanza que incluye enlaces a varias otras páginas acerca de Sladek así como a críticas de sus libros, críticas de él sobre otros libros y uno que otro e-book de las obras de Sladek. Una entrevista a nuestro autor y una reseña sobre Tik-Tok. En castellano, la pequeña bibliografía de novelas de Sladek existente (tiene algunos relatos desperdigados por ahí), una reseña de Tik-Tok y un artículo original de Sladek vía el fanzine Fobos: La Tierra Plana o Cómo creer que los cerdos vuelan.

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