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Comprando libros, 34

Libros, 35

Nuevamente aprovechando lo del #juevesdelibros … un nuevo post de la serie de libros comprados (ver 0, 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15, 16, 17, 18, 19, 20, 21, 22, 23, 24, 25, 26, 27, 28, 29, 30, 31, 32 y 33), sin mayor floro acá vamos:

El sueño de la razónJuan Miguel Aguilera. Cuando vi este libro donde el casero al que suelo comprarle más libros lo agarré fuerte y no lo solté. No por que sea buenísimo, eso aún no lo se, si no por que siempre había querido leer alguna novela de este autor español de ciencia ficción y nunca había llegado ninguna a mis manos. La primera que me llega pertenece más al género de la ficción histórica con la fantasía, pero bueno, igual la trama se ve muy interesante, la europa del siglo XVI. Como para leerlo un fin de semana sin parar.

La televisiónJean-Philippe Toussaint. No conocía a este autor, es más, a diferencia del libro anterior, éste lo ví varias veces antes de decidirme a comprarlo, no sé si a nadie le interesó o me estaba esperando, en fín, me decidí a llevarlo por el prestigio de la editorial y el precio, si resulta malo no pierdo mucho. A primera vista el estilo parece simple, directo. La contraportada habla de una reflexión sobre la televisión y los escritores. De lo hojeado, ambas cosas parecen algo dispersas. Cosa de encontrar voluntad y leerlo, que muchas páginas no tiene. Ya vemos.

La posibilidad de una islaMichel Houellebecq. Hasta el momento esta es la última novela de este controvertido escritor francés. Para variar, prácticamente es una novela de ciencia ficción, la trama tiene clones y parte de ella se desarrolla en el futuro. Pero no es ciencia ficción, no declaradamente, es lo que algunos llaman slipstream quizás. En todo caso me ha resultado bastante atractiva la novela, aunque creo que todas las obras con esa mezcla de religión y ciencia ficción me lo parecen.

Los Límites del CieloDavid Brin. ¡Esto sí es ciencia ficción! Aunque a algunos les cae gordo este autor, a mi su serie de los pupilos me resultó entretenida. Lo malo de este libro es que es la tercera de la segunda trilogía de los pupilos.. y no tengo los dos anteriores. Así que habrá que guardarlo en la biblioteca nomás hasta conseguir los otros dos. Piña pues.

Mañana en la batalla piensa en miJavier Marías. Según dicen por ahí, esta es una de las mejores obras del conocido escritor español. A mi, como en el caso de su libro anterior, me capturó su frase inicial: «Nadie piensa nunca que pueda ir a encontrarse con una muerta entre los brazos y que ya no verá más su rostro cuyo nombre recuerda.» Si el resto de la obra va así me doy por satisfecho.

Pronto más libros.

Los Olvidados de la Ciencia Ficción

La revista argentina de ciencia ficción Cuasar que dirige el amigo Luis M. Pestarini ha concluido en su reciente actualización web la publicación en dos partes de una artículo titulado: Temas y Autores de la Ciencia-Ficción Injustamente Olvidados: Una Encuesta. Como supondrán el artículo, publicado originalmente en Science Fiction Studies, trata de traer a la luz autores u obras que por diversos motivos no han sido lo suficientemente valorados hasta el momento. La publicación original tiene más de diez años así que pueda que algunos de estos olvidos ya hayan sido revertidos, pero sigo resultando interesante para los estudiosos y aficionados al tema. Aquí tienen los enlaces a la primera y segunda parte. Pero les copio algunos de los mencionados por los críticos y escritores encuestados, como injustamente olvidados con los cuales estoy de acuerdo por ser obras /autores de mi agrado.

– Los cuentos de Fritz Leiber. Señalado por Brian Atteberry.
– Los ‘narradores’ que habitualmente son categorizados como ‘sub-literatura’, pero que fueron la raíz de la mayor parte de la historia del género después de 1926. Lester del Rey me viene a la mente como un buen ejemplo. Señalado por Albert Berger.
– Todas y cada una de las obras de Howard Waldrop. Señalado por Stephen P. Brown.
Robert Sheckley como constructor de mitos (por ejemplo, “Primer modelo”, “La llave laxiana”, “Todas las cosas que sois”). Señalado por Roger Bozzetto.
– Los recientes postmodernos que cruzan géneros, por ejemplo William Volman en You Bright y Risen Angels, Kathy Acker en Empire of the Senseless y varios textos de Angela Carter, especialmente Héroes y villanos.
– Textos lamentablemente olvidados y agotados de los ’60 y ’70 de, por ejemplo, Norman Spinrad, Michael Moorcock, Harlan Ellison, Joanna Russ, Cordwainer Smith, Barry Malzberg, Robert Silverberg, Roger Zelazny, J. G. Ballard, James Tiptree, Jr., y muchos otros. Este y el precedente señalados por John Fekete.
– “Why I Want To Fuck Ronald Reagan”, de J. G. Ballard (Seguro, el título es famoso, pero ¿cuántos son concientes de que esta parábola de La exhibición de atrocidades, escrita durante los años de Reagan en Sacramento, era ciencia-ficción de vanguardia y ahora se mantiene tan soberbiamente certera como descripción de la cultura política norteamericana durante los ’80 y aún después?). Señalado por Carl Freedman.
Y mañana serán clones y Millennium de John Varley. Señalado por Rafail Nudelman.
Hard Boiled Wonderland de Haruki Murakami. Señalado por David Porush.
American ApocalypseTM (1989) de John Kessel. Señalado por Lewis Shiner.
Barry Malzberg: no sólo ha producido una obra consistentemente estimulante, sino que además probablemente ha escrito sobre ciencia-ficción, tanto en su ficción como en sus ensayos, con más agudeza que ningún otro escritor.
Philip Jose Farmer: hay un par de libritos sobre él, pero muchos críticos lo consideran injustamente como un machista postpulp; esto pasa por alto no sólo sus complejas exploraciones de sexo y religión, sino su maestría intertextual y su relación con William Burroughs tanto como con Edgar Rice. Éste y el anterior señalados por Gary K. Wolfe.

Pero lo que me pareció realmente importante fueron los temas que señala este mismo Gary K. Wolfe y que de cierta manera enlazan con aquel intercambio de ideas que se tuvo a raíz de lo del Slipstream. Para no hacerla larga esto es lo que anota Wolfe:

Los escenarios de ciencia-ficción y las creencias folclóricas: esto incluye exploraciones no sólo del fenómeno Shaver y de los ovnis, sino de cómo ciertos cultos desde la cientología a los neonazis, pasando por los teóricos de las conspiraciones, usan las ideas de la ciencia-ficción para estructurar sus credos. La ciencia-ficción ha existido durante suficiente tiempo como para convertirse en fuente de creencias folclóricas, no sólo en una expresión de ellas.

Las influencias de la ciencia-ficción y la música popular: no sólo la metáfora de la bomba atómica en el rock y el r&b de los ’50, sino en músicos posteriores desde Kraftwerk a Devo que deliberadamente adoptaron las convenciones de la ciencia-ficción y las trasladaron a términos entendibles por una audiencia más amplia. Mientras estoy haciendo esto, la ciencia-ficción para televisión también es muy ignorada. Hay una tendencia, ahora que pensamos que logramos ser respetables, en asustarse de las manifestaciones más obviamente pertenecientes a la cultura popular del género.

Los directores literarios de la ciencia-ficción: al leer a los académicos, uno pensaría que Gernsback y Campbell fueron los únicos directores literarios que tuvieron algún impacto en el género. Pero hay una generación entera de nosotros que aprendieron lo que era la ciencia ficción a partir de las antologías de Conklin, Merril y Derleth, que compartían mucho más el gusto de Boucher que el de Campbell, y que observaron a Pohl, Moorcock y Goldsmith publicar cuentos que Campbell ni siquiera leería. Incluso mientras hablamos Gardner Dozois empuja el campo hacia la literatura general a través de su revista y sus antologías de lo mejor del año. Esto por no mencionar a editores-directores literarios como Wollheim o directores internos como Hartwell.

Así que mientras a algunos no les cae muy bien que los escritores que deciden incursionar en el género lo hagan negándolo o asolapadamente, algunas otras personas impulsan el que los escritores de género invadan el mainstream. Personalmente me parecen bien ambas cosas, implica una desaparición de rótulos y corsés que puede traer consigo obras que sólo se preocupen por ser buena literatura y no por pertenecer a uno u otro género literario, para no hablar sobre el mestizaje de géneros que, me parece, debe ser bienvenido y que, por otra parte es algo que se quiera, o no, ya se está dando y no hay forma de detenerlo.

Slipstream (O de como la Ciencia Ficción ya no es Ciencia Ficción)

Me precio de ser aficionado a la Ciencia Ficción desde hace muchos años, sin embargo tampoco lo se todo. Prueba de ello se dió hace unos días cuando leyendo una entrevista a la escritora Kit Reed publicada en Axxón, me encontré con el término «Slipstream». Interrogada si se siente una escritora de género o no, ella responde entre otras cosas: La ciencia ficción norteamericana ha desarrollado una nueva etiqueta, «slipstream». Se aplica a los escritores que no escriben ficción realista ni naturalista, cuya obra se separa de las convenciones literarias conocidas para explorar lo desconocido. Es la palabra justa para mí.

Hasta ese momento mi única referencia para la palabra Slipstream era un antiguo video de Jethro Tull que aún conservo. Pero bueno, ahí estaba la palabreja y yo sólo con lo leido, así que una rápida visita por la Wikipedia me dijo que Slipstream era un tipo de ficción que cruza los convencionales límites de género y no cuadra dentro de los confines de la Ciencia Ficción/Fantasía ni de la Ficción Realista. (A kind of fiction that crosses conventional genre boundaries and doesn’t sit comfortably within the confines of either science fiction/fantasy or mainstream literary fiction.)

Pero fue después cuando me sentí un lego en la materia, al leer líneas más adelante que el término lo había acuñado Bruce Sterling ya en los lejanos 80’s, bueno, en el 89 para ser exactos, en un artículo publicado en la columna Catscan de la revista Science Fiction Eye. (Dicho sea de paso en este enlace encontrarán 14 artículos de Sterling publicados en dicha columna, todos muy, pero muy interesantes para los aficionados a leer reseñas sobre libros que a la vez son pequeños tratados sobre teoría de la Ciencia Ficción. Y en este otro enlace, más artículos de Sterling publicados en diferentes medios. Todo dentro de la web de la EFF Electronic Frontier Foundation, de la cual BS es parte.)

Sterling dice: Este género no es «categoría»CF, ni siquiera «género» CF. Por el contrario es una forma contemporánea de escritura que se enfrenta a la realidad consensuada. Es fantástica, a veces surreal, en ocasiones especulativa, pero no rigurosamente. No es su objetivo causar un «sentido de maravilla» o extrapolar sistemáticamente a la manera de la CF clásica. Al contrario, es una forma de escritura que simplemente te hace sentir muy extraño; como lo hace el vivir a finales del siglo veinte, si uno es una persona de cierta sensibilidad. Podríamos llamar a esta clase de ficción Novelas de Sensibilidad Postmoderna, pero eso suena bastante mal en una estantería por categorías, y además necesita un acrónimo; así que por conveniencia llamaremos a estos libros «Slipstream».

Al final de su artículo Sterling da una extensa lista de obras de autores principalmente considerados como de «Mainstream» que, a su criterio, entran en la nueva definición dada. Pero, ¿y qué de los escritores formados en la CF que deciden también sacar un poco los pies del plato y experimentar? James Patrick Kelly tiene datos al respecto en un artículo llamado (cómo no) Slipstream que fue publicado en la revista Asimov’s Science Fiction. Para empezar le pregunta a un crítico llamado Rich Horton, qué es Slipstream, esta es la respuesta:

Es mayormente definida, creo, como ficción que cruza los límites del género. Sin embargo, no estoy seguro que esto sea muy satisfactorio: ¿Las Bóvedas de Acero de Isaac Asimov es slipstream porque cruza los límites de género entre la CF y el Misterio? Entonces, pensándolo, decidí que para mi las historias de slipstream son un poco como el realismo mágico. La clave es que son inexplicadas. Fantasía «real» o CF tienen estos estos elementos incrustados en su trasfondo y así tienen sentido, en «slipstream» tan sólo están ahí. En un sentido, la CF trata de hacer lo extraño familiar, mostrando elementos cienciaficcionales en un contexto que nos ayude a entenderlos. Slipstream trata de hacer lo familiar extraño, al tomar un contexto familiar y alterarlo con elementos cienciaficcionales o intrusiones fantásticas.

Mas adelante Kelly nos indica un par de sitios donde buscar a algunos de nuestros conocidos autores de CF, y a otros nuevos que, obviamente no son tan conocidos, experimentando con el slipstream: Fantastic Metropolis, donde encontrarán a autores como China Miéville, Carol Emshwiller, Paul Di Filippo, Kelly Link en cuanto a ficción y ensayos de Michael Moorcock, David Langford, James Sallis y Jeffrey Ford. También cita a la revista Strange Horizons donde se puede encontrar a autores como Aynjel Kaye, Benjamin Rosenbaum, Jenn Reese, Jay Lake, Tim Pratt, y Timons Esaias.

Luego nuevamente le pregunta a Horton si piensa que el Slipstream podría ser la próxima «gran cosa» en el género, o quizás un sucesor de la CF y le responden: Espero que no lo último, no quiero perder la vieja CF. Pero creo que las técnicas del slipstream pueden ayudar a describir un mundo a nuestro alrededor que parece de CF, un mundo que cambia lo suficientemente rápido y es lo suficientemente multicultural como para que la vida de todos los días pueda parecer extraña.»

Finalmente Kelly nos dice: La cosa es, sé lo que se siente cuando escribo CF y fantasía, entiendo lo que cuesta construir los mundos y elaborar las tramas. Pero cuando escribo Slipstream, me encuentro a mi mismo adoptando estrategias distintas, cambiando mis expectativas. No entiendo todo, la escrtura se siente diferente. Extraña. … (Slipstream) esta cerca a la CF, pero no es lo mismo. Sin embargo, como atrae a más escritores talentosos, Slipstream está jalando a la CF en su dirección. ¿Dónde terminaran estas dos formas de escribir?

En otro artículo, titulado Género, el mismo Kelly habla de la CF, de sus definiciones y de esos autores que parecen estar entrando y saliendo contínuamente de los géneros establecidos en la literatura. En su ensayo «Una Introducción a las Artes Intersticiales» Delia Sherman imagina un continente llamado Literatura con los países llamados Misterio, Romance, Thriller y Ficción Local. Ella escribe «La Ficción Historica, el Realismo Literario, la Ficción Afro-Americana, y la Ficción Local han formado una alianza, Literatura Mainstream, la cual permite permite pasar libremente a través de los límites de unos y otros.» Otros paises, incluyendo la Fantasía y la Ciencia Ficción, están aislados. Ella argumenta que ciertos escritores cuyo trabajo podríamos estar tentados a llamar slipstream son, en realidad, intersticiales, es decir, rondan los límites entre estos países literarios. Este es un concepto muy útil pues evita que el slipstream se vuelva un género en sí mismo. Los escritores intersticiales no firman contrato de género o mas bien, el contrato es que las reglas serán rotas y las expectativas de género desbaratadas.

Luego reflexiona: Puede que el Slipstream sea la moda en estos momentos, ¿Pero es nuevo? ¿Los artistas de la CF no han estado cruzando límites desde hace tiempo? La teoría de las artes intersticiales y su esguince, el slipstream, es que estos formatos habitan el territorio entre nuestro género y varios otros géneros. Si las mejores mentes de nuestro campo no se pueden poner de acuerdo en lo que la CF es, y sin una definición coherente, ¿Cómo sabe un escritor cuando ha cruzado un límite?. Luego, entre otros cita a Jonathan Carroll que dice: En estos años mi trabajo ha sido descrito como Fantasía, Horror, Ciencia Ficción, Mainstream, Slipstream, Rap, House, y Cha Cha Cha.

Kelly termina diciendo: En su provocador ensayo del año 1998 «La Promesa desperdiciada de la Ciencia Ficción» el algunas veces slipstreamereño Jonathan Lethem propuso una historia alternativa de nuestro género: «En 1973 la novela Gravity’s Rainbow de Thomas Pynchon ganó el Premio Nebula, el más alto honor concedido en el campo una vez conocido como ‘ciencia ficción’ – un término ahora mayormente olvidado.» En nuestra realidad, Arthur C. Clarke ganó el premio por Cita con Rama. El ensayo de Jonathan era acerca de qué hubiera sucedido si la CF se unía al mainstream (O corriente principal de la literatura). Él argumentaba que sería mejor para todos si no hubiera géneros, si el continente de Literatura de Delia Sherman no tuviera límites. En tal utopía literaria no habría CF ni slipstream ni mainstream. Todos seríamos solo una gran familia felíz. Si, correcto. Y eso sucederá cuando un robot sea Papa. (Alusión a un cuento de Robert Silverberg Buenas Noticias del Vaticano.)

Y bueno, después de empaparme de todo esto y recordar tantas discusiones sobre CF, recordé dos que tuvieron lugar no hace mucho en la lista de correos de Coyllur así como en el post Test de Turing – Enrique Prochazka que publiqué hace un par de meses. Comento en dicho post una reseña hecha sobre el libro en la cual el reseñador dice: la temática abordada no es la anticipación, aunque ésta sea su forma de expresión, lo cual me parece bastante rebuscado como forma de dar a entender que el libro no es CF (Y que probablemente sus virtudes se deban a este pequeño detalle). Mi amigo Daniel Salvo, tanto en la lista de correos como en un comentario en el post dice: lo primero en lo que uno piensa, al conocer que una novela o cuento toca temas como la inteligencia artificial o el futuro posible, es en la ciencia ficción. Pero en el Perú, aparecen extraños críticos especialistas en demostrar la cuadratura del círculo, es decir, que dichas obras pueden ser cualquier cosa, relacionarse con cualquier género, admitir cualquier influencia, menos ser ciencia ficción. (Antes que me olvide, creo que Prochazca puede ser llamado un escritor peruano de Slipstream, al igual que Victor Coral y Enrique Congrains, según me recuerda Daniel)

Inicialmente de acuerdo con lo que comentaba Daniel, pensé luego de leer todo lo anteriormente citado, que lo que los críticos hacen, locales o no, es sólamente seguir las tendencias del mundo literario anglosajón, si allá se pone de moda hablar de esas obras que están emparentadas con la CF de tal manera que no se piense que sean Cf, pues ellos hacen lo mismo, claro que probablemente no estén informados del motivo, pues no dicen el porqué, ni siquiera mencionan la palabra slipstream o hablan de un nuevo género o corriente literaria (Si lo han hecho agradeceré me saquen de mi error, hace poquísimo tiempo yo tampoco estaba informado de esto, pero yo no soy crítico literario). Personalmente si alguien evita leer libros clasificados como CF pues es su problema, yo no dejo de leer los que dicen policiales o misterio o históricos simplemente por el hecho que lleven esa etiqueta.

Pero vale hacer una pausa y recordar que no son sólo los críticos quienes obvian a la CF, también los propios autores le huyen a la etiqueta como gatos escaldados al agua caliente. Recientemente en el último boletín del sitio Literatura Fantástica publican reseñas a libros de 3 escritores mainstream que a nuestro modo de ver incursionan en el género, pero no necesariamente ellos opinan lo mismo. Cada caso es diferente, Philip Roth nunca ha sido muy asociado a lo que es CF, Kazuo Ishiguro niega que sus obras sean CF y Michel Houellebecq mantiene una ambivalencia con el género según con quien hable, aunque ha escrito laudatoriamente acerca de escritores medulares de la CF.

Volviendo a las discusiones en la lista de Coyllur, nuevamente Daniel Salvo dice: creo que una definición «final» de lo que es o no CF es muy difícil o acaso imposible, y que a la CF le va muy bien sin importar cómo la defina fulano o zutano. Pero también se siente como patada al hígado oir o leer opiniones sin fundamento, y que encima, estas sean más tomadas en cuenta por los medios de comunicación. Y el ubicuo Sergio Gaut vel Hartman contesta: sigamos construyendo en el espacio incierto y virtual, en las realidades desfasadas y rotas, en los campos oníricos y puramente ficcionales, los productos de nuestra imaginación y nuestra inventiva. Siempre estaremos un paso adelante y eso es algo que no soportan, pero que no está en nuestras manos cambiar. ¿Sonó arrogante? La cf (o como se llame) es la actividad creativa humana más arrogante que existe. Es hora de que asumamos esa arrogancia sin culpa y como los «diablos» de El fin de la infancia tengamos paciencia con los que siguen discutiendo la construcción del párrafo, el uso del anacoluto, las metonimias, las epanalepsis, las anadiplosis, los disfemismos, las sinécdoques y las ecfrasis, por citar sólo algunas de las amigas de los escritores del Café Mainstream. Nosotros estamos en otra, se llame como se llamare…

Al final de todo, mas allá de haber incorporado una palabra más a mi léxico, pues creo que nada ha cambiado. Seguiré comprando libros que me llamen la atención sean o no de CF, seguiré teniendo a la CF como mi género literario favorito, y sobre todo seguiré apasionadamente atento a discusiones sobre la CF que no terminan en nada, como ésta.

La ilustración de este post la tomé de la página The computer art gallery of John Van Tuyl.