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Casa del Bosque, tecnopolítica para el buen vivir

Continuando nuestro recorrido por hackspaces, fablabs, coworkings y demás, en esta ocasión nos toca hablar con Farid Amed de Fundación Casa del Bosque, de Bogotá, Colombia.

Con Farid ya conversamos en una visita allá por el 2014, y quedé gratamente impresionado con la orientación tecnopolítica que le daba a los proyectos de la Fundación, así que esta fue una buena ocasión para ponernos al tanto y charlar extensamente.

Hola Farid ¿cuáles eran los planes de la Fundación Casa del Bosque antes que se interpusieran las restricciones de la pandemia?

En Colombia, específicamente en Bogotá, la primera restricción se da en 2020, a finales del mes de marzo. Eso fue a través de un decreto, el 092, que establecía la cuarentena obligatoria que arrancó el 25 de marzo. Obviamente ese tema se veía venir ya unas 3 semanas antes. Nosotros en el mes de enero hicimos un plan en la fundación para todo el 2020 en el que no teníamos mucha idea de todo el tema de la pandemia. Teníamos comunicación con amigos que están en la parte asiática, principalmente en Corea del Sur y Singapur que nos estaban contando lo que sucedía en China Continental frente a este tema. Que algo estaba pasando allá, pero no se tenía muy claro si esto vendría siendo un SARS o un rebrote de MERS o algo así.

Nuestro plan para el 2020 incluía dos eventos internacionales en alianza. El primero era en Venezuela con varios compañeros de allá para el mes de julio. El otro evento era en Argentina y se realizaría aproximadamente para el mes de septiembre. El de Argentina iba a ser el evento del Sur y el de Venezuela para esta zona más andina. Los dos eventos tenían objetivos similares: generar una plataforma de red latinoamericana, que es lo que venimos trabajado hace 2/3 años, el tema de la tecnopolítica como escenario de reflexión y activismo frente a las relaciones entre tecnología y geopolítica, y la necesidad de construcción de acciones de poder político dentro de los escenarios de la tecnología, para construir e impulsar alternativas de gobierno en la región que sean amigos y amigas del software libre, de las tecnologías libres, de la cultura libre, y que tengan una lectura progresista del escenario tecnológico, en el entendido que se generen estos gobiernos, que se generen apoyos a la creación de tecnologías endógenas, cadenas de producción de orden continental latinoamericano, apuntando a eso que también llamamos soberanía tecnológica.

Desgraciadamente no se pudieron realizar estos dos eventos a lo largo del 2020. Fue un año de cierres, de cuarentenas. Entonces desistimos del evento con las organizaciones de Venezuela y Argentina, posponiéndole hasta que haya condiciones.

Así mismo, para el mes de febrero llegaron a la fundación dos compañeras a manera de pasantes. Una venía de una universidad de Inglaterra y la otra de una de Francia. Y bueno, de acuerdo a los diálogos que íbamos teniendo con los compañeros de la zona asiática, para inicios del mes de marzo decidimos retornar a las compañeras que habían venido de pasantes. Eso fue casi 20, 25 días antes de que se estableciera la cuarentena obligatoria en Bogotá. Tuvimos varias conversaciones, hicimos unas videoconferencias con los compañeros de Asia. Para febrero tenían más clara la situación y que no era tanto un MERS o un SARS, si no que era otra cosa que después ya se le llama COVID 19. Ya se tenía más claridad y tomamos la decisión. Obviamente en un mundo globalizado, un virus de esta naturaleza, aeróbico, de transmisión muy parecida a la gripa, es cuestión de meses para que esté regado en el planeta. Y como no entendíamos muy bien la gravedad del asunto, nos fuimos por la seguridad de las compañeras pasantes y las retornamos a sus países.

Eso en últimas interrumpió dos escenarios: un escenario internacional y unos eventos en alianza con organizaciones hermanas, en la zona andina y en el sur; y lo otro, que las compañeras pasantes también venían a apoyarnos en el fortalecimiento de unas acciones de seguridad informática de varias organizaciones de Bogotá, Boyacá y unas regiones cercanas a la capital del país. Ahí tuvimos que frenar esa parte de las actividades que teníamos para el 2020. Una parte de ellas, pero obviamente el 2020 fue un frenado tremendo como lo decimos acá.

Hablando de Bogotá ¿Cómo estaba el ambiente de los hackspaces y coworkings en la ciudad hasta antes de la pandemia?

Pues bueno, realmente nosotros hace ya muchos años no tenemos una cercanía permanente con los coworkings, y esto que denominan hackerspaces. La tuvimos hace unos 9 años, cuando eso era algo que venía apareciendo. Realmente no sabemos como estén. Esperamos que sí estén funcionando. Obviamente son espacios que hay que mantener en la ciudad.

El esfuerzo que hemos hecho hacia los hackerspaces desde la Fundación, ha sido fundamentalmente construir acciones de gobierno. Que generen conjuntos de leyes, normas, designen presupuestos de apoyo a estos escenarios de promoción tecnológica en las ciudades. Principalmente Bogotá, que tenemos una corresponsabilidad con esta ciudad. Aquí estamos hace 14 años.

Nuestro esfuerzo frente a este tema, y obviamente que tocó otros temas más, fue la construcción de la actual Alta Consejería de TIC Distrito de Bogotá, adscrita a la Secretaría general. Fue un proyecto al cual colaboramos, tal vez hace 9 años, iniciada la alcaldía de Gustavo Petro en la ciudad de Bogotá. Como Fundación Casa del Bosque fuimos invitados a hacer parte de la comisión de empalme del área tecnológica de la ciudad de Bogotá. Y dentro de ese escenario de construcción, con otro tipo de expertos en administración pública y relaciones tecnológicas, etc, que conformaban esa comisión de empalme, se establecieron varias líneas. Entre ellas una de promoción, mas robusta, de datos abiertos, para todo el tema del Distrito.

Teniendo en cuenta que el distrito de Bogotá es tal vez la cuarta administración pública más compleja de toda América Latina, pudimos construir esa consejería, que fue un logro colectivo al que dimos nuestros aportes, colocamos nuestros granos de arena. Y pues se construyó eso: una política general distrital, de cara a la administración pública, con políticas internas frente a los temas de software libre, datos abiertos, open data, open government, todos los temas que son claves frente al tránsito de los datos públicos y obviamente las perspectivas que hay sobre el cuidado de estos datos y también la entrega de datos de procesos por parte de las secretarías del distrito para la ciudad. Esto es lo que se denomina datos abiertos en general.

También hay otra parte que son unas acciones y actividades anuales de la Alta Consejería de TIC en la promoción de escenarios tecnológicos. Ese fue uno de los aportes que hicimos para la promoción de hackerspaces en Bogotá, y eventos también en Bogotá de responsabilidad del Distrito, con financiación del Distrito y aporte al Distrito. En general ese ha sido nuestro aporte. Nuestra perspectiva es más de Estado, de construir gobiernos amigos con estas tecnologías, construir acciones ciudadanas de promoción del voto para poder cambiar escenarios políticos tanto en las ciudades como en los países; amigos, insisto, con las tecnologías abiertas, con la soberanía tecnológica, etc. En ese orden entendemos que la Alta Consejería sigue apoyando ese tipo de escenarios y esperamos que sigan, que ya no sean solamente dos sino muchos más y que sigan desarrollándose aun cuando esta pandemia ha sido algo tan fuerte.

Por otra parte, y proyectándonos a futuro, creemos que tarde que temprano tendrá que haber una política de salvamento económico. Y los hackerspace también son escenarios de productividad y de inventiva y más ahora en estos momentos de alta crisis la inventiva es profundamente urgente. Creo que los hackerspace y su gente deberían saltar un poco de sus escenarios únicamente tecnicistas a pensarse estos escenarios en clave política y de derechos. Deberían organizarse, deberían plantear una propuesta conjunta al distrito, fundamentalmente a la Secretaría TIC, para que la secretaría de unos apoyos, unas ayudas, a estos espacios que son fundamentales para la generación y circulación de ideas de tecnologías en nuestra ciudad de Bogotá. Que se organicen y construyan una red, una propuesta unificada, de cara a la Secretaría TIC del Distrito para que esta pueda generar apoyos a estos lugares.

Entiendo que muchos de estos hackerspace han sido también articulados o rearticulados a las universidades, como la Tadeo Lozano. A otras instituciones culturales como la Gilberto Alzate Avendaño. Hay unos que son completamente autónomos en la ciudad de Bogotá y que siempre han vivido con las uñas, que siempre han vivido con los aportes de las personas que las conforman. Creo que esas personas, insisto, deberían organizarse y hacer una propuesta y una solicitud a la Alta Consejería de TIC de Bogotá para que haya un paquete de ayudas a estos lugares que son obviamente importantes para el desarrollo tecnológico y más de cara y miras a estos nuevos retos que encarna el tema de la pandemia.

¿Se tuvo que diseñar -como fundación- nuevas estrategias para enfrentar las restricciones por la pandemia? ¿Estuvo en riesgo la permanencia de la fundación?

En Colombia es muy complejo hacer proyectos productivos. Un dato, tal vez de 50 mil empresas que se abren al año solamente en la ciudad de Bogotá, al cabo de 5 años ha desaparecido del 60 al 80%. A eso le llaman aquí en Colombia el «valle de la muerte». Que son las empresas que arrancan el año 1, y en el año 5 ya sabemos que si arrancaron 10 en el año 1, en el año 5 quedarán 3 o 4 y eso hay que multiplicarlo por miles. Fundación Casa del Bosque tiene 14 años, en esos años hemos tenido dos quiebras. Es difícil hacer proyectos en este país pero creo que en la medida que haya la entrega, la mística, el objetivo político que hay detrás de estas cosas, que es en últimas construir acciones colectivas que tecnologicen un país para el bienestar del país, y en el caso nuestro de Bogotá, obviamente hay que seguir haciendo los esfuerzos.

Años antes del inicio de la pandemia no hemos estado en situaciones económicas complejas. Tal vez en el año 5 fue que tuvimos una quiebra, en el año 7 o el año 8 tuvimos una segunda quiebra y de ahí en adelante no hemos vuelto a quebrar. Yo creo que pasamos la primera fase del «valle de la muerte» y siempre vienen unos coletazos que a nosotros nos dio en el año 8.

Fundación Casa del Bosque tiene infraestructura, tiene una casa, tiene servidores internacionales, tiene infraestructura para producción de contenidos, equipos cinematográficos para hacer campañas de comunicación pues es uno de nuestros énfasis. Otros son la promoción del software libre y la promoción del marketing político, y en el escenario del marketing político tenemos toda una infraestructura, un estudio de fotografía y grabación. Esos escenarios en medio de la pandemia se han seguido moviendo porque en última dentro de la pandemia también ha habido grandes luchas. En la medida de las grandes luchas generamos acciones con nuestros aliados que nos solicitan que les apoyemos en temas de comunicaciones.

La parte de los cursos de la Fundación tuvo que cerrarse por los temas de la pandemia. No creemos que baste colocarse un tapabocas. Creo que hay que ser bastantes responsables con la gente que viene a la Fundación a aprender aunque tengamos espacios aireados. No hemos optado por reabrir la parte de formación presencial, que en últimas ha sido nuestro fuerte. No formación virtual sino presencial. Nos gusta trabajar con la gente en el auditorio de máquinas. Ahí construimos nuestros ensambles, desarrollamos, ahí aprendemos estas cosas de tecnología, obviamente en software libre. Eso lo tenemos cerrado.

Funciona la parte de marketing político, en eso seguimos trabajando. Funciona la asistencia que tenemos con varias organizaciones en temas de seguridad informática. Funciona también los temas de alojamiento web que entregamos para varias organizaciones, así las apoyamos, eso sigue también funcionando. Entonces eso ha sido la cosa. La estrategia fundamentalmente ha sido no desistir. Ha sido seguir aprendiendo mucho más. Yo creo que también son momentos importantes para aprender. Para entregar mejores cosas a nuestros aliados, a la gente que apoyamos en sus causas y en sus luchas.

Desde 2020 hemos tenido tal vez 4/5 campañas de diferentes tipos, apoyando tanto campañas regionales por el tema del no al fracking, otras por la defensa de los páramos; y también otras campañas de orden político distrital. Apoyando en sus temas de comunicaciones a una concejala indígena en Bogotá que nos interpreta en gran parte desde Fundación Casa del Bosque. También apoyamos en sus luchas a algunas organizaciones de trabajadores organizados a manera de sindicatos, y en eso hemos estado. Yo creo que esa ha sido la lucha.

Aquí en Colombia siempre uno tiene el riesgo de desaparecer. Este es el país del elogio a la dificultad. En el entendido que nunca hay que dormirse, hay que estar en permanente movimiento porque si no la dinámica, obviamente de la carencia, quiebra a tantas empresas que vienen sufriendo. Hay un tejido empresarial profundamente quebrado. Espero que no nos alcance. En ese orden hemos optado por buscar algunas empresas para apoyarles, para ayudarles en sus temas tecnológicos en medio de esta crisis. Creo que esta crisis ha venido generando reflexiones en sectores de empresas, pensando que la digitalización es importante, la virtualización es importante, en temas de servicios también. Entonces los hemos estado apoyando esas cosas. Esa es la cosa. En Colombia y parte de América Latina es una lucha permanente para mantener los sueños.

¿Cuáles son los planes de Fundación Casa del Bosque para el futuro inmediato?

Pues bien, creo que la pandemia está para quedarse. Creo que ha sido un coletazo de la naturaleza frente a tanto agravio contra ella. Este tema del Covid es un tema que en últimas tiene nombre. Es una depredación al ambiente. Toda esta devastación, obviamente las selvas, la contaminación del agua, todas estas cosas, creo que la naturaleza en últimas está pegándonos los coletazos que se esperaban que sucedieran.

Esto también es un escenario de reflexión que no solamente lo vemos desde el punto de vida empresarial sino también desde un punto de vista de nuestras cotidianidades. De cómo construimos una vida cotidiana que permita proyectar vida digna a próximas generaciones. Tenemos un planeta en el que solamente el 1 por ciento, un poco más, del agua es dulce, es potable ¿no? Y la estamos cada vez contaminando más. El ejercicio de las tecnologías, debería encaminarse hacia esos escenarios de crisis, escenarios críticos, cómo potabilizar agua más rápido, cómo generar obviamente medios tecnológicos para desalinizar el agua. Estos temas que son en últimas tecnologías, nosotros le llamamos tecnología de la praxis, porque no tiene que ver con tecnología como producto, tecnología como mercado, si no tecnología como práctica de vida fundamentalmente para mantener vidas dignas, saludables.

Estos temas también nos hacen reflexionar y eso se lo pongo a los hackerspaces que tienen esas funciones que es innovar en tecnologías para el buen vivir. Yo creo que eso es fundamental. Yo creo que eso es una posición que esta pandemia también nos ha puesto muy claro en el escenario de la reflexión político tecnológica. Tecnologías para qué. ¿Tecnologías para seguir produciendo todo un mercado gigantesco de consumos? ¿Única y exclusivamente eso? ¿O tecnologías para construir un buen vivir?

Yo creo que nosotros como fundación nos orientamos más bien a la segunda opción: Tecnologías para producir un buen vivir. Que sin duda pueden construir un mercado saludable, que genere empleo, que genere dinamismo económico para fortalecer las economías tanto locales y regionales, como continentales. En ese orden creo que estaríamos pensando en una nueva empresa. ¿No? Yo creo que hay que pensarse esas nuevas empresas y la pandemia coloca estos temas a la mano. Pensarse la construcción de nuevas empresas cuyos servicios sean y estén orientados al buen vivir.

En relación al tema de la presencialidad, bueno, los que trabajamos en tecnología hemos entendido ya hace varios años que la presencialidad también existe en el mundo de internet por decirlo así. Ahí están los escenarios de trabajo. Nosotros regularmente trabajamos descentralizados. En la Fundación tal vez hay dos, un compañero más, que apoya un tema de infraestructura aquí. De resto son otros tres compañeros más que están en otras partes del país y un compañero más que está en otra parte del continente, y con ellos trabajamos de manera descentralizada. Cuando hacemos los cursos y estas cosas, ahí sí alguno de los compañeros viene o el curso lo hago yo, lo hace otro compañero o etc. Y ahí vamos trabajando los temas de formación. Pero regularmente estamos despresencializados ya hace tal vez unos 6 o 7 años. Eso vemos que ya muchas empresas optan también.

Nos preocupa un poco el tema de derechos laborales porque este tema del teletrabajo, y este otro tema que llaman trabajo en casa, en el caso de Colombia no tiene aún una normativa benéfica para los trabajadores y trabajadoras que disponen de sus medios propios, de su casa, para poder entregar el trabajo a su empleador y en ese orden de ideas lo que hay es preguntas. El accidente laboral cómo se determina ahí. Si la persona que está trabajando en su casa pero tiene que ir a hacer su almuerzo y se quema con una olla, o se quema con aceite, ¿eso corresponde al tiempo de riesgos laborales? Nosotros pensaríamos que debería ser así, debería ser que sí corresponda a temas de riesgos laborales. Entonces tenemos ahora un vacío legal. No solamente es pensar que ya vamos a construir empresas más descentralizadas, gente desde sus casas, con un poco más de tiempo o etc, sino que también hay que pensar los temas de la legalidad de los derechos laborales y también del respeto al tiempo privado y al tiempo íntimo.

Yo creo que estos temas de la virtualidad del trabajo también han venido taladrando un montón la vida privada e íntima de las personas en sus casas. Entonces ya tenemos jefes escribiendo a las 8 de la noche, a las 9 de la noche, jefes escribiendo en hora de almuerzo, jefes tal cosa y tal otra. Obviamente hay que construir una normativa. Las organizaciones tecnológicas activistas deberíamos pensarnos en construir un frente en relación a este tema y me refiero de orden continental. Construir una base reflexiva de la mano obviamente con abogados y abogadas laborales frente a los temas del derecho de los trabajadores en el ámbito del trabajo virtual. Derechos que garanticen su dignidad, su seguridad laboral y su bienestar.

Yo creo que esas tres cosas son como parte de nuestra reflexión en este tema. El tema del derecho laboral, el tema que corresponde a los tiempos, al respeto a los tiempos del trabajador y la trabajadora; y lo otro obviamente que hay que construir un tipo de empresa que pueda ser un poco mas descentralizada pero ganando tiempo para los trabajadores. Que los trabajadores tengan más tiempo para sus familias. Que los trabajadores sean más productivos en la medida que tengan más bienestar. Que esto no se nos vuelva una excusa para profundizar mucho más la violencia contra los trabajadores, la ilegalidad contra los trabajadores. Esta es una nueva lucha que se abre.

Yendo por otra arista de este gran tema que son los espacios creativos tecnológicos ¿crees que los hackerspaces han perdido su inspiración original?

Hay que determinar de dónde vendría su raíz original. Yo tengo una epocalidad. Una segmentación de los hackerspace. Los ubico en 4 momentos. El primigenio, y el mejor de ellos, ha sido el hackerspace de Tesla. Tesla papá. Un hackerspace que tiene todo lo que me gusta. Que es fundamentalmente un escenario hacker desde el punto de vista que entendemos al hacker como un sabedor de sabedores y una persona que construye con otros y con otras para poder entender cómo funcionan las cosas para posteriormente poder inventar. Entonces hay ciencia y hay tecnología.

Obviamente el hackerspace de Tesla lo veo como la raíz correcta. Principalmente en que ese hackerspace tenía como objetivo una vinculación contextual. Tesla trabajaba con la energía. En un mundo en el que viene toda una revolución industrial y la necesidad de construir nuevos medios energéticos desde una perspectiva fundamentalmente liberadora, no concentrativa. Donde cada quién pudiera construir su red energética, eléctrica. En ese orden, esa primera fase de los hackerspace cumple con 3 cosas: hay ciencia, si hay ciencia puede haber tecnología si tienes un laboratorio de pruebas, y la tercera, obviamente hay contexto y ese contexto es que estos tres elementos deben estar cruzados por una filosofía: la libertad, fundamentalmente. Yo creo que eso es el hackerspace de Tesla.

Después viene el hackerspace del 70, que tiene unos elementos del hackerspace de Tesla pero no va orientado en gran parte a la libertad. Yo creo que ahí se abren unas experiencias de escenario de construcción de saber científico y tecnológico en esa gran bifurcación que fue el software libre con Richard Stallman por un lado y por el otro Gates y este tipo fundador de Apple. Se abrieron dos grandes caminos. Yo creo que el hackerspace de Stallman que después va a construir una fundación que es la Free Software Foundation, encarna unos escenarios del hackerspace original o de raíz que es el hackerspace de Tesla. La otra bifurcación es un hackerspace menos hacker y más space economicus, que es Gates y el de Apple. El de Richard y toda esta gran comunidad que empieza a construirse alrededor es de orden libertario. Liberador.

Y viene ya el hackerspace del tercer momento, el del 90, del 2000. Es un hackerspace que está mas bien articulado a la construcción de grandes empresas que ya han construido líneas. Me refiero fundamentalmente a Silicon Valley. Son lugares de gente que vive cerca a Silicon Valley, que produce ciertas cosas y tienen contacto en empresas ya dosificadas como Google y venden unos ciertos productos. Ese hackerspace yo creo que más bien es un hackerspace de tipo rémora. Que ya es completamente articulado con una estructura de producción de mega industria tecnológica. No tiene la línea de hackerspace de Richard Stallman y tampoco la conexión con el hackerspace de Tesla. Es una derivación del hackerspace de la década del 70 que va más allá, a los escenarios de orden productivo privado.

Y viene el del 2020, ¿no? Que yo creo que esta pandemia debe pensarnos y reconstruirnos una noción de hackerspace y volver a reconectar con esa línea histórica que va en los hackerspace donde la libertad es fundamental. Me refiero a los que van del 70. Tal vez el Chaos Computer Club es un hackerspace que lo podemos ver en el 80 y el 90, hago esto entre paréntesis, en relación a un antagonismo. Yo creo que el Chaos Computer Club es un hackerspace que tiene una cierta línea libertaria y que va conectada con la inspiración libertaria de Richard Stallman y que va conectada con la línea libertaria de Tesla. Creo que hay que volver a anclar ahí, hay que volver a conectar ahí. Construir un nuevo lugar en donde el hacer tecnológico tenga fundamentalmente una experiencia estética y ética en relación con cómo construir un buen vivir.

Yo creo que eso es como lo fundamental de esta cosa. En el entendido que tal vez sí, han perdido la inspiración original pero siempre está la resistencia. Creo que tenemos un gran momento en el qué retomar esos objetivos que en últimas han dado tanto en este momento de declive, pero no de la humanidad toda, si no de un modelo, de una forma de ver la humanidad que ya eclosionó y que ya nos tiene envenenados y con una pandemia descomunal. Ese modelo ya está en declive, y también me refiero a sus concepciones tecnológicas. Ese modelo hay que superarlo. Yo creo que los hackerspace en América Latina podrían ayudar a construir una nueva lectura y dar un nuevo aire en relación al tema del continente y la construcción de tecnologías pensadas y contextuadas en virtud al buen vivir y a las necesidades de nuestras gentes.

Gracias Farid!

No dudamos que la Fundación Casa del Bosque seguirá impulsando y apoyando causas y luchadores por una mejor relación tecnología, gobierno y personas, a nivel local y regional.

Aparte de visitarlos en su página web, pueden seguir a la Fundación Casa del Bosque en sus redes sociales: Facebook, Twitter y You Tube.

¡Mil gracias a Farid por su paciencia y las largas charlas sobre tecnopolítica en la región y a Cati Restrepo por su apoyo con la transcripción de los audios!

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Iniciando nuestro recorrido por hackspaces, fablabs, coworkings y demás, les presentamos al OpenlabEC, un «laboratorio ciudadano en Ecuador, que busca generar diálogos y experiencias relacionadas a la cultura digital, la participación ciudadana y el conocimiento abierto».

Lo especial de este lab es que nació en plena pandemia, lo cual le ha dado características virtuales desde su inicio, convirtiéndolo en una iniciativa de la que vale la pena conocer más. Para tal efecto conversé con uno de sus fundadores: Iván Terceros, y esto fue lo que hablamos:

Hola Iván, ¿Cómo fue el proceso de gestación del OpenlabEC?

Hola Juan, el Openlab se gesta durante la pandemia. Ya estábamos dos meses encerrados, marzo/abril, y a finales de abril empezamos a pensar que sería bueno hacer un laboratorio ciudadano relacionado con la cultura libre, destinado a hablar de temas de software libre, de conocimiento abierto y que sea mucho más ciudadano y con capacidad de expansión regional, aunque en un comienzo lo pensamos muy local. Por eso también el nombre era OpenLab Ecuador.

Posteriormente se empezó a contactar con muchas personas desde la virtualidad. Y pasó que teníamos más facilidades de contactarnos con alguna persona en Buenos Aires o en la ciudad de México que con alguien en Ibarra, a tres horas de Quito. Si bien en un momento la idea era abrir un laboratorio más tradicional -un espacio físico, dar talleres, hacer seminarios, buscar financiamientos y levantarlos- lo que hizo la pandemia fue eliminar la posibilidad de que fuera presencial y tocó explotar la virtualidad. Creo que nadie tenía la experiencia para llevar un proceso virtual. Empezamos a explorar. Teníamos habilidades digitales, eso es cierto, lo que fue un poco el plus para poder iniciar.

Lo bueno es que conseguimos personas que estaban interesadas en que les ayudáramos a dar conferencias, charlas, asesoramientos, lo cual nos dio un poquito de recursos para poder montar un equipo de trabajo. Consolidamos un equipo muy chiquitito de personas para realizar eventos, actividades. Y decidimos que lo que íbamos a hacer era dar charlas. Buscar personas que nos cuenten historias, experiencias, y plantearles espacios para que ellos puedan sentirse cómodos hablando acerca de cosas de cultura libre. ¿Por qué? Porque encontramos que faltaba hablar.

Mucha gente hablaba sobre temas de innovación, todavía sigue haciéndolo, pero hablar de software libre no estaba tan de moda. Era la innovación sobre todo. Pero consideramos que es necesario hablar nuevamente sobre esto y hablarlo desde una perspectiva más contemporánea. Hablar del software libre, de la cultura libre, desde el ahora, desde el boom de la innovación, y contactar personas que tengan experiencias. Empezamos con Ecuador. Uno de nuestros primeros programas se llamó ExploraLabs, que hablaba de laboratorios ciudadanos en el país, y así los programas que hacíamos empezaron a aumentar y de repente teníamos colaboradores que venían de muchos lugares del continente, e incluso hasta de España. Muy, muy bonito.

OpenLab es un laboratorio que está virtualizado totalmente. Es más, ni siquiera los propios miembros están todos en la misma ciudad. Una parte está en Quito, otra en Guayaquil. Otros se están moviendo permanente. Una persona está en Loja. No es un problema para nada en este momento la virtualidad y espero que no lo sea en el futuro. Yo creo que no. Más bien es una ventaja que se nos ha dado.

Hablemos un poco del entorno previo a OpenlabEC en Quito ¿Cómo estaba el ambiente de los hackspaces y coworkings en la ciudad hasta antes de la pandemia?

Los hackspaces no eran tan evidentes en Quito. Conocía un Hackerspace declarado que se llamaba «La Libre», pero de vida muy intermitente, recién vi en un tweet que están volviendo a la vida con un proyecto y dando servicios, luego las universidades pueden tener algunos lugares con prácticas de Hackspaces como sociedades, por ejemplo el grupo Hakem de la EPN, la ESPE tenía clubes de software, pero eso es otra historia.

El Medialab CIESPAL funcionó como un espacio que concentraba algunas comunidades por medio del préstamos de instalaciones para reuniones, ahí se juntaban grupos como la comunidad de python, wikimedistas, creativecommons, club de softwarelibre, la asociación de softwarelibre, etc, pero eso paró con la pandemia. Actualmente, las reuniones y actividades de todos esos grupos se las hace virtualmente, no creo que vaya a cambiar mucho en el futuro inmediato.

En cuanto a los coworkings, hice un estudio por el 2015-2016, y encontré que teníamos cerca de 35 coworkings en la ciudad. Esa cantidad fue creciendo un poquito y luego hubo un bajón. No había el suficiente público para llenarlos. Ya desde antes de la pandemia se habían quedado los que eran más grandes y tenían más contactos y habían podido consolidarse. Los más pequeños terminaron desapareciendo. Con la pandemia, lo que pasó fue que este número se redujo más aún. Conozco algunos espacios que tuvieron que ver alternativas para mantenerse, llevando procesos de incubación, apoyando a otros a cómo ser legales, a ser startups y promoviendo también que la gente vaya en algunos momentos del día.

Ahora mismo no sé bien cómo van estos espacios. Los más grandes se mantienen, han crecido. Es verdad. Porque han apostado mucho al tema de incubación, porque mucha gente tendió a volverse emprendedora y esos espacios los ayudaron a levantarse. Los pequeños que quedaron no lo sé. Posiblemente muchos han desaparecido, quebrado, otros quizás fusionado.

Cuéntanos un poco más sobre lo que han hecho este primer año, ¿cuáles considerarías las actividades más saltantes?

El OpenLab es una comunidad. Como un hackerspace, aunque no tenemos la capacidad de poder construir cosas directamente. No hemos tenido un proyecto para construir. Tal vez un par de hackatones, sí. Eso sí. En toda regla, lo que hacemos es buscar personas que nos cuenten experiencias, que nos cuenten historias de procesos relacionados con la cultura libre. Eso es lo que estamos haciendo.

Ahora, efectivamente hemos tenido muchas actividades durante el año, hace poco hicimos un cálculo y encontramos que habíamos realizado más de 70 actividades durante este primer año, que han generado otra gran cantidad de contenido en Youtube. Es muy difícil decir cuál ha sido la actividad principal del laboratorio, todas fueron armadas con mucha dedicación lo que hace que escoger una sea complicado. Pero posiblemente, el simposio Descubriendo la Ciencia Abierta y la campaña de Educación Libre sean resaltantes, además de toda la producción sobre la temática del FLISoL.

Lo interesante de las dos actividades mencionadas fue que concentraron un público regional muy diverso, en un caso formado por estudiantes e investigadores interesados en la ciencia abierta, al mismo tiempo que los expositores fueron académicos latinoamericanos que están trabajando muy intensamente en proyectos divulgativos y de generación de comunidad sobre la temática.

En el caso de Educación Libre, fueron más bien historias de las experiencias de prácticas de educación desde la cultura libre, muy enfocada a hacer una crítica a los gobiernos sobre el manejo de la virtualización y los lobbies transnacionales durante la pandemia. Mostrando además que existen iniciativas muy inspiradoras, que sirven de ejemplo para pensar los futuros de la educación pública.

Por otro lado, las actividades del FLISoL fueron también muy interesantes, más allá de la producción del evento y apoyo a las comunidades para organizar sedes locales, hay todo un proceso de investigación para conocer los antecedentes y experiencias sobre este fenómeno de la cultura del software libre. 

Captura de pantalla de la Conferencia abierta: Educación libre y Soberanía tecnológica.

¿Cuáles son los planes para el futuro inmediato? ¿Crees que de alguna manera ya no podrá regresarse totalmente al estado anterior?

No lo creo, definitivamente no lo creo. No sé si en el futuro lo vayamos a tener. Lo que nosotros estamos apostando es por espacios híbridos. Ahora mismo los espacios híbridos pueden ser mucho más potentes. Con un gran porcentaje del tiempo virtualizado y otro haciendo eventos presenciales porque son necesarios. No todo puede ser virtualizado.

Por ejemplo: Los JAMs es como muy triste tener que hacerlos virtualmente. La gente no puede comer pizza de la manera como lo hacía antes. Es muy triste comer una pizza solo. Creo que es necesario mantener espacios de encuentro. Quizás no permanentemente. También sería muy raro volver a un plan de oficina de 5 días a la semana. Tal vez pensar momentos ¿No? Como que los días viernes y los días sábados hay encuentros y los otros días cada quien está en su casa y está produciendo contenido, compartiendo y conectando mucho y nos encontramos simplemente el fin de semana para hacer alguna cosa.

Estamos apostando que ese va a ser el futuro. Que la hibridación va a ser mucho más grande. Más bien el desafío es planificar como podemos nosotros encarar eso. Volver al tiempo pasado creo que va a ser imposible. Por lo menos con las personas que hemos colaborado, con la comunidad, no creo que estén tan ansiosos de volver a un pasado presencial.

En cuanto a nosotros, este 20 de mayo cumplimos un año por fin. Ha sido un año con altos y bajos. Hemos logrado hacernos un campo cuando mucha gente estaba con números rojos, nosotros no entramos en números rojos. En verdad hemos logrado crecer poquito a poquito. Hemos conseguido mantenernos un año con un equipo de trabajo y eso ya es bastante.

Es un gran momento para nosotros ahora mismo. Hemos ya logrado tener la personería jurídica. Es la Fundación OpenLab Ecuador. Ya no es solo una iniciativa. Ya empezamos a legalizar todos los miembros en dos categorías. Miembros adscritos, que son miembros que tienen voz y voto dentro de la fundación, y miembros honorarios que tienen voz. Y vamos a seguir haciendo crecer esta comunidad. Y también con el ánimo que la dirección pueda ser rotativa/transitoria. La dirección tampoco es una dirección vertical. Lo intentamos hacer como una dirección más horizontal dirigida por tres personas que deben tomar decisiones constantemente lo cual me parece muy bien.

Tenemos algunos proyectos que están en curso, personas que nos conocen, organizaciones que ya tienen un poco de confianza con nosotros para poder trabajar. Queremos explorar la posibilidad que nos está dando encontrar y conectar gente de la región que nos cuenta sus historias, de sus proyectos y lo que quiere hacer en el futuro. Eso nos interesa mucho. Y nada pues. Esperemos que esto pueda crecer y contactar con más personas que tengan experiencia en cultura libre en la región. Ahora sí en toda la región latinoamericana y también España.

Cambiando un poco de tema ¿Crees que los hackerspaces y similares han perdido su inspiración original?

Es posible que sí. Tal vez un poco del romanticismo que había con los hackerspaces hace algunos años, esta idea del hackermaker, creador. La gente ahora habla mucho acerca de innovación. De colocar startups. Y está bien, es una forma de generar recursos y es mucho más aterrizado. Pero al mismo tiempo creo que la idea de la rebeldía que presentaban los hackerspaces es importante colocarla adentro. Lo que nosotros intentamos hacer es rescatar esas experiencias de esas personas. No necesariamente van a ser hackers, pero sí activistas. Activistas en software libre, activistas en tecnologías abiertas y que puedan servir de inspiración, no sé si de norte, pero sí como de guía para nuevos proyectos.

Por ejemplo, esta campaña que iniciamos hace algunos meses para hablar con personas de educación, software libre y tecnologías, era para intentar motivar a comunidades de software libre a que presenten proyectos a sus gobiernos y que denuncien la intervención de las transnacionales en temas educativos, pero de una manera más propositiva. Temas de interculturalidad, temas de privacidad de datos, manejos de dispositivos abiertos, licencias, etc. Entonces desde ese punto de vista creo que podemos crecer más porque hay mucha gente que tiene cosas que contar y hay la necesidad de fortalecer políticas abiertas en todo el continente. Yo creo que eso está bien. 

¿Cómo debería hacer alguien que quiera dar una charla en vuestro espacio?

Aún estamos discutiendo cuál sería la mejor forma de participación. Sin embargo, tenemos un formulario de contacto en la página web que envía un correo a la coordinación que está compuesta por tres personas, por lo que siempre ese correo será respondido, es por el momento la forma más eficiente de hacer una propuesta o ponerse en contacto. Otra forma que también ha funcionado es el canal de Messenger de la página de Facebook. 

Gracias Iván!

Realmente esperamos que el OpenlabEc pueda cumplir sus objetivos en este segundo año de actividades y que logre ser más conocido a nivel regional. En estos tiempos que están un poco difíciles para todos, su labor es un ejemplo de creatividad y tesón.

Aparte de visitarlos en su página web, pueden seguir a OpenlabEc en sus redes sociales: Facebook, Twitter, You Tube y su canal en Telegram.

Los dejamos con su actual actividad, la «Convocatoria para – Experiencias del FLISoL en América Latina«. Si eres un activista FLISoL de Latinoamérica puedes contar tu historia FLISoLera, el OpenlabEc quiere conversar sobre los orígenes de las diferentes sedes FLISoL.

¡Mil gracias a Iván por su entusiasmo y a Cati Restrepo por su apoyo con la transcripción de los audios!

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Charlando con Santiago Hoerth sobre Tecnologías Libres

Otra de las personas a las que conocí en el Congreso de Cultura Libre al que asistí el mes pasado en Quito, fue Santiago Hoerth. Escuché su charla «Internet Libre con Tecnologías Libres», precisamente en la sesión de trabajo denominada «Internet Libre». (Pueden verla casi completa en dos videos que grabé: acá y acá.)  Santiago es fundador y coordinador de Código Sur, una organización que se define como:

un grupo de personas pertenecientes a diferentes movimientos sociales preocupadas por los derechos humanos, las libertades y los procesos sociales de emancipación. De igual modo lo estamos por las nuevas formas de comunicación y sus herramientas tecnológicas.

Entre sus objetivos mencionan:

  • Colaborar con el desarrollo y la socialización de las tecnologías y herramientas de comunicación en América Latina.
  • Realizar proyectos y programas que fomenten la comunicación y faciliten el acceso a Internet y las tecnologías de información y comunicación (TIC) en las organizaciones de América Latina.

Un par de días después del congreso en mención, me encontré con Santiago, para que entre otras cosas, nos hable de Código Sur y sus proyectos:

Uno de los temas que más me llamó la atención de la charla de Santiago fue el relacionado con los puntos neutros y las redes libres. Les dejo de nuevo con él para que si no sabían del asunto, como yo, se enteren:

Sobre los puntos neutros la Wikipedia nos explica un poco más: «La técnica y la logística de negocios de intercambio de tráfico entre los PSI se rige por los acuerdos de interconexión mutua. En virtud de dichos acuerdos, el tráfico a menudo se intercambia sin compensación. Cuando un punto neutro incurre en costos de operación, por lo general éstos son compartidos entre todos sus participantes. […] Las cuotas basadas en el volumen de tráfico no son populares porque no ofrecen incentivos al crecimiento del punto neutro.»

Sobre las redes libres Wikipedia también explica más, pero resultan particularmente interesantes los objetivos de estas redes: «Acercar la tecnología y favorecer la comunicación de la sociedad. Crear una red de emergencia para su uso en caso de catástrofe.» De igual manera los problemas de las comunidades de redes libres que se señalan: «Exceso de expectativas. Falta de acciones, sentimiento de comunidad y trabajo en equipo. Falta de coordinación.» Parece que como en cualquier proyecto, el factor humano es muy importante.

Por si les interesa mirar más sobre el tema, acá las webs de Guifi.net, Buenos Aires Libre, Bogotá Mesh, Montevideo Libre y Redes Libres, la organización que agrupa a las similares de Latinoamérica.

Finalmente oigamos a Santiago hablándonos acerca del Software Libre en Latinoamérica:

Como dice Santiago, la popularidad del software libre en América Latina es grande, basta con ver cada vez que se realiza uno de los FLISOL o Festival Latinoamericano de Instalación de Software Libre, evento que anualmente difunde el software libre en esta parte del mundo. Este año por ejemplo fueron 269 ciudades las que participaron con charlas, talleres y por supuesto, instalaciones de las distintas distribuciones y programas en software libre.

No puedo terminar sin señalar el concepto de software libre al que se refiere Código Sur, viendolo no sólo como una herramienta de programación si no como una herramienta social:

El propósito de retirar la programación de la esfera corporativa y volverla a poner en el ámbito social es algo indispensable para evitar que la promesa de la Era Digital se convierta en una pesadilla social. La condición necesaria para poder confiar en que las reglas impuestas por el software reflejen los objetivos y valores de la sociedad, es que la participación en la construcción del software esté abierta y al alcance de todas las personas que deseen hacerlo.

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