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El Sermón de las tres horas.. es peruano

Y de tiempo algo de… reciclaje; El Sermón de las tres horas.. es peruano fue un post publicado el 25 de marzo del 2005 en Surfing el Amazonas, y lo republico a propósito de la Semana Santa.

Continuando con los temas por la semana santa me encuentro esta novedad, y la verdad no sé si habría que agradecer o castigar. Cuando escucho a los curas tratando de hacer ver que Jesúcristo dijo lo que no dijo, o lo que a ellos les interesa que se crea que dijo… menos mal que soy cristiano sólo de nombre. La nota es de Luis Velásquez C. y salió en La República de hoy viernes, con fotos y más datos interesantes al respecto.

Le decían el Apóstol de los indios y los negros por su cerrada defensa de los derechos de los esclavos y desposeídos en una época (S. XVII) en que esto era considerado poco menos que subversivo. Francisco del Castillo lo sabía bien, pero no hacía mucho caso a las críticas. No lo desalentaban. Por el contrario, dedicaba su tiempo y esfuerzos a llevar la palabra de Dios a los pobres en las calles -la mayoría de ellos quechuahablantes e iletrados-, y hacer colectas para procurarles alimento. Vivía para ellos y por ellos. Y precisamente inspirado en su dolor, dedicó tres horas de aquel Viernes Santo, de 1660, a recordar las palabras de Jesús en la cruz.

Buscó darles un significado y hacer un paralelo entre el sufrimiento del Dios hecho hombre y el pesar de los olvidados que durante aquella jornada estaban sentados ante al altar de la Iglesia Nuestra Señora de Los Desamparados, escuchándolo. No eran raros en él los sermones largos, pero éste era una novedad. Sorprendió gratamente a todos, incluso a sus rivales que lo veían con recelo y temían que sus acostumbrados encuentros con los pobres en la Plazuela del Baratillo (en el Rímac) pudieran alterar el orden establecido. Comprendieron que había nacido una nueva manifestación de la fe.

Respecto a este episodio, los investigadores agregan y quitan detalles para hacer más sencilla o más impresionante la historia. No se ponen de acuerdo en el antes ni en el después de este importante hecho. Lo concreto, sin embargo, es que Francisco del Castillo comenzó a hablar aquella tarde y no paró sino hasta que sintió la fatiga. Así nació el Sermón de las Tres Horas, también conocido como el Sermón de las Siete Palabras, que se extendió con rapidez al resto del país, a la región y luego al mundo entero. Y aunque no hay un reconocimiento oficial del Vaticano al padre Francisco del Castillo como instaurador de esta tradición, sí destaca su entrega a la fe católica y a la divulgación de la palabra divina entre las personas más necesitadas.

Pero no se crea que en cuatro siglos de historia este sermón ha servido sólo para recordar el mensaje final que dio Jesús a sus apóstoles o interpretar sus palabras según las coyunturas y necesidades de los lugares donde éstas son evocadas. No, claro que no. Ha servido también como una prueba de fortaleza y de fe que, incluso, alguna vez costó la vida a un religioso, el sacerdote Carlos Martínez, durante el Viernes Santo de 1928, en la Iglesia San Pedro de Lima. Refieren los registros que Martínez, alzando la mirada, dijo: «Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu», y cayó al suelo. La fatiga lo había vencido. Y es que el hombre había realizado el Sermón de las Tres Horas casi gritando, debido a la cantidad de gente que se había dado cita en el lugar.

Francisco del Castillo realizó el Sermón de la Tres Horas en la Iglesia de Nuestra de Señora de los Desamparados. Y lo hizo ante la efigie del Señor de la Agonía. Por desgracia esta iglesia ya no existe. Fue demolida hace 60 años para dar paso al edificio de Palacio de Gobierno. Hoy la nueva sede de la Parroquia (no iglesia) de Desamparados queda en Breña.

En este artículo: Basílica y Convento de San Pedro de la wikipedia, también nombran a Lima como la primera ciudad donde se dio el Sermón de las Tres Horas. Como lo del sermón no es algo restringido a la religión católica (recordar el Sermón de la Montaña), antes que poner una imagen de Cipriani he preferido colocar una de Buda en lo que se conoce como el Sermón en el Parque de los Ciervos. La extraje de Wikipedia Commons.

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Región andina: 2015

Y este martes tocó que sea de… reciclaje; Región andina: 2015 fue un post publicado el 17 de marzo del 2005 en Surfing el Amazonas, y aunque ya son más de dos años de su publicación lo reciclo porque el tema me sigue pareciendo vigente.

Mirko Lauer comenta en su columna de hoy en La República, una serie de interesantes observaciones, en tono de predicciones, para esta zona del mundo hasta el 2015.

Quizás interese volver a los vaticinios sobre la región andina en el horizonte del 2015, hechos por un grupo de académicos para la Foreign Intelligence Board (CIA) de Washington, difundidos en diciembre del 2000. Casi cinco años más tarde, estos comentarios genéricos pero precisos se sostienen, incluso con serias posibilidades de acompañarnos en el 2015:

° Una nueva generación de empresarios favorecerá una mayor apertura de mercado, pero esos beneficios pueden distorsionar aun más la distribución del ingreso, que ya es la más injusta (inequitable) del mundo.

° La región andina luchará con una fuerza laboral mal instruida, inestable gobernabilidad, y una dependencia de productos como el petróleo, el cobre y los narcóticos.

° La región andina va a estar entre los lugares donde se darán conflictos internos provenientes de la represión estatal, sentimientos de agravio religioso y étnico, crecientes presiones migratorias y/o movimientos indígenas de protesta.

° Los países más débiles de la región, sobre todo en la región andina, retrocederán aun más. Algunos países vivirán interrupciones de la democracia causadas por el fracaso en manejar de forma efectiva las demandas populares, el crimen, la corrupción, el narcotráfico, y las insurgencias.

° En los países andinos la competencia por recursos escasos, la presión demográfica y la falta de oportunidades de empleo probablemente escalarán la furia de los trabajadores y alimentarán tácticas más agresivas para el futuro.

° La fatiga frente a la penuria económica y un profundo cinismo del pueblo frente a las instituciones políticas, sobre todo los partidos, pueden llevar a situaciones de inestabilidad en varios países andinos.

° El informe señala que la región andina está entre aquellas zonas que al no haberse beneficiado de los efectos positivos de la globalización, mantienen conflictos internos.

Como habrá advertido el lector, nada nuevo bajo el sol andino, y acaso el núcleo de los pronósticos incluso sea anterior al año 2000. Lo notable es la casi nula capacidad de los países implicados para modificar un destino tan claramente anunciado cuyos últimos, y peores, capítulos todavía no han aparecido. Quizás lo más llamativo en esta situación es que siendo los problemas de los países andinos comunes, estos se dediquen a tratar de resolverlos cada uno por su cuenta. Si el malestar de los miserables continúa la institución del siglo XIX latinoamericano llamada república puede terminar siguiendo la crítica suerte de la institución del siglo XVIII llamada partido político.

Y como que el primer punto ya lo estamos viendo, con lo del TLC. Los puntos dos y tres son cosa de todos los días me parece. El punto cuatro aún no llega, y el quinto sólo asoma. El seis no hace falta decirlo, es algo siempre presente, y el siete es una aseveración del presente más que otra cosa. Pero sería interesante contar con confrontaciones más detalladas de lo vaticinado en el 2000 y lo que sucede en éste 2007, es decir, a medio camino hacia el 2015.

No me ha sido muy fácil conseguir enlaces relacionados, pero creo que ésta es una copia del documento original: Global Trends 2015: A Dialogue About the Future With Nongovernment Experts. También encontré este otro documento: The Center for Preventive Action Andes 2020 Commission: A New Strategy for the Challenges of Colombia and the Region del Council on Foreign Relations, donde hay más cosas relacionadas. En castellano pueden bucear en ésta búsqueda de Google donde hay varias páginas con proyectos de diversos organismos con análisis y planes para la región Andina en el año 2015.

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El genoma de nuestros ancestros

Y este lunes de zapatero también es de… reciclaje; El genoma de nuestros ancestros fue un post publicado el 16 de marzo del 2005 en Surfing el Amazonas, y lo reciclo porque el tema me sigue pareciendo interesante.

En el suplemento Dominical del diario El Comercio publicado el 13 del presente, salió una interesante nota de José Carlos Cabrejos sobre los estudios que se llevan a cabo con los restos humanos encontrados en las ruinas de Puruchuco.

Cerca del Estadio Monumental de Universitario de Deportes, en la localidad de Túpac Amaru, se encuentra uno de los cementerios prehispánicos más grandes del Perú: Puruchuco-Huaquerones, que se utilizó en la época del Horizonte Tardío, entre los años de 1472 y 1532. En esa zona se ha estado jugando otro partido, que nada tiene que ver con el fútbol. Uno que tiene que ver no solo con obtener el genoma de la población de la época, sino también con descubrir los movimientos migratorios que ocurrían por aquellos tiempos. ¿Los protagonistas de esta aventura científica? Gerardo Ramos, director del Instituto de Ciencias y Tecnología de la Universidad Ricardo Palma, y Verónica Rubín de Celis Massa, directora del Programa de Biología Molecular de la institución educativa en mención. Ellos nos ilustran sobre los alcances de este ambicioso proyecto, que aún sigue en marcha.

¿Cómo surgió la idea de realizar esta investigación?
-GR: Desde hace unas décadas, se ha tratado de investigar los movimientos migratorios que ocurrían en el Perú antiguo. Ahora, con la ayuda de la biología molecular se trata de encontrar una base científica más sólida. Verónica Rubín de Celis tuvo la idea de emprender estudios sobre el genoma del Perú antes de la llegada de los españoles. En ese sentido, uno de los objetivos de esta investigación es hallar analogías genéticas con pueblos antiguos que podrían haber venido al país durante ese periodo.
-VR: Primero se conversó con el doctor Luis Lumbreras, director del INC, sobre la posibilidad de estudiar el material encontrado en el espolón de Puruchuco. Hicimos un ensayo preliminar, aproximándonos a los restos óseos, e incluso dentales, de los fardos mortuorios. Seguidamente, presentamos un proyecto de investigación que tenía como fin extraer el ADN que contiene ese material, para compararlo con el ADN del Perú moderno. Así, nos ponemos en contacto con los arqueólogos Elena Goicochea y Guillermo Cock, que ya venían investigando las ruinas de Puruchuco. De esta manera, comienzan los estudios genético moleculares.

¿Cuáles son las exigencias de tiempo de una investigación de esta magnitud?
-GR: Las telas que envuelven a una momia son delicadas por causa de la humedad. Si alguien abre una de estas con mucha fuerza, se desgarra. Por ello, hay que abrir una capa del fardo y después esperar que se seque la siguiente, lo cual puede durar días o semanas dependiendo del clima. Siguiendo ese mismo procedimiento, se van abriendo las demás, que por lo general conforman un total de 7 u 8. Una vez que se han retirado todas las capas y se obtiene la momia en sí, comienza el trabajo más riguroso: se toma la muestra de una pequeña fracción ósea, a partir de la cual se puede iniciar el proceso de estudio molecular.

Por ahora ¿qué conclusiones han podido sacar de estos estudios?
-VR: Hasta donde han llegado las investigaciones, todo indicaría que Puruchuco fue un centro de tránsito, un lugar donde muchas culturas, provenientes de otras regiones, pasaban para intercambiar mercadería, realizar el trueque. Los estudios se acercan a esa hipótesis porque la mayoría del material óseo estudiado presenta un haplogrupo (conjunto de elementos genéticos que identifican a una determinada población) que hoy podemos encontrar en habitantes de origen selvático. Las momias habrían sido personas que llegaron a la costa desde la selva, traspasando muchas barreras geográficas de la zona andina.
No obstante, se ha encontrado también que esta población sufrió de enfermedades como sífilis o tuberculosis; esta última presenta cepas que hoy en día ya no se pueden hallar. Estamos emprendiendo un nuevo proyecto que se dedicaría a estudiar las enfermedades del Perú prehispánico. Eso permitiría en el futuro la obtención de determinados beneficios, como vacunas o terapias genéticas (tratamientos de enfermedades genéticas).
-GR: Hay que recordar que en Puruchuco tenemos una población de 8 mil fardos que aún no han sido abiertos. Abrir cada momia tiene un costo de 18 mil dólares. Eso explica el por qué esa hipótesis no se constata aún en un 100 por ciento. Para comprobarla en su totalidad necesitaríamos analizar una mayor cantidad de fardos. No obstante, nuestros estudios de ADN han revelado que no hubo un alto índice de endogamia (fenómeno común en el Perú prehispánico). Tal hecho también avala la teoría de que era una zona de paso, de viaje.

Por lo visto, se ha requerido una gran inversión para este estudio. ¿Qué instituciones lo han financiado?
-VR: Varias. Podemos mencionar al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Concytec), la misma Universidad Ricardo Palma o a la National Science Foundation. Algunos amigos extranjeros nos surten de reactivos que nos sirven para este gran proyecto. Hasta la fecha se han invertido más de 700 mil dólares.
-GR: Para nosotros, sería ideal tener una cantidad ilimitada de dinero no solo para seguir investigando las momias de Puruchuco, sino otras áreas de nuestro país. Los países desarrollados no suelen hacer este tipo de estudios porque no tienen el vasto patrimonio cultural que posee un país como el Perú. Independientemente de que tengan dinero para profundizar dichos estudios, nuestro patrimonio debe quedarse aquí. De lo contrario, podría suceder lo ocurrido con la uña de gato o la maca. Inspirados en Julio C. Tello, hacemos un manejo nacionalista de la ciencia. Podemos trabajar con el financiamiento de instituciones foráneas, pero la información obtenida se desarrolla aquí. Antes, para hablar de nuestro país se citaban fuentes extranjeras; ahora, expertos de países desarrollados citan fuentes peruanas para referirse al Perú antiguo.

¿Qué sucedería en el caso utópico de que se dispusiera de una cantidad ilimitada de dinero para realizar este tipo de investigaciones? ¿Qué otros estudios afines se harían?
-GR: Requeriríamos de una cantidad impresionante de millones de dólares. Conocer genéticamente toda nuestra historia sería muy costoso.
-VR: Para terminar de estudiar la cuarta parte de Puruchuco, necesitaríamos unas seis generaciones en adelante, explorándose otros aspectos no solamente relacionados con la cuestión evolutiva, sino también con las enfermedades y la entomología. En las momias encontramos, por ejemplo, larvas de mosca. El material óseo tiene que estar en un espacio físico de absoluta asepsia, los equipos que utilizamos para analizar las muestras antiguas no son los mismos que empleamos para las nuevas. Por ello, la extracción de ADN es un trabajo arduo y paciente. Por ejemplo, hemos tenido que obtener el ADN de todas las personas que participaron en la excavación. ¿Por qué? Si algún fluido de ellos, por ejemplo la saliva, cae por casualidad en la muestra antigua, se puede conseguir por equivocación un ADN moderno, no perteneciente a dicha muestra.

Y bueno, a la fecha debe haber mayores avances en el tema, cuestión de averiguar. Algunos enlaces relacionados son: La historia de la población de Perú (Population history of Peru) sobre «investigaciones de diversidad genética en poblaciones prehistóricas y modernas de los Andes», Las Momias de Puruchuco, interesante especial de Perú.com (de donde tomé la foto de este post) y otro especial Las Momias de Puruchuco, el legado del imperio Inca. Dos posts más y menos relacionados: «La gran rebelión Inca» El nuevo documental de PBS y National Geographic de Peruanista y Momias Incaicas y Sacrificios Humanos que es mío y algo en común tiene.

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Cosmovisiones Amazónicas

Y este jueves es de… reciclaje; Cosmovisiones Amazónicas fue un post publicado el 27 de marzo del 2005 en Surfing el Amazonas, y lo reciclo para no dejar de postear sobre Iquitos, Loreto y sus cosas.

En el suplemento Dominical de El Comercio del día de hoy domingo 27 de marzo del 2005, sale una reseña a un libro recientemente reeditado por la Fundación Telefónica: El ojo verde – Cosmovisiones amazónicas 1, con ensayos del historiador Pablo Macera, los antropólogos Carlos Dávila Herrera, Alberto Chirif, Fernardo Santos Granero, Alexandre Surrallés y el historiador de arte Luis Eduardo Wuffarden; además de fotografías de Alejandro Balaguer, Billy Hare, Roberto Huarcaya, Heinz Plenge, Joaquín Rubio y Walter Wust, entre otros. Por lo que se extrae del mismo vale la pena darle una lectura completa, y no seguir pensando tan despectivamente en las tribus de nuestra amazonía.

Para los ashuar -pueblo perteneciente a la familia lingüística de los jíbaros- el mundo de la Tierra y el mundo de arriba estaban en un tiempo remoto comunicados entre sí por una gran soga, y los hombres podían subir a través de ella para conversar con sus pares celestiales; por eso eran sabios y poderosos. Pero un día Nantu, el hombre Luna, que se había casado con una mujer llamada Ayaymama, se peleó con ella y cortó la soga para evitar que ésta lo siguiera hasta las alturas. Desde entonces, Nantu vive solo en las alturas y los hombres ya no pueden conversar con el mundo de arriba. En una variante shipiba es el padre Sol el que manda cortar la escalera enfurecido porque la gente se portaba mal y desobedecía las reglas. Entonces como castigo separó a los hombres terrestres del «mundo maravilloso».

Por eso los ashuar y los shipibos, como la mayoría de las etnias amazónicas, necesitan de sus «chamanes» y sus «vegetales» para viajar hacia ese mundo perdido, plantas como la ayahuasca, el tabaco, la coca, la cahuana, el ampiri o el macerado de yuca, les permiten transportarse a los territorios celestiales o a mundos subterráneos, acuáticos e invisibles, a conversar con los seres fabulosos que los habitan y que rigen el orden de todo lo conocido.

Los shawi dicen que a través de los rituales ayahuasqueros obtienen información y sabiduría: saben qué comidas cocinar, cómo deben tomar el tabaco y qué cantos deben emplear para llamar a los espíritus; los boras los utilizan para obtener los permisos de los «dueños» de los animales y plantas para tener una buena caza, una pesca abundante y grandes cosechas; y los asháninka los emplean para curar y hacer magia: «si el tabaquero o el ayahuasquero quiere comer o destruir o tragar carne de gente, toma raíz de nube para convertirse en aire. Viene suavemente, entra en la casa, aunque la persona visible la haya cerrado toda; cuando entra toda la nube puede convertirse en tigre grande. Fácilmente va a terminar comiendo a los niños y a la mujer de la casa y nuevamente vuela y sale convertido en nube», cuenta Oshipiyo Iriooshi, poblador de la comunidad de San Pablo Tres Unidos, de la provincia de Oxapampa. Esta conexión chamánica entre la realidad y lo invisible, entre los hombres y la naturaleza viva, rige la vida social y religiosa de las comunidades nativas y recorre todos los relatos que contiene El ojo verde, cosmovisiones amazónicas, un libro, editado por la Fundación Telefónica, que nos guía -con espléndidas imágenes y fotografías- por el imaginario de los catorce pueblos principales de nuestra Amazonía.

Si hay algo que la mayoría de estos pueblos comparte es la idea de un mundo plano, como una isla que flota sobre una gran poza de agua. (Solo los shawi dicen que el mundo es ovalado «como el panal de las avispas» y los boras lo asocian a la forma del seno de una mujer). Sobre este mundo y debajo de él se levantan y acuestan mundos paralelos que pueden ser «esferas», «lugares», «espacios» o «soles». Los wampis creen que este mundo acuático está habitado por los tsunki, seres que viven bajo el agua así como nosotros lo hacemos en la tierra. «Los tsunki consideran perro a una boa, chancho a un zúngaro, gallinas a diferentes tipos de peces y de vez en cuando salen a la superficie a casarse con humanos», dice Gerardo Petsaín, wampi del río Santiago.

Los shipibos creen que al inicio el mundo era una solo, pero que el padre Sol, viendo que sus hijos eran desobedientes, los castigó con el diluvio, salvándose sólo un shipibo cuyos hijos se convirtieron en aves de mal agüero y su mujer, en termita. Después de este mundo inicial, la Tierra quedó dividida en cuatro espacios: el mundo de las aguas, Jene Nete, habitado por su espíritu guardián; nuestro mundo, Non Nete, donde están los animales que comemos, las diferentes plantas, los árboles, los minerales, las aves y cuantos seres vivientes existen; el mundo amarillo, Panshin Nete, el de los pecados y los espíritus malos; y el espacio maravilloso donde está el Sol, Jakon Nete. Este es el mundo al que llegan después de la muerte las almas seleccionadas que se han conducido rectamente en la vida. Si un shipibo ha tenido un comportamiento indigno se convierte en tigre o caimán, y si una mujer ha sido adúltera se transforma en carachupa (armadillo).

Contrariamente a lo que se piensa, las cosmovisiones amazónicas tienen semejanzas con varias ideas míticas occidentales. Esa noción de la tierra plana asentada sobre un pozo acuático, donde habitan espíritus poderosos y malignos, se parece en algo a las creencias del hombre cristiano del medioevo, como bien apunta Fernando Santos Granero, en la apertura de este volumen. Aunque eso no quiere decir que los nativos amazónicos se hayan quedado suspendidos en una etapa premoderna; por el contrario, estos conocimientos ancestrales, aparentemente mágico-religiosos, les han servido para traspasar los siglos sin dañar un ecosistema que es hoy una inmensa riqueza natural, en reservas de agua por ejemplo. La creencia de que existen espíritus que son los «dueños» de animales y plantas y que se debe dialogar con ellos para cazar los animales o para sembrar chacras, sin excesos ni maltratos, ha sido vital para que puedan remontar el tiempo sin consecuencias funestas para un hábitat natural hostil, pero esplendoroso, algo de lo que no puede jactarse el hombre occidental. «Cuando el hombre consume mucho de la naturaleza y no da nada a cambio, el brujo llama a la piraña gigante para que su espíritu le devore el corazón», dice un mito de los bora. Este libro es un aporte para que Occidente mire a la Amazonía con otros ojos y, por qué no, para que aprenda algo acerca de su ancestral sabiduría.

No existe información precisa de cuándo se empezó a poblar la región amazónica peruana. Se estima que entre los años 3000 y el 2000 a.C comenzaron a llegar los primeros pueblos jíbaros después de un largo viaje desde el Caribe hasta quedar alojados en los límites actuales del Perú y Ecuador. Desde la cuenca del Magdalena (Venezuela) avanzaron los arawak para llegar a la selva central y el Urubamba. Desde el Brasil central y en oleadas sucesivas llegaron los pano a fijar su residencia en la cuenca del Ucayali, junto a shipibos-conibos, yaminaguas, matsés y los tupí-guaraní. Los catorce pueblos principales de la Amazonía ocupan el 59 por ciento del territorio nacional.Un comentarista en mi post original hizo notar que la cuenca del Magdalena es en Colombia y no Venezuela tal como pueden comprobar acá. Para que visiten: la web El Ojo Verde. En Ideele el texto que preparó el antropólogo Alberto Chirif para el libro El Ojo Verde: ¿Minorías étnicas o pueblos indígenas?. El post Ojo Verde – Cosmovisiones amazónicas en la Bitácora Almendrón. La primera imagen la obtuve de la web Universiando y es una pintura contemporánea no identificada en el sitio mencionado. La segunda imagen la obtuve de la web El Ojo Verde y corresponde a un dibujo de A. Butuna, de la etnia Kichwa del Pastaza y representa al «Yaku-runa, «dueño» del agua, está sobre el lagarto, que es su canoa. Atrás dejó sus zapatos, los peces carachama.»

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Norma Panduro – Chamana

A éste sábado le tocó ser de reciclaje; Chamana fue un post publicado el 4 de marzo del 2005 en Surfing el Amazonas, y lo rescato a propósito de… nada en particular, lo vi y recordé Iquitos, motivo suficiente para mi.

Tiene razón Miguel Ángel Cárdenas M. cuando en nota publicada en
El Comercio del 3 de marzo, habla de que son pocas las mujeres «chamanes» en nuestra amazonía, pero es evidente que las pocas que hay valen por muchas. A continuación parte de la nota.

Aquí los sueños no se hacen realidad. Las realidades se hacen sueño. Aquí Norma Panduro se convierte en una Beatriz dantesca que te llevará al País de Siempre Jamás; donde tus ángeles y demonios se aparearán como mantis religiosas. Tienes que ser un sastrecillo valiente aquí: en el batiscafo del ayahuasca. En un desvío del kilómetro 45 y medio al costado derecho de la carretera que va de Iquitos a Nauta hay una trocha en forma de serpiente durmiente, que conduce en hora y media de caminata en selva no desflorada a la clínica naturista de la chamana. La rara ave más prestigiosa de Iquitos, rara porque el mundo chamánico suele ser también patriarcal y ave porque los que participaremos con ella de una «mareación» (nombre técnico del viaje al subconsciente en ayahuasca) la veremos convertirse en águila.

El camino a su hogar-hospital-templo es recorrido siempre por turistas místicos (se pueden contar sobre todo franceses, alemanes, estadounidenses, suecos «en búsquedas»). Este camino angosto, donde se te estrellan mosquitos como balas de salva, también es hollado por médicos y académicos, como el doctor José Torres Vásquez, el ex rector de la Universidad Nacional de la Amazonía, quien hizo que Norma diera charlas magistrales allí. Y quien gracias a la planta logró controlar a sus estudiantes de ultraizquierda. (Una vez llegaron para ‘ajusticiarlo’ y él los invitó a una sesión de ayahuasca. «Dijeron que estaba loco», pero bebieron la planta de la paz). También llega Fernando Pinto Blanco, el director de la maestría de Medicina Natural de la Facultad de Medicina de la Universidad Santiago de Compostela; quien se llevará a Norma aEspaña. (Ella se guarda el nombre del político que la visita y del sacerdote que prueba ayahuasca como un café de fe).

A mi costado marcha Néstor Aguilar, el psiquiatra director del centro de rehabilitación para enfermos mentales de Iquitos, quien va a tomar pruebas psicológicas a los ayahuasqueros que han superado la depresión, la ansiedad y sobre todo a los que se han rehabilitado de la drogadicción. «Es sorprendente». Hay cada caso «curado» por la planta que las historias se expanden como mitos urbanos. Por ejemplo, la sanación corporal de un inglés que carecía del sentido del olfato o la emocional de una suiza que superó sus traumas por una violación. Al llegar al territorio de la curandera se observa una construcción piramidal de ocho por doce metros, con tablas de un árbol llamado aripay y donde las puertas están cardinalmente escindidas como una brújula. Es el epicentro del ayahuasca. Adentro, Norma Panduro se viste con su tocuyo y se refuerza con su tabaco negro.

Norma Panduro haría el jardín de las delicias de las feministas. Si alguien se perdiera por la selva de Nauta se espantaría de ver a una mujer que es capaz de caminar sola, en las noches, con su machete, sin miedo ni a sí misma. Es la misma mujer que no tenía represión sexual alguna («yo me hacía mis anticonceptivos de piri piri»), ni aun ahora a sus 61 años, en que mantiene a sus dos nietos huérfanos. Norma se separó de un hombre que no entendía su trabajo y se casó con otro que sin problemas cocinaba, lavaba y planchaba mientras ella viajaba astralmente.

Imaginemos su voz como una piedra cayendo por una catarata: «Tenía 17 años y sufría de un cáncer al pulmón. Los médicos le dijeron a mi mamá que me trate con cariño para que muera en paz. Pero mi mamá no se resignó y me llevó a Pucallpa, porque un hermano suyo conocía a un médico shipibo. Cruzamos el Amazonas y encontramos al chamán Adán Silva. Él me ‘chacapeó’ (la chacapa es un instrumento musical hecho con cortezas) y me dijo: Yo te voy a curar. Me hizo un tambo a 200 metros de su casa, con hojas y palitos donde dormía yo solita, e hice una dieta con chapo de plátano y pescaditos chiquitos. Me hacía más flaquita, pero durante mi tratamiento me sentía más fuerte. Bebía ayahuasca dos veces por semana y veía cómo médicos de otros tiempos y otras dimensiones venían a curarme. A los seis meses me dio de alta. Me fui a sacar mi radiografía y el médico me dijo que por qué lo hacía perder el tiempo si no tenía nada».

Ahora imaginemos su voz como la lluvia estrellándose en el pasto: «Le dije, mamá, me voy con Adán. Pero si ya estás curada, no seas loca, me dijo. Pero me rebelé y me fui para aprender a ser chamana. Y estuve sola con las plantas, que en visiones me enseñaban sus poderes, y a cantar icaros». Los icaros son los cantos del chamán que nos libran de nuestra Perséfone interna cuando nos besa y birla el alma y nos hacen vomitar (es una metáfora física de limpieza psicológica y espiritual). Con esos cantos, que calcan sonidos de animales y de espíritus, Norma entra en las visiones de sus pacientes. Y los acerca a Dios: «Creo en él porque con la planta se está más cerca suyo. El diablo no existe, son solo energías negativas. Y trabajo el miedo, que es el temor a encontrarte con tu yo. Al ayahuasca no le puedes mentir». Pero no solo es una detectora de mentiras, la planta también es una máquina del tiempo. Y constatarlo casi le cuesta el aura a Norma.

Imaginemos su voz como un volcán erupcionando en el mar: «Yo tenía una hijita de 18 años, preciosa e inteligente. Pero un día tuve una visión, vi que la estaba velando en un ataúd, y le rogué a Dios que no fuera cierto. De repente, tres meses después, para su cumpleaños, ella preparó un cebiche y al terminar de comerlo le agarró un cólico. La llevamos al seguro, le encontraron piedras en la vesícula y decidieron operarla. Yo le dije que no, que se fuera a Lima, donde hay mejores especialistas. Pero no me hizo caso. Salió bien de la operación y me dijo: ya ves, mamá. A los 15 días, a mi hijita le agarró una fiebre alta. El médico me dijo que solo era un virus. Yo le dije que era por culpa de su mala operación. Pero cómo sabe usted, acaso es médico, me dijo. A mi hijita la operaron y salió muerta. Casi me suicido, blasfemé de Dios, pero la planta me reconcilió con el divino y curó mi cuerpo y mi espíritu».

Ha terminado la sesión. Son las cuatro de la mañana y quiero como dice César Calvo en «Las tres mitades de Ino Moxo»: nacionalizarme culebra. La tesis más sugestiva de lo que ocurre en un trance de ayahuasca la ha dado el antropólogo suizo Jeremy Narby en su obra «La serpiente cósmica». Siempre se ve serpientes. ¿Y qué forma tiene el ADN? Pues, serpentiforme. Según él lo que ocurre es un encuentro del ADN del vegetal con el nuestro. ¿Y qué hay en el ADN? Pues nuestra información genética desde que evolucionamos de piedras a humanos y la de nuestros ancestros (por eso podemos vernos en otras vidas y como animales, o ver lo que Jung llamaba el inconsciente colectivo). También la información sobre nuestras enfermedades y cómo curarlas.

El chamán sería alguien, entonces, que puede decodificar serpientes. Pero además en esta apertura del subconsciente aparecen esos traumas de niño que debiste olvidar en el consciente para que no te afecten, pero que superviven y te carcomen por dentro. Con el ayahuasca los ves otra vez y te curas como con el hipo: por susto. Y aparecen también espíritus, un tema para la parapsicología. Por esto es difícil llamarla alucinógeno (no hay distorsión de la percepción como con el LSD, sino una llegada a un estado de metáforas visuales). Los expertos la llaman «enteógeno»: comunión con la divinidad.

Lamentablemente, tal como dice acá, Norma Panduro falleció en el 2006. En la página de Amazon Ayahuasca encontrarán un perfil de ella con música, supongo, interpretada por ella misma en una de sus sesiones. La Wikipedia trae interesantes definiciones de Chamanismo y chamán. Los interesados en lo del Ayahuasca, las plantas y éste tipo de usos pueden visitar Plantas Sagradas y Enteogenas. Un par de fotos de Norma Panduro tomadas por Lorna Li, en su cuenta en Flickr; también pueden encontrar, entre otros, un set de fotos llamado Mayantuyacu – Ayahuasca Retreat Center, dichas fotos fueron tomadas en Pucallpa. También un par de videos de Norma Panduro en You tube. Las fotos de este post fueron extraídas de Amazon Ayahuasca y Iquitos Times.

Figuras Paracas más antiguas que líneas de Nazca

Lunes de reciclaje; éste post fue publicado el 27 de febrero del 2005 en Surfing el Amazonas, y trata sobre hallazgos arqueológicos en nuestro ahora maltratado sur chico.

El Comercio en su edición del domingo 27 de febrero del 2005, informa sobre el descubrimiento de figuras Paracas, muy similares a las mundialmente conocidas líneas de Nazca que serían mucho más antiguas que estas. Los estudios e investigaciones empezaron hace diez años, dice nota adjunta, y se añade más información sobre lo descubierto. Opinan también otros arqueólogos como Walter Alva. El artículo está firmado por Johny Isla Cuadrado, Arqueólogo y José Rosales Vargas. En la edición impresa se incluyen fotos y mapas que no figuran en la edición online. Que pena.

Sobre la ladera de los cerros que se extienden en gran parte del territorio de la provincia de Palpa se han descubierto figuras que confirman que el diseño y la elaboración de los primeros geoglifos (lo hicieron) los hombres de esta antigua comunidad peninsular mucho antes de aquellos que construyeron los nascas. Después de una serie de investigaciones físicas que incluyeron análisis de carbono 14, así como de luminiscencia a los sedimentos que forman parte de este conjunto de dibujos, y del descubrimiento hace un año en el valle de Palpa del asentamiento arqueológico de Jauranga, se demuestra la antiguedad de los cinco primeros períodos de existencia de esta cultura.

«Esto ha servido para confirmar lo que hasta hace algunos años era una hipótesis», afirma convencido el arqueólogo Johny Isla Cuadrado, director del Instituto Andino de Estudios Arqueológicos (Indea) y jefe del proyecto arqueológico Nasca-Palpa. «En esta investigación que ya lleva seis años y prosigue con el estudio y documentación de los geoglifos existentes en la provincia de Palpa, se han descubierto recientemente nuevas figuras zoomorfas y antropomorfas que datan exclusivamente de la cultura Paracas y del período tardío de su desarrollo (600-100 a.C.), que demuestran que la construcción de los geoglifos la iniciaron los hombres de esta cultura mucho antes que los nascas», precisa.

Estos hallazgos, añade el investigador, brindan nuevas luces sobre la ocupación de la cultura Paracas en los valles de la cuenca del río Grande, considerada hasta hace poco, incluso por los arqueólogos, una zona marginal y de tránsito de los hombres de esa civilización. «En el valle de Palpa existen los asentamientos de Mollaque, Casablanca o Cerro Paracas y Jauranga, que fueron ocupados de manera permanente por esta cultura. Eran asentamientos estables, con pobladores dedicados a la agricultura, a la ganadería y también a la producción artesanal. Elaboraron cerámica muy fina y aunque no hay aún evidencias de sus afamados textiles, se ha llegado a determinar que no eran poblaciones errantes», explica. Probablemente existió, dice Isla, una clase dirigente y sacerdotes que se dedicaron a producir imágenes que permanecieran en la mente de sus pobladores y a través de ellas expresar sus creencias, cultos y rituales vinculados posiblemente al agua.

«Está ocupación ocurrió con certeza entre los 600 y 550 a.C. y abarcó incluso hasta el inicio de nuestra era y la posterior aparición de los nascas», refiere. Isla señala que en este conjunto de cincuenta figuras, que forman parte de un gran complejo cultural y la expresión artística de esta antigua civilización, están representados seres humanos (familia real), animales (aves, mono, felinos) y el dios oculado (principal divinidad paracas). «Las dos figuras que se han encontrado entre las laderas y que representan a esta divinidad constituyen las primeras representaciones en geoglifo del principal dios de la cultura Paracas, que aparece siempre en sus famosos textiles (mantos) y hermosa cerámica», señala.

Para el estudioso, estos hallazgos confirman que los creadores iniciales de los geoglifos y las primeras producciones de estas figuras son los hombres paracas, los cuales dejaron a los nascas como continuadores de esta expresión artística. «Con esta investigación quedan de lado aquellos estudios que afirmaban que la influencia de la cultura Paracas en los valles de Palpa y Nasca era limitada y casi inexistente y que la cerámica encontrada llegó ocasionalmente. Se ha determinado que en el valle de Palpa hubo una ocupación constante y permanente, una vida activa de pobladores de la cultura Paracas que elaboraron estos geoglifos como parte de su tradición y estilo artístico», remarca.

«No se ha podido establecer si los paracas elaboraron estas figuras en forma paralela a sus ceramios y tejidos». «Es hora de desentrañar el misterio paracas, aunque algunos no aceptan que los primeros geoglifos son de ese pueblo».


El artículo original ya no está disponible en la web de El Comercio, por lo que he eliminado todos los enlaces que puse, pero encontré luego una versión «cached» en Google, y eso es lo que he puesto. Pueden leer El Señor de Palpa, un artículo sobre el descubrimiento mas conocido del proyecto. Y el sitio oficial del proyecto arqueológico Nasca-Palpa, que cuenta con financiamiento alemán. Las imágenes de éste post las obtuve de dicha web. Finalmente, espero que el reciente terremoto no haya dañado los lugares mencionados.

Belén: ¿La Venecia peruana?

Otra vez tocó que sea domingo de reciclaje; éste post fue publicado el 11 de febrero del 2005 en Surfing el Amazonas, y trata sobre una de las zonas más conocidas y pobres de Iquitos.

En algún momento se le pretendió llamar así (la Venecia peruana, o la Venecia del Amazonas) a éste barrio de Iquitos, pero nada mas lejos de la realidad. Si bien comparten el hecho de estar construidas sobre el agua no tienen punto de comparación. Sin alabar ni menospreciar a nadie claro. El Comercio publica una crónica de Miguel Ángel Cárdenas sobre este pedacito de nuestro pais.

Es el distrito más pobre de la Amazonía. En su zona alta es una ciudad-mercado calificada por el Indeci como una bomba de tiempo y en su zona baja, sobre el río Itaya, es una ciudad-pecera que soporta un mortal 90% de contaminación. En Belén la mesa no está servida. Pero las aguas sí: servidas para las enfermedades públicas y la mortandad infantil. Algo se pudre a quince minutos en mototaxi de la ciudad de Iquitos: el 90% de las aguas del río Itaya, el líquido-cimiento de Belén.

Este es un distrito de 830 hectáreas semiinundables, cuyas casas viven siempre en baño María. Estas son fabricadas de madera, generalmente de 7 metros de largo por 5 de ancho, con techo de hojas de irapay o yarina a dos aguas que hacen frente a las lluvias, los vientos y la famosa inundación de marzo a junio: meses sobre el torrente en precarias plataformas que se alzan a tres metros de la superficie, sostenidas por horcones. Plantados como cuartos del arca de Noé existen ‘minimarkets’, tragamonedas, colegios como el San Francisco de Asís, una iglesia católica de color de la cocona, una iglesia pentecostal de color carambola, una fábrica de hielo, talleres de mecánica, aserraderos y grifos que botan desaguisadamente sus residuos. También bares y ‘nigth clubs’ exclusivos para gays. Aquí todos aprenden a navegar en botes desde pequeños. Las barcas de siete metros -capaces de cargar tonelada y media de peso- son ‘tronco-móviles’ que transportan también constante madera y plátanos en esta ciudad que alguna vez compararon con Venecia, pero que -sin crudeza- es más una mezcla de La Parada con Marbella. A tres cuadras de su puerto principal hay un letrero que dice: «Prohibido pescar, aguas contaminadas». Frente a este cartel, un señor enjuto, de tos en pecho, anhela pescar algún sábalo o boquichico: «para dar de comer a mi familia».

Belén es una ciudad demasiado material: en la que el material rústico no soporta al material noble y en cuyas heridas nadie ha desinfectado la materia. Los baños son silos que descargan en el propio río. Una señora que rema con sus dos hijos come un mango y lo bota a las mismas aguas en que sus niños se arrojan para jugar y donde un pescado mutante que los pobladores apodan ‘badre’ se alimenta de los desechos. La gente cría gallos y chanchos cuyas deyecciones terminan en el mismo lugar. Belén parece sufrir de gastritis terminal. Las burbujas del agua recalentada por el sol de 40 grados se mezclan con el plástico de las gaseosas que la gente bota a mansalva. No hay cálculos de esta masa contaminante, pero no se puede nadar tres metros sin chocar con alguno.

La basura de la zona de Sachachorro es apocalíptica. El bestial olor convierte un ambiente de unos cien metros en una cámara de gas. El aire servido y las ganas de vomitar hacen imposible continuar. A lo lejos todavía puede atisbarse un kilómetro más de casas al costado de titánicos despojos flotantes en estanques. «La gente bota la basura desde puentes de la ciudad. Tengo 12 años aquí y cada vez está peor. Mi hijita de 11 años tiene dolores de cabeza por el dengue, antes ya tuvo cólera», reclama Giovana Rengifo Núñez, quien enjabona y baña a uno de sus hijos desnudo a unos metros de un montículo hediondo. Luego soba y restriega ropa en una tina y echa la lavaza al agua. Los medios nos ocupamos del mosquito del dengue cuando ‘viaja’ a Lima, pero en Belén hace décadas que el bicho vampiriza a la población, con sadismo. El contagio de malaria ya parece masoquismo. Por lo menos trece niños en una cuadra de Sachachoro tenían fiebre y mucosidades. Aquí la gripe sigue siendo una peste. El camión de la basura solo se atreve a pasar por tierra firme. Se puede acusar la negligencia del Estado, pero también la de la misma población. Si bien es un problema de ignorancia y miseria, lo mismo que en Lima el tirar basura a la calle, también es un suicidio del sentido de sobrevivencia y continuidad de la especie: ensuciar para ensuciarse (hasta morir).

A la entrada del caserío de San Andrés hay un letrero demagógico de un candidato político: «Por un Belén moderno», al costado de un árbol de la yuca. Tras él ya no hay alumbrado público. Una casa por aquí cuesta 200 soles. El calor de 38 a 40 grados aplana los sentidos. El desagüe de San Juan recibe a los visitantes. Es el cuarto de los nueve que inundan Belén con el detritus de Iquitos. Y su alcalde, Carlos Lozano, lo admite: «No tenemos datos estadísticos ni existen análisis de aguas, ni medición ni diagnóstico. Y tampoco hemos podido implementar sistemas de desagües, aunque los desechos bajen de caños colectores de la zona alta. Necesitamos un proyecto de cooperación internacional». Lo que sí parece hacer es campañas de vacunación constante contra las denodadas enfermedades infecciosas, respiratorias, de parásitos y a la piel. La población de niños y adolescentes se calcula en 23 mil, y casi ninguno se libra de la anemia.

Todavía nadie dice con todas sus palabras que Belén ya sufre de contaminación crónica; y que se encuentra en emergencia, no declarada aún, de salubridad. Mientras tanto, al atardecer, el crepúsculo adquiere una belleza desalmada, que acompaña la llegada de los delincuentes y drogadictos de la zona alta, en casas tugurizadas que se incendian con facilidad, ante la indiferencia inmemorial de las autoridades elegidas. Un cartel cerca de un antro reza: «Prohibido votar basura» (sic).

En los más de dos años transcurridos desde la publicación de esta nota la situación no ha cambiado mucho, hay otro alcalde pero… Hasta donde se dice la venta del cuartel Vargas Guerra para convertirlo en mercado y puerto podría mejorar la situación del distrito, pero no tengo noticias de que se concrete. Mientras tanto, Belén parece interesarle mas a los extranjeros que a los peruanos, encuentro bastantes posts en blogs en inglés sobre viajes a Iquitos y Belén siempre es mencionado, algunos de estos bloggers son misioneros de las iglesias protestantes norteamericanas que abundan en Iquitos. Ah, desactivé el enlace a la nota original pues ya no exite.

En el post The Slums of Belen (Los tugurios de Belén) hay 35 fotos que les pueden dar una idea aproximada del barrio. Por la parte peruana, en el post Belen: La otra cara de Paco Bardales encontrarán un reportaje televisivo de hace unos meses sobre Belén. Sobre lo del Cuartel y Mercado de Belén, Jaime Vázquez opina aquí, y Rubén Manrique pone un artículo aparecido en Ileperú acá. En plan de viaje Rolly Valdivia nos cuenta sus aventuras por Belén y otros sitios en De Iquitos su Aventura (Parte III). Y si se trata de fotos, en Flickr encontrarán un shunto (montón). Las fotos usadas para éste post fueron obtenidas de Flickr y usadas bajo una licencia Creative Commons.

Dioses Mochicas

Tomado de la web dkimages.

Jueves de reciclaje; éste post fue publicado el 15 de febrero del 2005 en Surfing el Amazonas, y trata sobre trozos de nuestra historia que se van rescatando.

 

Un excelente artículo de Víctor Coral en el suplemento Dominical de El Comercio sobre recientes publicaciones que dan a conocer nueva información sobre el panteón moche. El artículo es más extenso de lo que se publica acá, así que los interesados por favor leer en su fuente original. Buena también la nota sobre las sacerdotisas.

Tres arqueólogos polacos, bajo la dirección de Krzysztof Makowski (Varsovia, 1952), han desentrañado la compleja y fascinante simbología de «una de las iconografías religiosas más ricas en la historia de las civilizaciones antiguas». Complementa esta investigación los hallazgos que el Programa Arqueológico San José de Moro (1991-2004), auspiciado por la PUCP, ha localizado en el valle de Jequetepeque (La Libertad). Estos últimos descubrimientos, acaban de ser publicados en CD interactivo; el de Makowski, en un volumen bellamente ilustrado. Ambos modifican la percepción de una de nuestras más grandes culturas precolombinas.

Probablemente haya pocas culturas en el planeta cuya iconografía sobrenatural o divina, pero también la guerrera, esté presente prácticamente en casi todos sus productos culturales: frisos, muros, vasijas de arcilla, objetos de oro y plata, tejidos, tapices, en fin. Ese es el caso de la cultura Moche, desarrollada en el norte del Perú durante los siglos I y VII de nuestra era. Los diseños estudiados y clasificados minuciosamente por el equipo comandado por Makowski, permiten diferenciar con claridad entre seres humanos (normalmente guerreros) y divinidades. Los seres sobrenaturales tienen cuerpo antropomorfo pero cabeza de animal o cabellos de serpientes. Se aprecian también rayos luminosos que rodean el cuerpo y alas de aves gigantes.

Los hombres por lo general llevan una suerte de casco, narigueras, orejeras, pectorales, túnicas y una falda ampliamente decorada, a veces adornada con aditamentos de metal y tumis con sonajas. El vestido de las mujeres es más sencillo: túnica larga, ceñida a la cintura, collares, pulseras y orejeras. Llevan también un tocado con borlas o largas plumas en posición vertical, a manera de corona. Aparte de estos tres tipos de seres, se hallan representados otros seres zoomórficos que, siguiendo a Makowski, representan metamorfósis o transfiguraciones de hombres en deidades animales, como dragones, ciempiés o serpientes.

Más allá de esta primera taxonomía, al parecer los tres tipos geográficos del territorio Moche (el litoral marino, el desierto, el valle húmedo) espejea directamente en las figuras que se encuentran en dichos espacios, las cuales son por lo general animales antropomorfos; por un lado cangrejos, camarones, peces y aves marinas; por otro iguanas, perros, zorros y picaflores, propios de la costa, y finalmente felinos como el puma y el jaguar, y cérvidos, habitantes de las zonas altas del valle. Existen incluso plantas -específicamente leguminosas- como frijoles y pallares, que juegan en algunos dibujos el papel de guerreros, lo que lleva a Makowski a pensar que debió existir un mito fundacional o de creación de la humanidad, tal vez debido a que las semillas simbolizan la generación potencial de la vida.

Esta fabulosa diversidad icónica lleva a discutir al arqueólogo polaco si es posible que todas estas divinidades y personajes respondan a un solo Dios, como en el caso del Cristianismo. Luego de discutir cada una de las propuestas de lectura anteriores de la iconografía Moche (Donnan, Hocquenghem, Golte, entre los más importantes), el autor colige que es muy discutible la utilidad de una descripción de la iconografía Moche que no esté comprometida con el contexto cultural de la imagen (aquí la semiología es de gran ayuda) y que eluda los principios de composición tenidos en cuenta por los autores del diseño. Como primera conclusión, bajo estos postulados, Makowski plantea que «el artista mochica hace por lo general un deslinde claro entre lo real y lo sobrenatural poblado por seres híbridos. Solo en las escenas de sacrificio los mortales, sacerdotes y víctimas aparecen al lado de seres sobrenaturales». Más adelante, el autor concluye además que la «relativa unidad» que pueda hallarse en la iconografía moche debe estar basada «en la tradición ritual y mítica compartidas».

Makowski se aparta de la lectura cristianizante que se ha venido dando de la compleja iconografía moche, afirmando una visión dual del mundo, en estados tanto de rivalidad como de complementariedad. Los artistas moche -nos recuerda- «juegan a menudo con el parentesco entre dos ámbitos opuestos, el mar y los cerros: v.g. caracoles de mar y de tierra, arañas de mar y de tierra; caza de lobos marinos v/s caza de venados».

 

NOTA.

Me ví obligado a eliminar los enlaces al texto original pues parece que El Comercio no conserva artículos antiguos. Por la misma razón reproduzco todo el texto que en su momento copié, cosa que no quería hacer de nuevo, pero a falta del original… en todo caso queda establecido el autor y el propietario del texto.

Para quienes deseen mayor información sobre la cultura Mochica hay tres artículos en la Wikipedia en español:

Si no desean hacer click y buscan nombres de los dioses mochicas, esto es  lo que dice el segundo artículo citado de Wikipedia al respecto:

Los mochicas llamaban Aia Paec a la divinidad y Alaec pong a la piedra o figura que la representaba. Otras divinidades eran Si (la luna), Ni (el mar), Fur (Iguana, dios de la muerte). Los del valle de Chicama le rendían culto a su dios Chicamac.

Este artículo académico va un poco en contra de lo que normalmente asumimos: ¿Por qué Aiapaec y Chicopaec no son nombres de dioses?

En Perú Cultural hay también información sobre la Cultura Mochica.

En otros blogs encontramos posts relacionados como: Tesoro Moche recuperado en Londres y Mural de la Rebelión de los Artefactos, ambos de Amautacuna de Historia. Pero debe haber más por supuesto.

El Barrio Chino de Lima

Barrio Chino, 2

Otro lunes de reciclaje; éste post fue publicado el 10 de febrero del 2005 en Surfing el Amazonas, y como se imaginarán trata sobre un rincón de Lima donde por un instante podemos imaginar que nos encontramos en alguna ciudad del este asiático.

Hoy se celebra el año nuevo chino, y de pura casualidad estuve por la mañana en la cuadra siete del Jr. Ucayali, lo encontré muy bien cuidado y limpio, pensar que hace unos años era total y absolutamente caótico y sucio. La República publica hoy también un especial preparado por Luis Arriola sobre nuestro tan limeño barrio chino.

Luego de cruzar un imponente arco se ingresa al Barrio Chino. Las baldosas hexagonales que adornan el piso de la Calle Capón guardan historias de vidas. Cada una tiene inscripciones de nombres, frases, agradecimientos y saludos de cumpleaños. Y sobretodo, de esperanza, como la que vive y siente la colonia china en el Perú desde hace décadas. «Somos más de 2 millones de peruanos descendientes de chinos. Es la única colonia que tiene un barrio en el Perú y que ha creado toda una cultura culinaria», explica Luis Yong, director cultural de la Asociación Peruano China.

Con gran entusiasmo, Yong comenta que este año (2005) el Barrio Chino cumple 150 años de historia, de generaciones peruano-chinas y de interculturalidad. Además indica que su historia ha estado ligada a las gestiones ediles de Lima desde el siglo XIX. Así fue desde sus inicios, allá por 1855, cuando el burgomaestre Guillermo Billingurst mandó a demoler la residencia Otayza (en el Damero de Pizarro), donde miles de chinos vivían. Al verse sin hogar, estos hombres y mujeres se trasladaron a la Calle Capón, en Barrios Altos. «Fue un cambio positivo porque al salir de esa residencia empezaron a surgir los negocios», dice Yong.

Y en 1972, cuando era alcalde de Lima Eduardo Dibós, la Embajada China en el Perú regaló el actual arco que resguarda la entrada del Barrio Chino. Luego, en 1999 el alcalde Alberto Andrade recuperó este barrio del caos del comercio ambulatorio. Este año el actual burgomaestre, Luis Castañeda Losio, ha prometido para este barrio histórico una nueva entrada que será construida en la cuadra 5 de la avenida Ucayali, donde cruza la avenida Abancay.

Basta un recorrido corto para percatarse de que la gastronomía y las tiendas de diferentes artículos decoran ambos lados de la Calle Capón. Es un emporio donde el comercio de los inmigrantes chinos se han transformado en bodegas, salas de juego y bancos. También las antiguas fondas son ahora modernos restaurantes que han fusionado la comida china con los ingredientes nativos para lograr el chifa peruano. «Pero no solo es la comida. También hay un cóctel mestizo llamado Lai Chi Sour que es preparado con pisco y con una fruta neta de China», advierte Luis Yong.

Un pasadizo se une a la Calle Capón. Es un espacio que se ensancha, donde una decena de vendedores de verduras, condimentos y frutas venden sus productos. Uno de los más pedidos es el Lai chi, que se asemeja a una fresa con cáscara dura y que por dentro es blanca, dulce, jugosa y blanda. «Mucha gente viene a comprar Lai chi, que ahora está un poco cara pero normalmente cuesta S/. 25 el kilo. Es una fruta oriunda de China y muy popular en verano», señala Julia Choy, quien hace más de 35 años vino a Perú desde Cantón. También se vende el tamal chino, que incluye en sus ingredientes: arroz, maní, trozos de chancho y yema de pato. La unidad cuesta cinco soles. «Acá vendemos muchos condimentos que usan los chifas, como hongos, aceite de ajonjolí y berenjenas, y las verduras picadas».

En esta calle se vende también periódicos en chino. Uno de los puestos más conocidos es el de doña Rosa Locau y su hija Estela Espinoza. «Hay clientes de todo tipo. Algunos vienen felices y compran los periódicos, y otros se molestan porque a veces llegan tarde las noticias», dice Estela. El primer periódico chino fundado en Lima fue el Man Shing Po, el 10 de marzo de 1911, y fue editado tanto en chino como en español. En la actualidad cuesta S/. 2. Tiene 6 páginas y cuatro están escritas en español y las demás en chino. «La colonia necesita estar informada y los niños tampoco pueden olvidar el idioma de sus abuelos», señala Estela.

Barrio Chino, 3

El artículo original de La República tiene más datos por supuesto. En mi post de Surfing el Amazonas lo había publicado completo, pero ahora lo he reducido para poder incluir una parte de un artículo puesto en los comentarios de dicho post por Fernán Alayza Alves-Oliveira:

El 15 de octubre de 1849, a bordo del Federico Guillermo, llegaron al Callao lo primeros setenta y cinco trabajadores chinos contratados por los hacendados Domingo Elías y Juan Rodríguez. Watt Stewart (1951) estima que en los 25 años que transcurrieron hasta la firma del Tratado de Tien Tsin entre la China y el Perú (misión del capitán Aurelio García y García) que puso fin a este tráfico, entre 80,000 y 100,000 humildes trabajadores chinos llegaron al Perú para trabajar en las haciendas agrícolas de los valles de la costa, en el tendido de vías férreas y en la extracción del guano de las islas, principalmente.

Cincuenta años más tarde, el 3 de abril de 1899, arribó al mismo puerto el Sakura Maru trayendo a bordo a 787 inmigrantes japoneses ligados por contratos de trabajo de cuatro años en las haciendas azucareras y algodoneras de la costa central (Isabelle Lausent-Herrera, 19991). En los años y décadas sucesivas, miles de inmigrantes japoneses siguieron su ruta estableciéndose en nuestro país.

Casualmente este año de 1999, marca el centésimo quincuagésimo aniversario del primero de estos acontecimientos y el centésimo del segundo. No podemos hablar, sin embargo, del sesquicentenario de la inmigración china al Perú, ni del centenario de la japonesa. En efecto: el «Padrón de los indios que se hallaron en la ciudad de los Reyes del Pirú, hecho en virtud de la comissión del excelentísimo señor marqués de Montes Claros, virei del Pirú, por Miguel de Contreras, escrivano de Su Magestad, año de 1613» (246 fojas numeradas y diez sin numeración, más la portada. Cfr. Noble David COOK, 1968) cuyo original fue microfilmado por Noble David COOK en la Biblioteca Nacional de Madrid en 1967 y mimeografiado, en transcripción paleográfica de Mario Escobar Gamboa, por el Seminario de Historia Rural Andina de la Facultad de Letras de San Marcos en 1968, contiene la relación de 2113 ‘indios’ habitantes de la ciudad de Lima (no incluye al pueblo del Cercado, con su población indígena numerosa), entre los que se consignan un total de 114 ‘indios e indias de la China, y el Xapón de la India de Portugal que se hallaron en servicio de españoles en algunas casas de esta ciudad de los Reyes’. Esta cifra se descompone en 38 ‘indios de la China’, 56 ‘indios de la India de Portugal’ y 20 ‘indios del Xapón’, para la mayoría de los cuales el padrón compila nombre y apellido, edad, estado civil y lugar de origen. Esta es una información valiosísima que nos permite conocer detalles fundamentales sobre la vida de uno de los primeros grupos de inmigrantes asiáticos en el Perú y, en particular, en nuestra ciudad.

Barrio Chino, 16

Como se ve, nuestra relación con los pueblos orientales va más allá de lo que pensamos, y ya no hablemos de las leyendas del viaje de un Inca a Oceanía o lo que recientemente se informa en el blog El Mundo de los Pendrejos: Fujimori y Manco Capac son japoneses que a pesar del título se refiere a una teoría en la que Manco Capac tendría origen chino (no me pregunten, lean el post). Así que es posible que cuando estemos en el barrio chino estemos viendo rostros que hace mucho andan por esta ciudad.

En todo caso, y para quienes no conozcan, pueden ver el resto de mis fotos tomadas en el Barrio Chino de Lima, en distintas fechas y con diferentes resultados. (Digo el resto porque las que ilustran este post han sido extraidas de ahí).

El Gran Camino Inca

Siguiendo con el reciclaje de posts que de vez en cuando hago de los publicados en Surfing el Amazonas, ahora le toca el turno a éste que fue publicado el 16 de marzo del 2004 sobre el Gran Camino Inca.

En el año 2000, Ricardo Espinosa, mas conocido como «El Caminante«, se lanzó a recorrer las rutas de El Camino Inca; proyecto que ya tenia su antecedente en el recorrido de La ruta de los Dioses hecho en 1997, y que es solo una parte del Camino Inca. En el 2001, el gobierno del Presidente Valentín Paniagua declaró de interés nacional la investigación, identificación, registro, protección, conservación y puesta en valor de la red de caminos existentes en el Imperio Incaico dentro del territorio nacional, tal como reporta Caretas en interesante nota del 24 de Mayo del 2001.

Durante éstos años, el Perú ha estado impulsando el reconocimiento de éste histórico sistema vial, comparable solo con los antiguos caminos romanos, como «Patrimonio Cultural de la Humanidad». En tal sentido se ha presentado el proyecto ante diversos organismos como la Union Mundial para la Naturaleza y conferencias, como la del 5to Congreso Mundial de Parques. Recientemente diversos medios informan del interés del Mercosur y demás paises involucrados en la mejora del Camino Inca.

Se espera que haya una buena actuación de parte de todos los entes involucrados a fin que se llegue a algo concreto y no quede todo sólo en buenas intenciones. No es únicamente por la belleza de la obra de nuestros antepasados, sino también por la utilidad de su puesta en operación, que vale la pena hacer el esfuerzo.

Hasta aquí el post original. Tuve que eliminar algunos enlaces ahora inexistentes y cambiar algunos detallitos de la redacción. Desde el 2004 hasta el presente se ha avanzado algo en el logro de los objetivos planteados, pero no mucho. Lo más saltante ha sido la Exposición Fotográfica itinerante que ha recorrido ya varios países, y la labor de difusión a través de diversas instituciones. Pero en lo básico se sigue en lo mismo, es decir, aún no se ha alcanzado el reconocimiento de la UNESCO, tal como queda patente luego de leer esta reciente nota del diario español El País. Terra Perú también señala: El Gran Camino Inca, en proceso de recuperar su esplendor, refiriéndose a las labores de recuperación de la infraestructura.

En esta página encontrarán datos sobre el Cápac Ñan en su recorrido por Cajamarca. En este otro enlace tienen información sobre el Camino Inca en diversos idiomas, tales como alemán, francés, italiano, portugués y por supuesto inglés.

La imagen que ilustra este post se obtuvo de la Web de VANEYKIKE.