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A 20 años del atentado de Tarata

Atentado terrorista en Calle Tarata, Miraflores, 1992

Atentado terrorista en Calle Tarata, Miraflores, 1992

Hoy 16 de julio se conmemoran 20 años del atentado de la calle Tarata, realizado por la agrupación terrorista Sendero Luminoso en el distrito limeño de Miraflores. En su momento significó un punto de quiebre en el avance del terrorismo y la percepción que de éste tenía un sector de la población de la capital peruana, Lima. Fue de alguna manera lo que provocó la toma de conciencia en muchas personas de que el terrorismo no era algo que le pasaba a otros en barrios alejados de Lima o sitios lejanos del Perú, si no que ellos también podían ser víctimas de sus ataques.

María Isabel Guerra, en su blog Palabras van y vienen recordó hace un tiempo:

Yo trabajaba en la revista “1/2 de Construcción”, no muy lejos de allí, y me enviaron al día siguiente a tomar fotos. Muchas personas al verme cámara en mano me llamaban diciéndome mire señorita lo que han hecho estos malditos, venga por acá señorita, tómele foto a esto, señorita, pero en medio de toda esa destrucción, la imagen que a mí se quedó grabada en la mente fue la de un muchacho escarbando entre los escombros para recuperar sus libros. Terriblemente simbólico.

Luego recuerda el ambiente que se vivía en aquellos años:

El miedo dividía a la gente sin medias tintas: si no pedías la pena de muerte a gritos, si osabas cuestionar aquello, entonces estabas con Sendero. Si no sabías con certeza en dónde o con quiénes estabas, era mejor hacerse los idiotas para pasar piolas,confiar en que se cumpliera aquello de que en boca cerrada no entran moscas y rezar para que todo terminara pronto. Pero era imposible no sentir, no escuchar, no ver.

De algún modo, aprendimos a callar, a sacarle la vuelta al miedo y a vivir con las bombas estallando alrededor, sin preguntarnos dónde sería la próxima. ¿Cómo fue que sobrevivimos sin volvernos locos? ¿Por qué nosotros nos quedamos mientras otros se iban para siempre? Eran dudas que nos atormentaban, pero nadie hablaba de ellas. Cada uno tendría su propia respuesta, imagino. Sabíamos lo que ocurría, hablábamos de los hechos, pero nunca ventilamos lo que sentíamos. Porque nadie le quería abrir la puerta al miedo. Porque había que seguir viviendo, en homenaje a la memoria de todos los que se fueron. Y porque no le íbamos a dar a nadie el gusto de quitarnos las ganas de seguir vivos.

Buscando material para este post encontré un blog del 2011 titulado Tarata «El significado de una ciudadanía». Hasta donde puedo ver es un trabajo del curso de Ética de algún estudiante que ha preferido permanecer en el anonimato. Empieza en su primer post mostrándonos cómo es el jirón Tarata hoy en día para luego en el segundo post mostrarnos el Jirón Tarata inmediatamente después del atentado.

El 16 de Julio de 1992, quinientos kilos de explosivos sacudieron al tradicional distrito limeño de Miraflores. A las nueve de la noche , dos agencias bancarias ubicadas en la zona comercial sufrieron atentados dinamiteros; pero veinte minutos más tarde, un «coche-bomba» estalló en el cercano Jirón Tarata. Veintitrés muertos, más de cien heridos, varios edificios destruidos, cerca de doscientas viviendas diseñadas y pérdidas materiales por más de tres millones de dólares fueron el saldo de ese feroz atentado terrorista. Es así que inicia la descripción de la pequeña sección del atentado Tarata en la exhibición en el Museo de la Nación.
Luego en un tercer post nos describe los antecedentes del atentado terrorista:
1992. Un año clave para Lima y el terrorismo. No era sorpresa escuchar en las noticias que poco a poco Sendero Luminoso se acercaba a Lima. Entre los meses de Enero a Julio de 1992, treinta y siete coches bomba estallaron en Lima Metropolitana, dejando aproximadamente cincuenta muertos. Era la ofensiva más intensa desatada por el Partido Comunista del Perú – Sendero Luminoso contra la capital, que incluía el asesinato selectivo de dirigentes como María Elena Moyano.
En el último post del blog recuerdan un par de hechos que no se conmemoran ni se citan tanto como el atentado de Tarata:
«Dos días despues, Sendero Luminoso hacía detonar otro «coche-bomba» en Villa El Salvador. La marcha conjunta que realizaron sus pobladores y los de Miraflores fue el símbolo de una conciencia solidaria ante el terror: miles salieron a las calles a expresar su rechazo a la violencia». Y de esa manera termina la breve descripción de la sección del atentado Tarata en el Museo de la Nación. […]
Pero, nos preguntamos también, ahora ¿qué ha quedado de toda esa solidaridad y comunión de clases? si es cierto que la Marcha por la Paz de 1992 en Miraflores mostró signos inéditos de solidaridad y aceptación mutua entre los pobladores de un barrio popular y uno de la antigua «élite» limeña, es cierto que también que, desvanecido el enemigo que los unía, estas expresiones integradoras y solidarias no se han preservado o repetido, o al menos, no públicamente o de manera emotiva.

En lo que respecta a la conmemoración de este año, una iniciativa interesante es la propulsada por la Municipalidad de Miraflores para conservar la memoria de lo sucedido. Ellos lo explican en su blog:

Nuestra Academia de Ciudadanos Líderes, formada por estudiantes de secundaria de colegios de Miraflores, está llevando a cabo al campaña ciudadana Tarata 20 años: Los jóvenes sí tenemos memoria. La iniciativa consiste en la recopilación de testimonios de las personas que presenciaron el atentado como: periodistas, bomberos, efectivos policiales y representantes de las Juntas Vecinales.

Otras publicaciones sobre el tema que he visto hoy son:

Foros Perú – A 20 años de Tarata: Terrorismo Nunca Más (Fotos y Videos)

La República – A 20 años del atentado de Tarata, víctimas no reciben reparación del Estado

Reportero W – Twitter: Recuerdan atentado en Tarata con frases como #TerrorismoNuncaMás

El Comercio – Tarata 20 años después: ex presidente de la CVR alerta que la «memoria colectiva aún es frágil»

IPL Perú – Hace veinte años

La imagen de este post fue obtenida del diario La Primera.