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¿Qué mató a los delfines?


Delfines en Pisco, Perú

Delfines en Pisco, Perú

Los delfines están entre los seres más inteligentes del planeta, con pocos depredadores naturales y dispersos por casi todos los océanos del planeta. En el Perú en particular se les encuentra por varias partes de la costa, en las playas de Lima, donde se puede surfear junto a ellos, en la Reserva Nacional de Paracas, o en las costas de Piura, al norte del Perú, donde se les puede observar al igual que a las ballenas jorobadas.

Por eso ha causado estupor la noticia de que en lo que va del año se han encontrado 3000 delfines muertos en las costas del norte del país. Carlos Yaipén-Llanos, director de la organización local de defensa de la vida marina ORCA, señala que estas muertes son producto de «una bolsa acústica que se forma al usar en la profundidad del mar equipos para buscar petróleo, gas y otros minerales.»

El mencionado director de ORCA, también revela que de los análisis forenses realizados, se desprende que los delfines sufrieron de «síndrome de descompresión aguda evidenciado por fracturas en los huesos perióticos y hemorragia en el oído medio, enfisema pulmonar diseminado, y burbujas de aire en órganos como el hígado, riñón y vasos sanguíneos.»

Un posterior informe periodístico menciona que es el uso de la tecnología de exploración conocida como Sísmica 3d la que forma las bolsas acústicas que afectan a los delfines. En Tumbes, al norte de Piura, es la empresa BPZ la que está usando esta modalidad de exploración para recabar datos sobre yacimientos de gas y petróleo. Esta empresa ha negado que producto de sus exploraciones mueran las especies marinas, pero en en el informe de impacto ambiental se indica que esta tecnología sí tiene consecuencias.

El presidente del Congreso ha declarado que espera que los ministros de Ambiente, Producción, y Energía y Minas, informen al Parlamento sobre este caso. Otro medio indica que es IMARPE, el Instituto del Mar del Perú, la institución que debería dar un informe oficial al respecto.

Hardy Jones, un cineasta y activista por la conservación de la vida marina, fundador de BlueVoice, vino al Perú al conocer los primeros informes del Dr. Yaipén-Llanos el 25 de marzo. El día 27, ya en las costas del norte del país tuiteó:

Found 615 dead #dolphins on 135 kilometers of beach N of San Jose, Peru. Tragedy unspeakable. Please retweet. This must be investigated.

615 delfines muertos a lo largo de 135 kilómetros de playa al norte de San José, Perú. Es una tragedia inenarrable, Por favor retuiteen. Esto debe ser investigado.

En su blog personal narra con mayor detalle su cómo se enteró de estos hechos, su viaje a Perú y lo que vió en el terreno:

Carlos and his team performed necropsies on a couple of the dolphins. Seeing a new born common dolphin, umbilicus still attached was wrenching.
We raced along the hard sand at the edge of the surfline crying out when we saw a dead dolphin. At first they came every couple minutes. But then we’d hit intervals when the cries would go “dolphin! Delphin! Otro! Dos mas! There’s another one up by the dune.”

Carlos [Yaipén-Llanos] y su equipo realizaron necropsias en un par de delfines. Ver un delfín recién nacido, todavía unido por el ombligo fue desgarrador.
Corrimos por la dura arena al borde de la línea de playa gritando al ver a un delfín muerto. Al principio era cada dos minutos. Pero luego desaparecieron los intervalos a los gritos de «¡delfín! ¡delfín! ¡Otro! ¡Dos mas! Hay otro por las dunas.»

Luego en el blog de Blue Voice posteó parte del informe del Dr. Yaipén-Llanos:

As previously reported, two species have been affected: Long beaked common dolphin (Delphinus capensis) and Burmeister’s porpoise (Phocoena spinipinnis). We counted 615 common dolphins. All age classes were affected: Adult males, females, lactating females, juveniles, calves and newborns. We counted 19 porpoises, only females and calves.

Como se informó anteriormente, dos especies se han visto afectadas: delfín común costero o de rostro largo (Delphinus capensis) y la marsopa negra o espinosa (Phocoena spinipinnis). Contamos 615 delfines comunes. Fueron afectados ejemplares de todas las edades: machos adultos, hembras, madres lactantes, jóvenes, crías y recién nacidos. Contamos 19 marsopas, solamente hembras y crías.

En Facebook ORCA ha compartido fotos de sus hallazgos. En CNN en español entrevistaron al Dr. Yaipén-Llanos respecto a todos estos hechos. El siguiente es un video de parte del recorrido de Hardy Jones y Carlos Yaipén-Llanos por las costas del norte del Perú:

Mientras tanto los ministros de Ambiente y Pesquería estaban citados para informar hoy en el Congreso sobre las causas de la muerte de los delfines, si está relacionada con las exploraciones petroleras, y qué medidas se están tomando para evitar más impacto ambiental en la fauna marina, pues un reporte daba cuenta que aproximadamente 20,000 delfines, así como otras especies, están en peligro de morir, pues se tiene planeado hacer exploraciones a lo largo de toda la costa peruana con la tecnología sísmica 3d.

La foto de este post es de la usuaria de Flickr Alicia0928 y se usa bajo un licencia CC Attribution 2.0 Generic (CC BY 2.0).

Viaje Tumbes – Lima

Luego de regresar del paseo a Puerto Pizarro, lo primero que hice en Tumbes fue confirmar si el ómnibus de Cruz del Sur salía ese día, y la respuesta fue sí, a las 3pm. Eso me daba tiempo suficiente como para almorzar regresar al hotel, bañarme, recoger mis cosas con calma e ir a la agencia a esperar la salida del bus. Felizmente no tuve ningún contratiempo y poco después de la hora indicada ya me encontraba a bordo del bus y atravesando el puente sobre el río Tumbes rumbo a Lima.
Viaje Lima - Pasto, 34
A pesar que la ruta va casi toda pegada a la costa, siempre se puede ver un paisaje variado, claro, dependiendo del lado que uno se siente y qué tan animado esté como para pasársela mirando por la ventana.
Viaje Lima - Pasto, 37

Viaje Lima - Pasto, 39

Estas dos fotos anteriores son todavía en lugares relativamente cercanos a la ciudad de Tumbes.
Viaje Lima - Pasto, 41

Viaje Lima - Pasto, 47

Estas otras dos corresponde a partes del pueblo de La Cruz, en el distrito del mismo nombre, que es donde terminan los manglares. Ya a partir de ahí hacia el sur es la costa tal como la conocemos en el resto del Perú, tal como se aprecia mejor en la segunda foto.

Luego de eso ya se pueden ver playas como las que les muestro a continuación. Las fotos no estan muy nítidas por que fueron tomadas desde el bus en movimiento, a través del vidrio de la ventana y con zooom.

Viaje Lima - Pasto, 81

Viaje Lima - Pasto, 83

Viaje Lima - Pasto, 90

Ya casi para entrar a Piura nos detuvimos en el Puesto de Control de la Sunat, donde hacen bajar a todo el mundo con su equipaje, lo revisan y de nuevo al bus. Pero entretanto me di tiempito para fotografiar a unos pajarillos que tienen sus nidos ahí.
Viaje Lima - Pasto, 91

Viaje Lima - Pasto, 93

Luego ya empezó a atardecer y el sol se ocultaba cuando pasamos por Máncora.
Viaje Lima - Pasto, 96
Y bueno, al día siguiente ya llegué a Lima. Por lo que con este post doy fin a la serie del viaje Lima – Pasto – Lima. Todas las fotos del viaje las encuentran acá (1106).

Puerto Pizarro, 2

Puerto Pizarro, 60
Como contaba en el anterior post, una vez en Puerto Pizarro (Tumbes) tomé un bote para dar un paseo hasta la Isla del Amor, luego de estar ahí un rato y recorrer la playa de la isla, tomar fotos y curiosear los puestos de artesanía, nos embarcamos de nuevo en el bote. La marea ya había subido un poco, lo cual nos permitiría desplazarnos por entre las diversas islas y riachuelos de la costa de manglares, algunas zonas pura tierra y arena pero bastante llenas de cangrejos, otras con parte playa y parte vegetación pero por las aves en ellas supongo también habría crustáceos que cazar, otras sí eran los típicos manglares mencionados.
Puerto Pizarro, 63
Puerto Pizarro, 70

Puerto Pizarro, 72

Luego de un rato de navegar, el botecito finalmente se detuvo y el señor me dijo que siguiera el caminito que en unos minutos llegaba a donde quería ir, y que él me esperaba ahí. Por un momento pensé si sería una especie de asalto, la zona se veía desolada y fácil podía terminar de alimento de los cangrejos al fondo del riachuelo, pero bueno, no quedaba de otra. Salté del bote y seguí el sendero.
Puerto Pizarro, 82
Caminé como unos 4 o 5 minutos sin novedad hasta que vi a lo lejos el lugar donde iba. Antes de llegar me crucé con un par de personas con pinta de trabajar por ahí y me confirmaron el dato, así que ya más tranquilo apuré el paso y finalmente llegué.
Puerto Pizarro, 86
El lugar que había querido visitar era el Zoocriadero de Cocodrilos de Tumbes, una especie en peligro de extinción. Este lugar es una dependencia estatal, a cargo de FONDEPES, y cumple una labor importante pues en sus instalaciones han nacido ya buena cantidad de cocodrilitos y a la fecha hay unos 300 ejemplares de todas las edades y tamaños a cargo del Zoocriadero. El valor de la entrada es de 3.50, pero hay que pagarlo antes de embarcarse, en la oficina de FONDEPES en Puerto Pizarro. No olviden ese detalle si es que van por allí. (Interesante leer este post de otra visita al Zoocriadero.)
Puerto Pizarro, 105

Puerto Pizarro, 103

Luego de satisfacer mi curiosidad mirando todos los ambientes del criadero, tomando fotos y charlando un rato con uno de los encargados, agradecí la atención y salí en busca del botecito que me trajo, para en él regresar a Puerto Pizarro, pues si bien hubiera querido almorzar por ahí nomás, me había quedado corto de soles y debía hacer una operación monetaria previa. El viaje de retorno me permitió volver a admirar los paisajes y sus animales, y con unas fotos de ese trayecto es que los dejo hasta el próximo post, que creo, ya será el último de la serie.
Puerto Pizarro, 111

Puerto Pizarro, 114

Puerto Pizarro, 118

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Puerto Pizarro, 140

Puerto Pizarro, 143

Puerto Pizarro, 1

Al día siguiente de lo relatado en este post y luego de salir a desayunar y chequear internet un rato en una cabina, no tan lenta por cierto, decidí ir a Puerto Pizarro. Casi cada vez que he ido a Tumbes me he dado un saltito a este pequeño pueblo, así que luego de varios años ¿Por qué no ver cómo andaban las cosas por ahí? Y bueno, cogí un colectivo y en cosa de 10 minutos ya estaba en Puerto Pizarro. ¿Cambios? sí, más cemento, más gente. Lo que no es algo que me guste mucho pero tampoco era algo exagerado.
Puerto Pizarro, 1
La playa se veía con bastantes botes, lanchitas, gente y pelícanos. Miré un rato y transé con uno de los varios que ofrecían paseos en bote por las inmediaciones. El atravezar la parte de la costa con las embarcaciones ahí acoderadas me dio la oportunidad de ver de cerca a los mencionados pelícanos, aves que me gustan mucho pues me hacen recordar mi infancia en el Callao.
Puerto Pizarro, 12
Pero no todos los botes que se ven son para paseos, o quizás no todo el tiempo, algunos, como el de la siguiente foto, sirven para labores de pesca artesanal (y algunos de esos pescaditos se ven muy apetitosos cabría agregar).
Puerto Pizarro, 16
Durante el trayecto se pueden ver otras especies de aves marinas, además del pelícano, como la garza de la siguiente foto. Pueden apreciar además que el paisaje es un poco diferente al de otras zonas costeñas del Perú, esto por su proximidad con el Santuario Nacional Manglares de Tumbes. Tumbes es la única parte del país donde se encuentran estos manglares, dicho sea de paso.
Puerto Pizarro, 23
El destino de este corto paseo era la isla conocida como «Isla del Amor» (Un pequeño video de ella vista desde la playa de Puerto Pizarro acá). La gente suele ir ahí a bañarse y pasar el rato. Se puede almorzar también, pues hay varios restaurantes. Además venden artesanías, mayormente hechas de productos marinos y/o con motivos marinos.
Puerto Pizarro, 30
Puerto Pizarro, 54
Pero a mi particularmente me entretiene mucho ponerme a mirar los pequeños cangrejitos que recorren las playas de toda esta zona. Esta vez no vi muchos, pero hace años en una playa de la costa, ví literalmente cientos de ellos, de diversos tamaños, aunque ninguno muy grande.
Puerto Pizarro, 43
Y bueno, mañana sigo con la segunda parte del paseo.

Viaje Quito – Tumbes

Otra serie de posts que dejé abandonada. Bueno, momento de retomarla. Entonces, estaba en que luego de recorrer Quito todo lo que pude las pocas horas que pasé ahí, ya había llegado el momento de ir de nuevo a la terminal de buses sur Quitumbe para embarcarme rumbo a Perú. Así que siendo más o menos las 5 de la tarde regresé a la Plaza Santo Domingo y me subí a un trolebúscon destino al sur de la ciudad. Nuevamente casi una hora de camino, hasta la terminal ahora. Llegué, recogí mi mochila, comí algo y a esperar el bus.

La espera me pareció larga, pero más por que había llegado relativamente temprano. Finalmente apareció el omnibus, subí, me instalé y me dispuse a pasar las 14 horas del tramo Quito – Huaquillas. Como el trayecto fue de noche dormí, no muy bien, pues los buses ecuatorianos no son especialmente cómodos, pero sea como sea a la mañana siguiente ya estaba más cerca al Perú. Menos mal que avisaron que ya estábamos cerca a la oficina de migraciones, en las afueras de Huaquillas por lo que pude aprovechar y bajarme ahí, hacer el trámite de salida de Ecuador y tomar luego un taxi hasta Huaquillas propiamente dicho. Ya ahí, caminé unas cuantas cuadras y listo: en Perú de nuevo!

Por supuesto, había que registrar oficialmente este hecho así que tomé un mototaxi de Aguas Verdes a Zarumilla que es donde está el puesto migratorio peruano. Realizado el trámite correspondiente tomé una combi rumbo a Tumbes. Ya en esta ciudad me dirijí a las oficinas de Cruz del Sur para adquirir mi pasaje a Lima, pero… me encontré con que no me aseguraban la salida para ese día, debido a que había un bloqueo de carreteras, caballero pues, a buscar hotel para pasar la noche. Pero como para la noche faltaba bastante, luego de instalarme y dejar mis cosas salí a buscar donde comer (otra vez) un rico cebiche.

Para encontrar una buena cebichería nuevamente confié en un motocarrista, esta vez pedí que me llevaran a un «hueco», algo caleta y bueno. Así que dicho y hecho el chibolo del motocarro que tomé me llevó por varias cuadras hasta que me dejó en la cebichería «Caleta 9». Subí, pues es en un segundo piso, miré rápidamente el comedor, que no estaba lleno, quizás por la hora y me decidí por un mesa en la entrada, con vista a la calle y casi bajo la luz del sol, que en Tumbes suele ser como me gusta, brillante y fuerte. Me trajeron la carta y pedí un cebiche de pescado con conchas negras, y una cerveza. Me pusieron canchita, me trajeron la cerveza, me tomé un vaso y esperé.

Caleta 9, 2

En la mesa contigua el hijo del mozo o administrador o dueño, no le pregunté qué era, remoloneaba con un plato de sopa mientras hacía preguntas de variado talante a su papá. Éste no se afanaba demasiado en contestar, dividiendo su atención entre el niño y el periódico que leía. La calle reverberaba con la luz solar y en los parlantes del establecimiento el Grupo 5 había dejado de cantar «…me olvidé de ese amor, amor que un dia te entregué…» para dar paso a un vals criollo cuando la llegada del cebiche a mi mesa interrumpió mis cavilaciones y recuerdos del viaje. Probé un trocito de pescado, luego otro, bebí un trago de cerveza… y entonces sucedió. Toda una serie de sensaciones, recuerdos y emociones se agolparon juntas en mi. Fué como una epifanía pero mejor, pues no tuve ningún tipo de aparición, sólo una iluminación interna muy fuerte, con la certeza, la alegría, la conciencia, de ser peruano, estar en el Perú y disfrutar todas y cada una de las pequeñas cosas que conforman esa peruanidad que a veces no entendemos. Durante un breve instante fui todos los peruanos, vivos y muertos, incluso aquellos ancestros míos que nunca vieron un hombre blanco y para quienes su país fue uno muy distinto al nuestro. Contemplé el imperio de mis antepasados y reiné en él.

Mientras cogía una servilleta para mis ojos me pregunté a mi mismo del por qué de esa inusual experiencia. Ok, el cebiche estaba buenísimo, pero no era para tanto, tampoco la cerveza. Creo que la confluencia de todas las cosas descritas más el sentimiento de culminación del viaje fue lo que me provocó esa especie de orgasmo espiritual y ataque de patriotismo conjugados. Luego de cerciorarme que nadie me miraba procedí a reanudar la placentera tarea de dar cuenta del cebiche y de la cerveza. No me apuré, no había motivo. Todo parecía perfecto, en su sitio, salvo por la que se había quedado en Colombia, pero eso no es materia de este post.

Caleta 9, 1

Luego de acabar ese riquísimo cebiche que ven ahí, y mientras bebía con toda la calma del mundo el último vaso de cerveza, el encargado me hizo la charla y terminó contándome que el local había ganado dos premios como mejor cebichería de Tumbes, hasta me sacó su cuadrito con el título que les dieron y que pongo más abajo. O sea que tan caleta tampoco es el sitio, pero eso sí, queda recomendado para todos aquellos que recalen por la ciudad y gusten regalarse una buena comida. A mi definitivamente me pareció de lo mejor y si vuelvo a Tumbes seguro que paso por ahí de nuevo. Y en cuanto al viaje ya el resto del día me relajé y descansé, pero al día siguiente hice un pequeño paseo que lo posteo luego.

Caleta 9, 4

Caleta 9, 5

Otros posts míos relacionados: del inicio del viaje, de Tumbes, de Ipiales, del Santuario de las Lajas, de Pasto, la exposición «Los espíritus, el oro y el chamán», el Museo del Oro, graffitis en Pasto, Casa Museo Taminango, Museo Juan Lorenzo Lucero, Exposición: Simbiosis Simbólica, Exposición: Cristo en Imágenes y el Museo Zambrano, Pasto, 2, Carnaval de Pasto, Carnaval de Pasto, 2, Pasto, 3, Pasto, 4, Delicias Pastuzas, Chicas de Pasto, Viaje Pasto – Quito, Plaza Santo Domingo, Quito, Plaza de la Independencia, Quito, Palacio de Carondelet, Quito, Basílica del Voto Nacional, Quito, I, Basílica del Voto Nacional, Quito, II, Museo Casa de Sucre, Quito y Quito.

Tumbes

Viaje Lima - Pasto, 16

En mi post anterior no mencioné que hice una parada de unas cuantas horas en Tumbes para bañarme, cambiarme y almorzar. De hecho, desde que planeaba el viaje una de las cosas que más aliciente me daba era saborear alguno de los deliciosos platos de la gastronomía tumbesina. Ya he estado varias veces en esta ciudad y sus alrededores (Zarumilla, Puerto Pizarro) y en lo que respecta a pescados y mariscos se come muy bien, y algo que es importante en el caso de los mariscos, suelen ser muy frescos.

Bueno, pero mis recuerdos más recientes databan de diez años atrás, así que pensé que no se trataba de recorrer los mismos restaurantes de antaño nuevamente, sino ver qué de nuevo había. Como el tiempo del que disponía era poco recurrí a la solución más fácil en ciudad pequeña: preguntarle al motocarrista. Dicho y hecho, en pocos minutos ya estaba sentado en una de las mesas del restaurant «El Estadio» y ordenando un cebiche de Conchas Negras. Decir que estuvo delicioso es poco, más justicia le hacen las fotos que le tomé y que pongo acá junto con algunas de la ciudad (todas acá). Y si tienen la ocasión de estar por Tumbes no dejen de probar platos como este, no es la única exquisitez que encontrarán, por cierto. Algo pueden ver acá y en estos tres videos (1, 2 y 3) también.

Viaje Lima - Pasto, 26

El cebiche de conchas negras…

Viaje Lima - Pasto, 27

… y su acompañamiento.

Viaje Lima - Pasto, 25

Casona antigua.

Viaje Lima - Pasto, 21

Vista desde la Plaza de Armas.

Viaje Lima Pasto

Hace unas semanas me agarró el ansia de aventura y decidí hacer un viaje a lo mochilero, es decir, yo, mi mochila y la carretera, claro, de intermediario un bus, o dos, o los que fueran necesarios para llegar a mi destino. En este caso mi destino (luego de algunas deliberaciones, coordinaciones y cambios) era Pasto, ciudad colombiana que nunca me había llamado la atención hasta que mi amiga Jules me contó (y luego posteó) sobre ella. Contra lo que pensé, llegar es fácil y barato, el viaje un poco pesado pero nada complicado.

Bueno, la primera parte del itinerario fue un Lima Tumbes, que en promedio se hace en unas 19 horas. En este caso lo hice en 20, saliendo de Lima a las 3pm y llegando a Tumbes a las 11am del día siguiente. Costo S/.110.00 en Cruz del Sur. Pueden conseguir pasajes en otras líneas a precios más económicos, pero particularmente yo me siento más tranquilo viajando en Cruz del Sur, los buses son modernos, cómodos y sobre todo, seguros, algo muy importante y que siempre hay que tener encuenta en las rutas peruanas.

Ya en Tumbes un colectivo a la localidad fronteriza de Aguas Verdes cuesta 3 soles, pero si uno, como en mi caso, va a pasar la frontera con pasaporte o planea quedarse unos días, tiene que bajarse en el puesto de control de migraciones que es un poco antes. No preocuparse por donde es, está en la ruta y cualquier chofer conoce. No hacer caso a los tramitadores de permisos en el puesto de control es totalmente recomendable. Una vez visado el pasaporte con la salida tomar un motocarro de ahí a Aguas Verdes propiamente dicho no pasará de 2 soles.

Llegado a Aguas Verdes lo que hay que hacer es caminar hacia el puente fronterizo y cruzarlo, con lo que uno ya se encuentra en Ecuador. Ojo, en Ecuador la moneda de curso legal es el dólar norteamericano y en el mismo puente hay varios cambistas donde se podrán conseguir los dólares necesarios. Para las fracciones de dólar aún tienen curso legal los centavos en moneda ecuatoriana (Sucre) pero cuidado por que al darse cuenta que uno es foráneo tienden a hacer pasar un centavo por diez centavos, no es mucho pero jode que te quieran estafar.

Cruzado el puente uno ya se encuentra en Huaquillas, ciudad desde donde podremos conseguir un pasaje hasta Quito o mejor aún, hasta Tulcán que es la ciudad fronteriza con Colombia. De estos sale sólo uno al día, a las 4pm, así que si quieren hacer el viaje directo ya saben, yo lo cogí de pura leche. El costo del boleto desde Huaquillas hasta Quito es $10 y hasta Tulcán $15. Viajé con la empresa Panamericana, cuyo local queda a unas 4 o 5 cuadras del puente internacional. No es el gran servicio pero me dijeron que era el mejor. Por lo menos llegué sin novedad, aunque bastante cansado. El viaje toma 14 horas hasta Quito, donde llegamos a las 6am y de ahí otras 5 horas hasta Tulcán, donde llegué a eso de las 11am. Se cena en la ruta, lo que no sale más de $2 o $3 por persona.

Ah, lo olvidaba, deben hacer visar su pasaporte en la oficina de Migraciones de Huaquillas, que está a la salida de la ciudad. Cualquier taxi les cobrará $1.50 y es preferible lo hagan antes que estén embarcados cosa de no demorar el viaje. Así que el trámite les saldrá por $3 (costo taxi ida y vuelta), luego del cual ya habrán entrado oficialmente a Ecuador. Ya en Tulcán deben tomar un taxi hasta el puesto fronterizo de Rumichaca, no recuerdo cuanto me cobraron por la movilidad, si van solos me parece que es algo de $3, pero si comparten el taxi les puede salir por menos, como me salió a mi ($1.30 creo).

Para sellar la salida de Ecuador hay que pasar por el puesto migratorio correspondiente, lugar donde suele haber colas pues el sistema «se cae», o por lo menos así estaba cuando llegué. Luego de esperar casi dos horas pude hacer el trámite y oh sorpresa, el funcionario me pide carnet de vacunación contra la Fiebre Amarilla, obviamente no lo tenía y pensar en regresar a la ciudad a hacerme vacunar se me hacía pesadísimo, así que evalué rápidamente al policia y le lanzé el anzuelo: «amigo, tengo que pasar urgente, me están esperando, tu dirás», la respuesta no se hizo esperar: «ve a la oficina del costado para conversar». En resumen, la gracia me salió $5. Anécdotas latinoamericanas que le dicen.

Sellado mi pasaporte agarré mi mochila nuevamente y a pie (dista una cuadra) me dirigí al puesto de migraciones colombiano, acá la cosa fue sencillísima y en un toque ya había ingresado oficialmente a Colombia. Hecho esto cambié unos cuantos dólares por pesos colombianos (me pagaron 1900 pesos por dólar) y tomé un colectivo a la ciudad de Ipiales que está a 3 kilómetros de la frontera (sorry, no recuerdo el costo, algo de 1500 pesos pero no estoy seguro).

La parte final, de Ipiales a Pasto toma 2 horas y media y sale al costo de 6000 pesos colombianos es decir, poco más de $3 dólares norteamericanos y casi ni se siente. Ya otro día les cuento sobre Pasto, ciudad de la que quedé encantado. Pero por mientras algunas fotos del viaje Lima Ipiales (Todas acá, lo que incluye mi estadía de unas horas en Tumbes). Del trayecto de Ipiales a Pasto no tomé casi nada de fotos, pero acá el bus en el que viajé y un par de la ruta.

Viaje Lima - Pasto, 1

En los primeros tramos de la Panamericana Norte, Lima.

Viaje Lima - Pasto, 5

Si no es Pasamayo se parece bastante.

Viaje Lima - Pasto, 10

Las playas de Tumbes, quizás Máncora.

Viaje Lima - Pasto, 29

Migraciones Huaquillas, Ecuador.

Viaje Lima - Pasto, 33

Campos de platanales en Ecuador.

Viaje Lima - Pasto, 39

Volcán en la ruta Quito Tulcán, Ecuador.

Viaje Lima - Pasto, 41

Laguna cerca de Otavalo, Ecuador.

Viaje Lima - Pasto, 44

Iglesia en Otavalo, Ecuador.