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El “Liebster Award” y cómo conocer más blogs de viajes

alternativesunnydays.wordpress.com_

Hace tiempo que nadie me metía en una de esas dinámicas bloggers que eran frecuentes cuando los blogs estaban de moda. Así que quedé sorprendido cuando mi vieja amiga (sin cachita) Isabel Guerra de Burbujas Recargadas me propuso para esta actividad llamada “Liebster Award”, que está enfocada en los blogs de viajes.

Y digo que me sorprendió también por que el mío no es un blog de viajes, o no solo es sobre viajes, diría que lo es en un 10 o 15 %, pero bueno, sera motivo para bloguear más sobre viajes, rutas y aventuras. Y como digo en el título, para conocer más blogs de viajes.

Como no soy de mucho floro, vamos directo a responder las preguntas planteadas:

1 – De todos los lugares que has visitado, ¿cuál sería tu favorito?

Pues.. difícil quedarse con uno, Berlín me gustó mucho, es una ciudad sorprendente que tiene de todo, pero Río es una ciudad en la que me gustaría vivir, al menos un tiempo. Cosas de que prefiero el calor al frío.

2 – ¿Quién es tu inspiración en este mundo de los viajeros?

Cualquiera que haya viajado más que yo.

3 – ¿Cómo cambió tu vida el viajar?

No diría que la cambió, pero si añadió variedad y conocimiento.

4 – Si sólo pudieses hacer un viaje más, ¿a dónde irías?

Jajaja, mi primera respuesta es a Lima, dado que no estoy ahí, pero asumiendo que estoy en Lima, y asumiendo que se trata de un sitio al que no he ido, pues diría Hong Kong o Tokio.

5 – ¿Cuál es el post que más has disfrutado, y por qué?

No recuerdo ninguno en especial, pero todos los posts de viajes los hago con una sonrisa pues uno va recordando cosas, hechos y personas que creía olvidados.

6 – ¿Has hecho alguna cosa loca viajando, o para viajar?

Para viajar, no, viajando si, pero no lo cuento por que es XXX.

7 – ¿Cuándo y cómo empezaste a viajar?

Cuando en un trabajo una de mis obligaciones era ir a distintas ciudades del Perú a instalar sistemas y capacitar a los usuarios en su uso. Siempre quedaba tiempo para conocer los alrededores.

8 – ¿Cuál es tu destino favorito en Perú?

Pues depende de cómo me sienta, si se trata de reconectar con las raíces me iría al Cusco, si no, iría a sumergirme en el mundo de diversión de Iquitos.

9 – ¿Tu destino más disfrutado en otro país?

Medellín, dado que al año paso varios meses acá. También Quito, que es una ciudad que me encanta y a la que he ido muchas veces.

10 – ¿Cómo elegiste el nombre de tu blog?

Era la sensación que daba Internet en aquellos días del 2004, no fue mi primer blog por cierto.

11 – ¿Qué tipo de viajero eres?

He sido mochilero aunque no a full, también he viajado por trabajo bastante. Actualmente podría decir que me encuentro en una categoría entre flash backpacker y multiturista.

Y bueno, como en toda actividad de este tipo, toca pasar la antorcha, y eso significa proponer a otros blogueros que hagan sus propios posts como este. Así que los nominados son:

Blucansendel, del argentino Wenceslao Bottaro.

Viajes y cosas así, del panameño Osvaldo.

Juan Uribe Viajes, del colombiano Juan Uribe.

El Perú en mi auto, del peruano Jorge Cachay.

Tips de viajero, de la mexicana Verónica.

Espero que alguno se anime a contestar por que no conozco a ninguno de ellos y fuera del Perú no soy muy conocido entre los blogueros de viajes.

Finalmente, las preguntas para este nuevo grupo son:

1 – ¿Cómo decidiste abrir un blog?

2 – ¿En qué se diferencia tu blog de otros blogs de viajes?

3 – ¿Si durante un tiempo no viajas, sigues blogueando?

4 – ¿Algún bloguero de viajes que admires?

5 – ¿El viaje más loco que hayas hecho?

6 – ¿A qué lugares no irías?

7 – ¿A qué sitios volverías?

8 – ¿Quién sería tu compañero/a de viajes perfecto?

9 – ¿Tu mejor anécdota viajera?

10 – ¿Cómo decides dónde viajar?

11 – ¿Aparte del blog que otra herramienta usas para documentar tus viajes?

Suerte con eso!

Re conociendo Quito (Pomasqui, Unasur, Mitad del Mundo)

Quito, vista panorámica. Foto de David Almeida en Flickr, bajo licencia CC.

Quito, vista panorámica. Foto de David Almeida en Flickr, bajo licencia CC.

Si pertenecen al exclusivo (por lo reducido) club de los que leen este blog, sabrán que Quito es una ciudad que me encanta. Así que ya se imaginarán mi contento cuando el pasado mes de octubre del 2016, un amigo me invitó a dicha ciudad para dar un par de charlas sobre Internet y comunidades virtuales, un tema del que algo se.

Mi vez anterior en Quito había sido casi dos años antes, entonces esperaba ver los cambios que hubieran podido darse en la ciudad y poder descubrir rincones de la misma a los que no había llegado anteriormente. Al final del viaje los dos objetivos quedaron cumplidos, aparte de la alegría de poder reencontrarme con amigos que no veía personalmente buen tiempo.

Pero bueno, vayamos al viaje. La travesía por avión es corta, dos horas y media aproximadamente desde Lima, y el vuelo suele ser tranquilo, aunque esta vez me tocó algo movido, pero nada grave. Acá fotos del paisaje peruano visto durante el vuelo, y la comida servida por Avianca, bastante aceptable.

Ya aterrizado y superados los trámites de ingreso a Ecuador, tocó esperar la movilidad contratada. El clima estaba bueno, pero en plena carretera nos sorprendió un chubasco.


Ya entrando a la ciudad tuve uno de esos momentos secretamente felices cuando la Van se detuvo a esperar la luz del semáforo y a mi lado pude leer un mensaje casi escrito especialmente para mi:


Pasado un rato llegamos al hotel y tras instalarme y reunirme con otros de los conferencistas salimos a buscar algo de comer. Era un buen momento para usar el servicio de transporte público de la ciudad, los trolebuses.


Llegamos al sitio acordado y escogimos cualquiera de los varios restaurantes que había, todos parecían servir lo mismo. Y bueno, ustedes saben, cuando los amigos se reúnen después de tiempo, las cervezas no tardan en aparecer:


Al ratito llegó la comida. La gastronomía ecuatoriana es una de las que más me gusta, fuera de la peruana claro, quizás por que tienen muchos puntos en común. Eso si, nunca me inviten cebiche ecuatoriano.

El caldo de pata de la foto anterior estaba regular, todo hay que decirlo. Pero el hornado y la fritada estaban bastante más que aceptables. 

Luego de la comida salimos del restaurante y aprovechamos para mirar la pequeña feria dominical de Pomasqui, el poblado donde estábamos, al norte de la ciudad de Quito. Un lugar con mucha historia, dicho sea de paso, pero que lastimosamente no he podido visitar extensamente aún.

Ya de ahí agarramos rumbo para ir a «Mitad del mundo», tal como habíamos planeado. 

Desde donde el bus nos dejó había que caminar un poco, pero finalmente llegamos. Antes de Mitad del Mundo está la sede de Unasur, o la Unión de Naciones Suramericanasasí que aprovechamos para unas fotos.

El diseño arquitectónico del edificio sede de Unasur es impresionante, no se si se podrá hacer un recorrido por sus instalaciones internas (ese día era domingo), pero según fotos que he visto vale la pena hacerlo. En mi anterior visita a Mitad del Mundo este edificio aún no terminaba de ser construido. Por cierto, se llama edificio Néstor Kirchner.

Como habrán visto el cielo estaba dando indicios de lluvia, pero nunca cayó ni una gota, era tan solo la majestuosidad del cielo quiteño.

Terminada la sesión de fotos en Unasur nos dirigimos finalmente a Ciudad Mitad del Mundo, una de las principales atracciones turísticas de Quito.

Luego de pagar los tickets de ingreso (US$3.50, un poco más si se desea acceso completo), caminamos por la senda que nos lleva al Monumento a la Mitad del Mundo. Pero los colibrís decorativos estaban tan bonitos que no pude resistirme a tomar unas fotos, sobre todo al que tenía pintado a la Virgen del Panecillo, todo un ícono de Quito, y a quien le dediqué un post cienciaficcionero alguna vez.

Finalmente, el monumento a la Mitad del Mundo, o bueno, la Mitad del Mundo más conocida, pues hay otra que le disputa el título: Catequilla. Pero no se preocupe, ambas están en la línea imaginaria que parte el mundo en dos.

Este es otro Colibrí decorativo, que en este caso lleva pintado el centro histórico de la ciudad de Quito, o eso creo.

A unos cuantos pasos del monumento hay una especie de corral donde viven unas muy andinas llamas.

Después uno puede encontrar un complejo construido a la usanza de un pueblito antiguo, con tiendas comerciales de souvenirs y demás objetos para el recuerdo, aparte de artesanía y ropas locales.

Aca pueden ver un ejemplo de los recuerditos. En la tienda que tomé la foto además por un dólar te ponen en el pasaporte el sello recordatorio de Mitad del Mundo, y te dan un postal de regalo. Creo que también te pueden poner el sello a la entrada pero no pregunté.

Y aca ya despidiéndonos de Mitad del Mundo.

Luego de tomar el bus de regreso a Quito, y bajarnos donde pensamos era cerca al hotel, descubrimos que no, no era tan cerca, pero igual decidimos caminar. Por la ruta había algunas cosas interesantes.

Llegados al hotel descubrimos que… teníamos hambre, así que nuevamente nos embarcamos, ahora en un taxi, para ir a cenar. 

Cenamos en un local pequeñito, llamado Ñuka Llacta, sobre la Av. Ladrón de Guevara, casi en la esquina con el Parque José Navarro, o Parque de las Pancitas (porque venden comida allí). La comida fue muy tradicional, un sambo, una especie de sopa dulce bastante agradable hecha en base al sambo o lacayote, una variedad de la calabaza propia de la región andina, y unas tortillas de maíz, muuuy ricas.

Y bueno, ya después de eso nos fuimos a descansar.

Pronto más posts sobre mi recorrido por Quito.

Y más posts anteriores sobre Quito acá.

Quito, mon amour

Atardecer en Quito, Ecuador.

Atardecer en Quito, Ecuador.

Se supone que si tienes una segunda cita con una chica es por que te gusta, y si esto sucede más de dos veces, pues ahí hay algo. La primera vez que estuve en Quito fue casualidad, no lo tenía planeado, pero un lapso apreciable de tiempo entre una conexión y otra de buses me dio oportunidad de pasear por la ciudad. Y he aquí que ésta es la cuarta vez que vengo a verla.

Si, no lo puedo negar, estoy enamorado, pero sin embargo soy un enamorado crítico. No dejo que su belleza me obnubile y me impida ver sus defectos. Pero, como un caballero, me los callaré, o al menos trataré de no hacerlos tan evidentes.

Siempre he entrado a Quito de la misma manera, desde abajo, es decir, por el sur, por Quitumbe. Esto me permite usar el trole para llegar al centro de la ciudad. Y debo decir que US$0.25 (unos 0.70 centavos de sol) es una ganga para movilizarte por la ciudad. De esta manera también voy apreciando todo su variado lado sur, la parte popular de la ciudad, o bueno, al menos la cercana a la línea del trole.

Plaza e Iglesia de Santo Domingo, Quito, Ecuador.

Plaza e Iglesia de Santo Domingo, Quito, Ecuador.

Me bajo en Santo Domingo, camino acelerado unas cuadras hasta mi hotel, dejo todo, agarro la cámara y salgo a recorrer a mi amada con el corazón agitado (literalmente, Quito no da soroche, pero sus 2,800 msnm se sienten). Ver a quien amas después de tiempo es una experiencia maravillosa, lo ya conocido es redescubierto con ansias, y aunque la mente no deja de comparar chequeando los cambios, la emoción del reencuentro supera todo.

Debo señalar en este punto que así como a algunos les gustan rubias o voluptuosas, a mi me gustan las ciudades con historia, y que esa historia se pueda palpar mientras te deleitas mirándola. Grandes edificios o modernos centros comerciales no me impresionan, pero dame unas ruinas o una iglesia antigua y cuéntame lo que pasó allí… y soy tuyo cariño.

Esquina calles Sucre y Benalcázar, Quito, Ecuador.

Esquina calles Sucre y Benalcázar, Quito, Ecuador.

Una de las cosas que me gustan de Quito es que su historia es parte de la mía, muchas cosas que pasaron acá, de alguna manera tuvieron influencia o fueron influidas por la historia peruana, de hecho Quito fue parte del Tahuantinsuyo, y en varios momentos de la colonia, la Real Audiencia de Quito fue parte del Virreynato del Perú. Así pues muchos nombres que se oyen a lo largo de la historia del Perú también se oyen acá: Atahualpa, Pizarro, Sucre, Bolivar. Es casi como oir otra versión de un viejo cuento, o complementarlo.

Mencioné las iglesias, y no es que sea un fervoroso católico pero las antiguas iglesias que nos dejó la colonia han quedado para ser admiradas, y Quito tiene montones de ellas, Santo Domingo, la bellísima (aunque un pelín descuidada) San Francisco, la Compañía, todas ellas llenas de fabulosas obras de arte y pinturas de la escuela quiteña, y la moderna pero gótica Basílica del Voto, la única iglesia creo donde se puede hacer un recorrido que está muy cercano a calificar como deporte extremo (vayan, suban a las torres y me entenderán).

Basílica del Voto Nacional, Quito, Ecuador.

Basílica del Voto Nacional, Quito, Ecuador.

En cuestión de museos Quito no se queda, además de que casi toda iglesia tiene el suyo, hay al menos prácticamente uno por cada cuadra, cuando no dos, en el centro histórico. Por otra parte, si se pasa un domingo en la ciudad, en las mañanas se puede disfrutar de distintos espectáculos culturales en la calle, de hecho una vez me tocó apreciar a una peruana que estaba enseñando a bailar huayno a la gente, así que imagínense.

La comida, debo admitirlo, es bastante buena, salvo una o dos cosas que para un peruano son sacrilegio, el resto está muy bien. Y no se limiten a comer en restaurantes, prueben lo que ven por la calle (me encantaron los sanguches de higo con queso) y no dejen de ir a alguna picantería, la comida es muy buena y barata. Si pueden, como yo, ir con alguna chica local que les ayude con las sugerencias, pues mejor.

Parque del Arbolito, Quito, Ecuador.

Parque del Arbolito, Quito, Ecuador.

Dije que no iba a mencionar lo malo, pero hay algo que no puedo obviar, los taxistas. Sorry baby, pero tenía que decirlo. Lo peor de los taxistas es la falta de ellos, acostumbrado como en Lima a simplemente levantar la mano y regatear el precio confiado en que si no consigo un buen descuento el taxista que está atrás me lo ofrecerá, la poca oferta de taxis en Quito siempre me sorprende negativamente, y si llueve ya pueden irse olvidando de que aparezca uno vacío. Eso sí, como en cualquier gran ciudad creo, nunca suban al taxi sin pactar primero el precio, a menos que tenga taximetro, si no, corren el riesgo de ser casi estafados al llegar a su destino.

Pero como en toda pareja que se quiere de verdad, los malos momentos son rápidamente superados y el amor regresa. Y si para mi hay algo que simboliza mi amor por Quito, eso es la Virgen del Panecillo, inspirada en la Virgen de Quito. Contemplar la grácil belleza de esta virgen alada capturada como si estuviera en medio de un complejo paso de una extraña coreografía, me fascina y me transporta.

Virgen del Panecillo, Quito, Ecuador.

Virgen del Panecillo, Quito, Ecuador.

Y bueno, Quito además tiene todas las otras funcionalidades que caben esperar, centros comerciales, vida nocturna, hermosos parques, unos alrededores formidables y cientos de cosas por descubrir que hacen que valga la pena recorrerla con calma y espíritu aventurero, y algo de paciencia claro, por que también tiene un tráfico que puede llegar a ser terrible. Es que ya saben, nadie es perfecto.

En sus a veces sinuosas calles puedes encontrar desde gente bailando espontáneamente, sea de noche o de día, a una recepción nupcial celebrada en una plaza pública con mucha alegría. Y si pasas un lunes por la Plaza Grande, hasta puede que veas a la Revolución ciudadana en acción, es decir, al propio Presidente de la República saludando al pueblo en la ceremonia de cambio de guardia.

Calle en el Centro Histórico, Quito, Ecuador.

Calle en el Centro Histórico, Quito, Ecuador.

Pero aparte de todo lo que esta ciudad tiene para ofrecer, y quizás entrando a lo subjetivo, confieso que algo que particularmente me atrae de Quito es que no me hace sentir un extraño. Y eso es un poco debido a su gente, otro poco debido a la arquitectura de su centro histórico, a la oferta cultural (¡hasta hackers pude encontrar!), a su clima mayormente benigno, o quizás a su particular mezcla de todo eso, su propio «no se qué» como se diría.  O poniéndolo de una forma coloquial: es que tu sabes cómo hacerme sentirme bien, querida.

Posdata – Si les interesa conocer Quito de la mano de su gente, les recomiendo un par de páginas en Facebook: Quito escondido, del amigo Galo Pérez, con quien conversé en este post, y Quito, de aldea a ciudad, que recopila fotos antiguas de la ciudad de Quito.

Esquina Plaza San Francisco, Quito, Ecuador.

Esquina Plaza San Francisco, Quito, Ecuador.

Campañas de turismo en Latinoamérica para el 2012

Los latinoamericanos estamos muy orgullosos de nuestra hermosa y variada geografía, nuestras playas, selvas y montañas, la herencia que nos dejaron los pueblos prehispánicos y que hoy se alza en la forma de restos arqueológicos desperdigados como maravillas por todo el continente, así como de la fusión de razas y culturas que constituyen las modernas ciudades de la región, pero, ¿si nuestra parte del mundo es tan mágica, por qué no es la más visitada?

Revisando las estadísticas de los países más visitados del año 2010, encontramos que el primer país latinoamericano en aparecer es México, en el décimo puesto, y que el siguiente es Argentina, en el puesto 42. Si además tenemos en cuenta que el primer lugar lo tiene Francia con 79.3 millones de turistas y México llega a su puesto con 22.6 millones y Argentina al suyo con 5,2 millones, pues eso ya nos indica que, literalmente, la gente no viene mucho por acá.

Sin embargo, si miramos las estadísticas desde una perspectiva histórica, el turismo hacia Latinoamérica se ha incrementado, no dramáticamente pero si lo suficiente como para que los gobiernos le den mayor importancia al sector. Tal como mencionan en una nota de EnlaRedRadio, hay varios retos en el tema para la región:

Marco Antonio Serrato, director general de Educación Ejecutiva en el TEC de Monterrey en México, comenta que entre los temas que determinan el debate actual sobre el turismo en la región, destacan “el rol que la industria juega como motor del desarrollo económico y social en los países de América Latina; la puesta en valor de los activos, sean naturales, culturales, arqueológicos o humanos, con los que nuestros países cuentan para posicionar la actividad turística y las marcas país a nivel internacional; y la diversificación del turismo en variantes no solo de playa, sino de naturaleza, cultura, negocios, salud y congresos”.

Serrato añade que “el desarrollo de estrategias e infraestructuras que promuevan y faciliten un turismo sostenible y la mejora de servicios complementarios como los gastronómicos, telefonía móvil, renta de vehículos y hospitalarios, además de la profesionalización de los trabajadores que atienden a los usuarios, al igual que garantizar la seguridad de los turistas y reforzar la percepción de esta, son tareas que vienen aparejadas con los lineamientos de desarrollo más generales”.

Jorge Gobbi, autor de Global Voices y bloguero especializado en el tema del turismo, escribió a principios de año sobre esta tendencia de crecimiento del turismo en Latinoamérica:

se pueden señalar al menos dos cosas. La primera, las cifras de crecimiento de las naciones sudamericanas se ubica entre el 8 al 14%, dos a tres veces más que la tasa de crecimiento mundial. Segundo, buena parte de ese crecimiento se está dando gracias al aumento del turismo regional. Lo que es una muy buena consecuencia de la mejor situación económica y del aumento del consumo en nuestros países.

Con esas perspectivas, es de esperar que para este 2012 los organismos de turismo sudamericanos se van a concentrar en incrementar su promoción en otros países de la región, sin apuntar tanto a América del Norte y Europa. Esperemos que 2012 sea la consolidación de una tendencia de crecimiento económico a mediano y largo plazo en América del Sur, ya que las perspectivas globales no parecen demasiado positivas.

Pero ¿qué acciones están tomando realmente los gobiernos o el empresariado para incrementar los flujos de turistas hacia sus países? Aparte de las obras necesarias en infraestructura y la capacitación al sector de servicios, una de las estrategias más comunes son las campañas publicitarias.

Una de las campañas para incentivar el turismo más conocida es la de Colombia, con su lema «Colombia, el riesgo es que te quieras quedar«, que estuvo precedida por el establecimiento de la marca país: «Colombia es pasión«.  La campaña cuenta con una guía de viajes oficial, y ha producido varios videos promocionales. Acá uno de ellos:

La vecina Venezuela a través de este sitio también intenta captar turistas, pues el país cuenta con muchos destinos interesantes. Otro vecino de Colombia, Panamá, ha lanzado recientemente su campaña «Disfruta Panamá» o «Enjoy Panama», que cuenta con su canal en YouTube y páginas en Facebook en español e inglés, así como cuentas en Twitter en español e inglés tambien. Además está el sitio web Visit Panama.

En cuanto a Centroamérica, si bien hay una campaña regional para incentivar el turismo a la zona, varios de los países centroamericanos cuentan con sus propias campañas, como es el caso de Guatemala, «Corazón del Mundo Maya» o Costa Rica «Sin Ingredientes Artificiales«.

México cuenta con varias campañas, una de ellas, al igual que Guatemala, hace énfasis en la antigua cultura Maya: Mundo Maya 2012, otra es Visit Mexico.  En este país el Poder Ejecutivo federal cuenta con la Secretaría de Turismo, que fomenta el desarrollo de destinos y actividades turísticas, mientras que promueve los destinos del país entre mexicanos y extranjeros.  Por otra parte, el Consejo de Promoción Turística de México (también del gobierno federal) coordina, diseña y desarrolla las estrategias nacionales y hacia el extranjero, para la promoción turística.

Yendo hacia el sur encontramos «Chile es tuyo«, bastante orientada al turismo interno. En Argentina «Viajá por tu país» es algo similar. Pero acá también encontramos iniciativas locales, como la de la Secretaria de turismo de Santa Cruz Patagonia o la de Mendoza. En el vecino Uruguay hay hasta tres sitios web que promueven el turismo en dicho país: Club de Turistas, Viaje a Uruguay y Turismo en Uruguay.

En Perú, como parte del trabajo que se realiza en la marca país, se ha efectuado varias campañas, estando una nueva por iniciarse en estos días. Una anterior, «Perú: Vive la leyenda» fue premiada el año pasado en Brasil. Acá el video:

A principios de año tuve la oportunidad de charlar un rato en Lima con el ya mencionado periodista argentino Jorge Gobbi, y aprovechamos para grabar un pequeño podcast sobre el turismo en Latinoamérica. Los invito a escucharlo y de paso a visitar su muy recomendable Blog de Viajes.

Jorge Gobbi habla de turismo en Latinoamérica by GVenespanol

Y bueno, obviamente esta no es una exhaustiva aproximación al tema, pero nos da una idea aproximada de cómo se está moviendo el tema de la promoción del turismo en la región. Un agradecimiento a los colegas latinoamericanos de Global Voices por los enlaces e información brindada.

Pensando en Nairobi, Kenia

Cuando era pequeño se me dió por aprender los nombres de todos los países y sus capitales. Así que nunca tuve problemas para ubicar, digamos Nairobi, como capital de Kenia. Pero claro, no me pregunten por países que alcanzaron su independencia durante y después de los años 70´s.

Ya más grande y debido a un nunca agotado interés por la paleoantropología, pude visualizar (y recordar) a Kenia en un mapa gracias al trabajo de los Leakey, y aunque Lucy fue descubierta en Etiopía, la cantidad de restos de homínidos encontrada en Kenia es muy significativa.

Pero más allá de eso es poco lo que conozco de este país africano. ¿Cómo paliar esta brecha de conocimientos si tuviera la necesidad de hacerlo? obviamente googlearía… los primeros resultados básicamente son las ofertas de las agencias de viajes, algunos de esos contenidos son rescatables sin embargo, pues ofrecen lo mínimo que uno necesita saber de arranque, cosas como esta:

Nairobi

Nairobi

Nairobi, la capital de Kenia, es una ciudad de grandes contrastes. Los ricos suburbios se mezclan con la suciedad y la pobreza de algunas calles. Pero Nairobi es una de las ciudades más grandes y más interesantes de África. Es un lugar lleno de energía, de una actividad incansable, llena de diferencias. Razas y tribus maquillan sus calles y plazas.

El centro de la ciudad vibra con energía. Hombres de negocios, vendedores ambulantes, turistas, mercadillos, limpiabotas… todos se mezclan en la gran urbe que es Nairobi. La Avenida Kenyatta es el centro social de Nairobi, una amplia avenida bordeada por árboles y flores. Hay varios lugares de interés en el centro, como el Museo Nacional o el Snake Park.

Numerosos mercados, o el Parque Nacional de Nairobi a las afueras de la ciudad. Algunos piensan que Nairobi sólo es la capital de los safaris en África. Pero nosotros creemos que es mucho más. ¿Quién se aventura con nosotros por las calles de Nairobi para conocerla mucho mejor?.

Una rápida mirada a artículos similares al anterior nos dejan con una lista de sitios a visitar ubicados en la misma ciudad o muy cerca. En cuanto a sitios relacionados con la fauna africana tenemos:

– El Parque Nacional de Nairobi. Casi todos los grandes animales de la sabana africana a las afueras de Nairobi. La entrada está algo de 40 dólares norteamericanos. Sitio oficial.
– El Orfanato de Elefantes Sheldrick. Una institución dedicada al cuidado de pequeños elefantes y otros animales huérfanos. Cerca al Parque Nacional de Nairobi. Sitio oficial.
– El Centro de Jirafas. En Langata, muy cerca de Nairobi. Sitio oficial. Algunas fotos.

Si lo suyo son los museos, en Nairobi puede visitar:

– El Museo Nacional de Nairobi. Donde encontrará mucha de la milenaria herencia cultural de Kenia. (Y una de la mejores colecciones de fósiles de hominidos del mundo).
– El Museo Karen Blixen. Hecho en la antigua casa de la autora de Memorias de África, Karen Blixen o Isak Dinesen.
– El Museo del Ferrocarril de Nairobi. Conserva locomotorasy demás maquinaria relacionada a los trenes de Kenia. Página oficial.

Aparte de eso no he encontrado mucho más que ver en la ciudad, pero seguro estoy dejando pasar un montón de cosas. Dicen que la gastronomía no es muy buena, y que hay que tener cuidado con las comidas callejeras no muy bien cocinadas y sobre todo con las bebidas, pero bueno, eso pasa en muchos sitios del mundo. Igual acá una lista de lugares donde comer en Nairobi. Por supuesto una guía de la vida nocturna en Nairobi nunca está demás.

Sin embargo donde se encuentran los mejores apuntes y tips sobre Nairobi es en blogs. Por ejemplo Viaje a Kenya ofrece información útil (aunque puede que desactualizada) sobre consejos para viajar (y estar) en Kenia, los visados, etc, pero también datos importantes sobre Nairobi:

Uno de los paisajes más característicos de Nairobi son las colinas Ngong, ubicadas al oeste de la ciudad. También se destacan el Monte Kenia, al norte de Nairobi, y el Monte Kilimanjaro, en el sudeste de la ciudad. Desde el centro de Nairobi pueden observarse claramente ambas montañas en un día sin nubes.

Aunque el común de la gente piense que en África siempre hace calor, lo cierto es que en esta región de Kenya el clima es moderado. La temperatura mínima promedio es de 10 °C y la máxima es de 20 °C promedio, por lo que se trata de un clima muy tolerable por cualquier turista.

Otro blog, Kenia por descubrir, entre otras cosas, brinda indicaciones generales sobre la seguridad a tener en cuenta al aventurarse por la ciudad. Y también nos menciona cuando NO viajar a Kenia:

marzo, abril y mayo, que son los tres peores meses para el turismo en Kenia. Son muy pocos turistas los que se quieren enfrentar las condiciones que ofrece Kenia durante estos meses, especialmente porque suelen ser meses de intensas lluvias en ciertos lugares de Kenia, además de tener la indeseable compañía de los mosquitos, que en esta época del año se encuentran en pleno auge, además de que no veremos a tantos animales salvajes como durante el resto del año.

Un blog que me resultó especialmente interesante, es Hola a todos todas, del español Iñaki Abella, quien ha estado documentando su vida en Kenia, y ofrece sabrosos apuntes como estos:

En todas las esquinas hay un puesto de flores. O más.
En los laterales de las carreteras de la ciudad se monta cualquier tipo de negocio, los más comunes son los de los carpinteros, que además tienen una amplio catálogo de fotos con cosas que han hecho;
En cualquier sito un milano te puede dejar sin merienda, tentempié, desayuno o lo que sea que pretendieras ingerir.
A pesar del intenso tráfico de la ciudad casi nunca se oyen bocinas.
Está prohibido fumar en la calle. Si quieres fumar te tienes que meter en algún sitio.

Ascari es como se llaman aquí a los guardas de seguridad privados; tal y como lo dicen aquí suena a scary que significa «de miedo» en inglés.
En las discotecas no puedes beber en la pista de baile y no puedes bailar al lado de la barra. Conclusión, cuando bebas ni te muevas, cuando bailes ni un sorbito.
Las urbanizaciones y casas buenas tienen, además de generador, su propio pozo de agua, que no es potable.
Las chapas de Mozambique, las matola de Malawi o los dala-dala de Tanzania aquí se llaman matatu y son infinitamente más agresivos que en aquéllos países. Un matatu es una furgoneta con 16 plazas que se llenan hasta 22 y que van como locos por todas partes, poniendo en peligro los puestos de flores, plantas, carpinteros y cesteros de todo Nairobi. En la ONU, recomiendan encarecidamente a sus trabajadores que no los usen.
En cualquier tasca te pueden servir una Tusker, la cerveza keniana por antonomasia, que por estos lares se pronuncia «tasca».

En las farolas de la mediana de la que sería la Castellana de aquí, anidan marabúes, las cigëñas más grandes del mundo.
En los extrarradios de la ciudad las hienas visitan los vertederos y los lepardos se comen a los perros del vecindario.
Kibera, poblado chavolista con casi un millón de habitantes sin las más mínimas infraestructuras, forma parte de la mayoría de los circuitos turísticos de las agencias actuales y se ubica a menos de 200 metros de un campo de golf más grande que el mismo Kibera.
Los gorrillas del centro ponen y quitan barreras para reservarse las plazas de aparcamiento para conseguir una propina de los mzungus (hombres blancos).

Y bueno, seguiré investigando sobre Mairobi y Kenia en otro post, por mientras los dejo con un par de videos sobre Nairobi y  lo que se puede encontrar en ella.

Santuario de Warivilca

En mi viaje de hace unos meses a Huancayo, otro de los sitios que visité y me pareció muy interesante fue Warivilca, o Huarivilca. Se trata de unos restos arqueológicos ubicados a pocos minutos del centro de la ciudad y aunque pertenecen a la cultura Huanca se presume que la ciudad tuvo origen Wari. Al respecto la Wikipedia menciona:

Fue una construcción wari levantada entre los años 800 d. C. y 1200 d. C. Era considerado como un ‘Manantial Sagrado y de Adoratorio’ del cual según una leyenda surgieron la primera pareja huanca. Fue destruida en 1534, por el sacerdote español Valverde, y luego reconstruida ante la llegada de los incas con una arquitectura mixta (incahuanca). Esta construcción destaca por su doble muro que eran celdas para las víctimas del sacrificio al dios huanca. Dentro de esta construcción se encuentran 2 imponentes árboles de molle, también se encontraba una piscina de purificación y aún se encuentra una escalera de piedras bien conservada que pasa por un costado del santuario de Huarivilca, el que nos lleva a un manantial del cual se dice que los huancas recogían ‘agua sagrada’. En la actualidad este manantial sigue abasteciendo de agua a los pobladores del anexo de Huari.

Pero mejor veamos el sitio y escuchemos la explicación que nos dió el guía del tour con el que fuí:

Quedé bastante satisfecho con lo que el guía nos contó, pero cuando ya regresábamos me di cuenta que a un costado de la entrada al Santuario, en la plazuelita del pueblo, había un museo al cual no nos llevaron. Y me quedé con las ganas. Pero no imaginaba yo que a las pocas semanas viajaría de nuevo a Huancayo y esta vez sí podría visitar el museo de sitio. Lamentablemente las disposiciones del INC indicaban que no se podía tomar fotos y menos filmar dentro del museo. Sin embargo hice un nuevo videito del Santuario, esta vez con la muy amable Noemí, la guía oficial del INC, quien nos cuenta alguna cosas más sobre Warivilca:

Mayores datos sobre Warivilca les copio de este sitio:

Ubicada exactamente en el pueblo de Huari, esta construcción posee características muy particulares en relación a otras del antiguo Perú. Se trata de una especie de cuadrado con corredores de paredes gruesas. Durante las investigaciones se hallaron los restos de un niño de aproximadamente 8 años junto a los de un animal, por lo que se presume servía también para realizar sacrificios. Cuenta con un museo de sitio, con recorrido guiado, donde destaca la presencia de la Dama de Warivilca, así como todos los hallazgos realizados hasta el momento.

Los principales investigadores del complejo son los arqueólogos Steven Wirtz y Jaquelin Bernuy. Ellos actualmente siguen realizando excavaciones con el fin de descubrir el uso del lugar, así como la razón de que no haya sido destruido por los españoles para construir algún templo cristiano. Cabe destacar que esta investigación es considerada como la de mayor importancia en la parte central del Perú. El recorrido por el santuario y el museo de sitio se puede realizar en 40 minutos. La tarifa de ingreso es de 2 soles para adultos, 1 sol para estudiantes y 0.50 céntimos para los niños.

A pesar que el santuario no es muy grande no deja de ser impresionante por la historia que contiene y sobre todo por lo que aún queda por investigar y descubrir en él. Otro relato de una visita a Warivilca acá. Debo las fotos, pero pueden encontrar varias con una búsqueda de Google, aunque no todas las que ahí salen son de Warivilca, mejor chequeen las de Flickr, que no son muchas, pero son.

Otros posts de mis viajes a Huancayo:

Colcas de Arwaturo
La niña que dibujaba piolines

Colcas de Arwaturo

Durante mi último viaje a Huancayo me di tiempito para visitar algunos sitios arqueológicos. El primero de ellos fue unas ruinas denominadas Colcas de Arwaturo. Estas ruinas yacen sobre una colina (a 3,495 m.s.m.) y desde ahí hay una vista panorámica de todo el valle del Mantaro, o por lo menos la parte que corresponde a Huancayo y Chupaca. Se compone de 17 ambientes cuadrados que fueron colcas (almacenes) y pilwas (graneros) de alimentos. Pero mejor las vemos y de paso oimos la explicación del guía:

Desde donde nos dejó la movilidad se asciende por un sendero en la colina, a la mitad del ascenso se hizo un breve descanso pues la altura surtía sus efectos en algunos de los integrantes del tour. Luego bajar fue más sencillo pues hay unas escaleritas para tal efecto. La visita fue muy rápida para mi gusto, tanto así que quedé un poco rezagado por dedicarme a tomar todas las fotos que quería. Un museo de sitio no quedaría mal tampoco, o algunos paneles explicativos, pues el sitio vale la pena visitar, tanto por su valor histórico en sí, como por la ya mencionada, impresionante vista panorámica que ofrece el lugar. Ah más info sobre los Chankas ahí.

La niña que dibujaba piolines

Nos encontrábamos caminando por la concurrida avenida Real de Huancayo, cuando en la esquina de la Plaza Huamanmarca vimos a una niña dibujando en la vereda. Pasamos de largo pero algo me hizo regresar. Su actitud, su mirada, no eran las comunes en los niños que se puede encontrar en actividades similares. ¿Trabajo infantil? ¿explotación infantil? Me puse a conversar con ella. Después de un buen rato se me ocurrió grabarla. Creo que cuando ya se había cansado de hablar. No registré sus palabras enojadas cuando alguien pasó pisando lo que ella dibujaba, tampoco la única sonrisa que me regaló. El atardecer se volvía noche rápidamente y no quise preguntarle de nuevo las mismas cosas, así que casi no supe ya que decir, pero me pareció importante que la conozcan.

Al día siguiente pasé cerca y la ví a lo lejos, ella seguía dibujando llena de concentración y determinación en medio de la indiferencia y el apuro de la gente transitando. Y me pareció que a pesar de estar ella en el piso, era su presencia la que destacaba por entre los que la rodeaban. Quizá todos deberíamos dibujar piolines sin importarnos lo que suceda a nuestra alrededor.

Viaje Iquitos – Yurimaguas por río, 3

Lo que sigue es la tercera y última parte de un relato del viaje que hice en la ruta Iquitos – Yurimaguas por río. Lo escribí en la misma embarcación, cada noche de las que pasé en ella. Me embarqué un lunes por la tarde y llegué un jueves por la mañana. En total son tres partes, la primera la encuentran acá, la segunda acá. Para no hacer el texto más aburrido de lo que ya es, lo acompaño de algunas de las fotos que fui tomando en el trayecto. El texto ha sido copiado tal cual figura en mi cuaderno. Esto sucedió entre el 4 y el 7 de enero de este año.

En los primeros viajes que hice me preocupaba mi destino y las personas que conocería o volvería a ver. Luego me preocupaba si el recorrido sería bueno y quienes serían mis compañeros de viaje. Ahora me intereso por saber si la ruta será segura y por comunicarme con quienes dejo atrás.

Todo viaje se vuelve un microcosmos en sí, pero los viajes en lancha por río, me parecen que son un ejemplo aún mayor de un universo cerrado que los viajes por tierra. Claro que las percepciones de los distintos viajeros varían, pero por lo que he visto algunos ni se dan cuenta de estar inmersos en eso. O lo aceptan y ya. Enantes, mientras hacía la cola del almuerzo, que se demoró espantosamente, un individuo se quejó de que no tenía todo el tiempo del mundo para estar esperando. Me reí por dentro, por que pensé que precisamente tiempo era lo que le sobraba, nos sobraba, a bordo.

La rutina de las comidas es lo que manda en la vida en la lancha. La gente empieza a hacer cola desde una hora antes de la programada, y todo el proceso de entrega de cada comida dura como dos horas. A veces pareciera que la gente sólo vive para comer, y en realidad, junto con dormir y charlar, son las principales actividades a las que la gente que viaja se dedica. Son pocos los que están por ahí, observando el paisaje o tomando fotos, o las dos cosas a la vez, como es mi caso, o leyendo, o alguna otra cosa.

La cola del desayuno de ayer, que fue tan auspiciosa, no constituyó más que una ilusión destinada a embaucarme. La del almuerzo y la cena de ese mismo día, y las tres de hoy, fueron largas, tediosas, llenas de olores no recomendables y llantos y gritos de críos insoportables y de sus madres en ocasiones histéricas y las más de las veces demasiado permisivas. Ok, no me simpatizan mucho los niños en general, así que mi opinión es parcializada. Pero tengo derecho a decirla.

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Lo único que aparte de las comidas altera la calma chicha del viaje son las paradas para recojer / dejar pasajeros / carga. Si el pueblo en el que nos detenemos es más o menos grande, sube una nube de vendedores a ofrecer una gran variedad de productos alimenticios. Haciendo un ejercicio de la memoria, puedo decir que he visto ofrecer juanes, pescado frito, pescado asado, zapote, pifayo, taperiba, limón dulce, aguaje, masato, carne de monte, pescado pango, maíz, etc. Si el pueblo no es grande, piña pues, por que los viajeros no podrán adquirir algo con que aprovisionarse para paliar la rala y algo desabrida ración de la lancha.

Conversando con uno de los pasajeros, un inglés llamado Oliver, me decía que no sólo estaba de hambre, el inglés tenía como metro noventa de estatura, así que podía entenderlo, si no que tenía la sensación de que todo pasaba muy lento, y encima no tenía nada que hacer. En cambio Alex, un francés, parecía tomarse las cosas con más calma, claro que el viajaba acompañado, así que cierta diferencia había, pero creo que la actitud también importa.

Anoche dormí mejor que la noche anterior, y el día de hoy ya no fue nublado si no bien soleado. En cuanto a las comidas, nada digno de mencionar, salvo que el almuerzo me cayó un poco pesado hoy. Creí que se solucionaría con un sueñito, pero no. La solución más al alcance de mi mano en este caso era tomar una Coca Cola, pero cuando fui a la bodega me chotearon mi billete de a cien. Sin embargo el que atendía me sugirió que lo cambie con la boletera, así que me puse a buscarla.

La encontré en las escaleras y le pedí que me hiciera el favor. Ya un rato antes la había visto ofreciendo los pasajes de los buses de la compañía para los pasajeros que continuarían la ruta hasta Tarapoto. A quince soles cada pasaje. Dicen que el servicio normal está a veinticinco. Bueno, ya sencilleado regresé a la bodega y a falta de Coca Cola me compré una Lima-Limón. Felízmente hizo el efecto deseado y el resto del día ya lo pasé bien. Esperando el atardecer.

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Puede parecer tonto, pero uno de los alicientes del viaje era la posibilidad de poder tomar fotos a los atardeceres en el río. Pero ayer los colores del cielo me fueron esquivos pues al sol no se le vio en ningúm momento. Hoy sin embargo la tarde con un cielo despejado y un astro rey radiante, era por demás prometedora. Así pues a eso de las cinco y media yo ya me encontraba posicionado al lado izquierdo de babor con la mejor vista disponible del sol. Pero la trayectoria del río y de la nave, me obligaron a perseguir al atardecer de izquierda a derecha. Aproximadamente a las seis y cuarenta, cuando las luces se atenuaron, terminé de disparar casi con una sonrisa en el rostro. Era hoy o nunca, pues el viaje concluye mañana, mucho antes del atardecer.
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Luego de eso, y la cena, la siguiente cosa más importante a esperar era la llegada a Lagunas. No por si misma si no por que en esa ciudad hay señal de celular y podría comunicarme con mi gente. Debido a que una buena cantidad de pasajeros bajaría en Lagunas, la cola para la cena fue corta. Aunque no mejoró en cantidad, tal como se había especulado. Terminado lo de la cena seguíamos aún esperando llegar a Lagunas, pero desde antes, más o menos desde un cuarto para las ocho ya había señal en mi celular. A eso de las ocho finalmente llegamos a Lagunas. Lo cual significaba que a las ocho de la mañana del día siguiente estaríamos arribando a Yurimaguas.

Entre tanto la rutina del viaje se mantiene. La gente se baña, charla y sigue comiendo. Pero los más duermen. Yo escribo mientras a mi costado en el comedor, dos chicas charlan trivialidades con dos patas. Las trivialidades incluyen la salida de uno de los patas con una de las bailarinas de uno de los grupos más populares de Iquitos por doscientos soles, todo incluido. No es la primera vez que lo oigo, pero no lo puedo corroborar, tampoco me interesa hacerlo. Ser consciente de la rutina del viaje y la burbuja temporal en la que nos hemos sumergido debido a el me da una perspectiva externa y alejada. Estoy en la burbuja y a la vez puedo verme desde fuera de ella. Pero no puedo apurar el tiempo. El viaje continúa. Me sumerjo en la rutina. Dormiré.

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En la última foto se aprecia Yurimaguas al fondo. El fín de ese tramo de mi viaje. Todas la fotos del mismo las pueden hallar acá.

Viaje Iquitos – Yurimaguas por río, 2

Lo que sigue es la segunda parte de un relato del viaje que hice en la ruta Iquitos – Yurimaguas por río. Lo escribí en la misma embarcación, cada noche de las que pasé en ella. Me embarqué un lunes por la tarde y llegué un jueves por la mañana. En total son tres partes, la primera la encuentran acá. Para no hacer el texto más aburrido de lo que ya es, lo acompaño de algunas de las fotos que fui tomando en el trayecto. El texto ha sido copiado tal cual figura en mi cuaderno. Esto sucedió entre el 4 y el 7 de enero de este año.

Su pie enfundado en una media blanquísima acaricia mi rostro. No se si hemos discutido pero no lo parece, sin embargo no me siento cómodo con su presencia. Luego ella empieza a saltar en mi cama. Trato de no mirarla. Me recuerda tanto a otra chica que solía hacer lo mismo cuando nuestra relación empezaba que prefiero evitar ese recuerdo. No por doloroso si no por lo injusto de inconscientemente comparar algo que ya está en su ocaso con la mejor época de otra relación. Luego ella se detiene y me llama para que suba y vea un insecto posado en la pared. Lo hago y me acerco a mirar. Es un bicho curioso. Algo así como un saltamontes gordo y de múltiples tonos cromados. Mientras lo observo ella se pega a mi. Con el rabillo del ojo puedo ver su delgado cuerpo desnudo, su piel pálida y pecosa. Siento su calor y me pregunto qué hago ahí con ella si ya todo había terminado entre nosotros. Tan débil no soy. Entonces la realidad se impone. Despierto. Estoy navegando por el Amazonas rumbo a Yurimaguas. Ella se ha quedado atrás.

Logré dormir y descansar. Pero no fue tan fácil. La hamaca resultó algo chica y quizás templada demasiado baja. Pero desatarla y volverla a templar no me pareció una opción muy agradable, principalmente por que había poco sitio para maniobrar pues la mayor parte de la gente descansaba ya en sus propias hamacas y había harto equipaje por todo lado. Así pues sólo quedaba acomodarse lo mejor posible, cerrar los ojos y confiar en el cansancio del cuerpo.

Al rato de estar así descubrí que sudaba. La hamaca a mi izquierda estaba ocupada por una chica un poco voluminosa y su proximidad me daba calor, aparte de incomodarme claro. A mi derecha un señor también algo corpulento descansaba a pierna suelta y cuando se acomodaba sus codos chocaban conmigo pues yo yacía un poco más abajo que él.

Sentí deseos de ir al baño y al regresar me acomodé al revés, pensando que sería una solución, pero fue todo lo contrario. La gorda estaba más cerca mío así y el calor y la incomodidad eran mayores. No lo soporté y al cabo de un rato, luego de haber cabeceado y despertarme sudando regresé a mi posición anterior. Por algún motivo que desconozco, quizás sólo el sueño, rápidamente me dormí de nuevo. Al rato me despertaron las voces de los controladores que estaban chequeando los boletos de los pasajeros, o de algunos de ellos pues si bien me pidieron el mío, nunca lo revisaron. Cuando vi que ya no regresarían, cerré los ojos y me dormí.

A la siguiente ocasión que desperté percibí tanto una ligera claridad como el trajín de los pasajeros yendo al baño. Prendí el celular, eran las cinco y treintaicinco de la mañana y había señal. Quise seguir durmiendo pero ya se me hizo imposible. Me desperecé y levanté. Luego de sacar mi cepillo y pasta dental esperé un momento antes de poder acceder a un caño. Había gente con aspecto de recién levantados por todos lados. Ya en el baño descubrí un par de carencias, en realidad tres. No tenía jabón, shampoo ni toalla. Me sentí un mal viajero, sobre todo por que no era la primera vez que hacía este tipo de viaje. Pero las lamentaciones no conducen a nada. Me lavé la cara lo mejor posible, me mojé el cabello y ya de regreso en mi sitio me sequé con la hamaca.

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Luego de ordenar mis cosas salí a dar una vuelta hasta la proa. Ahí encontré a mi vecino de hamaca quien comentaba que hacía un rato nomás habíamos pasado la confluencia del Marañón con el Amazonas, o Ucayali en esta parte de su curso. Aún se podía percibir a lo lejos, a pesar de lo nublado del amanecer, la diferencia en el color de las aguas. Ambas marrones, pero las del Ucayali con un tono más oscuro. Me quedé ahí un rato charlando, observando y tomando fotos, pero al empezar a ver la gente pasar con su taper fui por el mio para el desayuno. Sin embargo lo extenso de la cola me disuadió de esa idea. Así que me puse a charlar nuevamente con el vecino que también había regresado a su hamaca.A las seis y treinta avistamos las cercanías de Nauta y mi hambre era mayor, por lo que cogí de nuevo mi taper, bajé y me puse al final de la cola que aún seguía siendo larga. No avanzaba muy rápido que digamos pero no resultó desagradable hacerla debido a la presencia inmediatamente delante mio de una chica que parecía que se había bañado con un litro de shampoo, pues dicho olor me llegaba nítidamente, aunque seguro esto tenía su razón en la extrema proximidad que manteníamos debido a lo compacta que iba la cola.

Faltando un par de personas para llegar a la cocina, el cocinero que la hacía de controlador me pidió mi taper y mi boleto del pasaje. Hizo una marca en este último y me lo devolvió, pasando luego el taper a la cocina. Al rato llamaron desde la cocina: «¡El taper rojo!» y me tuve que adelantar para recibirlo conteniendo una tazada de quaker y recibir también dos panes que luego descubrí estaban levemente untados con mantequilla. Con todo esto subí a mi piso y me instalé en el comedor para desayunar. Supongo que no era una mantequilla de calidad, y el quaker creo que era de arroz en vez de avena, pero no estaba para nada desagradable. Algunos, como mi vecino, lo habían reforzado con un juanecillo de los que ofrecían los vendedores que habían subido en Nauta apenas la nave atracó. Yo, sin posibilidad de hacer eso, no miré mucho para no antojarme y una vez finalizados mis alimentos fui a lavar mi taper al baño.

Estando ahí y mientras intentaba limpiar mi taper sólo con el agua, la señora que estaba en el caño contiguo de pronto hizo el gesto de ofrecerme su taper, por un instante me desconcerté, pero luego entendí que de lo que se trataba era que podía lavar mi taper con el agua con detergente que estaba en el suyo. Extendí mi taper y la señora vaceó el agua en él. Lo refregué bien con esa gabaza y luego lo enjuagué con agua limpia. Me retiré pensando que definitivamente hay gente que viaja con todos sus implementos. Yo con una mochila me sobra y me basta, pero claro, luego ando en problemas.

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De regreso en mi hamaca chequeé la hora. Eran casi las ocho. Un cuarto de hora antes habíamos dejado Nauta y ya nos encontrábamos surcando de nuevo el Marañón. Me agarró un poco de sueño y decidí cerrar los ojos un rato. Cuando desperté había pasado más de media hora. La mañana seguía algo nublada, el cielo cubierto y sin sol. La gente andaba en sus cosas, algunos charlando, otros deambulando por ahí, otros simplemente descansando.

Cogí mi cuaderno y fui al comedor a hacer algunos apuntes. Para mi mala suerte ni bien me senté el lugar se llenó de gente con biblias. Al rato empezaron a leer en voz alta y luego a cantar. Tuve que hacer acopio de toda mi concentración para poder continuar y terminar de escribir lo que quería. Mientras escribía lo último concluyeron su sesión religiosa y se fueron. A los pocos segundos pude cerrar mi cuaderno.

El resto del día la pasé socializando ¿Qué otra cosa se puede hacer? Además en estos viajes siempre hay personas dispuestas a iniciar una charla con alguien desconocido. Y la posibilidad de enterarse de cosas interesantes está siempre latente. Incluso a veces hasta se termina descubriendo que conocen a alguien en común. Por supuesto a mi el paisaje siempre termina capturándome. La búsqueda de algo no antes visto, de un paraje fotografiable. Puedo pasar horas en eso.

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La nave va pegada al margen derecho del río, según el sentido en el que voy. La orilla es de un verde interminable que se funde con el marrón algo verdoso y fluyente de las aguas. Recuerdo mi sueño, esa extraña dimensión donde todos los recuerdos, ideas y deseos fluyen y convergen convirtiéndose en algo como esta gran masa de agua, oscura, misteriosa y eterna. No conozco a una de las chicas del sueño, pero la recordaba en él. El amor es eterno y fluye también pero los amantes son solo peces entre el conocimiento que les rodea. Nunca podrán tenerlo todo.

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El relato continúa en:

Viaje Iquitos – Yurimaguas por río, 3