Terramar estropeado

Este blog esta sufriendo las consecuencias de mi viaje, bueno, espero no sea por mucho tiempo, aunque fácil todo lo que queda del mes andará así.

Por intermedio de Eduardo J. Carletti quien lo publicó en la web de su revista Axxon, y lo difundió a través de la lista de correos de dicha revista, me entero de esto: Carta abierta de Ursula K. Le Guin, publicada en Locus, como dice Carletti en una brevísima introducción: baste aclarar que en él da las explicaciones del caso sobre la malograda serie de Terramar realizada por Sci-Fi Channel. Un breve extracto del texto, y si les interesa ahí está el enlace, que por cierto trae muchos otros enlaces.

Hay algunas cosas que no deberíamos permitir que Hollywood suponga.

La gente que ve películas y mira televisión no lee libros. La gente que lee libros no mira películas ni televisión. Por lo tanto a nadie va a importarle si la película arruina el libro, y si les importa, que se jodan.

¡Esto es tan arrogante! ¿Por qué nos quedamos sentados y nos la aguantamos?

La fantasía es para chicos y estúpidos y para gente que quiere respuestas sencillas. Lo que pasa en una fantasía no necesita tener ningún sentido porque «no es real».

Tomemos este caso: En los libros de Terramar la magia funciona de une manera bastante específica, un asunto de lenguaje y de nombres. Tiene sus reglas, las cuales necesariamente establecen sus limitaciones y la naturaleza de esta magia es una de las metáforas fundamentales sobre las cuales se construye la historia. No hay ningún sentido ni coherencia en la magia de la película, son solamente efectos especiales. Los dragones simplemente son monstruos, los Viejos Poderes son simplemente Malos. Lo más divertido es que el guionista llegó a intercambiar el nombre verdadero de Ged, su nombre secreto de poder, y su sobrenombre; así que ahora el pobre y viejo O-shi-on ¡lo tiene que bautizar solemnemente como «Gavilán»!. Cuando en el primer libro Ged se encuentra con su Sombra y cada uno de ellos menciona el nombre secreto del otro, es el clímax del libro. En la película, la escena es un match de lucha libre sin sentido con un monstruo estándar. No tiene ningún sentido. ¿Cómo podría? El mundo, los hechos, los valores de la película son arbitrarios e incoherentes.

Uno o dos actores de color hacen que la película sea «ciega al color», de tal manera que todo el resto del elenco puedan ser blancos.

En Terramar, la gente del Archipiélago es marrón, cobriza, negra y los Kargos, mucho menos numerosos, son de piel blanca con pelo rubio u oscuro. Tenar es una mujer Karga, una morocha de piel blanca. Ged es del Archipiélago, un hombre de piel rojizamarronada. Vetch, también del Archipiélago, es negro. En la película, Oh-shi-on (del Archipiélago) es negro y hay un par de caras de color en la Armada Karga del Rey Tyvek (espero que haya escrito bien el nombre de este rey, porque no es ningún personaje que yo conozca). Tenar es interpretada por una actriz que evidentemente tiene ascendencia asiática, muy hermosa. ¿Pero como llegó ella ahí? ¿Cómo llegó O-shi-on ahí? ¿De qué maldita isla son?

Oh, vamos, no es real. Es solamente una fantasía. Es solamente una película. No tiene importancia.

Sí que importa. Importa un montón. Vivo en un país racialmente intolerante. Desde el comienzo, vi a mi Terramar como una negativa deliberada de continuar tanto con el prejuicio que ve el blanco como la norma, como con la tradición fantástica que acepta ese prejuicio. Si ustedes son blancos, pregúntenle a una persona de color que lea fantasía si esto importa. Pregúntenles qué tan seguido se encontraron a sí mismos en libros o películas fantásticas cuando crecían, y cómo los hacía sentir eso.

Y la discusión en la lista esta interesante también, con cosas como esta:

Recuerden que la señora LeGuin es escritora, no fan. No tiene por qué estar pegada al televisor como muchos de nosotros ni pendiente de todo lo que produce el género en todos los medios, y sospecho que leerá un poco más que la media. Normalmente estas cosas no las hacen directamente los autores. Habrán notado que LeGuin dice «mi agente para cine en ese momento era William Morris». Sospecho que después de todo esto no trabajará más con él. Lo que me parece leer en el comentario de Baradit, que dice «Tanta inocencia me parece por lo menos sospechosa» (lo que ya suena conspiratorio en sí mismo) es «Como es imposible que LeGuin no supiera lo que se esperaba, si le cambiaron la historia, que se joda». Lo que me parece sospechosamente parecido a lo que dicen los mismos productores. Dicho por Marcelo Huerta. Si les gusta la CF inscríbanse y lean, o aún mejor, participen.

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