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Lima actual y futura


Y el meollo del debate de los candidatos a la alcaldía de Lima anda centrado en cualquier cosa menos en lo que debería ser el punto principal de discusión: El futuro de nuestra ciudad. Se dice que Lima es caótica, desordenada, hostil, peligrosa. Pueda que sí. He vivido muchos años en esta ciudad, y en otras. Y aunque dicen también que las comparaciones son odiosas, efectivamente hay mejores (y peores) lugares para vivir que Lima. Sin embargo yo, como muchos otros, no dependo sólo del querer para vivir en un sitio. A veces no es algo que uno decida, son cosas que uno tiene que aceptar. Este aceptamiento implica, me parece, un compromiso. Y hasta donde veo, el nivel de compromiso con la ciudad de muchos de los que acá vivimos es bajísimo. Entonces el punto es ¿qué hacemos los limeños por Lima? ¿quiénes deciden el futuro de una ciudad, sus habitantes, sus gobernantes o ambos? en otras palabras ¿puede Lima ser un mejor lugar para vivir?

Obviamente no soy el más indicado para responder estas preguntas, sin embargo hay personas, y no precisamente los actuales candidatos a la alcaldía, que ya hace tiempo se las han planteado, junto con otras más, y han intentado responderlas. Entre ellos destaca Willy Ludeña, arquitecto que tiene una visión crítica pero bastante acertada de la Lima actual. En el diario La República fue entrevistado en dos oportunidades en los meses pasados y aquí les dejo algunos extractos de dichas entrevistas. La primera lleva el título de Se está construyendo una ciudad de guetos y es del marzo del 2009.

–Para algunos, los cambios que se han operado en la ciudad son un rasgo de modernidad. ¿Usted cómo ve a Lima? ¿Le gusta o no?
–Como estudioso urbano Lima es fascinante. A muchos colegas Lima les parece un gran ejemplo de cómo las políticas neoliberales desestructuran el mundo urbano, Lima es una ciudad excepcional por el nivel de informalidad que hay. Nadie entiende cómo puede funcionar una ciudad de ocho millones de habitantes sin un sistema de transporte eficiente. Lima siempre será un fascinante tema de investigación. Pero Lima como espacio de vida para mí, como ciudadano, es una ciudad que no me gusta. No hay espacios públicos, el ritual del paseo cotidiano es inexistente, tiene apenas 1.2 metros cuadrados de verde por habitante. ¿Cómo puede uno sentirse bien con ese índice?

–Hablábamos antes acerca de los condominios cerrados en la ciudad. Esto también ocurre en las playas. ¿Es un proceso irreversible?
–Es el fenómeno típico de la ciudad posmoderna y está registrado en las capitales que han sufrido procesos de reestructuración neoliberal. Son procesos que implican privatización de los espacios residenciales, una autosegmentación social, producto de una creciente polarización social: los ricos se hacen más ricos y los pobres más pobres. Eso se traduce en una ciudad donde las fricciones urbanas se acentúan, por tanto se hace inevitable el autoenclaustramiento, el cercamiento de los espacios de vida y residencia. Es un proceso irreversible en la medida en que todos pensemos que las leyes del mercado neoliberal son las que tienen que manejar la ciudad. Lima es uno de los ejemplos más dramáticos de los efectos del modelo neoliberal en la ciudad.

–… se dice que Lima debe crecer hacia arriba. Eso pasa hoy con el ‘boom’ de la construcción. Pero usted también es crítico de este proceso.
–Es que hay problemas serios. Un ejemplo: la estrategia de densificación en la avenida La Colmena a inicios del siglo XX: edificios de vivienda colectiva de cuatro, cinco pisos, veredas de cinco metros de ancho y árboles que permitían un paisaje urbano interesante. Eso no pasa ahora. Hoy hacen edificios de diez, quince pisos, en lotes hechos para vivienda individual, cercados con rejas, con vereditas de metro y medio para caminar en fila india. Ahí la densificación se da contra la ciudad. No hay un diálogo con el espacio público. Hoy es el tiempo del ‘condominio privado cerrado’. Se está construyendo una ciudad de guetos y será en el futuro una tragedia. Cada vez más la gente necesita menos la ciudad. Porque puedo salir con mi automóvil del estacionamiento de mi edificio, ir al supermercado donde hay otro estacionamiento, compro, vuelvo a mi casa. No necesito caminar en la ciudad, no necesito veredas ni parques. Ese modelo no es una ciudad para vivir y compartir.

La segunda entrevista con Willy Ludeña fue titulada Lima mega barriada y data de noviembre del 2009. Esta estructurada de forma diferente a la anterior,  lo cual se evidencia en los párrafos que extracto:

¿Cuáles son esos rasgos que se han trasladado de las periferias a la “ciudad oficial” y que han convertido a Lima en una megabarriada? El urbanista Wiley Ludeña detecta cinco principales. El primero es la actitud ‘solo pienso en mi espacio’. “En algunos asentamientos humanos con más de 30 años de existencia se ve al interior de las viviendas cortinas y muebles simpáticos, pero en el exterior los ladrillos están sin tarrajear y los fierros de las columnas al aire libre. Sus habitantes no advierten que las fachadas de sus casas son las paredes internas de la ciudad”, explica. Esta misma actitud es la que lleva –ya en el “mundo formal”– al dueño de un departamento de la Residencial San Felipe, por ejemplo, a ampliar un metro más de su sala hacia afuera, cambiar las formas de sus ventanas o colocar mayólicas en su pequeña fachada hacia la calle. La unidad estética del edificio no importa.

El cuarto rasgo de la ‘barrialización’ de Lima es la proliferación de edificaciones con poca luz, ventilación y descansos, tal como ocurre en la periferia de la ciudad. Esto se observa con nitidez en los edificios erigidos sobre el lugar que antes ocupaba una antigua casona, sin haber modificado las veredas, las calles y los espacios de estacionamiento. La quinta y última señal que, según Wiley Ludeña, perfila a la capital como una gran barriada es un poco de todo: los carretilleros pululando por las avenidas, los microbuses creando un nuevo paisaje sonoro, las pollerías, los hostales, en fin, todo aquello que hace que cada ciudadano sea en esta ciudad el urbanista anárquico de su rincón.

Lima no es más la de ayer: hoy retumba la cumbia en los buses de transporte público, las calles se impregnan de cierto tufillo gris y los habitantes se las arreglan para edificar como quieren. Los gobiernos municipal y central parecen animales demasiado aletargados y burocráticos como para leer estos cambios y diseñar reformas eficientes. Los ciudadanos quedamos, entonces, a cargo de construir un concepto común de ciudad, ese espacio social de vida compartida.

Hay todavía una tercera nota, de junio del 2010, que incluye opiniones de Willy Ludeña: Lima crece: comercial y excluyente y tomo de ella un párrafo coyuntural:

“Cuando uno ve el programa de Lourdes Flores o el de Alex Kouri, en realidad, más allá de quién tiene mejores ideas, veo que ambos apuestan por la misma ciudad. Y desde luego en la base de las dos propuestas está nada menos que el mercado inmobiliario. Ninguno de ellos nos dice exactamente cómo va a ser el futuro de Lima. No nos dicen qué ciudad va a ser construida en los próximos veinte años. Ningún candidato nos dice cómo va a resolver nuestro déficit de áreas verdes, por ejemplo”, asegura el experto. “No se necesita ampliar las pistas para que circulen más autos porque el número de autos siempre irá en aumento. En lo que hay que pensar es en crear una cultura del transporte público, hacer –como se ha hecho en otras capitales– que personas de saco y corbata tomen el bus. Claro, para esto el servicio de transporte público tendría que hacerse eficiente, impecable. Y ninguno de los candidatos se plantea este problema para la ciudad porque, claro, es lo menos sensato electoralmente”.

Googleando rápidamente encontré una entrevista a Ludeña en video en dos partes, un poco pesadita de ver por que hay que soplarnos la parte previa del programa en el que apareció, pero para los interesados les dejo los enlaces acá (1 y 2). Como para no poner sólo las ideas de una persona, también incluyo un par de párrafos de un documento titulado Lima del Futuro (pdf), del sociólogo Eduardo Arroyo, con la ocasión del 475 aniversario de la fundación española de Lima. Los incluyo porque de seguro una ciudad no es sólo sus parques y avenidas, sus ríos y colinas, si no, por sobretodo, las gentes que la habitan.

No más calificar de nuevos limeños a los inmigrantes que es el modo de separar mentalmente a los peruanos reproduciendo la mentalidad de República de españoles vs. República de indios. … Hay en esa denominación un tono a marginal, discriminación. Ha quedado la concepción aristocrática en los limeños de que quien no ha nacido aquí es un peruano de segunda y la calificación de “provinciano” lo indica. Debemos decir desde ahora y hacia el futuro que ya no es correcto hablar de nuevos limeños, que eso es seguir prolongando la exclusión, la discriminación, el ninguneo, el choleo. Se trata de limeños a secas en una urbe mestiza como ahora es el planeta. Baste ver la Quinta Avenida en New York o Los Angeles considerada la cuarta ciudad mexicana del mundo o París con una tremenda colonia musulmana. Ya somos crisol de todas las sangres y en este año que celebramos el centenario de Arguedas debe reiterarse esta idea.

Lima tendrá futuro cuando sea patrimonio de los limeños. La ciudad no es sólo construcción física sino centralmente un espíritu, un sentimiento, una identidad y ésta no se está construyendo por ningún lado ante la inepcia de los encargados del manejo urbano sometidos al reinado del capital inmobiliario. No estamos ante cualquier ciudad sino ante una de las ciudades más grandes del mundo.

Finalmente les dejo con un video de Julio Martínez. Julio es un joven artista visual que realizó una animación titulada: Un día, que «nos muestra una Lima del futuro, superpoblada, avanzada tecnológicamente, pero solo a ciertos niveles, en el fondo sigue siendo la misma ciudad fragmentada que tenemos ahora, pero maquillada por ciertos avances tecnológicos donde una parte de la población disfruta de una tecnología oficial y los sectores más pobres usan una tecnología reciclada o de guerrilla y donde la ciudad está dividida en 2 centros, su centro histórico y el nuevo centro, ubicado al sur de lima y restringido solo a sus habitantes locales (una parodia de Asia). La idea era generar una reflexión sobre el futuro tomando de base los problemas que tenemos actualmente.»

Los enlaces a las entrevistas en La República de Willy Ludeña me los pasó Daniel Salvo. La imagen la obtuve de este foro en Skyscrapercity.

Ciudades en marcha – Arnold J. Toynbee

Este es uno de aquellos libros que no recuerdo cómo ni cuándo cayó a mis manos, pero lo tengo hace bastante tiempo, eso sí. Ciudades en marcha (Cities on the move) de Arnold J. Toynbee fue editado en 1970 y mi edición castellana de Alianza Editorial (El Libro de Bolsillo 469) es la primera y data de 1973, pero hay una edición previa de la argentina Emecé de 1971.

Así como en sus obras más famosas Toynbee habla de ciclos de la historia y civilizaciones, acá, para estudiar y analizar a las ciudades parte del mismo concepto y nos presenta un erudito recorrido por la historia de las ciudades que a su manera y por la importancia que tuvieron en sus respectivas civilizaciones son claves en el desarrollo de la ciudad como ente creado por el hombre.

Para que se hagan una idea de cómo está estructurado el libro y los temas que trata, copio la lista de capítulos:

1 – Ciudad tradicional y explosión urbana actual
2 – Ciudades-estado
3 – Ciudades capitales: sus rasgos distintivos
4 – Elección de las capitales por razones de prestigio
5 – Elección de las capitales por razones de conveniencia
6 – Elección de las capitales por razones de estrategia
7 – Ciudades capitales: crisoles de razas y polvorines
8 – Ciudades sagradas
9 – Ciudades mecanizadas
10 – Ciudad-mundo del futuro

Me resultó muy instructivo leer sobre las razones de porqué tal o cual ciudad de la antiguedad conservó su capitalidad durante siglos, mientras que otras sólo lo hicieron por años, también la historia de la evolución de las ciudades, desde simples agrupaciones de cazadores recolectores nómadas a las megalópolis del presente, el auge y caída de muchas ciudades a través de los milenios. Y es que todos sabemos algo de Roma, Londres (antes Londinium) o Estambul (antes Constantinopla, más antes Bizancio), pero salvo que uno sea un historiador o geógrafo es raro que sepamos sobre Karakorum, Hsien-yang o Patna.

Hay un párrafo dedicado al Cusco, el cual copio para que puedan apreciarlo:

Extraordinaria es igualmente la proeza del Cuzco al mantener su posición como capital del estado incaico cuando éste, que comenzó como un pequeño estado local, se convirtiera en un imperio que abarcaba todo el extenso territorio de la civilización andina. El centro de gravedad demográfico y económio del mundo andino residía en la serie de exquisitamente irrigados y cultivados valles inferiores de los ríos que cruzaban la planicie costera del Perú en su camino desde las altas tierras andinas al mar. estos valles de las tierras bajas eran los principales centros de población del mundo andino, y allí estaban sus más grandes ciudades -por ejemplo, la gigantesca Chan Chan, un equivalente de Babilonia en el nuevo mundo-. Por contraste, Cuzco es una ciudad montañosa en el límite del extremo oriental de lasgiones de la civilización andina. Está encaramada sobre la ladera atlántica del macizo que divide las aguas que van al Pacífico o al Atlántico. En la terminología geográfica peruana de hoy está ubicada en el flanco alejado de los Andes y del altiplano, en la montaña. A pesar de esta desventaja geográfica, el prestigio de Cuzco como histórica capital del pueblo imperial inca era tan grande entre todas las ciudades sometidas que quedaban del mundo andino, que mantuvo su posición hasta que el imperio inca fue repentina imprevistamente derribado por los invasores españoles.

Pero Toynbee no se limita a repasar la historia de las ciudades sino que analiza sus problemas y extrapola su futuro. Claro, este análisis ha sido hecho hace casi 40 años y se nota, (habla de la moda de tener carro propio y de la de viajar en avión y sugiere no descuidar la infraestructura ferroviaria, para cuando pasen estas modas), pero en muchos puntos sigue vigente a pesar del tiempo transcurrido. Toynbee habla de Ecumenópolis, la ciudad futura que abarcará todo el mundo y reflexiona: El interrogante que se plantea no es si Ecumenópolis va a surgir a la vida; es si su creadora, la humanidad, va a ser su amo o su víctima. ¿Lograremos hacer de la inevitable Ecumenópolis un hábitat tolerable para los seres humanos? Reflexión que, aunque no hablemos ahora de una única ciudad sobre toda la superficie terrestre (a la manera de Trantor, la ciudad de ficción de Isaac Asimov) es de una candente actualidad.

Si les interesan los temas planteados no duden en agenciarse una copia de éste libro, vale la pena. Si las pequeñas muestras que les he proporcionado no les han sido suficientes, el primer capítulo se encuentra online en castellano y lo pueden leer en versión PDF o HTML gracias a la web Hackitectura. En el post Todo está en los libros del blog Liberalismo Abierto encontrarán una breve reseña del libro también.