Paseando como siempre con Nikkie, de pronto casi nos tropezamos con este perro. El muy conchudito ni siquiera se inmutó, y me dio tiempo a sacar la cámara y fotografiarlo mientras él seguía tapándose los ojos del inclemente sol loretano.
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¡Qué chistoso este perro! Ni se inmutó ni le interesó que dos personas se pararan a mirarlo y que encima le tomaran fotos.