Una niñita pasa a mi costado cargada en los brazos de su madre, me mira y llora, justo cuando me acuerdo de estas fotos y que las quería postear a continuación de la de
los cocos,
te lo cuento y me dices que mencione que yo también soy una especie de
Cuco. Te hago caso, como siempre. (Pero no puedo dejar de pensar en la
Isla del Coco, que aparecía en una vieja historieta que leí en mi infancia y que me llenó de miedo en su momento con sus relatos de piratas abandonados y tesoros sangrientos.)