«Si la prensa calla entonces, que hablen las murallas»
«Por la soberanía nacional Fuera Gringos de Colombia»
«Dile no al regueton esto no es «Puelto Rico»»
Mirando que borran el graffiti.
«Si la prensa calla entonces, que hablen las murallas»
«Por la soberanía nacional Fuera Gringos de Colombia»
«Dile no al regueton esto no es «Puelto Rico»»
Mirando que borran el graffiti.
El Museo del Oro del Banco de la República en Pasto relata la historia de las sociedades que ocuparon el litoral Pacífico y el altiplano nariñense desde hace algo más de 2,500 años. Estas sociedades alcanzaron una gran destreza en el trabajo de la arcilla, el metal, la concha y la piedra, y sus tecnologías y diseños sugieren importantes intercambios con las culturas de Ecuador, Perú y Bolivia. La historia de las comunidades indígenas de esta región continuó durante la conquista y colonia hasta el presente y, con la llegada de esclavos africanos, enriquece la diversidad cultural en el suroccidente colombiano.
A continuación algunas de las fotos que tomé a la muestra permanente del Museo del Oro, todas las fotos acá.
Los pueblos indígenas americanos conciben el cosmos como una totalidad viva compuesta por una superposición de niveles en donde transcurre la existencia del hombre y los demás seres —animales, plantas, ríos, montañas, espíritus. Humanos y otros seres conforman una gran sociedad cósmica, bajo unas reglas estrictas de conducta, y comparten una sola forma de espíritu que les permite transformarse unos en otros, intercambiar su identidad y perspectiva. El chamán, especialista religioso y vigilante del orden social, es el experto en estos procesos de cambio.
La orfebrería prehispánica de Colombia revela la importancia de las ideas sobre transformación desde tiempos muy antiguos. Los objetos de esta exposición cobran vida y significado a la luz de las investigaciones arqueológicas y etnohistóricas y de las mitologías y el pensamiento de las sociedades indígenas actuales.
Pero primero el desayuno, un simple café con leche y pericos pero sin tomate ni cebolla, o sea huevos revueltos nomás.
La Plaza del Carnaval donde cada año, entre diciembre y enero se celebra el Carnaval de Negros y Blancos.
Otra vista de la Plaza del Carnaval.
Iglesia de San Sebastián, Pasto, Colombia
Monumento a Agustín Agualongo, frente a la Iglesia de San Sebastián. (Uno de los pocos sitios descuidados con los que me topé, por cierto, en una ciudad por otra parte bastante ordenada y conservada)
Bueno, la primera parte del itinerario fue un Lima Tumbes, que en promedio se hace en unas 19 horas. En este caso lo hice en 20, saliendo de Lima a las 3pm y llegando a Tumbes a las 11am del día siguiente. Costo S/.110.00 en Cruz del Sur. Pueden conseguir pasajes en otras líneas a precios más económicos, pero particularmente yo me siento más tranquilo viajando en Cruz del Sur, los buses son modernos, cómodos y sobre todo, seguros, algo muy importante y que siempre hay que tener encuenta en las rutas peruanas.
Ya en Tumbes un colectivo a la localidad fronteriza de Aguas Verdes cuesta 3 soles, pero si uno, como en mi caso, va a pasar la frontera con pasaporte o planea quedarse unos días, tiene que bajarse en el puesto de control de migraciones que es un poco antes. No preocuparse por donde es, está en la ruta y cualquier chofer conoce. No hacer caso a los tramitadores de permisos en el puesto de control es totalmente recomendable. Una vez visado el pasaporte con la salida tomar un motocarro de ahí a Aguas Verdes propiamente dicho no pasará de 2 soles.
Llegado a Aguas Verdes lo que hay que hacer es caminar hacia el puente fronterizo y cruzarlo, con lo que uno ya se encuentra en Ecuador. Ojo, en Ecuador la moneda de curso legal es el dólar norteamericano y en el mismo puente hay varios cambistas donde se podrán conseguir los dólares necesarios. Para las fracciones de dólar aún tienen curso legal los centavos en moneda ecuatoriana (Sucre) pero cuidado por que al darse cuenta que uno es foráneo tienden a hacer pasar un centavo por diez centavos, no es mucho pero jode que te quieran estafar.
Cruzado el puente uno ya se encuentra en Huaquillas, ciudad desde donde podremos conseguir un pasaje hasta Quito o mejor aún, hasta Tulcán que es la ciudad fronteriza con Colombia. De estos sale sólo uno al día, a las 4pm, así que si quieren hacer el viaje directo ya saben, yo lo cogí de pura leche. El costo del boleto desde Huaquillas hasta Quito es $10 y hasta Tulcán $15. Viajé con la empresa Panamericana, cuyo local queda a unas 4 o 5 cuadras del puente internacional. No es el gran servicio pero me dijeron que era el mejor. Por lo menos llegué sin novedad, aunque bastante cansado. El viaje toma 14 horas hasta Quito, donde llegamos a las 6am y de ahí otras 5 horas hasta Tulcán, donde llegué a eso de las 11am. Se cena en la ruta, lo que no sale más de $2 o $3 por persona.
Ah, lo olvidaba, deben hacer visar su pasaporte en la oficina de Migraciones de Huaquillas, que está a la salida de la ciudad. Cualquier taxi les cobrará $1.50 y es preferible lo hagan antes que estén embarcados cosa de no demorar el viaje. Así que el trámite les saldrá por $3 (costo taxi ida y vuelta), luego del cual ya habrán entrado oficialmente a Ecuador. Ya en Tulcán deben tomar un taxi hasta el puesto fronterizo de Rumichaca, no recuerdo cuanto me cobraron por la movilidad, si van solos me parece que es algo de $3, pero si comparten el taxi les puede salir por menos, como me salió a mi ($1.30 creo).
Para sellar la salida de Ecuador hay que pasar por el puesto migratorio correspondiente, lugar donde suele haber colas pues el sistema «se cae», o por lo menos así estaba cuando llegué. Luego de esperar casi dos horas pude hacer el trámite y oh sorpresa, el funcionario me pide carnet de vacunación contra la Fiebre Amarilla, obviamente no lo tenía y pensar en regresar a la ciudad a hacerme vacunar se me hacía pesadísimo, así que evalué rápidamente al policia y le lanzé el anzuelo: «amigo, tengo que pasar urgente, me están esperando, tu dirás», la respuesta no se hizo esperar: «ve a la oficina del costado para conversar». En resumen, la gracia me salió $5. Anécdotas latinoamericanas que le dicen.
Sellado mi pasaporte agarré mi mochila nuevamente y a pie (dista una cuadra) me dirigí al puesto de migraciones colombiano, acá la cosa fue sencillísima y en un toque ya había ingresado oficialmente a Colombia. Hecho esto cambié unos cuantos dólares por pesos colombianos (me pagaron 1900 pesos por dólar) y tomé un colectivo a la ciudad de Ipiales que está a 3 kilómetros de la frontera (sorry, no recuerdo el costo, algo de 1500 pesos pero no estoy seguro).
La parte final, de Ipiales a Pasto toma 2 horas y media y sale al costo de 6000 pesos colombianos es decir, poco más de $3 dólares norteamericanos y casi ni se siente. Ya otro día les cuento sobre Pasto, ciudad de la que quedé encantado. Pero por mientras algunas fotos del viaje Lima Ipiales (Todas acá, lo que incluye mi estadía de unas horas en Tumbes). Del trayecto de Ipiales a Pasto no tomé casi nada de fotos, pero acá el bus en el que viajé y un par de la ruta.
En los primeros tramos de la Panamericana Norte, Lima.
Si no es Pasamayo se parece bastante.
Las playas de Tumbes, quizás Máncora.
Migraciones Huaquillas, Ecuador.
Campos de platanales en Ecuador.
Volcán en la ruta Quito Tulcán, Ecuador.
Laguna cerca de Otavalo, Ecuador.
Iglesia en Otavalo, Ecuador.