«Demasiado ego». Han sido unos buenos días para quien funge de blogger aquí y en otros sitios virtuales, primero en
Bitacoras.com aparece seleccionado un post de este blog, inmediatamente sucede el affair
blogósfera (un post en Mangas Verdes comentando el uso de una inocente palabrita en el post mencionado origina un candente debate). A los pocos días
Surfing el Amazonas es
elegida bitácora del día por bitácoras.com … y para cerrar con broche de oro, hace un par de días este servidor se percató de que cuenta con un
blog dedicado exclusivamente a realzar sus dotes … lo dicho, demasiado ego.
Para los curiosos, este es el editorial de BlogsPerú que se referencia en el blog en mi honor, donde efectivamente hablo de tolerancia, y sin pose, sinceramente. Pero hoy ya no lo creo así, y es que Ghetta me ha hecho cambiar de opinión, lean si no lo que escribe:
La tolerancia, a pesar de ser presentada como un valor de suprema virtud, no es más que el simple desprecio no violento de los argumentos/gustos/inclinaciones o el simple ser del prójimo. Siendo uno de los conceptos más promocionados por la Ilustración, me resulta muy curioso que esta época tan apegada a acuñar términos amables haya abrazado un concepto de relativa incorrección política y que sea tan a menudo elevado a modelo de comportamiento social. Los humanos parecen haber abandonado toda posibilidad de comprensión del diferente y por lo tanto de la posibilidad de aprender de aquél. En realidad, la tolerancia es un ‘valor’ en tanto represión del supremacista que todos llevamos dentro. Es soportar, aguantar. Y, al parecer, es el grado máximo de civilización que los seres humanos pueden aspirar a alcanzar.
¿No es suficiente? .. sigan: El verdadero tolerante es el que piensa: «te sufro, asumo que existís y existirás siempre por simple genética y por imperio de la democracia, sos un suertudo que naciste en esta época y por tanto tenés derecho a ser aunque seas biológica, cultural, politico, moral o racialmente inferior o porque la vida te ha golpeado, y aunque yo soy infinitamente mejor que vos comprendo que no estás en condiciones de darte cuenta ni entenderías mis contundentes argumentos que demostrarían incontestablemente tu barbarie. Golpearte, encarcelarte e incluso matarte o suprimirte sería un acto de infinito buen gusto y saneamiento socio-ambiental, pero como yo soy educado/a, soy tolerante, te cedo parte de mis derechos, porque de eso se trata vivir en sociedad. Es más, soy tan infinitamente superior que extraigo mi placer de mi educación, me provoca inmenso goce abstenerme de eliminarte, disfruto de mi virtud, mi generosidad, mi inmensa condescendencia. Soy mejor porque permito que sigas siendo como sos sin intentar cambiarte, reprimirte o suprimirte. Y vivo a tu lado porque soportarlo me enaltece y me diferencia más aún.» La tolerancia es, en esencia, fundamentalismo íntimo. Ilusión de superioridad condescendiente y gratificatoria, aunque a algunos la represión de la violencia los enferme. La sociedad considera saludable al tolerante, cual psycho killer que se desahoga con el Doom..
Y claro, Ghetta tenía que haber escrito todo esto a propósito de algo: Leyendo «Metafísica de los tubos», de la escritora belga Amélie Nothomb me encontré con esta sencilla frase, que fue la que en realidad me llevó a escribir el post: «Uno se cruza a veces con gente que, en voz alta y fuerte, presume de haberse privado de tal o cual delicia durante veinticinco años. También conocemos a fantásticos idiotas que se alaban por el hecho de no haber escuchado jamás música, por no haber abierto nunca un libro o no haber ido nunca al cine. También están los que esperan suscitar admiración a causa de su absoluta castidad. Alguna vanidad tienen que sacar de todo eso: es la única alegría que tendrán en la vida.» El problema es cuando te los cruzas todo el tiempo..
¿A propósito de qué estaba yo escribiendo esto?, ah ya, ¿Tengo que ser tolerante? ¿Con qué clase de gente nos andamos cruzando últimamente?