Archivo por meses: enero 2005

De cómo en el último momento …

Algunas cosas se empeñan en salir fuera de lo planeado. Lo mágico es que salen, se logran. Toda la semana había pensado en pasar de nuevo este sábado con la gata, pero el miércoles Paoly se empezó a meter por los palos. Ella me gustó así como quien dice, desde el primer momento que la ví. Y eso fue hace unos tres o cuatro meses. Si tengo que describirla con una sóla palabra, diría que es una muñequita. Poco más de 1.50 de estatura, 39 kilos de peso bien distribuidos y un rostro bellísimo. Verla y desearla fué simultáneo. Eso sucedió en el negocito, llegué un día y ahí estaba, pero lastimosamente se fué casi de inmediato, así que a través de una amiga en común tuve que averiguar por ella. Un día la encontré en el Complejo con mi amiga confidente y me la presentó, pero estaba bailando con alguien y no quise interrumpir más de la ya brusca interrupción que había hecho mi amiguita.

Al tiempo volví a verla en el negocito, pero igual fué una cosa rápida. Esto me dejó de nuevo como quien dice con el clavo, así que a través de la amiguita quedamos para salir entre cuatro, pero diferentes motivos impidieron que esto se plasmara, y así pasó un mes y luego otro. Hasta que finalmente hace como tres semanas pudimos salir, estuvo bien, pero no pasó nada. Incluso me pareció sentir cierta actitud como de haber aceptado por compromiso, y cualquier avance lo sentí cortado en seco. El sábado pasado también habíamos quedado, pero una serie de equívocos hicieron que no estuvieramos juntos ni dos minutos, y bueno, el resto de la historia de ése sábado ya la conocen.

Así que éste sábado no la tenía en mis planes para nada, no por que no me gustara la idea, si no por que no quería mas enredos ni forzar algo que parecía no poder ser. Y lo que deseaba era divertirme sin complicaciones. Pero como dije al principio, el miércoles algo se empezó a gestar. Mi amiga me dijo que Paoly quería hablar conmigo. Shit…. ¿Para qué? «Quiere salir contigo», «Pero ya hemos salido y no pasa nada», «Pero ahora es diferente», «¿Cómo es diferente?», A mi no me terminaba de convencer, ¿Porqué ahora? ¿Sabría que viajaba? ¿En qué cambiaba eso su parecer?. Shit…. Hablar con ella, no quedaba otra cosa. Le hice llamar. Vino. Luego de las trivialidades del caso soltó su pregunta «¿Y que planes para el fín de semana?», «Ahí, nada, Complejo supongo», «Ah, nosotras vamos a otro sitio», «¿Si, adonde?», «No sabemos todavía», «Ah, ¿y porqué no van al Complejo?, va a estar bacán», «¿Te gusta el Complejo a tí, no?», «Claro», «Si pues, el sábado pasado te ví bien abrazado de una chibola, y nosotras choteadas» (Uyyyy), «Jajaja». Y la conversación siguió así por un rato, al final no quedamos en nada. Sólo me quedó claro que me había visto con la gata, y que probablemente se imaginaba que este sábado iba a repetir el plato. ¿Piconería en acción?, No sé, pero el jueves fué lo mismo, y el viernes también, sin embargo su táctica había cambiado: «El sábado vamos a un pub ¿Quieres ir con nosotras?», «Tu sabes que he quedado ya con mi gente para encontrarnos en el Complejo ¿Por qué no se van para allá?», «No, queremos ir a un lugar más tranquilo», «Ah», «Bueno, tú te lo pierdes, chao». Chesss … ¿Qué me pierdo?, ésa era la gran pregunta ¿Qué exactamente estaba a punto de perderme? El sólo imaginármelo hacía que la sangre se agolpara en algunas de mis venas.

El sábado temprano mi amiga me cayó con todo: «Eres una rata, Paoly está que te dice para salir y te haces el difícil», «No es eso, pero ¿Qué puedo esperar de ella? ya hemos salido y no quiero pasar por lo mismo», «Pero ahora es diferente», «¿En qué?», «Está decidida», «¿Por qué?», «Me ha dicho que le gustas». ¿Que puede argumentar uno contra eso?, nada, si a uno también le gusta la otra persona, y mi amiga lo sabía. «Anda engaña a otro», «En serio, anoche me dijo». Maldije en silencio lo peor que pude. No iba a dedicar mmi última noche en Iquitos a un tal vez, lo seguro eran mis amigos, el trago … y la gata. Cogí el teléfono y llamé a su casa. Mi amiga me dirigió una mirada fulminante. No estaba. Que vuelva a llamar en media hora. Lo hice. «Discúlpame, discúlpame, pero no voy a poder salir, mi mamá me ha castigado», la cagada, «Si puedo salir te llamo, o te busco allá, ok?». O sea nada. Fué en este momento que me empezé a sentir un juguete del destino. Como no es algo muy agradable me largué a ver otras cosas. Regresé en la tarde, habiendo digerido ya en parte el hecho que tenía que jugármelas por el tal vez. No pasó mucho rato cuando apareció Paoly. Era necesario pintar la cancha. «Y bueno, ¿ya saben a donde van a ir?», «¿Porqué? ¿Nos vas a acompañar?», «Puede ser, pero después de las 2», «Ah no, muy tarde, no quiero puchos», «Pero es buena hora, además tengo que pasar un rato con mis amigos de todas maneras», «Y con tu amiga claro», «No es eso, no quieero quedar mal con mis patas … ¿Por qué no nos encontramos en el Complejo y de ahí salimos para otro sitio?», «No», «¿Y si lo dejamos para mañana domingo?», «No, no puedo mañana ….. ahora o nunca». La puta que la parió. Me sentí acorralado, no había alternativa, ahora o nunca. La forma cómo lo dijo y cómo me miró me animó a tomar su mano, ella no la retiró ni intentó hacerlo, más bien acarició la mía. Parafraseando a Varguitas, podría decir que ése fué el momento en que me jodí. «Ya pues, a la 1″, No, a las 12». Mi amiga intervino desde su rincón: «A la 1 está bien Paoly», «Bueno», «Miren» les dije «A las 12 las llamo para saber donde nos encontramos a la 1, ¿Ok?», «Ok». Eso me dejaba solo dos malditas horas de trago. Muy a mi pesar solté la mano de Paoly, se despidió y se fué. Me quedé hablando con mi amiga «¿Qué quiere realmente?», «A tí te quiere, baboso», «Te lo digo de otra forma, ¿Hasta donde vá a llegar?», «Ah, eso es asunto de ella, no crees?», «Sí, pero mira, por más que me guste no voy a enredarme con ella mas allá de lo debido justo cuando me estoy yendo, no sería justo ni con ella ni conmigo, ¿Entiendes?», «Oye, ella no es una cualquiera», «Bueno, sólo quería aclararlo».

El resto de la tarde la pasé dando vueltas por Iquitos. Luego de la puesta del sol el calor no bajó ni un ápice, al contrario, pareció aumentar, tanto como la ansiedad que yo sentía. Así que después de cerrar la tienda y comer algo, llamé a uno de mis patas: «Apura que estoy con sed», el llamado funcionó y pronto estábamos disfrutando por ahí de la clásica 3×10. A las once y algo llegamos al complejo, estaba full y la gente ingresaba en manadas. Con un par más de muchachos de la oficina nos quedamos a pocos metros de la entrada mirando a los que llegaban. Pasadas las doce ya estaba por llamar a las chicas cuando las veo entrar con el gil de mi amiga. ¿Tanta vaina para terminar viniendo aquí?. Pasaron saludándome y siguieron su camino. Miré su ruta y seguí con mis amigos un rato más. Luego me acerqué justo cuando empezaba una canción. Tomé a Paoly de la mano y empezamos a bailar, y seguimos bailando hasta que sentí unas voces conocidas, busqué y claro, mis amigos se habían mudado con todo al costado de nosotros y estaban haciendo lo de costumbre, vacilarse en grande, al verme empezaron a gritar: «Lobooooo», Paoly se arrochó un poco y luego de conversar un toque con la amiguita me dijo para ir al famoso pub. Ésta éra su noche, así que salimos. Afuera hubo una pequeña deliberación: No sabían donde ir. Propuse Las Vegas, no es un pub, pero creo que calzaba bien con lo que todos querían, así que agarramos motokar y hasta San Juan. Una vez allá seguimos bailando, no sin antes brindar con cerveza, siquiera. Paoly no toma, pero aceptó esta vez. La tercera canción fué una lenta. Ahora o nunca me dije. Ella estaba pegada a mí, alzé su rostro y estaba con los ojos cerrados y la boca entreabierta: la besé. Aún la estaría besando si no fuera por que la condenada canción acabó. Nos sentamos y seguimos besándonos. Mucho más rato después la tomé en mis brazos y le pregunté «¿Por qué estas acá conmigo?», «¿Tu que crees?», «Yo no creo nada, por eso te pregunto», se demoró unos segundos en contestar «Por que me gustas pues, tontito».

Hace muchos años, más de los que ha vivido Paoly, alguien de quien ya no me acuerdo su rostro me dijo algo similar, fué lo máximo para mí. En ese momento no lo recordé, ahora escribiéndolo sí. Como leí el otro día «¿Qué es el amor o el ser amado finalmente sino el espejo donde queremos mirarnos?». Mi hija mayor me dice «Sal con chicas de tu edad», me he cansado de explicarle que esa especie no existe. Dudo que lo entienda. Por mi parte yo me conformo con lo que me toca. Al rato Paoly me dice que ya es hora de irnos. De acuerdo. Todo tiene su final. De regreso a la realidad, o quizás saliendo de ella, no dejo de acariciarla, es tan suave, joven y hermosa que no quiero comprender nada. «Muchachita loca» le había respondido cuando me dijo que le gustaba. Llegamos a su casa. Me besa despidiéndome. «Vé a descansar … amor» me dice, «Claro». Entra y cierra su puerta. El amor hay que celebrarlo, cualquier poeta que se respete lo sabe, yo ya no aspiro a serlo, hace tiempo que las musas me abandonaron. «Al Complejo» le digo al motocarrista. Llego y aún encuentro a mi gente. El trago nunca se acaba. Regreso a mi casa con la oscuridad a punto de desvanecerse. Mi hija me oye entrar y dice «El padre calabacito llegó». Yo me río. Mañana dejo esta ciudad. No sé si seguiré riendo.