Máxima Acuña de Chaupe, la campesina que detiene a una mega minera

maxima acuña

Máxima Acuña a orillas de una laguna en la zona de Tragadero Grande, Cajamarca. Foto de Jorge Chávez Ortíz utilizada con autorización. Extraida de este post.

El pasado 18 de abril, la campesina peruana Máxima Acuña de Chaupe recibió el Premio Ambiental Goldman para Sur y Centroamérica, por defender su derecho a vivir en su propio terreno, el cual es disputado por las empresas mineras asociadas Newmont y Buenaventura a través de los proyectos mineros Yanacocha – Conga, para expandir las operaciones de la mina de oro Conga, hacia una laguna conocida como Laguna Azul y humedales de la zona en el distrito de Huasmín, provincia de Celendín, Cajamarca, al norte del Perú.

En los considerandos del premio otorgado por la Goldman Environmental Foundation, reseñan los hechos que la han hecho merecedora de considerarla una héroe medioambiental:

En 1994, Máxima Acuña y su esposo compraron un terreno en un rincón apartado de las tierras altas en el norte del Perú conocido como Tragadero Grande. […] Un día en el 2011, la empresa minera llegó al hogar de los Acuña y exigió que dejaran su terreno. Cuando Acuña se negó, fue sometida a la brutalidad de la minera. Llegaron fuerzas armadas a destruir su hogar y pertenencias, y la golpearon a ella y a una de sus hijas hasta dejarlas inconscientes. […] La empresa minera demandó a la familia campesina en una corte de provincia, la cual encontró culpable a la familia de ocupar ilegalmente su propio terreno. Acuña fue condenada a una pena de prisión de casi tres años, la cual fue suspendida, y recibió una multa de casi $2,000—una suma enorme para una agricultora de subsistencia en el Perú.

Con la ayuda de su abogado […] apeló la decisión de la corte y empezó a reunir documentos como el título de propiedad que comprobaba que ella tenía derecho legítimo al terreno que reclamaba Newmont. En diciembre del 2014, las cortes emitieron un fallo a su favor. Su condena de prisión fue anulada y la corte detuvo su desalojo. Como resultado de esta victoria legal, se ha impedido el ingreso del Proyecto Conga en Tragadero Grande. Newmont no ha podido seguir adelante con ninguna minería en la región alrededor de la Laguna Azul.

Acuña sigue enfrentándose a las amenazas y al hostigamiento por parte la minera y sus fuerzas de seguridad privada y militarizada. Las compañías mineras han construido un cerco alrededor del terreno de Acuña, restringiendo su capacidad de desplazarse libremente en la región. Han destruido sus cultivos de papa, y mantienen una estrecha vigilancia sobre su propiedad para impedir que ella siembre más.

El otorgamiento del premio fue informado por los diversos medios nacionales, pues Máxima Acuña es una especie de símbolo del movimiento nacional de resistencia contra los abusos de las mineras y a favor de la protección del agua, y su imagen ha sido bastante difundida y mediatizada. Además frecuentemente es noticia por el acoso a que es sometida por los empleados de seguridad de la minera Conga.

En el portal de blogs La Mula recogieron las palabras de Máxima Acuña al recibir el premio, en ellas hace referencia a los manifestantes muertos en medio de las protestas en defensa del agua en Celendín:

Yo defiendo la tierra, defiendo el agua, porque eso es vida. Yo no tengo miedo al poder de las empresas. Seguiré luchando por los compañeros que murieron en Celendín y Bambamarca y por todos los que luchan en Cajamarca.

La escritora y activista Rocío Silva-Santisteban escribe en su blog Kolumna Okupa lo que significa que Máxima haya recibido el premio:

El caso de Máxima es un ejemplo de coraje, resistencia, resiliencia y optimismo frente a la aplanadora que puede ser una empresa con grandes capitales y poder como lo es minera Yanacocha. Es una empresa internacional —segunda de oro en el mundo— que cuenta con los estudios de abogados más prestigiosos y sofisticados para luchar contra la familia Chaupe por la propiedad de 23 hectáreas de terreno que están en el corazón del proyecto. Al otro lado está Máxima, su familia nuclear (cuatro hijos y Jaime, el esposo) y su abogada, Mirtha Vásquez, directora de GRUFIDES, una pequeña ONG que ha sido espiada, estigmatizada y vapuleada por SECURITAS (seguridad de Yanacocha-Conga).

Por su parte Sigifredo Orbegozo, Doctor en Derecho Constitucional, incide en los peligros que acechan a Máxima:

En esa lucha desigual con grandes empresas transnacionales coludidas con gobernantes y políticos venales, muchos campesinos han perdido la vida. Incluso sus dirigentes y luchadoras individuales, como la lideresa hondureña BERTA CÁCERES, asesinada 6 meses después de recibir el mismo premio. Cuidemos a Máxima, indefensa mujer, ante tanto poder que la acosa y que lo único que falta es que la vinculen a conexiones “terroristas”, para atentar contra ella. No estamos exagerando: lo hemos constatado en este proceso electoral nada menos.

De hecho ya antes del post de Orbegozo, el portal El Montonero publicó el artículo Máxima Chaupe y el relato antiminero que subtitula como «La verdadera historia detrás del Premio Ambiental Goldman 2016″. Argumentan que la narrativa que convierte a Máxima Acuña en el símbolo de la lucha contra la empresa minera Yanacocha y el proyecto minero Conga, impuesta por lo que llaman la izquierda radical ambientalista, no es verdadera.

En su defensa Máxima Chaupe presenta como pruebas un certificado de posesión otorgado por la comunidad de Sorochuco y su supuesta residencia en ese lugar desde enero de 1994, asegurando además que es su única propiedad. Sin embargo, está probado que el único título de propiedad de esas tierras le perteneció a la comunidad de Sorochuco, que las vendió a Yanacocha —incluso Tragadero Grande— por acuerdo de sus miembros; entre ellos Samuel Chaupe, suegro de Máxima. Además, fotografías satelitales de 1994 demuestran que el lote que ocupan hoy los Chaupe estaba vacío entonces. Recién lo invadieron el 2011, cuando estalló el conflicto de Conga.

También critican la película La hija de la laguna, cuyo argumento se centra en la lucha de Chaupe contra la compañía minera y que según ellos presenta a Chaupe como una campesina casi indigente, lo cual se permiten dudar:

la supuesta campesina indigente es dueña, junto con su esposo, de ¡nueve predios!: seis en el distrito de Sorochuco (Chilin, Agenco I, Agenco II, La Tuna, Alucha) y tres en el distrito de Huasmín (Sigues, Playa de Sigues y Nueva Chica). Lo raro es que consiguieron esas propiedades en los años 2004 y el 2005, tras demostrar la posesión prolongada de las mismas. ¿Cómo lo demostraron, si dicen que en esos años vivían en Tragadero Grande?

Las críticas y argumentaciones contra Máxima Chaupe continúan en otros dos artículos más: Máxima Chaupe y la mentira del radicalismo y ¿Grufides y Marco Arana detrás de Máxima Acuña de Chaupe?. En realidad buena parte de los argumentos provienen de lo escrito por el periodista Ricardo Uceda en un artículo titulado El pantanoso caso Chaupe, el cual a su vez, se basa en lo revelado por el periodista cajamarquino Luis Mego, respecto a las otras 9 propiedades de Máxima Acuña de Chaupe.

La Asociación Civil Cooperacción asumió la tarea de brindar respuestas a los cuestionamientos y dudas planteados en el artículo de Ricardo Uceda. Aunque los puntos son varios, veamos lo que dicen respecto a las otras 9 propiedades, dado que es el punto que más ha trascendido:

los Chaupe han sostenido que efectivamente tienen 9 terrenos que en conjunto suman 8,6 hectáreas y que los han adquiridos, en gran parte por herencia.  Uceda para desmentirlos señala que en realidad los han adquirido vía un programa de formalización de la propiedad rural sobre la base de acreditar con testigos la posesión continua durante cinco años. Lo cierto es que es muy usual en la zona rural, donde el Estado no tiene formalizada la propiedad de tierras, que quienes tienen títulos de propiedad no saneados recurran a los programas de formalización para regularizar su situación, evitándose con ello, todos los problemas legales, que supone sanear sus títulos.

La web satírica El Panfleto, publicó un Editorial donde aclaran que estos terrenos de 3 hectáreas o menos suelen estar sin venderse por 5,000 soles (unos 1500 US$) hasta que finalmente se rematan a 2,000 soles (unos 600 US$) por lo que no se trata de terrenos muy caros, y explican más a fondo cómo es el uso de las tierras en la zona andina peruana:

Al ser tierras pobres, sin carreteras o con baja producción agrícola, muchas veces solo de pastoreo, las familias siempre están atentas al aviso de un familiar en otra comunidad, quien les informa que un propietario está vendiendo un sector o la totalidad de su chacra, generalmente entre solo unos metros y raras veces una o cinco Ha. Eso permite amortiguar los riesgos de pérdida: si hay sequía en la propiedad A y no puedo sembrar garbanzo, tengo más agua en la propiedad B que me deja sembrar y cosechar yuca, una suerte de control de pisos ecológicos a baja escala.

Y añaden sobre la lógica subyacente a las criticas por la cantidad de terrenos:

El ataque por sus posesiones es tan absurdo como que mañana te invadan tu casa, y al ir al Poder Judicial a defenderte, este te responda que no te puedes quejar de nada porque tienes dos casas más a tu nombre. ¿Te das cuenta de la magnitud de la idiotez?

De regreso en el Perú, y cuando estaba en una entrevista para un canal local de televisión, Máxima Acuña denunció que horas antes su casa había sido objeto de disparos por parte de desconocidos. Quizás lo expresado en el siguiente tuit sea tan sólo un buen deseo que se ve enfrentado a la triste realidad del acoso por parte del poder de las grandes empresas contra gente humilde pero decidida a hacer respetar sus derechos y los de sus comunidades.

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