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Perú: Entre la bonanza económica y el empleo informal

El siguiente post fue publicado originalmente en el sitio Future Challenges, bajo la serie: Work in the Developing World.

Si una mañana de un día laborable cualquiera hiciéramos un viaje desde los conos de Lima hacía el centro, veríamos cómo la masa trabajadora se dirige desde los que alguna vez fueron inmensos arenales rodeando la ciudad (y ahora son enormes distritos dormitorio) hacia sus centros de trabajo, a veces localizados al otro extremo de Lima, lo que puede representar entre una hora y media o incluso dos horas de desplazamiento entre el lento y caótico tráfico vehicular.

También veríamos, si miráramos con detenimiento, cómo en ciertos puntos de la ciudad se agolpan los desempleados en busca de oportunidades laborales. Desde el local municipal de San Juan de Miraflores donde la propia municipalidad trata de paliar en algo la necesidad de trabajo de sus habitantes, hasta los paneles de la avenida Huaylas en Chorrillos y otros varios desperdigados por diversos barrios, donde la iniciativa privada facilita mediante un pago la publicación de requerimientos de puestos de trabajo; pasando por la zona textil de Gamarra, donde los operarios simplemente se sientan a esperar que los empresarios hagan a viva voz los anuncios de cuantos cortadores o remalladores necesitan, hasta los centros financieros y comerciales de la ciudad donde cientos de jóvenes vestidos de saco y corbata hacen cola con sus CV bajo el brazo para postular a trabajos de oficina.

Ofertas de trabajo. De Francisco Canaza http://apuntesperuanos.com/

Ofertas de trabajo. De Francisco Canaza http://apuntesperuanos.com/

El gobierno y los medios continuamente recalcan el hecho de que la economía peruana sigue creciendo y se establece como una de las más sólidas de la región. Sin embargo eso no se traduce en satisfacer la necesidad laboral del país. De hecho, para tener una idea del grado de desigualdad económico y social imperante en el Perú, cabe señalar que en la campaña política que le permitió al actual presidente Ollanta Humala acceder a la presidencia, uno de sus principales mensajes fue el de generar desarrollo económico con inclusión social, entendiéndose como “inclusión social”, principalmente, una mayor generación de empleo y una mejor redistribución del ingreso.

Pero mas allá de las estadísticas oficiales de empleo en el país, que nos hablan de un 7.2% o 7.3% de desempleo, hay otras cifras que probablemente no se vean reflejadas en ellas. Una de estas es la que corresponde a la informalidad laboral. Hace unos poco años la tasa de empleo informal era del 55% del total de empleos en el Perú, y esta cifra se mantiene, pues el año pasado el empleo informal aumentó 1.2%, mientras el formal se estancó. Esto refleja un grave problema estructural. Los empleadores suelen quejarse del alto costo de formalizar una relación laboral en el país.

Otro problema es el del subempleo: al 2009 solo el 52% de la PEA se encontraba ocupada adecuadamente mientras el 48% estaba subempleado. En el 2010, un estudio de la PUCP determinó que de abril del 2009 a abril del 2010 el subempleo había crecido de 56% a 63%. Y es que ante la escasa oferta laboral, y frente a la perspectiva del desempleo, muchos profesionales no tienen más remedio que trabajar en algo muy diferente a lo que estudiaron, siendo el clásico ejemplo el de los miles de taxistas que recorren Lima, y entre los cuales unos puede encontrarse abogados, ingenieros o incluso (el otro día conversé con uno), desarrolladores web.

Una característica del panorama laboral peruano, y que incide en los dos problemas antes mencionados es el de los services, que es una forma de subcontratación o outsourcing. Los services por lo general se prestan para diversas maniobras, muchas veces en el límite de la legalidad, con el fin de generar mayores beneficios a las empresas, pero perjudicando a los trabajadores, quienes reciben una menor retribución por la labor realizada y dejan de gozar de muchos beneficios asociados, tales como vacaciones o la propia estabilidad laboral.

Sin embargo, no todo es deprimente. Muchos peruanos ante las dificultades y problemas mencionados que conlleva el mercado laboral dependiente, apelan a su creatividad y capacidad de emprendedores para generar su propio trabajo. Claro que si bien es cierto muchos quisieran tomar este camino, no todos están preparados para hacerlo, siendo los más jóvenes los que están optando por esta via. Pero hay muchas historias de emprendedores de éxito en el país, siendo los rubros relacionados con la gastronomía y la confección donde gente a veces sin mucha preparación formal ha logrado consolidarse económicamente, o por lo menos escapar de la pobreza y el desempleo.

Y así pues, si continuáramos nuestro viaje imaginario por Lima, y supiéramos donde mirar, veríamos a la señora María quien abrió casi con el alba su bodega para vender pan y otros para el desayuno de sus vecinos, y a don Carlos manejando su combi y llevando pasajeros de un extremo a otro de Lima, y a doña Julia quien también desde temprano llegó a su esquina donde vende leche con quinua o maca y diversos sánguches, y a su cliente Michael, de 18 años recién cumplidos pero que ya trabaja como guachimán en un centro comercial. Pero quizás no veríamos a la pequeña Jeannette, quien con sus escasos ocho años se las arregla para ayudar a su mamá en su puesto de verduras en el mercado y hacer su tarea escolar a la vez. Y sería una pena no verla, pues ella, a su inocente manera, encarna lo que ha significado y significa la vida para muchos compatriotas: trabajo y estudio, y también la confianza en que a pesar de todo lo malo que pueda pasar, al final todo mejorará.

La niña que dibujaba piolines

Nos encontrábamos caminando por la concurrida avenida Real de Huancayo, cuando en la esquina de la Plaza Huamanmarca vimos a una niña dibujando en la vereda. Pasamos de largo pero algo me hizo regresar. Su actitud, su mirada, no eran las comunes en los niños que se puede encontrar en actividades similares. ¿Trabajo infantil? ¿explotación infantil? Me puse a conversar con ella. Después de un buen rato se me ocurrió grabarla. Creo que cuando ya se había cansado de hablar. No registré sus palabras enojadas cuando alguien pasó pisando lo que ella dibujaba, tampoco la única sonrisa que me regaló. El atardecer se volvía noche rápidamente y no quise preguntarle de nuevo las mismas cosas, así que casi no supe ya que decir, pero me pareció importante que la conozcan.

Al día siguiente pasé cerca y la ví a lo lejos, ella seguía dibujando llena de concentración y determinación en medio de la indiferencia y el apuro de la gente transitando. Y me pareció que a pesar de estar ella en el piso, era su presencia la que destacaba por entre los que la rodeaban. Quizá todos deberíamos dibujar piolines sin importarnos lo que suceda a nuestra alrededor.

La situación del trabajo infantil en Latinoamérica

No abandono el tema de Bagua, quizás postee sobre el tema más tarde, pero hoy 12 es el día contra el trabajo infantil y quería publicar esto que lo tengo listo de hace un par de dias.

El trabajo infantil es una triste y cotidiana realidad en nuestros paises latinoamericanos, y lo peor es que a veces estamos tan acostumbrados a ello que lo vemos y no nos damos cuenta. ¿Quién no ha tomado en nuestras ciudades los servicios de un pequeño lustrabotas o de algún diminuto cuidador de carros? Pero esto debe cambiar, de hecho hay mucha gente involucrada en este cambio. Mediante este post el equipo latinoamericano de GV tratará de mostrarle algo de lo que acontece en esta parte del mundo al respecto, tanto lo malo, los casos de explotación en sí, como lo bueno, los esfuerzos de personas e instituciones para erradicarlos.

Desde Guatemala, Renata Ávila nos hace llegar el post Trabajo Infantil en Guatemala aparecido en el blog Haciendo Camino de Marcial Guillermo Pérez Herrera, donde se reproducen las percepciones del sector empresarial vertidas en un informe sobre el trabajo infantil en el gremio cafetalero, un área de producción que consume cantidades ingentes de esta ilegal mano de obra:

El objetivo del diagnóstico es establecer un referente de conocimientos, información, causas y efectos del trabajo infantil en el sector caficultor de Guatemala, así como ofrecer insumos que orienten las estrategias de sensibilización, capacitación y divulgación sobre la problemática.
Entre otros temas, el diagnóstico aborda el enfoque del sector con respecto al trabajo infantil, sus causas, el papel de la familia, la certificación y legalidad, el relevo generacional y la mano de obra, y la educación y el trabajo.

En Ecuador la situación no es muy diferente pues sólo deberíamos cambiar café por plátanos, según Milton Ramírez, quien colabora con interesantes enlaces como éste de experiencias del trabajo con niños de la calle (trabajadores) en el CISOL (Centro de Iniciativas Sociales Latinoamericanas), las estadísticas del Instituto Nacional Ecuatoriano de Censos INEC, un panorama sobre la inclusión laboral de niños en el agro ecuatoriano y una nota acerca de la explotación en las bananeras de uno de los candidatos a la presidencia en Ecuador. Al respecto reproducimos parte de un artículo de Decio Machado aparecido en el blog Vamos a Cambiar el Mundo:

En abril de 2002 Human Rights Watch emitió un reporte en el que denunciaba que “encontró que niños ecuatorianos, tan jóvenes como de ocho años, trabajando en plantaciones de banano en condiciones precarias”. Chiquita, Del Monte, Dole, La Favorita y Bonita fueron acusadas de ser provistas por plantaciones que empleaban niños como trabajadores.

Noboa, en un acto de sinvergonzonería sin igual, aseguró que no puede ser acusado de propiciar el trabajo infantil en sus haciendas bananeras, dado que el trabajo de menores en el área agrícola en general formaba parte desde hace muchos años de la cultura de la gente del campo en Ecuador. Según Noboa, los padres obligaban a trabajar a sus menores con el fin de evitar que el ocio los conduzca por el camino de la delincuencia.

Celeste Calvet de Argentina nos señala un extenso artículo aparecido en el popular sitio argentino Taringa, con una descripción global del trabajo infantil con datos en detalle de lo que ocurre en Argentina. El sitio ofrece una larga lista de empresas que utilizan niños en su produccion. Quizás la mas interesante sea la denuncia sobre Telefónica Argentina, la compañía telefonica mas grande del país de capital español, como una de las empresas responsables por el trabajo infantil. Incluye la fotografía de un niño repartiendo guias telefónicas en el centro de la ciudad de Buenos Aires. (Ver: Telefónica emplea niños en el reparto de sus guias). También se puede ver el video (cámara oculta) de la Cooperativa La Alameda en la provincia de Mendoza y un texto alusivo. Acá otro video de denuncia. Adicionalmente, una aproximación interesante al tema, la de la Fundación SES. Reproducimos partes de este post de su blog :

El Trabajo infantil es un problema que crece. En la Argentina trabaja alrededor de medio millón de chicos y chicas menores de 14 años, según datos de UNICEF – Argentina. Fundación SES en convenio con el Ministerio de Educación, ha iniciado durante el mes de Mayo la sistematización de dos experiencias educativas de erradicación del trabajo infantil en las Provincias de Córdoba y Tucumán.

En Córdoba visitamos la Escuela Primaria Polo Godoy Rojo. … Es una escuela atravesada por diferentes problemáticas, pero una de ellas … son los niños y niñas que trabajan como cortadores de ladrillos o los que dejan de asistir en tiempos de la cosecha de la papa o de la vendimia, entre otras. En Tucumán visitamos la experiencia “A través de un Trabajo Interministerial, construimos un futuro distinto para los chicos de Santa Ana” que tiene como propósito favorecer el desarrollo de estrategias de inclusión, reinserción y o permanencia de los niños y las niñas que se encuentran en situación o en riesgo de trabajo en el Sistema Educativo Formal.

Desde Venezuela tanto Laura Vidal como Luis Carlos Díaz han colaborado con diversos aportes. Nos presentan por ejemplo, a los Muchachos de la Calle, una organización sin fines de lucro «que se ha propuesto formar ciudadanos, a partir de la enseñanza de técnicas artesanales, para disminuir el número de niños, niñas y adolescentes que viven y/o trabajan en la calle». Este otro blog pertenece igualmente a la misma organización. Tambien nos presentan al Observatorio de infancia y juventud cuya misión «es construir un órgano de investigación social para la obtención de datos que permita la formulación y seguimiento de políticas públicas; así como la denuncia y acompañamiento ante la amenaza y vulneración de los Derechos Humanos de los niños, niñas y adolescentes en Venezuela.» Y desde el blog Periodismo Guayanés nos señalan el post Niños trabajadores: Los últimos de la fila (I y II):

el hecho de que exista un número significativo de instituciones gubernamentales y no gubernamentales de atención a los niños, así como un ordenamiento jurídico favorable en la materia, no endosa el éxito, es necesario la implementación de los sistemas y el seguimiento de los mismos. Algunos expertos coinciden en que la anulación del trabajo infantil es viable, sólo si diseñan mayores posibilidades laborales para los adultos y sus comunidades, y que las soluciones están en brindar alternativas a las familias para que “rompan el ciclo de pobreza a través de cooperativas, y la adquisición de maquinaria agrícola, por ejemplo, no se sigan estancando los sueños de los más pequeños”. “Los costos de erradicar el trabajo infantil serían de 76 mil millones de dólares y los beneficios económicos netos para 2020 serían $330 mil millones de dólares. Es decir, habría un beneficio neto para la región si se eliminara el trabajo infantil” aseguraba en 2005, María Arteta, directiva del Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (IPEC) de la Organización Internacional del Trabajo.

Issa Villarreal desde Monterrey, México, nos señala un reciente post del blog de Mario Luis Fuentes La atrocidad del trabajo infantil donde se señala acertadamente a los bajos ingresos, las carencias familiares e incluso la migración y la falta de apropiadas políticas gubernamentales como algunas de las causas que llevan a los niños a esta situación. Issa también nos lleva al blog de Sinergia a.m. donde encontramos una conmovedora crónica de un niño trabajador Entrevista con Pablo, un niño de la calle:

Más conocido como “Pablito”, este pequeño se levanta a las 6 a.m. y alista todos sus útiles. Camina muchas cuadras y en la calle de Corregidora, esquina con Universidad, deja todos sus herramientas de trabajo; cierra los ojos, ora y le pide a Dios “que me vaya bien hoy Diosito, no quiero quedarme sin un peso esta noche”. […]

Ya se acerca la noche, y Pablito sólo recibe $20 pesos, que seguramente es muy poco para los lectores; pero él dice que “me sirve para comprar una coca y unos tacos o unas papas de paquete en la tiendita de camino a casa; lo que me sobre se lo doy a mi mamá que trabaja aquí cerca en otra esquina”

Así puede ser la situación de varios niños que trabajan en diferentes calles de las ciudades mexicanas; unos pueden sufrir más que Pablito, otros menos que él. Lo que yo pueda decir sólo es un pedazo de lo que viven los que jamás son escuchados, los que gracias a un poca cantidad de pesos son auxiliados para sobrevivir; pero muchos no nos damos cuenta de su sufrimiento, de la realidad que viven aquellos seres, una realidad que parece ser distante a la nuestra, sin embargo, habrá que darse cuenta de que hasta que no nos preocupemos por escuchar a los demás; y por romper esa indiferencia hacia los otros; la situación de nuestro México no mejorará jamás.

Eduardo Avila desde Bolivia nos trae vía el blog de Un Boliviano en la Argentina el post cuestion cultural? que efectivamente discute un problema inherente a nuestra cultura e idiosincracia:

un tiempo atras en una conversacion con unos compañeros, discutimos por un tema puntual dentro de la colectividad, q es la del trabajo infantil. En medio de la charla una de las participantes dijo algo q me llamo muchisimo la atención….dijo:
…»tenés q ver el lado cultural de la cuestión, alla en Bolvia también trabajan en las cosechas, las chacras, y los padres de esa forma les enseñan. Para ellos esa la unica forma de aprender todo lo q se refiere a la siembra y cosecha. En los talleres pasa algo similar, los chicos aprender un oficio y ayudan a sus padres»…
Ese comentario me dejó mucho mas preocupado, ya q no solamente es un discurso q «naturalisa» esa forma de trabajo y explotacion sino q tambien ese mismo tema fué argumentado en el fallo de un juez argentino Oyarvide dijo q la forma de explotacion en la q los bolivianos trabajamos aqui se puede explicar como una especie de «Ayllu».

Y desde Perú, un servidor se pone ocioso y simplemente les remite a un post anterior de su propia autoría (que en realidad contiene la génesis de todo esto) Trabajo infantil:

las últimas cifras oficiales (del 2001) consideraban 1.8 millones de niños trabajando en el Perú, y actualmente se estima que la cifra debe superar los 2.5 millones de niños, según un informe de RPP. Las causas y consecuencias de esto son muchas, y dada la crisis económica no creo que haya mejoras en la situación. El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia apoya a los niños sin embargo no es suficiente. Basta con recordar desde los casos de los niños esclavizados en las zonas mineras o las niñas que son víctimas de explotación sexual a los niños mendigos o los niños burrier para saber que hay mucho por hacer en este campo.

Finalmente, de entre varios artículos encontrados en la red, les sugiero leer este que aunque es del 2006 da un buen panorama sobre la situación latinoameriana. Este otro tiene algunas reflexiones interesantes también. Y este otro hace referencia al Reporte WOLA.

El Día Mundial Contra el Trabajo Infantil se conmemora este viernes 12 de junio, mientras algunas organizaciones internacionales como el IPEC (Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil) de la OIT y la Internacional de la Educación alientan actividades y demás alusivos al problema (Ver acá y acá), nosotros bloggers de a pie ¿Qué podemos hacer para aportar nuestro grano de arena a solucionar esto? Quedamos abiertos a sugerencias en los comentarios de este post.

La primera imagen es del usuario flickr kI-Ga y usada bajo una licencia genérica de CC. La segunda imagen es del usuario flickr LuisCarlos Díaz y usada con autorización del autor. La tercera imagen es del usuario flickr oso y usada bajo una licencia de atribución de CC.

Este es un post escrito para Global Voices Online, donde se está publicando en dos partes. La primera apareció ayer y la segunda lo hará en el transcurso de las próximas horas.

Trabajo infantil

Pilpintuwasi, 189

Hace un rato publiqué en Global Voices en castellano este mini post: Bangladesh: Foto Ensayo sobre trabajo infantil. Contiene un enlace a una serie de fotos tomadas por el fotógrafo bangladesí G.M.B. Akash sobre el trabajo infantil en su país. Las fotos son por demás elocuentes y recomiendo encarecidamente su visión. Además de constituir un documento de denuncia contra esta forma de explotación, tienen una lograda estética en sí mismas. En el post original además, Akash incluye un texto que me tomo la libertad de (mal) traducir:

Para abolir el trabajo infantil hay que hacerlo visible.

Durante los últimos cuatro años he estado investigando en el trabajo infantil en Bangladesh.

El trabajo infantil ha sido prohibido en Bangladesh desde 1992. En Diciembre del 2005 visité una fábrica textil en Narayanganj, que es el centro de la industria textil en Bangladesh. Tomé una foto del dueño pegándole a un niño de 12 años por ser muy lento cosiendo polos.

De acuerdo al reporte del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, mas de 6.3 millones de niños de menos de 14 años trabajan en Bangladesh. Muchos de ellos trabajan en muy pobres condiciones; algunos de ellos incluso arriesgan sus vidas. Los dueños de las fábricas les pagan de 400 a 700 taka (10 USD) por mes, mientras que un trabajador adulto gana hasta 5,000 taka por mes.

Esto es ampliamente conocido, pero por mucho tiempo a nadie parece importarle. Con mi trabajo quiero que la gente enfrente el problema del trabajo infantil y motivar a la gente a empezar a pensar en eso — que es en Bangladesh donde trabajan los niños y es en los paises ricos de occidente donde se venden los productos producidos por los niños.

Mi intención es no sólo mostrar a los niños trabajando como víctimas de malos jefes que los explotan, sino mostrar la complejidad de la situación: Los padres que envían a su pequeño a trabajar en una fábrica porque son pobres; el niño que tiene que trabajar para ganar un sustento para la familia; el jefe de la fábrica que es empujado por las gandes compañías textiles a producir por menos dinero; y los consumidores occidentales como clientes que compran ropas baratas.

Creo que es imposible abolir completamente el trabajo infantil en Bangladesh en poco tiempo, pero estoy seguro que es posible mejorar las condiciones de trabajo para los niños y llevarlos de las fábricas a las escuelas.

Pero no es necesario irse tan lejos para encontrar estos problemas, las últimas cifras oficiales (del 2001) consideraban 1.8 millones de niños trabajando en el Perú, y actualmente se estima q la cifra debe superar los 2.5 millones de niños, según un informe de RPP. Las causas y consecuencias de esto son muchas, y dada la crisis económica no creo que haya mejoras en la situación. El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia apoya a los niños sin embargo no es suficiente. Basta con recordar desde los casos de los niños esclavizados en las zonas mineras o las niñas que son víctimas de explotación sexual a los niños mendigos o los niños burrier para saber que hay mucho por hacer en este campo.

La foto que acompaña a este post es mía, y la verdad no se si es un niño trabajando o simplemente jugando, pero se le ve tan diminuto entre la cantidad de madera a la orilla del río que a primera vista me pareció que tenía problemas para salir de ahí. Esa madera son desechos de un aserradero o triplayera, y hay gente que recicla esos desechos. Es probable que el niño se dedique a esa labor aunque quizás en ese momento no lo esté haciendo. Tomé la foto en diciembre del 2007 en el río Nanay, Iquitos.