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¿Caerá Cristóbal Colón este 12 de octubre?

Estatua de Cristóbal Colón en la ciudad de Colón, Panamá. Imagen tomada de Wikimedia bajo licencia Creative Commons Attribution-Share Alike 4.0 International.

Si uno anda atento a determinados círculos o grupos en las redes sociales habrá leido desde hace unos días una serie de cuestionamientos a la permanencia de las estatuas de Cristóbal Colón en las calles y plazas de diversas ciudades de Latinoamérica. Algunos van incluso más allá de los cuestionamientos y directamente llaman a su derribamiento.

Es evidente que la proximidad del 12 de octubre, cuando se conmemora un aniversario más de la llegada de Cristóbal Colón a tierras americanas, es lo que ha estado exacerbando los ánimos. Ubaldo José Elles Quintana escribe en un blog del diario El Universal de Colombia: «Activistas de los pueblos originarios piden que lo que en Estados Unidos llaman Columbus Days o Día de Colón (Día de la Raza en América Latina), pase a ser el Día de los pueblos indígenas, aduciendo que la llegada de Colón a América marcó el inicio de siglos de genocidio de los pueblos originarios».

En el diario La Jornada de México reproducen el texto de la petición hecha en Change.org por los colectivos que convocan al derribamiento de la estatua de Colón: «Símbolos y monumentos erigidos por los vencedores, impuestos como historia patria, junto con la religión católica y el idioma español. No más. Asumimos como acto soberano el derribo de monumentos execrables y como homenaje a los millones de indígenas y afrodescendientes masacrados, nuestros ancestros. Honramos su memoria y su lucha. Desmaterializamos las versiones únicas de la historia y tomamos la palabra mediante una acción contramonumental y antiautoritaria».

Adelantándose a los hechos, las autoridades de la Ciudad de México procedieron a retirar la estatua de Colón el día sábado, según ellos para restaurarla «de forma profunda con el fin de preservar el patrimonio cultural y artístico que significa el complejo escultórico».

Si bien para algunos grupos derribar estatuas puede simbolizar un acto de justicia histórica, no todos lo ven así. En el diario colombiano el Tiempo entrevistaron al filósofo y autor de libros de historia, Enrique Serrano, sobre el tema del reciente derribamiento de una estatua de Sebastián de Belalcázar en una ciudad colombiana.

P.: ¿Qué podríamos decir que ganaron los indígenas del Cauca? ¿Están mejor que antes de tumbar a Belalcázar? ¿Los van a respetar más? ¿Van a afianzar su verdadera identidad? R.: Creo que ellos se sintieron reivindicados, pero lo curioso es que el resto no sabe qué pensar. Es decir, crearon una sensación de confusión que contribuye a la polarización de unos, que estarán de acuerdo, contra otros, que estarán en contra. No agrega nada, en un sentido explícito, ni en su propio beneficio, ni a la concordia nacional, que al fin y al cabo es de lo que se trata para vivir en paz. Como digo, sería mucho más pertinente e inteligente agregar personajes indígenas, no sé, destacarlos en la misma condición honorífica de los personajes hispánicos. Pero negar lo hispánico es una pasión autodestructiva.

Otras personas señalan las incongruencias y contradicciones de los grupos que propulsan el derribamiento de estatuas.

Y otros plantean alternativas:

En cualquier caso, esperamos que no corra sangre, ni mármol, el día de mañana.

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Hannac Pachap Cussicuinin, joya del barroco peruano

EL SUEÑO DEL NIÑO BARROCO CUSQUEÑO SIGLO XVIII

El sueño del niño. Fragmento. Barroco cusqueño Siglo XVIII, óleo sobre lienzo. Autor desconocido.

El otro día en un evento por el aniversario de Lima, alguien tuvo la buena idea de incluir una pieza musical que me impactó. Al principio no le hice mucho caso, ni siquiera oí bien el título cuando la presentaban, pero a medida que la melodía se iba desarrollando pasé rapidamente por la curiosidad, el deleite y el placer. Lo primero que me llamó la atención fue el estilo, sonaba antiguo, luego los coros, religiosos, hasta que llegó una palabra a mi mente: barroco.

Ya en casa no podía dejar de pensar en eso, así que le escribí a la organizadora del evento quien tuvo la amabilidad de darme los datos requeridos. Se trataba del Hannac Pachap Cussicuinin -Alegría del cielo, en castellano- un himno procesional dedicado a la Virgen María. Suele atribuirse su composición al presbítero Juan Pérez Bocanegra quien la escribió en el Cusco antes de 1622 y posteriormente publicó la obra en Lima en el año 1631. Pero antes de proseguir les dejo con el propio Hannac Pachap Cussicuinin, en la versión más parecida que encontré a la que escuché.

El Hannac Pachap Cussicuinin tiene varios puntos interesantes a resaltar, para empezar su letra está escrita en quechua, además es la primera obra polifónica vocal compuesta y publicada en América. A decir de la wikipedia «esta obra significa para la música lo mismo que la coetánea escuela cuzqueña para la pintura: una perfecta integración entre las tradiciones europeas y criollas del virreinato con las originarias de la región».

Por otra parte, Pérez Bocanegra, el autor de la obra, fue un músico y políglota, pues dominó el latín, el quechua y el aymara, lo que le permitió desempeñarse como corrector de libros corales y examinador general de lenguas nativas para la Arquidiócesis del Cuzco. También ocupó durante muchos años el cargo de párroco de la iglesia de San Pedro de Andahuaylillas. Fue él quien encargó a Luis de Riaño que pintase los importantes frescos que ornamentan los muros de la iglesia,​ a la que se le conoce como la «Capilla Sixtina de América». Además mandó construir para ella dos órganos que aún se conservan y son los más antiguos de América Latina.

Podría pensarse que esta obra es una rara avis, pero no es así pues hubo una gran producción de himnos religiosos en quechua en los Andes peruanos durante el virreinato, costumbre  y uso que ha seguido vigente durante la república. El prestigioso profesor Alan Durston escribe: «En su extenso artículo «Los himnos quechuas católicos cuzqueños», publicado en 1955 en la revista Folklore Americano, Arguedas resaltó la importancia del género, notando que la interpretación de himnos quechuas era muy difundida en la sierra peruana (como lo sigue siendo hoy, más de 50 años más tarde), y alegando incluso que «los himnos… constituyeron la principal y la más copiosa producción literaria en el idioma inca, desde la conquista». Más adelante en su artículo añade:

El uso del quechua en la liturgia y la paraliturgia católica es una práctica dinámica y heterogénea, no una reliquia del pasado. Atraviesa diferentes sectores sociales. Como advierte Pilco Paz (2002:4), hay una gran diferencia entre una velada en una fiesta parroquial y una misa en la catedral, por mucho que se canten los mismos himnos. En cualquier caso, el público son en su gran mayoría personas bilingües que exigen el uso del quechua en estos contextos litúrgicos a pesar de que entienden el castellano. Los motivos por este apego a los himnos quechuas son complejos y varían según el estrato social. Para muchos el quechua es el idioma «materno», el idioma de la intimidad y la familiaridad, y consecuentemente un himno quechua tiene una fuerte carga emocional. También se suele ver en el quechua un valor emblemático e identitario, una marca de «cusqueñidad» y de «tradición».

Ya que hablamos de música barroca peruana, hay un gran corpus de composiciones que recién en los últimos años han empezado a ser rescatadas, investigadas e interpretadas. Un ejemplo de esto es la labor de José Quezada Macchiavello, director de la agrupación Lima Triumphante. Para tener una idea del contexto en el que surgió esta música barroca peruana cito a Quezada: «Aunque muchos estén en desacuerdo, el Virreinato del Perú fue una época de gran libertad e independencia en el arte, de gran apertura universal. En el campo de la música, por ejemplo, dialogábamos de igual a igual con lo que sucedía en Europa. Usando el lenguaje actual, creo que estábamos en el standard mundial.»

Definitivamente, el barroco peruano tiene aún mucho por descubrir, pues, tal como se dijo en la presentación del libro de Fernando Iwasaki «¡Aplaca, Señor, tu ira!. Lo maravilloso y lo imaginario en Lima colonial«, es uno de los periodos de nuestra historia que tenemos más olvidados. Justamente Iwasaki dijo lo siguiente en una entrevista previa a la presentación de su libro:

Solemos pensar que el barroco fue un compendio de supersticiones y se suele asociar la superstición al pueblo llano. Lo primero que hice fue desterrar aquel prejuicio porque el imaginario barroco era compartido por la élite y la plebe, las colonias y la metrópoli, los eruditos y los ignorantes, los clérigos y los seglares. Todos compartían la misma lectura simbólica del mundo y todos decodificaban por igual una retórica que les permitía realizar las conexiones imaginarias correspondientes entre las tormentas y la lectura de libros prohibidos, las epidemias y los cometas, las sequías y el demonio, los terremotos y el pecado nefando. Aquellas conexiones imaginarias suponían una racionalidad con la que trabajó el propio Descartes. Y por supuesto, aquel imaginario fue en cierta forma global.

Y añade, en concordancia a lo citado previamente de José Quezada respecto a la música barroca peruana:

Si algo he aprendido estudiando el barroco del siglo XVII, es que las sociedades coloniales americanas no eran ni más atrasadas ni menos racionalistas que otros reinos de la Europa católica. Y no sólo me refiero a España, sino a Italia, Portugal, Irlanda y gran parte de Francia. Un olvidado agustino limeño -fray Baltasar Campuzano y Sotomayor- publicó en Madrid y Roma una serie de libros como Planeta Católico (1646), Parabién a la Iglesia Católica Romana en la conversión de Christina Alexandra Reyna de Suecia (1656) o Día y Noche: Discursos morales sobre el contagio de la peste en Roma (1657), donde interpretaba en clave barroca global asuntos europeos, amazónicos, médicos y monárquicos. Fray Baltasar Campuzano y Sotomayor no fue un caso aislado, pues hubo numerosos mexicanos y limeños que se codearon con las principales figuras de la ciencia y las letras europeas de su tiempo. Por lo tanto, la omnicomprensiva hermenéutica barroca no sólo era patrimonio de España o Europa sino también de ciudades americanas que tenían universidades con cien años de antigüedad y que contaban con intelectuales y científicos que publicaban tratados que no disonaban con los que circulaban por la Europa católica del siglo XVII.

Para terminar les dejo con otra versión del Hannac Pachap Cussicuinin, esta interpretada por niños de los colegios de Andahuaylillas, Huaro y Urcos, en la capilla San Pedro Apostol de Andahuaylillas, Quispicanchis, Cusco, tal como debió haberse cantado en los años que fue compuesta.

Leyenda negra, revisionismo histórico y fake news

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Operarios retiran estatua de Cristóbal Colón en Los Ángeles, EEUU. Imagen obtenida de esta web.

Cuando vi la noticia del retiro de la estatua de Cristóbal Colón en Los Ángeles creí que era un hecho anecdótico más de los que a diario suceden alrededor del mundo. Sin embargo, viendo que surgían reacciones, muchas reacciones, en redes sociales tanto a favor como en contra de la medida, decidí enterarme más de qué iba la cosa y me puse a leer la noticia. Fue entonces que me di cuenta que no se trataba de un acontecimiento aislado, de hecho se inscribe en lo que algunos llaman un «movimiento de revisión del pasado español de Estados Unidos» ¿Cómo?

En este punto debo hacer una pausa de carácter histórico para contarles que efectivamente gran parte del territorio que ahora ocupan los Estados Unidos fue descubierto y colonizado por los exploradores españoles en el siglo XVI. De hecho la Florida, Alabama, Misisipi, Texas, Nuevo México, California, Oregón, Washington y Alaska eran parte del Virreinato de Nueva España, es decir, pertenecían a la corona española. Las trece colonias originales surgieron por intereses británicos después y se concentraron a lo largo de la costa atlántica de Norteamérica. Luego de adquirir su independencia estas trece colonias, ahora los Estados Unidos, empezaron una política expansionista y entre otras anexiones en el año 1819 mediante el tratado de Adams-Onís con el Reino de España se incorporaron la Florida y los territorios de Oregón. La posterior guerra de Estados Unidos y México entre 1846 y 1848 tuvo como resultado la inclusión a los Estados Unidos de todos los territorios mexicanos al norte del Río Grande. Fin de la pausa.

Así que si siempre se habían preguntado por qué tantas ciudades y lugares en Estados Unidos tienen nombres castellanos, pues ahora ya saben la razón. Pero es precisamente esto lo que parece no gustarle a cierto sector estadounidense que pretende desconocer la historia y su legado. En esta tendencia de revisionismo histórico Don Cristóbal es el más afectado, pues aparte de lo mencionado hubo el pedido de retiro que no prosperó de otra estatua suya en New York, pero no es el único. Junípero Serra, el padre franciscano que fundó la misión española de California, es otro personaje mal visto ahora cuya estatua en la basílica Misión de Carmel fue vandalizada. Por otra parte también están cuestionadas festividades populares donde se recuerda a personajes como Don Diego de Vargas, Juan de Oñate y Juan Ponce de León. Pero… ¿A qué se debe esto? ¿Es parte de la influencia Trump? ¿Persiste la leyenda negra española? Esperen ¿Qué es la leyenda negra española?

USA MAPA ESTADOS ESPAÑOLES

Momento de la segunda pausa histórica. Leyenda negra es una expresión que se usa para referirse a la constante y profusa serie de historias desfavorables y generalmente infundadas, sobre alguien o algo. En otras palabras, es calumniar o levantar infundios. Ahora, la leyenda negra española es un conjunto de relatos -no oficial pero muy conocido- sobre el Imperio español y cómo se formó y administró este. Las fechas del origen de la leyenda son aproximadas, Julián Marías en su libro España inteligible dice: «se inicia a comienzos del siglo XVI, se hace más densa en el siglo XVII, rebrota con nuevo ímpetu en el XVIII será menester preguntarse por qué y reverdece con cualquier pretexto, sin prescribir jamás». Hay discusión sobre donde se originó: Italia, Alemania, el pueblo judío expulsado de la España católica, o incluso en la propia autocrítica española. Pero fue en los Países Bajos Españoles del S.XVI donde tomó forma definitiva la leyenda negra, en medio de luchas religiosas entre protestantes y católicos y las guerras para independizarse de la corona española. Luego Inglaterra, también protestante y deseosa de obtener su parte en el nuevo mundo, no solo fomentó los actos de piratería sino que también contribuyó a aumentar los relatos de la leyenda negra. Portugal y Francia pusieron lo suyo en desacreditar a los gobernantes, al propio pueblo español y a su catolicismo representado en la Inquisición.

En la América española la leyenda negra tomó cuerpo con las corrientes independentistas, inspiradas en la ilustración francesa y apoyadas por Inglaterra y Francia. Mientras en los siglos XIX y XX la leyenda negra decayó en Europa, en los países americanos que fueron parte del Imperio español nunca dejó de estar presente. En cuanto a Estados Unidos, al ser un país de raíz inglesa y protestante la leyenda negra ha formado parte de su herencia desde su fundación. Al lograr la independencia e iniciar su expansión territorial este sentimiento anti español fue asimilado al discurso estadounidense que justifica la actitud intervencionista y colonialista para con los países al sur del Río Grande. Fin de la segunda pausa histórica.

Curiosamente, el derribamiento de estatuas de Cristóbal Colón como muestra del rechazo a lo que se conoce como la conquista de América surgió en la Venezuela de Hugo Chávez el año 2004, cuando un grupo de más de mil personas se reunió en una céntrica plaza de Caracas donde había una estatua de Colón y luego de un juicio simbólico donde Colón resultó culpable del genocidio indígena en América procedieron a derribar la estatua, luego la arrastraron un trecho y la colgaron de los pies. Dos años antes Chávez había cambiado las celebraciones del 12 de octubre del «Día de la raza» a «Día de la resistencia indígena». Con el apoyo del Socialismo del S.XXI a los movimientos indígenas de la región, estos también se plegaron a la tendencia de rechazo a todo lo que recuerde el pasado hispánico.

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Momentos previos al derribamiento de la estatua de Cristóbal Colón en Caracas, Venezuela, 2004. Foto obtenida de la BBC.

Pero, y este es el punto, ¿están justificadas las acusaciones que se lanzan de genocidio? para empezar ¿qué es un genocidio? según la definición oficial de la ONU es «cualquiera de los actos mencionados a continuación, cometidos con la intención de destruir total o parcialmente a un grupo nacional, étnico, racial o religioso como tal: a) Matanza de miembros del grupo; b) Atentado grave contra la integridad física o mental de los miembros del grupo; c) Sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción física total o parcial; d) Medidas destinadas a impedir los nacimientos en el seno del grupo; e) Traslado forzoso de niños del grupo a otro grupo».

Durante el proceso de descubrimiento, exploración y conquista de América hubo millones de muertos del lado indígena, pero principalmente (entre 75 y 95% del total de muertes) debido a las enfermedades europeas para las que los aborígenes no tenían defensas. En una época en la que aún no se habían descubierto los microbios y los europeos no tenían idea de que para los indígenas americanos la gripe podía ser mortal, es bastante aventurado culparlos de genocidio. Ellos contagiaron, es cierto, pero no intencionalmente, hasta donde sé, claro. Es más, la epidemia de la viruela llegó a tierras aztecas e incaicas procedente del Caribe antes que los propios conquistadores; por ejemplo se dice que el Inca Huayna Cápac, padre de los Incas Huáscar y Atahualpa, murió de viruela.

Otro buen número de muertes indígenas fue consecuencia de las guerras de conquista, sobre todo en los primeros años, pero luego al terminar este periodo e iniciarse los virreinatos esto se detuvo, pues a diferencia de la conquista del Oeste norteamericano por parte de los Estados Unidos por ejemplo, que estuvo acompañada de una desaparición sistemática de las tribus originarias, las autoridades españolas se dieron cuenta que necesitaban a la población indígena para realizar las labores básicas en agricultura y minería. Lamentablemente estos trabajos se dieron en pésimas condiciones causando también explotación y muerte, llegando al punto que la corona española tuvo que emitir leyes al respecto Leyes de Burgos primero y luego las Leyes de indias donde específicamente se prohibió la esclavitud al indígena americano y se le declara súbdito de los reyes de España. Aunque pocos hicieron cabal cumplimiento de lo ordenado, el conjunto de leyes en si representa una gran diferencia de la actitud oficial de la corona española hacia sus posesiones americanas, comparada con la que tuvieron otros reinos como Inglaterra o los Países Bajos que no consideraron a los indígenas como súbditos o siquiera como personas.

Leyenda negra

Grabado del neerlandés Theodor de Bry (1528-1598) mostrando la supuesta quema de indígenas en el Nuevo Mundo. Imagen tomada de Wikipedia.

Así pues fue la leyenda negra fue la que se encargó de popularizar ideas falsas sobre la conquista española de América, desde que los propios españoles asesinaron cuchillo o fusil en mano a millones de indígenas (ya vimos que mayormente fueron las enfermedades, y aunque las guerras de conquista también fueron cruentas hay que recordar que el ejército español tenía cientos o miles de indígenas de otras etnias contrarias a los incas o aztecas en sus filas), o que la Inquisición quemó a miles de personas en los virreinatos españoles en nombre de la religión (en la Inquisición de Lima, por ejemplo, el número de condenados a muerte y ejecutados fue de 32 en sus 251 años de existencia, en toda América no pasaron de 80). Para decirlo en términos modernos, la leyenda negra fue las fake news de esos siglos.

Pero como decía antes, la leyenda negra no ha desaparecido del todo. En los países americanos independizados de España cogió fuerza un por otra parte comprensible sentimiento antiespañol que ha durado hasta el presente. Cabe recordar que el proceso de independencia de estos países fue alentado y apoyado por Inglaterra, Francia y Estados Unidos, países difusores de la leyenda negra. Por otra parte no es inusual escuchar comentarios en los países sudamericanos respecto a que seríamos más desarrollados y mejores países si nos hubieran colonizado los alemanes o los ingleses. La verdad es difícil saberlo, pero de lo que estoy seguro es que de haber sido el caso los millones de descendientes de indígenas quechuas, aymaras y muchas otras etnias simplemente no existiríamos.

Otro ámbito donde se mantiene la leyenda negra es la literatura y el cine/tv, sobre todo de origen inglés. No creo sea algo intencional, simplemente es cómo les han enseñado la historia. Pero si son asiduos a leer y ver libros y series históricas podrán darse cuenta que casi siempre los malos de la película son los españoles, representándoles por lo general como tipos soberbios, vanidosos, ridículamente religiosos o simplemente no están al nivel de los «inteligentes» e «intrépidos»  ingleses. Basta ver como son glorificados los piratas ingleses en tantas novelas o películas, cuando son ellos los que están delinquiendo, para darse una idea de hasta dónde puede llegar la posverdad, para usar otro término periodístico de moda.

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Esponsales, en 1572, del noble caballero de la Orden de Calatrava Don Martín García Oñas de Loyola (Vizcaya 1553-Chile 1598) con la Ñusta Doña Clara Beatriz Coya ( ¿? 1536-Lima 1600). Este capitán español fue sobrino de San Ignacio de Loyola y aprehensor de Túpac Amaru I en Vilcabamba y la Ñusta, de estirpe Inca, hija del Inca Sayri Túpac y de la Coya Cosí Huarcay y, por consiguiente, nieta de Manco II Inca y sobrina de Túpac Amaru I. Imagen obtenida de este blog.

No es difícil deducir entonces que esta falsa narrativa sobre el imperio español contada y usada durante tantos siglos ha terminado por ser tomada como verdad. «Miente, miente, que algo queda» decía un nazi no hace mucho. Lo trágico de la mentira en este caso es que ambos bandos se la han terminado creyendo, y además nos está llevando a ignorar y despreciar un pasado que queramos o no es parte de la herencia de muchos pueblos a lo largo de las Américas.

Que sea en Estados Unidos país que llevó a las tribus indígenas prácticamente al exterminio y donde los nativos viven en reservas en su antiguo territorio y los que no lo hacen son una minoría exótica en los lugares que residen donde se pretenda culpar a otros de genocidio es por decir lo menos, gracioso. Pero lo cierto es que este revisionismo histórico armado de fake news y posverdades es una escalada más de la leyenda negra que cae como semilla en tierra abonada en estos tiempos que los pueblos indígenas americanos luchan por el justo reconocimiento de su cultura y un papel más activo en sus sociedades. Toca a los estudiosos e interesados en el tema imitar el papel de los periodistas ante las cadenas de noticias falsas y proceder a cuestionar y verificar todas estas historias que en realidad no son historia sino propaganda.

No se trata tampoco de caer en lo que se denomina Leyenda Rosa y pensar que todo fue perfecto, que España no era un reino expansionista y los conquistadores no eran unos tipos codiciosos, o escribir como Mario Vargas Llosa que «gracias a la llegada de los españoles, (América) pasó a formar parte de la cultura occidental, es decir, a ser heredera de Grecia, Roma, el Renacimiento, el Siglo de Oro y, en resumidas cuentas, de sus mejores tradiciones: los derechos humanos y la cultura de la libertad», que hasta vergüenza ajena da nuestro escritor. Se trata de reconocer que efectivamente tuviste un abuelo cruel, abusivo y prepotente, pero que no lo puedes negar porque aún a tu disgusto, llevas su sangre y su ADN. Reconciliarse con el pasado puede ser una tarea larga y dolorosa.