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Biblioteca El Manzano, fomentando la lectura en el Rímac

Niños leyendo en la biblioteca El Manzano.

El estado de las bibliotecas en el Perú no es el mejor, eso no es una novedad. Un informe de el diario El Comercio de hace más de un año sobre las bibliotecas públicas de Lima era bastante desalentador. El distrito del Rímac no escapa a este panorama. Hasta hace pocos años los lectores y estudiantes de la zona contaban con dos bibliotecas públicas, muy descuidadas si, pero siquiera activas. Sin embargo la de Ciudad y Campo fue cerrada luego, quedando tan solo la de la Av. Tarapacá.

Por esa razón cuando hace unos meses me enteré del nacimiento de una pequeña biblioteca en el Rímac casi que no lo creí, pero era cierto. En sus propias palabras la Biblioteca El Manzano es un «Espacio que promueve la lectura entre niñas, niños y adolescentes que viven en el condominio El Manzano del Rímac. Ellos tendrán a su disposición los libros que se encuentren en las estanterías y participarán en diversas actividades culturales».

En una nota para el diario La República el pasado mes de enero con motivo de la inauguración de la biblioteca, Minerva Mora Alvino, promotora de la Biblioteca El Manzano declaraba: “Si para nuestras autoridades la cultura no es una prioridad, para los vecinos sí”. Además agregaba que los padres también podrían acompañar a sus hijos, y que en su primer día, la biblioteca ofreció un cuentacuentos y un taller de origamis en el que todos diseñaron sus separadores de libros.

Y así continuaron realizando actividades y difundiendo el proyecto para llegar a más niños y que estos acudieran a la biblioteca, hasta que llegó la pandemia y la cuarentena. Entonces hubo que cambiar de estrategias pero siempre seguir adelante.

Para conocer más de esta biblioteca conversamos con Minerva Mora, periodista, editora y gestora cultural de la Biblioteca El Manzano del Rímac y esto fue lo que nos contó:

Juan Arellano: Minerva, cuéntanos cómo surgió la idea y cómo fueron las cosas hasta la llegada de la pandemia.

Minerva Mora: La idea empezó a gestarse hace casi tres años, pero en el camino siempre se presentaron contratiempos. En ese andar, tuve la oportunidad de viajar a Barcelona para estudiar una maestría sobre edición de publicaciones. Vivir en una ciudad que le abre los brazos a la cultura, que la comparte con todos, fue un gran golpe, porque si bien me emocionaba vivir esa experiencia de desborde cultural, me entristecía pensar que en el Perú nuestros niños y adolescentes no tienen las mismas oportunidades: ingresar a una biblioteca en su barrio y llevarse los libros que deseen a casa, participar en diversas actividades culturales en librerías, etc. Cuando volví, hace un año, decidí retomar mi idea. Convoqué a un grupo de amigos y familiares y empezamos a trabajar el proyecto en nuestro barrio, específicamente, en el condominio donde vivo, en un espacio de mi casa. Ahí nació la Biblioteca El Manzano.

Desde que activamos el proyecto, todos empezamos a difundirlo entre nuestras redes de amigos y familia. La respuesta que recibimos fue increíble. Todos los libros que tenemos son donaciones de familias con niños que ya leyeron los libros y ahora los quieren regalar para que otros niños los disfruten. Nosotros también hemos comprado libros para complementar las donaciones. En ese sentido, las redes sociales han sido un canal de visibilización del proyecto. También nos hemos nutrido de otras experiencias, como la de El Quijote en Puente Piedra, que tiene una hermosa biblioteca comunal. Hemos visitado bibliotecas de colegios para conocer y entender la dinámica de clasificación de libros y el proceso de préstamo.

Somos cuatro personas quienes sentamos las bases del proyecto. Giuliana Mora Alvino, mi hermana, es trabajadora social; Gabriela Martínez Guarniz es politóloga; Oscar Medica Ycaza es profesor, y yo soy periodista y editora. Hay muchas más personas que nos han apoyado en este proyecto, como mis padres que han cedido parte de nuestra casa para convertirla en biblioteca. Inauguramos la biblioteca el 25 de enero de este año. Empezamos con los niños del condominio -hay cerca de 200 familias- y poco a poco abrimos las actividades a niños de otras zonas del distrito. Organizamos cuentacuentos, lecturas de libros en voz alta, juegos tradicionales, talleres de origami, charlas con especialistas de otras especialidades, como odontología, pero siempre vinculábamos la actividad con alguna historia.

JA: Con la cuarentena y sus restricciones ¿Qué tuvieron que cambiar y qué desafíos encontraron?

MM: Han sido tiempos difíciles. Recién empezábamos, los niños se estaban acercando cada vez más a la biblioteca. Varios niños empezaron a leer con más frecuencia, cada semana leían un libro. Fue un duro golpe tener que cerrar la biblioteca cuando apenas estábamos empezando. Sin embargo, hay que ver oportunidades en las dificultades. Y así lo hicimos. Decidimos implementar un club de lectura virtual. La tecnología se convirtió en nuestra aliada. Convocamos a niños de 7 a 9 años para compartir lecturas, conversar y crear. De repente, nuestro club cruzó las fronteras del Rímac y llegó a otros distritos de Lima, incluso, a otras ciudades del Perú. Tenemos cerca de treinta niños de Lima, Tumbes, Tacna y Pasco.

Sin embargo, queríamos darles un plus a los pequeños, que no solo se quedaran con la historia, sino que conocieran, aunque sea un poquito, a quien la escribió. Así que cuando elegíamos un libro, pensábamos también en cómo contactar con el autor. En ese sentido, las redes sociales han sido nuestro medio de contacto con autores peruanos y extranjeros. Ya vamos seis sesiones y en cada una hemos tenido a autores y autoras geniales, que han dado su tiempo para grabar un video (cosa que no es fácil) dirigido a estos pequeños. En esos minutos, les han contado cómo nació la idea de su historia, quiénes son ellos y qué les ofrece la lectura. Entonces, de alguna manera, tratamos que cada sesión sea una experiencia única.

Nuestra siguiente fase de reactivación fue el préstamo de libros a domicilio. En este caso, nuestra prioridad son los vecinos del distrito. Queremos promover el hashtag #ElRímacLee, porque en estas semanas que llevamos activos, es lo que hemos visto. Las familias quieren leer, los padres sí quieren promover la lectura en sus hijos. El problema es que no hay espacios en el distrito que les brinden ese apoyo, esa orientación. Acceder a un libro para muchas familias es difícil, cuesta. Por eso, una biblioteca es vital en cualquier sociedad que desee crecer. Hasta la fecha tenemos más de 70 familias lectoras en el Rímac. Esperamos llegar a más. 

Sesión virtual con la ilustradora Issa Watanabe, hija del escritor José Watanabe.

JA: ¿Qué planes a futuro o ideas nuevas a implementar?

MM: Hay muchas ideas, pero debemos pensar también en cómo costearlas. Por ahora, estamos enfocados en que todo el Rímac conozca que existe una biblioteca en el distrito y que pueden acceder a ella de forma gratuita. Cuando la situación mejore, las puertas de la biblioteca estarán abiertas para recibir a los pequeños lectores. Hemos pensado en crear una biblioteca móvil para estar más cerca de las familias, pero eso será más adelante.

JA: Siempre se habla de que estamos mal en compresión lectora y promedio de lectura, ¿cómo crees que podríamos mejorar en esto?

MM: Necesitamos más bibliotecas. En nuestro distrito tenemos dos, o mejor dicho tenemos dos construcciones, porque son espacios desiertos. Una está cerrada desde antes de la pandemia, la otra apenas se sostiene. Necesitamos prestarles atención a las bibliotecas escolares. Cada institución educativa debería tener una biblioteca bien implementada por nivel de estudio. Las bibliotecas son espacios de encuentro, de intercambio de conocimientos, de descubrimiento, son lugares mágicos. ¿Cómo pensamos en mejorar los niveles de lectura, si los niños no pueden acceder a un libro? tener un libro es un lujo, cuando debería ser un elemento de primera necesidad.

JA: Comparado con otros países de la región el estado de nuestras bibliotecas es lamentable, las autoridades deberían ocuparse de esto pero no lo hacen, ¿qué alternativa ves?

MM: Las alternativas son las que vemos ahora: iniciativas de la población. Estamos cansados de esperar, de confiar en que las autoridades lo harán. Los vecinos, los ciudadanos hemos tomado la iniciativa. Mira el Proyecto El Qujiote, en Puente Piedra, con una hermosa biblioteca, bibliotecas familiares y pronto una radio comunal. Hace seis meses nació la Biblioteca de la Confianza y se ha expandido por diversas ciudades. Eso no estuvo en el plan de gobierno de ninguna autoridad, esa idea nació en un barrio y se regó como pólvora. Eso es lo que necesitamos, que estas ideas se rieguen como pólvora y enciendan el bichito de la curiosidad, sobre todo, en los niños. La Biblioteca El Manzano también forma parte de esas iniciativas que nacen del barrio, de la comunidad para la comunidad.

JA: La biblioteca tiene un público infantil, ¿han tenido pedidos para ampliarla a adultos?

MM: Sí, ya hay padres que me han preguntado por libros para ellos. ¡Eso es fabuloso! Que lleguen a casa con un libro para sus hijos y otro para ellos es una imagen realmente gratificante. Leer puede cambiarnos la vida. En nuestro catálogo de libros ya tenemos una sección para adultos que iremos alimentando poco a poco.

Sesión de lectura, Biblioteca El Manzano.

JA: Aparte de la donación de libros ¿cómo podría alguien apoyarles?

MM: Lo primero son libros en buen estado, que no les falten hojas, que no tengan garabatos en los textos, que no estén rotos. Siempre debemos ponernos en el lugar del lector, si aceptaríamos un libro en esas condiciones.

En este momento, el equipo que conforma la biblioteca cubre todos los gastos (internet, Zoom, impresiones de carnés). En algún momento realizaremos actividades y seguro contaremos con el apoyo de la comunidad.

Gracias Minerva.

Si desean saber más de la biblioteca El Manzano sigan su página en Facebook: Biblioteca El Manzano.