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¿Cómo va realmente a cambiar el mundo luego del COVID-19?

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Lima en cuarentena, foto del Ministerio de Defensa en Flickr, usada bajo licencia Creative Commons Atribución 2.0 Genérica.

Mucho se habla estos días de los cambios que se están dando y que probablemente se queden en nuestras vidas a raíz de la pandemia COVID-19. Principalmente lo que dispara estas reflexiones son cosas que nos han impactado en lo personal: la imposibilidad de viajar, la reclusión en casa, sea autoimpuesta o decretada por el gobierno, la obligación -y el desafío- de trabajar desde casa. Pero también hemos empezado a reflexionar sobre otras cosas: la fragilidad de los sistemas de salud, de la economía, del estado en general. Obviamente también habrá cambios que no detectamos por que no se dan en nuestro ámbito social, no nos afectan en lo inmediato y por ende no los vemos hasta tiempo después.

Dicen los que saben de estas cosas que es en momentos de crisis cuando cambios a los que la sociedad se había mostrado reticente son rápidamente aceptados bajo la presión de la crisis. Un ejemplo de esto es lo que se conoce como distanciamiento social, en otras circunstancias hubiera sido tomado como una locura siquiera plantearlo, pero actualmente una gran cantidad de nosotros lo acepta, e incluso lo promueve. Ciertamente también hay los que se resisten, pero diría que no es la mayoría.

Como para tener una referencia, en el pasado encontramos ejemplos de otras pandemias que también cambiaron el mundo. Por ejemplo la peste negra, que en el siglo XIV afectó a casi todo el mundo conocido de aquella época matando entre 25 a 30 millones de personas, tuvo una gran influencia en el fin de los sistemas sociales imperantes y de la baja edad media, así como en el afianzamiento de la emergente burguesía.

Hay que tener en cuenta además que hablar de cambios no necesariamente significa avance, hay cambios que pueden significar un retroceso. Claro que no todos los veremos así, las cosas, como casi siempre, dependen de qué lado está uno, o mejor dicho, pueden ser bastante subjetivos. Por ejemplo, el distanciamiento social será visto como malo por la gente extremadamente sociable, o por las empresas dedicadas a eventos masivos, pero va a ser bueno para evitar contagios de virus y bacterias o para tener una personalidad más resiliente..

Por mi parte creo que mientras más dure la crisis más probabilidad hay de que los cambios que ahora vemos como temporales se vuelvan permanentes, pues ese tiempo les dará la oportunidad de asentarse en las estructuras  y engranajes de la sociedad. Adicionalmente habrá partes interesadas en impulsar estos cambios, digamos grandes empresas o gobiernos, que pueden darles sesgos diferentes a lo que ahora vemos como oportunidades para cambios positivos. Además, aquellos que tengan ganancias a cualquier nivel en la crisis también impulsarán por cambios a su favor.

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Imagen tomada de este artículo de Computer Weekly.

Un artículo que se ha difundido bastante por Internet es El mundo después del coronavirus del profesor e historiador israelí Yuval Noah Harari. Básicamente Harari dice que como humanidad «nos enfrentamos a dos elecciones particularmente importantes. La primera es entre vigilancia totalitaria y empoderamiento ciudadano. La segunda es entre aislamiento nacionalista y solidaridad mundial«.

La primera disyuntiva tiene que ver con el uso de nuestros datos personales y los avances tecnológicos para el beneficio del gobierno y/o corporaciones (que ya nos vigilan, por si no se han dado cuenta) con la consiguiente pérdida de la privacidad y la normalización y aumento de la vigilancia digital, o por el contrario, que el big data y los avances tecnológicos sean usados por el propio ciudadano para su toma de decisiones.

Ejemplos de cómo sería esta vigilancia totalitaria ya hay varios, un artículo en el diario inglés The Guardian nos brinda algunos: «Hoy en China los drones buscan a personas sin mascarillas de protección; cuando las encuentran, los altavoces incorporados en los drones emiten amonestaciones de la policía. Alemania, Austria, Italia y Bélgica están usando datos de las telecoms —anonimizados, por ahora, para rastrear el movimiento de las personas. En Israel, la agencia de seguridad nacional tiene el permiso de acceder al registro telefónico de las personas infectadas. Corea del Sur envía mensajes de texto a la gente para identificar a los potencialmente infectados y compartir información sobre dónde han estado». Aunque estos usos no son malos per se, el problema surgirá si todos esos datos y tecnología son aplicados a otros fines lejos del bienestar de la ciudadanía.

La segunda disyuntiva va por el lado de una falta de liderazgo mundial para coordinar un plan global contra el coronavirus, papel que según Harari los EE. UU. se han abstenido de asumir. De darse un cambio de liderazgo durante esta crisis esto afectaría el balance de poder a nivel mundial, lo que no es poca cosa obviamente. Ante la opinión pública, o parte de ella, es China y otros países de Asia quienes están saliendo fortalecidos de esta crisis. Sobre esto el filósofo surcoreano Byung-Chul Han escribe:

Žižek afirma que el virus ha asestado al capitalismo un golpe mortal, y evoca un oscuro comunismo. Cree incluso que el virus podría hacer caer el régimen chino. Žižek se equivoca. Nada de eso sucederá. China podrá vender ahora su Estado policial digital como un modelo de éxito contra la pandemia. China exhibirá la superioridad de su sistema aún con más orgullo. Y tras la pandemia, el capitalismo continuará aún con más pujanza.

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Teletrabajo, imagen del artículo Retos del teletrabajo en tiempos del coronavirus de The Conversation.

Un campo donde creo que los cambios serán más probables es el laboral, sobre todo en puestos de trabajo existentes en empresas medianas a grandes, y pueda que incluso en la burocracia estatal. Con la crisis los empleadores se han visto obligados a replantear sus modalidades y estructuras laborales, y estan viendo que el teletrabajo funciona, y también que puede significar ahorro. ¿Para qué tener grandes oficinas si la gente puede trabajar desde casa? No funciona para todas las empresas ni para todos los trabajadores, eso es cierto, y esto puede ser un problema para las personas que no se adapten, los directivos de las empresas los verán como obstáculos y tarde o temprano serán reemplazados, indudablemente el mercado laboral se va a renovar en base a habilidades digitales y esto será un reto para todos.

La otra cara de este cambio laboral es la transformación digital, que es lo que lo hace posible. Y aunque es algo que viene de años atrás, es el coronavirus el que al parecer le dará el impulso definitivo. Lo vemos no solo en el campo laboral, sino por ejemplo, el educativo, se están popularizando y promoviendo clases a distancia no solo para post grados o cursos libres, si no para escolares, así que la tendencia puede generalizarse.

Hay otros cambios que se darán, pero yo lo dejo ahí. Finalmente quiero señalar que si bien hay mucha gente que piensa que tras esta crisis emergerá un mundo renovado, más justo, igualitario y menos contaminante, pues personalmente no lo creo. Quizás durante un tiempo -corto- es probable que ocurra eso, luego veremos resurgir los mismos problemas de siempre. El hombre es hombre y no cambia así nomás. Si se dieran cambios positivos será por que mucha gente habrá tenido que pelear por ellos. De hecho ahora es el momento de presionar a los gobiernos por mejores sistemas de salud, por ejemplo. Si no, pasado el miedo volveremos a lo de antes.

Dias de CoronaVirus, cuarentenas y toques de queda

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Un par de reflexiones personales en estos días de virus, cuarentenas y toques de queda. Creo que en este caso el contexto sobra, todos, o un 99% de la población mundial sabemos qué es el #CoronaVirus o COVID-19, pero en todo caso acá la info de la OMS.

-Las medidas de aislamiento social pueden pegarte fuerte dependiendo de muchos factores. En lo particular estoy acostumbrado desde hace años a teletrabajar, hasta he dictado algún taller al respecto, pero hay gente que no. También suelo pasar bastante tiempo solo en casa, pero -de nuevo- hay gente que no, igual no es lo mismo pasar días en casa solo, trabajando, maratoneando series, y con deliveries de comida al gusto, que quedarse teniendo que cocinar y con el miedo de salir (los suministros no son eternos) y contagiarse.

-Los protocolos de desinfección para entrar a la casa luego de salir pueden llegar a ser muy complicados y tediosos -dejar los zapatos en la entrada, dejar en un sitio neutral lo que uno trae de fuera (incluido por ejemplo las llaves, que uno ya tocó con unos guantes posiblemente contaminados), sacarse la mascarilla, los guantes, cambiarse, bañarse, luego desinfectar las llaves, lavar las plantas de los zapatos que quedaron fuera, lavar la ropa que se usó fuera, etc.-. Se corre el riesgo de caer en la paranoia al respecto, principalmente por que no está del todo claro el riesgo de contagio por las partículas del virus en el aire. Pero también por que uno empieza a dudar de todo. Por ejemplo hace un rato compré el periódico, que viene embolsado, pero empecé a pensar en cuantas manos (¿sin protección?) tocan el periódico antes de llegar al usuario final, creo que la mayoría del proceso es automatizado, pero…

-La cantidad de gente de la tercera edad caminando sola por la calle es sorprendente, ya uno no sabe que pensar al respecto. Si se aburren en casa y les llega todo, si a nadie le importan o qué. Esto para los que se ve sin ningún motivo aparente por ahí. Incluso he visto deambulando viejitos con bastón que con las justas pueden caminar. Pero también están los viejitos y viejitas que salen a hacer las compras, con o sin protección. Me pregunto si viven solos y no les queda más remedio o si es que en su casa los mandan a hacer esas cosas o qué. Ellos son la población de riesgo que más debería cuidarse, pero no está siendo así. (Y mejor ni hablemos de las teorías conspirativas de que el virus está diseñado para precisamente eliminar la población adulta mayor).

En fin, el peligro seguirá latente por bastante tiempo aún, incluso si se levantan las restricciones, el riesgo de contagio seguirá por ahí, invisible pero real.