No, no estoy deprimido, esos problemas que a todos nos suceden de vez en cuando entristecen, ciertamente, pero no soy propenso a deprimirme. De chibolo creí que me deprimía, pero no era así. Lo sé después de conocer lo que es la verdadera depresión por boca de Vero quien hace casi dos años me lo contó y ahora veo que se ha animado a postearlo. Lean con cuidado, lo que dice es fuerte, pero leanlo, y entérense de hasta donde puede llegar el alma humana, y regresar. A continuación el primer párrafo, el resto lo pueden continuar leyendo acá.

Este va a ser un post duro y difícil. Difícil de escribir y quizá, muy difícil de entender para quienes nunca han padecido una depresión. Y cuando hablo de depresión no me refiero a la típica «estoy depre porque mi novio/a me dejó», no, eso no es depresión, eso es tristeza y sólo eso, por más que pases tres días llorando. Aquí voy a hablar de la enfermedad depresión, aquella que es diagnosticada clínicamente y voy a hablar desde mi propia experiencia. ¿Por qué escribo hoy después de tantos años de haberla superado? Porque se lo debo a alguien. Hoy me desperté soñando con ese alguien: mi primer amigo blogger, Andrés. Muchos de ustedes no deben saber quien es. Él fue el primero en descubrir mi primer blog cuando yo no sabía ni que era un blog.