Debo decir que la obra cumple su cometido, me entretuvo y hasta hubo pasajes que me gustaron más de lo que esperaba. El ritmo es bueno, no tan rápido como en los best sellers actuales, pero tampoco decae. Los personajes no son tan acartonados, por ejemplo, Thorpe, el mas claramente «malo» de la historia, casi prefigura al Patrick Bateman de American Psycho. Los demás, aparte de la pareja protagonista, son los típicos personajes que uno espera encontrar en una novela de este tipo, no se sabe si son buenos o malos hasta su final. Y hablo de buenos y malos, porque este es el registro en el que se maneja la obra, en términos generales los buenos son los norteamericanos y los malos los rusos, a pesar que haya americanos malos y por ahí un ruso bueno. Una falla fué que nunca me enteré como se salvan de los bocaditos envenenados.
Párrafo favorito: Sabes, a veces pienso que el mundo real es tan inexistente como este mundo. El destino humano puede ser determinado por un juego de video manejado por seres colosales en una pantalla gigantesca. La historia de la humanidad podría ser una serie de posibilidades programadas y almacenadas en una memoria, un momento de recreación para otros seres. El fín de este mundo llegaría cuando se les acabaran las monedas. O quizás el video tape podría romperse… veríamos una gran cinta negra en el cielo, un sonido seco. El fín. Es tan Dickiano.
Y si encuentro otra novela de DeMille por ahí, pues la compraría también. Valió su precio ésta que leí.
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