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Philip K. Dick !!!! Vive ¡¡¡¡

Intento escribir un post sobre Philip K. Dick, y me siento abrumado. Hay una cantidad increíble de información y sitios dedicados a él. Y se sigue produciendo más. Dick dejó este mundo en marzo del 82 y su fama no ha dejado de crecer desde entonces. A la fecha es el escritor de ciencia ficción que tiene más material convertido en películas. Pero no es por esto que quiero postear sobre él.

La Wikipedia tiene un párrafo acerca de los libros de Dick: Sus obras están caracterizadas por la sensación de constante erosión de la realidad, con los protagonistas descubriendo con frecuencia que sus seres queridos (o incluso ellos mismos) son sin saberlo robots, alienígenas, seres sobrenaturales, espías sometidos a lavados de cerebro, alucinaciones, o cualquier combinación de éstos.

Y Brian Stableford en The Encyclopedia of Science Fiction nos dice: PKD es un escritor complejo que a veces parece perder control de su trabajo. Ocasionalmente queda atrapado en laberintos de ideas que lo apartan de su propósito, incapaz de encontrar alguna clase de solución. Sin embargo, cuando mantiene el control es tremendamente creativo y logra acceso a territorios imaginativos a los que ningún otro escritor de CF ha llegado aún. Su simpatía por la caracterización adversa de personajes, gente lejos del heroísmo, pequeña y ordinaria, atrapada en difíciles circunstancias existenciales es inagotable, y su trabajo tiene un interés humano que está ausente del trabajo de otros escritores cuyo interés yace más en una complejidad per se. El número de grandes obras que ha escrito es poco menos que asombroso. (Traducción libre).

Lo primero que leí de Dick fue en el 80, al igual que en el caso de Silverberg, fueron sus relatos que se publicaron en las selecciones de Bruguera. Luego las novelas que encontré de él editadas por Martínez Roca (La penúltima verdad, Ubik, Los tres estigmas de Palmer Eldritch) y que se vendían en aquella librería que estaba frente al antiguo cine El Pacífico en el óvalo de Miraflores. Y mi ejemplar de El hombre en el Castillo lo conseguí en la librería de Juan Mejía Baca en San Isidro.

Pero lo primero sobre Dick que leí fue el especial que sacó la revista Nueva Dimensión en su número 145 y que compré junto a una gran cantidad de números de dicha revista en la librería La Familia del Jr. Belén en el centro de Lima. A diferencia del resto de números, éste había llegado al poco tiempo de ser editado, allá por el año 82. Y me debo haber pasado años releyéndolo. Contenía 4 relatos, un editorial muy sentido de Domingo Santos, pues la publicación se daba a pocos meses de la muerte de Dick, un largo discurso de Dick dado en una convención de CF y un enorme y magnífico ensayo de Juan Carlos Planells sobre Dick y su obra, incluyendo una muy detallada bibliografía.

Fue leyendo ese artículo que comprendí que yo no era el único al que le podía gustar un conjunto de libros tan caóticos y esquizofrénicos en apariencia como son los libros de Dick. Y entre todos ellos tengo mis favoritos: Ubik, The man in the high castle, A scanner darkly, Flow my tears the policeman said. Y sus relatos, tiene cantidad de cuentos muy buenos: Cantata 140, The electric ant, We can remember it for you wholesale, y varios más. Cuentos y relatos donde nada es lo que parece, donde conceptos como la realidad y la verdad son constantemente cuestionados e incluso destruidos. Y es por esto por lo que quería postear sobre Dick, un autor único entre toda una legión de escritores originales como fueron los de CF de los sesentas.

Un autor que involuntariamente ha creado una escuela propia entre los escritores dedicados a la CF, pues no es raro oir hablar del libro Dickiano de fulano o mengano. Hay incluso el Premio Philip K. Dick dedicado a obras que se publican por primera vez en paperback y que por lo general, en su concepto o espíritu participan de ese mencionado estilo Dickiano.

Un autor que puede iniciar una novela de esta manera: Había una vez un individuo que estuvo todo el día sacándose piojos del pelo. El médico le dijo que no había ningún insecto en su cabello. Se duchó durante ocho horas seguidas, soportando el agua caliente hora tras hora y sufriendo el picor de los animalitos. Luego salió de la ducha, se secó … y los piojos seguían en su pelo. En realidad los tenía por todo el cuerpo. Al cabo de un mes los piojos invadieron sus pulmones. Si no saben de lo que habla, es que nunca se han pegado una buena alucinada, y Dick fue un maestro en eso y en muchas otras cosas.

Finalmente cito lo que se dice de Dick en los libros de la Colección Súper Ficción segunda época, de la editorial Martínez Roca: Dick es el escritor del género que, junto a Ursula K. Le Guin, más atención académica ha despertado. Su surgimiento suele identificarse con el paso a la edad adulta del género. Fue el primer escritor que, de un modo consistente a lo largo de toda su obra, empleó el género como medio de expresión de sus obsesiones personales, logrando con ello desarrollar profundamente las potencialidades de esta forma narrativa. Desde su muerte, el autor ha sido objeto de un culto creciente en el seno de la comunidad. Cabe aclarar que en esa época el director de Súper Ficción era nada menos que Alejo Cuervo, actual director de Gigamesh y fan confeso de Dick.

Para los no avisados, parece que en setiembre se estrena la versión fílmica de A Scanner Darkly, el libro del cual copié las primeras frases en el párrafo anterior. Queda esperar nomás que sea una buena adaptación. Y entre los sitios dedicados a Dick que recomiendo no puede faltar la Jack Blade Runner Page de Jack Moreno, con toda la información sobre Blade Runner, la más famosa adaptación fílmica de una obra de Dick hasta el momento (Gracias Jack por la información proporcionada para este post).

Recientemente salieron algunos especiales sobre Dick. En la revista Gigamesh, el N°39 estuvo dedicado a él. En Libro Andrómeda sacan un volumen dedicado a Dick y en NGC 3660 ya lo comentan. Entre otras novedades: Dick resucitado, o la web donde se da a conocer del androide hecho a imagen y semejanza de dios, digo, de Dick. Y el BRWL o el primer diario digital en castellano sobre Blade Runner (Un blog, vamos). Los argumentos de dos novelas nunca escritas: Los Actos de Pablo y Cervatillo, Mira hacia atras, y dos artículos: Mi definición de la Ciencia Ficción y La bomba atómica será perfeccionada, ¿Qué será de Heinlein?, todo escrito por el propio Philip K. Dick.

Reseñas a otros libros de Dick: Ubik, Los tres estigmas de Palmer Eldritch, Lotería solar, Los Simulacros, Laberinto de muerte, Minority Report y otras historias (recopilación editada a propósito de la película), Confesiones de un artista de mierda (una de sus obras de no CF). Reseñas a Tiempo de Marte y Yo estoy vivo y vosotros estáis muertos: Philip K. Dick 1928-1982 de Emmanuel Carrère (un libro sobre Dick) en una sóla nota y Dick, Paranoia y denuncias al FBI, ambos artículos de Luis M. Pestarini. Un artículo de Gabriel Benítez sobre Dick y su obra: Sueñan los halcones con ovejas eléctricas, dos de Ivan de la Torre: Philip K. Dick: la realidad como pesadilla después de Kafka y 20 años sin Phil y uno de Jorge Oscar Rossi Philip K. Dick: ¿Aún sueñan los hombres con ovejas de carne y hueso?. Una pequeña biografía de Dick con fragmentos de algunas de sus novelas. Una web dedicada a Dick, en castellano y con varios buenos enlaces y resúmenes de sus libros.

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Unas Vacaciones Perdidas – Francisco Carrillo

Francisco Carrillo es y será recordado en el mundo literario peruano como el editor y propulsor de esa bella aventura en el reino de la poesía que fué Haraui, revista que por más de 130 números llevó a sus lectores la obra de poetas peruanos y extranjeros, nuevos y consagrados, con un alto nivel de calidad y sobre todo, amor por la poesía. El mismo fue poeta y antologador, así como docente en la UNMSM, pero poco se conoce su obra como narrador.

Tuve la suerte, y la verdad no recuerdo cuando, de agenciarme esta pequeña obra suya, una novelita en 98 páginas de formato mediano, en su edición original (y única me parece) editada por Carlos Milla Batres vía CMB Ediciones en junio de 1969. El protagonista es Gustavo Landa un intelectual y catedrático peruano de viaje por México con su amante.

Pronto descubrimos que la amante (y amantes) así como el propio viaje en sí, son pretextos mediante los cuales el personaje huye de si mismo y de su realidad. En México Gustavo manda de regreso al Perú a su amante y él se va sólo a USA, en NY se consigue a otra amante, para dejarla poco después e irse a otra ciudad en busca de un amigo de la infancia. Hacia el final del libro lo vemos de nuevo de viaje, esta vez en Churín, con otra pareja.

Porque nos hemos escapado para amarnos. Yo para conocerla y amarla. Ella para sentir la aventura y amarme. Sé que Marta no me quiere. No me quiere, es verdad. Quiere amarme quizás. Yo también quisiera amarla. … Sé que ella busca alguna aventura para vengarse de algo, de alguien. Yo busco una mujer que se desnude ante mí en los cuartos alquilados o en los hoteles de Churín para, después, quizás amarla.

Como verán la prosa es de frases cortas y sin complicaciones, directa pero meditada. Toda está narrada en primera persona, lo cual le dá naturalidad, y por lo menos en mi caso, ayudó a que me identificara con el narrador. Temas recurrentes en nuestra narrativa, como el desarraigo y la pregunta de qué es ser peruano están presentes en esta obra que, me parece, merece una mayor difusión y reconocimiento del que pueda haber alcanzado.

Poco es lo que hay sobre Paco Carrillo en la red, lo cual es casi vergonzante para con un hombre que dedicó muchos años de su vida a promocionar la obra de otros. Una nota de Eduardo Gonzáles Viaña publicada en su web: Francisco Carrillo, compilador de sueños y un artículo de Esther Castañeda Vielakamen: Apunte sobre Francisco Carrillo que está disponible tan sólo en la versión del caché de Google, pues parece que el original en la web de la UNMSM ha sido desactivado.

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Kundera y su nuevo libro: «El Telón»

Bajo el acostumbrado sello de la editorial española Tusquets ha salido hace poco más de un mes la nueva obra de Milan Kundera: El Telón, Ensayo en siete partes.

En El Mundo de España ya se ocuparon del libro en cuestión en su momento, aquí una parte de dichos comentarios: «Lo único que nos queda ante esta irremediable derrota que llamamos vida es intentar comprenderla. Esta es la razón de ser del arte de la novela«. Sobre esta idea gira «El telón»… un ensayo en el que el autor se pregunta sobre la creación, la historia, la moral, la falta de certezas o Europa.

En «El Telón», … el autor checo plantea más preguntas e inquietudes que respuestas acerca del engaño de la historia, el creciente provincianismo de la cultura europa, o la incapacidad del hombre de hoy para el sentido trágico, es decir, para conocer el aspecto frágil y parcial de las certezas humanas. Pero, sobre todo, lo que hace es recorrer a fondo la gran tradición literaria europea para subrayar que, más allá de la importancia del argumento, la novela constituye un genuino modo de conocimiento del alma humana, independiente de la filosofía, la ciencia o la historia.

En La Nación se publicó un capítulo de la obra, yo copio algunas frases escogidas: ¿Cómo definir el provincianismo? Como la incapacidad de (o el rechazo a) considerar su cultura en el gran contexto. Hay dos tipos de provincianismo: el de las naciones grandes y el de las pequeñas. Las naciones grandes se resisten a la idea goetheana de literatura mundial porque su propia literatura les parece tan rica que no tienen que interesarse por lo que se escribe en otros lugares. Las naciones pequeñas se muestran reticentes al gran contexto por razones precisamente inversas: tienen la cultura mundial en alta estima, pero les parece ajena, como un cielo lejano, inaccesible, por encima de sus cabezas, una realidad ideal con la que su literatura nacional poco tiene que ver. La nación pequeña ha inculcado a su escritor la convicción de que él sólo le pertenece a ella. Fijar la mirada más allá de la frontera de la patria, unirse a sus colegas en el territorio supranacional del arte, es considerado pretencioso, despreciativo para con los suyos.

Hace unos años, antes del final del siglo pasado, un periódico parisiense hizo una encuesta a treinta personalidades que pertenecían a una especie de establishment intelectual del momento, periodistas, historiadores, sociólogos, editores y algunos escritores. Cada uno debía citar, por orden de importancia, los diez libros más notables de toda la historia de Francia; de esas treinta listas de diez libros se extrajo una lista final de cien libros; De esta encuesta salió ganador Los miserables, de Victor Hugo. Un escritor extranjero podría sorprenderse. Al no considerar este libro importante ni para él ni para la historia de la literatura, comprenderá enseguida que la literatura francesa que a él le gusta no es la que gusta en Francia. En el undécimo lugar, Memorias de guerra, del general De Gaulle. Sería difícil fuera de Francia otorgar semejante importancia a un libro de un hombre de Estado, de un militar.

¿Y la novela de los siglos XVIII y XIX, la gloria de Francia? Rojo y negro, en el vigésimo segundo lugar; Madame Bovary, en el vigésimo quinto; Germinal, en el trigésimo segundo; La comedia humana, sólo en el trigésimo cuarto, Las amistades peligrosas, en el quincuagésimo lugar; los pobres Bouvard y Pécuchet, como dos inútiles sin aliento, corren en último lugar. ¿Y el siglo XX? En busca del tiempo perdido, en séptimo lugar. El extranjero, de Camus, también en el vigésimo segundo. ¿Y después? Casi nada. Casi nada de lo que llamamos la literatura moderna, nada de la poesía moderna. Y algo aún más sorprendente: la ausencia de Beckett y de Ionesco.

Debo decir que no gusto mucho de las obras de Kundera, si bien sus novelas tienen algo de interés, no me parecen del todo logradas. La insoportable levedad del ser me pareció bastante buena cuando la leí, allá por el 86 quizás, pero luego de algunos años, al releerla ya no le he encontrado el mismo gusto, sólo las partes disgresivas del relato en sí son las que aún me resultan atractivas, el resto tan sólo me parece una decente novela rosa/histórica, sin ánimo de desmerecerla claro, que esto es únicamente mi opinión personal.

Viendo así las cosas, es lógico que su libro El arte de la novela sea el que más valoro actualmente. Y es que en su razonamiento sobre los escritores y sus obras encuentro mucho más interés que en sus obras de ficción. Aunque a veces no este de acuerdo con todos sus planteamientos. Dicho esto no me queda mas que esperar a que un ejemplar de «El Telón» caiga en mis manos, pues la verdad, promete.

Y para los interesados, una web sobre Kundera, interesante aunque desactualizada (incluye una entrevista de Philip Roth a Kundera, lo cual de por sí es de lectura obligada). Un pequeño artículo sobre Kundera. Una reseña biográfica de él, acompañada de fragmentos de algunos de sus libros. Un artículo académico llamado El exilio hecho escritura (PDF), donde se habla de Kundera. Una curiosa crítica a La insoportable … Y un largo análisis de su obra a cargo del Dr. Jan Čulík de la Universidad de Glasgow, del año 2000; una interesante bibliografía de y sobre Kundera que incluye enlaces a sitios sobre Praga y otros relacionados (en inglés ambos). Finalmente: Clarifications, Elucidations: An Interview with Milan Kundera del año 89.

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Robert Silverberg

Cuando llegué a los dominios de la Ciencia Ficción, directamente desde los horrores de Lovecraft, lo hice embarcado en los Libros de bolsillo de Bruguera. Corrían los 80´s y dichos libros tenían una amplia difusión en Lima, yo aprovechaba la caminata de rigor que solíamos dar luego del almuerzo en la oficina (ubicada en ese entonces en la cuadra 15 de la Av. Arequipa) hasta el Centro Comercial Arenales, ahí había un Supermercado del que no recuerdo su nombre (¿Monterrey quizás?), donde vendían dichos libros, dentro de los que a mis ojos destacaban los de la colección de CF, gracias a ellos conocí a autores que hasta ahora considero los mejores del género: Dick, Aldiss, Ballard, Vance, Farmer, entre otros, … y claro Robert Silverberg. Cuando dentro de la misma colección encontré uno dedicado totalmente a él (Lo mejor de Silverberg) su lectura fué todo un festín. Leerlo y poner a RS al tope de la lista de mis autores favoritos fue inevitable.

La carrera de RS como escritor ha sido bastante atípica, casi adolescente empezó a escribir y luego a publicar cuentos en revistas y a los 20 vio editada su primera novela, era 1954. En el 56 recibió el premio Hugo al mejor Autor Prometedor, y su producción de esos años, hasta 1958, se mide por millones de palabras en todas las revistas del género, pero ese año problemas con la edición de las revistas lo obligaron a escribir dirigiéndose al mainstream, y luego a la divulgación, publicando poca CF por esos años, hasta 1966 en que decidió hacer su rentreé y a la vez, según sus propias palabras, pagar la deuda que sentía tenía con la Ciencia Ficción, es entonces que empieza a escribir el corpus central de una obra impresionante, cuentos y novelas salen de su pluma con una calidad impensable en el antiguo Silverberg.

Brian Stableford apunta en su reseña acerca de RS en The Encyclopedia of SF (Editada por Peter Nicholls, 1981, UK): Robert Silverberg es uno de los escritores mas versátiles e imaginativos que se hayan involucrado con la CF. Su producción parece sobrehumana y su metamorfosis de escritor de ficción estandarizada para revistas pulp, en un artista de la prosa, es un hecho sin paralelo dentro del campo. Su retiro estuvo asociado con – aunque probablemente no fue directamente causado por – un desengaño respecto a la filosofía de marketeo de la gente que publicaba CF.

Hastiado de muchas cosas ligadas al mundo de la CF, RS anunció su retiro en 1976, y lo cumplió hasta 1980 en que publicó una nueva novela, manteniendose activo hasta la fecha. Si bien la calidad no ha sufrido menoscabo, los temas elegidos ahora son menos densos y se ha abandonado casi la experimentación y la instropección tan típicas en su obra del periodo anterior. Lo que no significa que no siga siendo recomendable.

Señalar algunos nombres dentro de la obra de Silverberg es difícil, se tiende a empezar y no detenerse, cuentos como Passengers, Good news from the Vatican, Feast of St. Dyonisus, To see the invisible man, Flies, In entropy jaws, Schwartz between the the galaxies, Capricorn games y otros. Novelas como Nightwings, Downward to earth, Tower of glass, Time of changes, Son of Man, The book of Skulls, Dying Inside y etc. Todas ellas de su periodo 66-76, son obras que merecen estar todas y cada una en la lista de lectura obligada para los fans de la CF.

Algunos enlaces a cuentos suyos traducidos al castellano: Sundance (La danza del sol), The wind and the rain (El viento y la lluvia), Sailing to Byzantium (Camino a Bizancio). Y una interesante selección de cuentos para bajar en PDF. Comentarios a una obra suya que no he leido: Las puertas del cielo. Igualmente un buen artículo sobre él. También unos extractos a una entrevista concedida a Locus y publicada en el número de Marzo del 2004.

NOTA.- Este post apareció en junio del 2004 en Surfing El Amazonas, cuando no hace mucho se perdieron los archivos de ese blog, junto con los de otros alojados en el mismo servidor, dicho post desapareció entre ellos. Sin embargo no fué sino hasta hace un par de días que recordé que Daniel Salvo lo había selecionado para su página web Ciencia Ficción Perú. Es a partir de dicha versión que he tomado el post y lo publico de nuevo, ahora en Globalizado, en una forma de recuperar el original, tan sólo con algún retoque y el añadido de algún enlace por ahí. Mil gracias a Daniel por su selección, que me ha permitido hacer lo descrito.

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Short Cuts – Raymond Carver

¿Cómo enfrentar el primer libro que lees de un autor alabado por todos y que has estado esperando poder leer por tiempo? Claro, uno ya tiene cierta idea de con qué se va a encontrar, y de con qué no. En el caso de Raymond Carver es como mirar una radiografía, adios maquillajes, adornos, preciosismos. Eso lo sabía, y no me molestaba, sino todo lo contrario. Si por algo no leo autores decimonónicos es por esa masa de palabras en la que suelen enterrar sus historias, sobre todo los rusos y la mayoría de franceses de esa época, con las excepciones del caso claro.

Lo que no esperaba es la crudeza, los sentimientos tan fuertes mostrados sin ningún tipo de explicación, de disimulo. Carver pude demorarse caracterizando a sus personajes a través de diálogos y narrándonos situaciones banales en apariencia, pero cuando llega el momento de que las cosas sucedan, pasan, como dirían en el ejército, sin dudas ni murmuraciones. Y sin mayor explicación, como en la vida real, vamos. Me ha parecido por momentos estar viendo escenas de la vidas de personas comunes como si fueran hormigas en un hormiguero de paredes de vidrio, y como si el narrador fuera un entomólogo explicandonos fríamente que pasa cuando echas agua o metes un palo al nido.

¿Que si me gustó? sí, claro, me gustó, y me intrigó, he estado dándole vueltas por días, porque como dije al principio, no he sabido como encararlo. No estoy acostumbrado a este tipo de escritura, tan «realista» o «minimalista». He estado leyendo los relatos de a uno por vez. Y quizás eso me ha permitido apreciar la fuerza de la narración, de las historias, de los personajes que inmersos en sus rutinarias vidas tienen que enfrentar de pronto al destino mas cruel o a sentimientos que ellos mismos desconocen que albergan.

Short Cuts no es un libro de Carver como otras de sus colecciones de relatos. Es una selección personal hecha por el cineasta Robert Altmann, de las historias de Carver que usó para armar la trama de su película homónima Short Cuts. En dicha película las historias estan alteradas para poder darle unidad y coherencia.

Mi edición del libro es la que apareció bajo el sello de la editorial Anagrama, en su colección Compactos, N°248 de marzo del 2001. La edición original en inglés corresponde al año 1993 y en castellano apareció por primera vez en 1994, también en Anagrama.

Para los interesados en leer más sobre Carver, un página con un relato, fragmentos de entrevistas, opiniones, bibliografía y hartos enlaces a otras páginas dedicadas a Carver. Aquí un artículo del poeta chileno Oscar Hanhn: ¿De qué hablamos cuando hablamos de Ray?, y el cuento de Carver al que hace referencia Hahn en su texto: Tres rosas amarillas.

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Todas las Mañanas del Mundo – Pascal Quignard

Supongo que tarde o temprano hubiera acabado leyendo algún libro de Pascal Quignard, pero fué gracias a Mirko Lauer, vía alguno de sus artículos en su diaria columna en La República, que leí un fragmento de su prosa. Cuando tiempo después pude hacerme de un libro suyo, no lo dudé. El que me tocó en suerte fue este Todas las mañanas del mundo.

Es una obra breve, apenas 98 páginas en formato pequeño. La edición original es de 1991 y mi ejemplar pertenece a la impresión hecha por la Universidad Autónoma Metropolitana de México, en su Colección Molinos de Viento N°102, de julio de 1997.

¿Es este un libro sobre música o sobre las pasiones que provoca la música? Sainte Colombe, el personaje central, es músico, y Marais, una especie de discípulo suyo, también lo es. Pero hay diferencias, y les lleva toda una vida (y todo el libro) desaparecerlas. El registro del libro es intimista y melancólico, asimismo el lenguaje usado es simple y ajeno a toda pretensión. Hay pasajes que me llamaron la atención y me atrevo a copiar uno:

Uno de sus alumnos, Cosme Le Blanc padre, contaba que llegaba a imitar todas las inflexiones de la voz humana: del suspiro de una joven al llanto de un hombre mayor, del grito de guerra de Enrique de Navarra a la dulzura del soplo de un niño aplicado que dibuja, del estertor desordenado al que el placer a veces incita a la gravedad casi muda, casi monocorde, de un hombre concentrado en sus oraciones.

El final es apoteósico pero contenido, no puede ser de otra manera tampoco, en personajes de los que se hos ha contado lo necesario y poco más (Hay que recordar que es una obra breve, en los best sellers a la usanza de hoy, esas primeras 98 páginas se van tan sólo en la presentación de los personajes). Sainte Colombe y Marais están poseídos por la música y sólo en ella encontraran la liberación de sus emociones. Me gustó el librito, no puedo decir que sea una obra maravillosa, pero recomiendo su lectura así como a mi mismo conseguirme otro de Quignard.

En la revista peruana hueso húmero, No. 38, de Abril del 2001, aparece un extracto de otro de los libros de Quignard (Pequeños Tratados), así como un artículo sobre él escrito por Gilles Dupuis, ambos muy recomendables (Versión PDF). También un artículo a propósito de la película que de este libro se hizo: Tous les matins du monde, en inglés y bastante interesante, trata no sólo de la película, sino del libro, el autor, la historia real, la banda sonora, etc.

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Larry Collins – R.I.P.

Leyendo La Nación me entero que el día 20 falleció Larry Collins. Si con algún escritor conocí el término best-sellers, sin duda fué con Larry Collins y Dominique LaPierre, autores de éxitos trepidantes de los setentas como ¿Arde París?, Esta noche la libertad, Oh, Jerusalen, O llevarás luto por mí y El Quinto Jinete.

Luego de este último libro la colaboración entre ambos se detuvo y cada uno siguió editando libros por su cuenta, hasta el año pasado que editaron una nueva obra en colaboración: Is New York burning que en castellano se tradujo obviamente como ¿Arde Nueva York?. Tenían otro libro entre manos, el cual al parecer será terminado por Lapierre. Los primeros libros de Collins y Lapierre son del tipo histórico, ampliamente documentados durante su preparación y, novelados en una forma bastante amena. Y bueno, ¿Qué más se puede decir a favor de un escritor, vivo o muerto, sino que lo lean?.

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Woody Allen

En Argentina está por estrenarse Melinda y Melinda la penúltima producción de Woody Allen y Hugo Alconada Mon lo entrevistó en NYC para La Nación suponemos que hace un tiempito ya, por lo que cuenta. A continuación un extracto de la muy entretenida conversación.

La crítica coincide en que con «Melinda y Melinda» ha retornado a la senda de sus mejores obras. ¿Usted se siente satisfecho con la película?
Siempre he tenido una confianza extrema mientras escribo. Luego, cuando filmo, me siento más o menos cómodo, y después, cuando edito y veo lo que he hecho? [chasquea sus dedos] toda mi confianza se desvanece. «¡Mi Dios! ¿Qué hice? ¡Tenía una percepción maravillosa… y grabé esto!», pienso, pero no puedo tirar todo a la basura. Hago lo mejor que puedo cuando edito la película y me la saco de encima. Entonces entra la audiencia y a veces les gusta la película y a veces no, pero nunca saben lo que yo tenía en mente. A veces me gustaría decirles: «¡Ustedes no se dan cuenta de la idea maravillosa que tenía y de cómo la arruiné! ¡Sólo han visto el 50 por ciento, el 20 por ciento de mi idea!» Si sólo pudiera rehacer mis películas, realmente podría hacerlas mejor. Así que, volviendo a su pregunta, no, nunca quedo feliz. Sólo una o dos películas me dejaron satisfecho en toda mi vida y no pienso decirle cuáles son.

¿Pensó en filmarla (Melinda y Melinda) otra vez?
No es tan fácil. Trabajo con un presupuesto muy bajo para los estándares de la industria. En Estados Unidos el costo medio de una película ronda los 50 o los 60 millones de dólares, y ahora películas de cien millones de dólares son bastantes comunes, mientras que yo nunca consigo hacer películas de más de 12 o 13 millones de dólares, por lo que no tengo el margen para rehacerlas. Filmar se ha convertido en algo prohibitivamente caro, en particular para quienes carecemos del dinero suficiente para armar algo parecido a «El aviador» [de Martin Scorsese, con Leonardo DiCaprio]. Esa película tuvo un presupuesto enoooorme, y está claro que Martin no dilapidó el dinero, pero, a su vez, recaudar semejante dinero es algo impensable para mí.

Pero lo notable -y, para usted, lo halagador- es que, aun con sus bajos presupuestos, los actores quieren trabajar bajo sus órdenes?
[Sonríe con picardía, por primera vez.] -Bueno, sí, si los atrapo en el momento correcto. No van a trabajar en mis películas si algún otro les dice al mismo tiempo que les pagará diez millones de dólares, porque nosotros le damos el mínimo absoluto, mil dólares por día, cinco mil dólares por semana, cuando en otros films cobran fácilmente un millón de dólares por semana. Pero si cuando los llamo están en sus casas y les atrae el guión, entonces dicen que sí, que harán la película porque cobran dinero suficiente por las otras. Pero si les gusta el guión y después los llama Scorsese con una oferta de 15 millones de dólares? eso es todo. [Chasquea sus dedos otra vez.] ¡Se escapan!

Y ya en otro plan: Reafirma la visión del personaje de Alvie Singer, que usted encarnó en «Annie Hall», cuando decía que los humanos nos dividimos entre los miserables y los horribles?
Sí, sin duda es cierto. La vida puede ser horrible, realmente horrible. Y si tienes suerte, tienes éxito, tienes hijos, un buen trabajo, salud, una mujer que te quiere y todo lo demás, aun así al final envejecerás y morirás. Tus hijos y tu esposa también morirán con los años, y no importa qué hagas desaparecerá todo rastro tuyo. Así que la vida es miserable y puede tornarse terrible.

Como noticia, diremos que Match Point, la más reciente película de Woody Allen se está presentando fuera de competencia en la 58ava Edición del Festival de Cannes. Y yo en vez de estar reseñando películas que no he visto tendría que estar comentando Kingdom of Heaven que ví el domingo, o Revenge of the Sith que espero ver de este al próximo fin de semana. O el magnífico libro de Allen Cuentos sin plumas, que reune a sus anteriores volúmenes de relatos: Cómo acabar de una vez por todas con la cultura, Sin plumas y Perfiles, y que yo tengo arrumado por ahí sin terminar de leer hace años.

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Historia universal de la destrucción de los libros

Para lectores empedernidos como yo, un libro es un objeto cuasi sagrado; destruirlo, quemarlo, mutilarlo, dañarlo o tan sólo escribir en él es algo impensable, sacrílego. Pero obviamente no todos piensan así, la historia esta llena de hechos donde los libros han sido los perjudicados. En el caso peruano puedo citar el saqueo perpetrado a la Biblioteca Nacional por el ejército chileno que ocupó Lima, durante la guerra del pacífico a finales del siglo XIX. Y como contraparte la dedicada labor de Don Ricardo Palma quien como Director de la Biblioteca asumió personalmente la tarea de recobrar lo que se podía de la misma, yendo de casa en casa solicitando los libros robados, pues a la soldadesca no le interesaba tanto el libro en sí, sino lo que podía obtener con su venta.

Fernando Báez, especialista venezolano, ha publicado la obra: Historia universal de la destrucción de los libros, cuyo título tiene obvias reminiscencias borgeanas, y Rogelio C. Paredes de La Nación lo reseña, en gran medida favorablemente, para sus lectores.

Báez parece jugar varias veces -y sabe atrapar al lector en su juego- con la ambigüedad del concepto de «destrucción» del que hace uso: en esa categoría entran desde los textos sobre tablillas de arcilla sin cocer, inevitablemente destinadas a convertirse en polvo con el paso del tiempo, hasta las gigantescas depuraciones emprendidas en las bibliotecas por los totalitarismos del siglo XX, pasando por la extinción de los papiros del mundo antiguo, desaparecidos en épocas en que se desconocían las enormes ventajas del papel barato y de la imprenta, y en una sociedad en que leer y escribir era un rarísimo aunque a veces poco codiciado privilegio.

La investigación de Báez oscila entre la épica de la escritura y la nostalgia de saber que, en la mayoría de los casos, esos textos se han perdido para siempre. Esto no le impide tramar una eficaz narración sobre los propósitos, empleos y efectos de los registros escritos y sobre su creciente divulgación en los últimos quinientos años. El lector podrá ir siguiendo a lo largo de los capítulos las diferentes etapas de ese desarrollo.

Aparte de ser un lector compulsivo, soy un lector posesivo, es decir, si leo un libro tiene que ser de mi propiedad, no me gusta leer libros prestados. Esto por supuesto es una complicación práctica cuando no se consigue el objeto de nuestros deseos, o cuando no hay el efectivo necesario para agenciárselo. Por eso tampoco soy muy afecto a leer obras on line. A propósito, y para darle una vuelta de tuerca blogueril al asunto, ¿Qué pasará con aquellos blogs que están concebidos como un todo, es decir, como un libro, si no llegan a ser impresos alguna vez? Los medios electromagnéticos en los que tanto confiamos no son eternos, y los medios para recuperarlos tampoco, ¿Qué informático no se ha visto enfrentado a un backup que por ser de una versión anterior o algo similar era de muy difícil o de imposible lectura? Esto puede ser extendido a todo internet, ya algunos bloggers con algunos años on line nos hemos visto con las tristes nuevas de perder de pronto buena cantidad de lo escrito. No sé si el libro de Báez contempla esto, pero en todo caso, dentro de poco tendrá que hacerlo, como quien dice, para la próxima edición, corregida y aumentada.

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Augusto Roa Bastos, QEPD

Augusto Roa Bastos, el insigne escritor paraguayo falleció ayer martes, a los 87 años, a causa de un ataque cardíaco, en esta ciudad, en la que nació. El autor permanecía internado desde el viernes pasado, cuando sufrió una caída en su domicilio y recibió un fuerte golpe en la cabeza que le provocó un hematoma, por lo que debió ser intervenido de urgencia (La noticia vía La Nación). El hecho se produce poco después de la noticia de que su secretaria huyó robándole dinero. Asimismo se informa que en Paraguay se ha decretado tres días de duelo, y connotados intelectuales, como Abel Posse, dan su testimonio sobre Roa Bastos. Finalmente La Nación concluye su cobertura sobre el asunto con un recordatorio de Horacio Salas sobre la vida y obra del gran escritor paraguayo.

Roa Bastos será recordado por su novela Yo el supremo, que es ya de referencia obligatoria cuando se habla de literatura sobre los dictadores latinoamericanos. Pero escribió además otras obras importantes como: Hijo del hombre y El trueno entre las hojas. El diario Última Hora de Asunción publica una cronología de su vida y obra.

Para quien quiera leer algo de su producción literaria: Kurupí, en selección de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile. Y un corto pero interesante artículo sobre su obra: La Realidad superada. También un entrevista, de la cual extraigo el siguiente párrafo que contiene dos temas que lo definen, la literatura y el exilio.

Nunca he querido ser un historiador de la cultura y menos todavía un historiador o interpretar mi obra. Se habla mucho de los libros que uno escribe, la crítica ahonda en cada palabra, las interpretaciones son diversas. Yo prefiero hablar de la vida. Antes de salir al exilio era poeta aunque había escrito obras de teatro. Afuera fue como si soltara muchas amarras y comenzó mi etapa de narrador. Era muy difícil publicar en aquellos años de mi juventud, no había espacios en mi país y en cambio podíamos escribir poemas y leerlos unos a otros o simplemente tener a mano los libros inéditos y sentir que teníamos un libro. Nuestros maestros también habían ido al exilio.

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