El domingo pasado, 24 de abril, en el suplemento Dominical de El Comercio salieron publicados dos artículos sobre el castellano en el Perú, uno sobre peruanismos de Consuelo Meza Lagos, y otro de Luis Andrade Ciudad sobre nuestros típicos diminutivos. (Enlaces omitidos por ya no ser válidos.) El primero nos cuenta acerca de aquellas palabras que en el Perú tienen una distinta a la normalmente aceptada, tal es el caso de «pollada». Para el DRAE pollada es «Conjunto de pollos que de una vez sacan las aves, particularmente las gallinas»; cuyada, «Comilona de cuy asado»; definiciones que no consignan la finalidad económica de estas reuniones, menos las bulliciosas fiestas que las caracterizan. Panchada, anticuchada y truchada no están registradas en el DRAE: el ingenio peruano hace que nuestras necesidades económicas y léxicas se vean cubiertas inmediatamente. Pero no sólo es ésa palabra, también figuran datero, jalador, volantero, entre otras con nuevas acepciones creadas por el ingenio y la necesidad.
Lo de los diminutivos es otra cosa, si la invención de nuevos usos para palabras ya conocidas es algo dinámico y que sucede en forma contínua, hacer chiquitas las acciones, las cosas y hasta a las personas, es algo que no se queda atrás en imaginación. Es ya clásica en nuestros repertorios de relatos populares la historia del caminante que, cansado de tanto andar por algún trecho serrano, pregunta por la meta de su camino a una humilde campesina y recibe por respuesta un ¡Aquicito nomás! que en realidad hace referencia a un largo trayecto surcado por lo menos por un cerro, una quebrada y un río con su puente colgante más. Se dice que esta tendencia proviene de los quechua hablantes No es extraño, pues, que en español andino sea frecuente adjuntar el diminutivo a palabras que no lo podrían admitir en otras variedades del idioma, como es el caso de los hermosos pronombres estito y esito. «Déjamelo terminar estito», le pide en Huancavelica un apurado joven en una cabina de Internet al encargado que le está reclamando porque ya se ha cumplido su tiempo. Con estito él no quiere decir solamente que es corta la tarea que le falta terminar; lo que busca, esencialmente, es barnizar su pedido con toda la cortesía necesaria para el momento. Tan eficaz es su expresión que el encargado no tiene más remedio que concederle sus buenos cinco minutos adicionales. Pero en la actualidad el uso de diminutivos se ha expandido a todo el ámbito nacional. Recomiendo la lectura completa de ambos artículos, pues conocer un poco más nuestro idioma no es tarea sólo del día del idioma. Chaucito.
En esta búsqueda de google pueden encontrar diversas páginas con listas de peruanismos para todos los gustos. La imagen la obtuve del blog Jerga Peruana, que aunque está desactualizado también les puede servir para encontrar algunos datos e info interesante.
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