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Sobre poesía peruana reciente

En la imprescindible revista Hueso Húmero, sale publicado un artículo de Mirko Lauer sobre poesía peruana del 2000 hacia adelante, que más que ser un estudio exhaustivo, es una serie de apuntes agrupados y planteados para el debate o una mayor reflexión sobre el tema.

¿Es una ilusión de la proximidad, o hay más poetas que antes? Se ha vuelto exponencialmente más facil imprimir una plaqueta, lo cual ha derribado las vallas que levantaba el riesgo económico en el terreno de la edición, i.e. la oferta de poesía joven ha crecido, en la medida que se autoedita, por lo general a precios razonables. Las pocas editoriales de poesía han casi desaparecido, lo cual por algún motivo ha intensificado la exigencia automática de salir en letra de molde y debilitado la atención de la mirada crítica que representa la tradición. En algunas esquinas de Internet leo a jóvenes comentando a sus mayores, pero no al revés.

¿Es sintomático de algo que los poetas post-2000 no hayan sido arrinconados en la prolongación de alguno de los esquemas de clasificación poética que conocemos? Nadie los ha generacionalizado, ni ellos han querido grupalizarse. Incluso los que editan revistas no se identifican a partir de ellas. Definitivamente es el final de la célula, la patota, la collera, la mesa de cantina, etc., pero tampoco parece haber mucho mercado para un lobo solitario. ¿Todo esto es bueno o malo?

Ah, la nota que sale en la web de Hueso Húmero es sólo la primera parte, la versión completa la obtienen clickeando al final de la nota o también aquí, la baja en formato de Word.

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Cesáreo Martínez – Celebración de Sara Botticelli

Difícil intento el de comentar siquiera un libro de poesía, no digamos ya hacer una crítica del mismo. A la poesía o la amas o la detestas, la relación suele ser así, aunque no todos lo acepten. El snobismo es grande. No es común encontrar gente que lea poesía (Y eso que se suele decir que el Perú es tierra de poetas). Y menos común todavía es encontrar quienes sepan apreciar un poema o un poeta mas allà de su «fama», salvo que vaya uno a la facultad de letras de alguna universidad o a conversar con la gente de Quilca, y aún así. Pero con todo se aprende a vivir. No soy, ni mucho menos me considero, la persona más calificada para hablar de poesía, pero como me gusta y tengo una relación de muchos años con ella, lo intentaré. Si no les gusta, hagan click, Internet es muy democrático.

Este libro: Celebración de Sara Botticelli, de Cesáreo Martínez, lo debo de haber comprado en los antiguos puestos de la hoy en remodelación Av. Grau. Hay un hecho que aboga casi indiscutiblemente a favor de esta presunción: el libro está dedicado y firmado por el propio autor para una tal Elsa con fecha de octubre del 83. La edición que tengo, de agosto del 83, imagino es la primera, pero desconozco si es la única. La obra consiste de 23 poemas divididos en 6 partes:

Aparición de Sara Botticelli. (5 poemas).
8 tangos(as) para Sara Botticelli. (8 poemas).
Epigramas para Sara Botticelli. (6 poemas).
2 epigramas al revés. (2 poemas).
Desaparición de Sara Botticelli. (1 poema).
Epílogo. (1 poema).

El tema de los poemas del libro es el amor, el paso mas o menos fugaz d una mujer en la vida del poeta. Algo común se pensará, pero está en manos de cada escritor darle la originalidad y el toque distintivo que puedan hacer de su obra algo recordable. Particularmente cuando se trata de poemas de amor siempre agradezco que no sean tan trillados como las baladitas que se oyen en la radio, y que las palabras usadas esten puestas para algo más que hacer una bonita rima. Martínez intenta seguir este camino, si lo logra o no, depende ya si no totalmente, sí en buena parte del lector, y es que la subjetividad y nuestro esquema de referencias juegan importante papel al momento de apreciar una obra literaria, mucho más en el caso de la poesía que se maneja dentro de una economía de frases y juegos de imágenes. Martínez hace en este libro poesía que aparte de contarnos, muy a su manera, la historia de amor correspondiente, nos ubica en el contexto de un sitio y una época que aquellos q ue la hemos vivido podemos reconocer y con la cual nos identificamos rápidamente. Y es que además ¿Quien no ha tenido una Sara Botticelli en su vida?. A continuación uno de los poemas del libro.

El Aleph

¡Transparencias¡
Lo que he visto son tus dos ojos
El sueño fluir de tus cabellos alumbrando los continentes
He visto tu imagen suspendida sobre el océano
El punto clave donde muere tu naricita y empieza
a florecer el aire
He oido la desbocada floración de luces que deliran
en torno a tu cuerpo
He visto el juicio de tu mano izquierda flotando
entre el sueño y la realidad
He visto tus tesoros, los pensamientos ariscos
que pueblan tu cabeza,
los suaves pensamientos que pueblan tu piel
y la caída de aguas intemporales sonando en tu cuello
He visto la vibración celeste de tus senos
Tu ombligo tibiamente rosado y otras comarcas
Las vívidas erupciones de tus caderas fosforeciendo
en la noche
He visto la noche y la agitación de sus monstruos
Y la increíble lucidez de la luna que proyecta tu sombra
sobre mi cuerpo
He visto la realidad de tus labios, así fundamentada
por ese rayo brillo de tu lengua
He visto la constante continuidad de tu cuerpo
Mis ojos han visto la eternidad.

Buscando en Google algo para añadir acá me entero que Cesáreo Martínez falleció en el 2002, Rosina Valcárcel escribió una nota en su honor.

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Poesía: José Watanabe

José Watanabe es uno de esos poetas tranquilos que publica cada cierto tiempo unos pequeños y entrañables poemarios, ajenos quizás a tendencias y usos dictados por la moda, pero fieles a su propio ideario, el de la palabra precisa. El día de hoy La República presenta un artículo redondeado con una pequeña entrevista y algunos de los nuevos poemas de su próximo libro. Más poemas aquí. A continuación un par de las preguntas de dicha entrevista y uno de los poemas.

–¿Crees en la inspiración?
–Yo sí creo en ese estado especial en el que uno hasta siente que recibe palabras, que te dictan, frases que vienen volando y se quedan ahí, solas. Pero eso es la primera versión, luego viene el proceso de corregir. Es lento, paciente, pero a mí me da más felicidad que escribir la primera versión.

–¿Es el turno del poeta?
–Exacto. Es allí donde te das cuenta de que estás jugando con un material tan maleable como es el lenguaje, tú tienes que forzar, fijarlo. Allí está la mano del poeta, pero no debe eliminar los impulsos y las cargas afectivas que llegaron con la inspiración.

La piedra alada

El pelícano, herido, se alejó del mar
y vino a morir
sobre esta breve piedra del desierto.
Buscó,
durante algunos días, una dignidad
para su postura final:
acabó como el puro movimiento congelado
de una danza.
Su carne todavía agónica
empezó a ser devorada por prolijas alimañas, y sus huesos
blancos y leves
resbalaron y se dispersaron en la arena.
Extrañamente
una de sus alas persistió indemne, sus gelatinosos tendones
se secaron
y se adhirieron
a la piedra
como si fuera un cuerpo.
Durante varios días
el viento marino
batió inútilmente el ala, batió sin entender
que podemos imaginar un ave, la más bella,
pero no hacerla volar.