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Claudio el Dios y su esposa Mesalina – Robert Graves

Como decía en el post anterior sobre Yo, Claudio, varios años estuve en ascuas sobre el destino de Claudio luego de ser coronado emperador, al principio no conocía de la existencia de la continuación, cuando me enteré de ello me fue difícil agenciarme un ejemplar del mismo, cuando finalmente lo conseguí, hace ya su buena cantidad de años (mas o menos 15 para que tengan una idea), no pude leerlo de forma inmediata y por una u otra razón su lectura se fue posponiendo, luego el libro se me extravió y no fue sino hasta hace pocos meses que lo encontré. Finalmente esta semana pasada lo pude leer después de tanto tiempo.

Claudius the God and his Wife Messalina se publicó originalmente en inglés en 1934, el mismo año que Yo, Claudio, lo que me hace suponer que la obra fue concebida como un todo, y que por motivos editoriales vio la luz en dos libros por separado. Al igual que en el caso de Yo, Claudio, desconozco cual fue la primera edición en castellano, pero en la edición que tengo se menciona que la traducción cuenta con la autorización de Ediciones Siglo XX de BsAs, Argentina. Mi edición es la de Alianza Editorial, colección el libro de bolsillo, número 692, cuya primera edición fue en junio de 1978, siendo la mía la séptima, correspondiente a 1984 y consta de 568 páginas.

El libro empieza aclarando porqué el anterior se quedó en un momento tan anticlimático como la llegada al poder de Claudio, pero luego de dichas explicaciones no continúa el hilo de la narración sino que comienza a contarnos la vida de Herodes Agripa, y no es sino hasta el capítulo quinto que la historia de éste llega al punto en el que se quedó el libro anterior. Es a partir de ahí que volvemos al mundo romano y a los esfuerzos de Claudio por gobernar de la mejor manera posible. Pero claro, si antes fue Livia, ahora es Mesalina quien se encarga de las intrigas sin que Claudio sospeche nada sino hasta el final.

Empero, Mesalina como personaje no llega a dar la talla ni rivalizar con la imagen de villana tal como sí la tenemos de Livia, y es por este hecho que quizás esta segunda parte no me pareció tan redonda como el libro anterior. Pero esto no quiere decir que sea un mal libro, se lee con interés y Claudio tiene mayor protagonismo que antes, jugando Herodes Agripa un papel muy importante también. Pero por sobre todo, la calidad narrativa de Graves hace que el libro no se desprenda de nuestras manos para nada. Asimismo resulta fascinante presenciar como Claudio racionaliza los hechos aceptándolos a pesar de ir contra los principios de toda su vida, y como al final de ésta abandona lo que debe resultarle ya un esfuerzo inútil y se refugia en su pasión, la historia. Para que tengan una idea selecciono el párrafo final:

Mis ojos están fatigados y mi mano tiembla tanto, que apenas puedo formar las letras. Últimamente se han presenciado extraños presagios. En el cielo de la medianoche brilla un gran cometa, como el que presagió la muerte de Julio César. En Egipto se ha hablado de un fénix. Voló hasta allí desde Arabia, como es su costumbre, con una bandada de otros pájaros que lo admiraban. No creo que sea un verdadero fénix, porque aparece una vez cada 1461 años, y sólo han transcurrido 250 desde que se lo vio por última vez en Heliópolis, durante el reinado del tercer Tolomeo. Pero sin duda era una especie de fénix. Y si un fénix y un cometa no son maravillas suficientes, ha nacido un centauro en Tesalia, y me lo han traído a Roma (por vía de Egipto, donde los médicos de Alejandría lo examinaron por primera vez), y yo lo he tocado con mis propias manos. Sólo vivió un día, y llegó hasta mi conservado en miel, pero era un centauro indiscutible, y del tipo que tiene un cuerpo de caballo, no de la clase inferior que tiene cuerpo de asno. Fénix, cometa y centauro, un enjambre de abejas entre los estandartes del campamento de la guardia, un cerdo con garras como las de un halcón y el monumento de mi padre herido por un rayo. ¿Prodigios suficientes, adivinos?

No escribas más Tiberio Claudio, dios de los britanos, no escribas más.

Graves incluye además tres relatos de la muerte de Claudio, pertenecientes a Suetonio, Tácito y Dion Casio, y una Sátira en prosa y verso: La Calabacificación de Claudio, de Lucio Eneo Séneca. Así como una pequeña secuela donde se cuenta la suerte del Imperio romano en los siguientes años, vale decir, el reinado de Nerón y posteriores.

Algunos enlaces históricos: Una pequeña biografía de Claudio (español) en la web de la BBC, una biografía mas extensa en De Imperatoribus Romanis: An Online Encyclopedia of Roman Emperors. Otra biografía igualmente larga en The Roman Empire Net. También biografías de todos los emperadores romanos por si desean leer más. En castellano ésta pequeña biografía y ésta otra también, además ésta web nos muestra el hallazgo en un poblado español de un conjunto de monedas acuñadas bajo el reinado de Claudio y nos dá mayor información historica sobre el mismo.

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Yo, Claudio – Robert Graves

El gusto por las novelas históricas lo agarré con esta obra, pero no en su versión escrita sino en la de la miniserie que se pasó por la tele hace muchos años, y que, la verdad, me gustaría poder ver de nuevo. En esa época ni me imaginaba que la historia estaba basada en un libro, cosa que descubrí años después, lo que, por supuesto, hizo que Yo, Claudio, fuera uno de los primeros libros que comprara.

I, Claudius de Robert Graves se publicó por primera vez en inglés en 1934. Desconozco cual fue su primera edición en castellano, pero la primera de Plaza y Janes es de Octubre de1978, la mía es la Undécima edición, de Mayo de 1981, y ya hace referencia a la serie de Tv. El formato del libro es grande en tapas blandas, el usado normalmente por esta editorial para los best sellers en esa época, y consta de 400 páginas sin desperdicio.

Claudio fue uno de los emperadores romanos, el quinto para ser exactos. Si no fuera por esta obra quizás no se le mencionara mucho, pues su fama no rivaliza con la de Julio César o Augusto, primer y segundo emperador respectivamente, conocidos por su obra de engrandecimiento del Imperio, o Calígula y Nerón, cuarto y sexto emperador, más conocidos por sus vicios y excesos que por otra cosa. Pero mejor que el propio Claudio nos hable de si mismo:

Yo, Tiberio Claudio Druso Neo Germánico y tal cual (porque no pienso molestarlos con todos mis títulos, que otrora, no hace mucho, fui conocido por mis parientes, amigos y colaboradores como Claudio el Idiota, o Ese Claudio, o Claudio el Tartamudo, o Clau-Clau-Claudio, o, cuando mucho, como el pobre tío Claudio), voy a escribir ahora esta extraña historia de mi vida. Comenzaré con mi niñez más temprana y seguiré año tras año, hasta llegar al fatídico momento del cambio en que, hace unos ocho años, a la edad de cincuenta y uno, me encontré de pronto en lo que podría denominar “la jaula dorada”, de la cual jamás he podido zafarme desde entonces.

… (más de cuarenta páginas después) …

Claudio, viejo aburrido, he aquí que estás a punto de terminar el cuarto rollo de tu autobiografía, y no estás ni siquiera en tu lugar de nacimiento. Regístralo de una vez, o nunca llegarás a la parte central de tu historia. Escribe: “Mi nacimiento ocurrió en Lyon, en Francia, el primero de agosto, un año antes de la muerte de mi padre.” Muy bien. Mis padres tuvieron seis hijos antes de nacer yo, pero como mi madre siempre acompañaba a mi padre en sus campañas, sus hijos tenían que ser muy robustos para sobrevivir. Sólo vivían mi hermano Germánico, cinco años mayor que yo, y mi hermana Livila, un año mayor que yo. Ambos heredaron la magnífica constitución de mi padre. Yo no. Estuve a punto de morir en tres ocasiones, antes de llegar a mi segundo año de edad, y si la muerte de mi padre no hubiese llevado a mi familia a Roma, es muy poco probable que esta historia hubiera podido ser escrita.

Determinar cuanto del real personaje histórico es el Claudio de esta novela sería una tarea bastante complicada. Graves, poeta, traductor de varios autores latinos al inglés y amplio conocedor de la mitología antigua, se ha atenido a los hechos históricos conocidos y que han llegado a nuestro tiempo de la pluma de Suetonio, Tácito, Plinio, Dion Casio y muchos otros. Sobre esta base es que le ha dado vida al Claudio de su novela y no se puede menos que admirar la caracterización efectuada, que pueda no ser real pero es tan convincente que debería serlo.

Sin embargo, por momentos Claudio no es el personaje principal de la obra, el protagonismo se lo lleva Livia, su intrigante, influyente y poderosa abuela, esposa de Augusto y el verdadero poder tras bambalinas, que a la muerte de Augusto se las apaña para seguir gobernando a través de Tiberio, su hijo. Es así que mediante los ojos del menospreciado Claudio tenemos una visión de primera fila de los entretelones del poder y también de las cotidianeidades de la vida en la época de esplendor del imperio romano. Si a esto añadimos la muy acertada manera de contar las cosas y la excepcional prosa de Graves, tendremos una idea de la calidad del libro.

Lastimosamente este acaba cuando Claudio es coronado emperador, lo cual me tuvo en ascuas mucho tiempo, hasta que pude agenciarme la segunda parte: Claudio, el dios, y su esposa Mesalina, que por supuesto, será materia de mi próximo post. Pero antes debo decir algo por si no quedó muy claro: Yo, Claudio es a mi parecer la mejor novela histórica que he leído, en serio, si no me creen leanla y juzguen por ustedes mismos, o lean lo que otros dicen al respecto:

Una reseña del libro a cargo de Rodolfo Martínez, quien lo hace mucho mejor que yo, para ser honestos. Otra reseña más y por si fuera poco, el escritor, traductor y blogger Rafael Marín comenta la versión en DVD. Aparte, un breve comentario de la serie de TV, que es lo mismo del DVD claro. En inglés, una reseña de los dos libros, otra más y una excelente web sobre la miniserie, capítulo a capítulo, y con varios enlaces interesantes.

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