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Antonio Tabucchi – Entrevista

Antonio Tabucchi es uno de los mejores escritores italianos de la actualidad. Quizás no es muy fácil de leer, pero vale la pena adentrarse en su prosa. Clarín le publica una larga entrevista a propósito de la edición en castellano de Tristano Muere su obra más reciente en Anagrama. Extraigo una parte de la entrevista en la se deja ver que el hombre no aguanta pulgas y que además tiene bien claro el papel del escritor y el del crítico.

—¿»Tristano muere» es una novela, un ensayo, un relato? ¿Usted cómo lo califica?
—No es mi tarea. Usted debe clasificarlo. Yo lo escribí. Esa es la respuesta.

Antonio Tabucchi ríe. Y se va a reír a lo largo de la entrevista cada vez que las preguntas lo transporten a una situación que tal vez considere desopilante, sea una cuestión de letras o de política. Sin ánimo de ofender, Tabucchi se ríe de muchas preguntas. Y con ánimo de ofender se ríe de los norteamericanos y también de los italianos; de su jubilación, de los intelectuales, de Mussolini, Berlusconi y del «pacifismo» de Bush…

—¿Detrás de Tristano hay un Tabucchi desilusionado, quizá?
—¿Detrás de Tristano hay un Tabucchi desilusionado? ¿Detrás de Hamlet hay un Shakespeare loco? Esa es la respuesta.

—Una respuesta con forma de pregunta…
—No, no. Esa es la respuesta. ¿Detrás del personaje está el autor?

—Sí. Pero es un personaje desilusionado, desencantado.
—Si, ¿y Hamlet no es un loco? ¿Y Sancho Panza no es un pobre hombre?

—Sí, también.
—Entonces mire, ¿qué le parece? Si busca al autor detrás del personaje, lo puede encontrar. Lo encuentra detrás de todos los personajes. Pero es mejor no buscarlo porque posiblemente no esté detrás de nadie. El personaje tal vez esté en otro lugar.

—Hay un Tristano…
—Yo creé un personaje ciertamente desilusionado. Esa es la respuesta: yo creé un personaje desilusionado.

Les paso otra entrevista más, ésta de El Cultural.

Jack Vance

Mi historia personal con los libros de Jack Vance es muy similar a la que relaté cuando hablaba de Robert Silverberg, llegué a ellos por medio de lo que editaba Bruguera, la selección de lo mejor de Jack Vance por ejemplo, pero sobre todo por la trilogía de novelas conocidas como el ciclo de Durdane, o del Ánomo. Para un novato en eso de la CF, como yo en esos años, fue un descubrimiento impresionante, mundos llenos de exotismo y personajes misteriosos, tramas trepidantes y finales sorprendentes. Luego de esto me hice fanático de Vance sin dudarlo, y nunca he tenido motivo para desilusionarme, por lo menos con lo que me ha tocado leer. Es más, con obras como Emphyrio o Lyonesse, mi afición ha quedado confirmada.

Desde hace unos días Cyberdark ha puesto en línea un especial dedicado a Jack Vance, Un buen artículo de Albert Font Roca reseñando su obra, otro de Alfonso L. Hernández Fuentes sobre cuanto y como se ha traducido a Vance al castellano y análisis sobre obras recientemente publicadas: Lyonesse por Ignacio Illarregui Gárate y Maske: Taeria por Rodolfo Martínez.

Poco se puede añadir a todo éso, aunque recuerdo haber leído por lo menos un par de sesudos análisis de libros de Vance en alguno de los fanzines o revistas de CF en castellano de los 80´s o 90´s. Por ahí ya he puesto algunos enlaces interesantes que creo, no se referencian en los ya bastantes enlaces que nos proporciona el especial sobre Vance de Cyberdark a través de los cuales pueden llegar a distintas reseñas y opiniones sobre las muchas obras de Vance. Para los que no tienen problema en leer en la compu les paso el link a uno de los relatos clásicos de Vance: La polilla lunar, y una pequeña opinión sobre el mismo. También el relato Hombres y Dragones. Y críticas de diverso grado sobre los siguientes libros: Estación Abercrombie, Maske: Taeria, Lámpara de noche, Ciclo de Tschai: El planeta de la aventura, Mundo Azul, Los Mundos de Jack Vance. Y de repente añado algunas más en los próximos días.

William Gibson – Agrippa

No es un nuevo libro de Gibson, se trata de un poema del año 1992 escrito en memoria de su padre, que tiene una historia bastante particular. Según Anton Rauben Weiss se editó en un diskette de edición limitada que se autoborraba a medida que se iba leyendo. Y la edición en papel fue hecha con tinta que de desvanecía al ser expuesta mucho tiempo a la luz. Sin embargo el propio William Gibson no asegura que esto sea totalmente cierto.

Todo esto viene al caso debido a que recién descubro la traducción al castellano de dicho poema hecha por Saurio. Para los bilingues la versión original. Ah, obviamente no es Ciencia Ficción. Y por supuesto, recién descubro también que en el blog Rizomas se ha posteado casi exactamente lo mismo que estoy publicando ahora … si casi da verguenza hacer click.

Gabriel García Marqueteado

Hace unos días reseñaba dos noticias sobre Gabriel García Márquez y su nuevo libro. Ayer dí con este comentario sobre las mismas noticias, pero de alguien mucho más informado que yo en el asunto. Parece que todo no era sino parte de una campaña de marketing … bueno, leanlo, que está muy recomendable. Por supuesto, la persona más al tanto que yo de estas cosas de la literatura, no es otra que Ivan Thays que no hace mucho inauguró nuevo blog: Luz de Velador.

Dos de García Márquez

Hace unas semanas se anunció la publicación del nuevo libro de Gabriel García Márquez: Memorias de mis putas tristes, y hace poco leí que en Bogotá se estaban vendiendo copias piratas del libro antes que este saliera oficialmente a la venta. Así que la edición se ha adelantado para este 20. «No sabemos cómo se pudo presentar, estamos investigando. La edición pirata es producto de una copia de un ejemplar original, que al parecer fue robado en la imprenta, en el transporte o en bodega,» dijo a Reuters Moisés Melo, asesor editorial de Norma, firma que edita el libro en Colombia. La edición pirata se detectó el jueves en las calles de Bogotá y de inmediato las autoridades de policía ordenaron un operativo en calles y parques para confiscar los libros de la edición pirata, que en concepto de Melo no superan los 200. La obra de García Márquez, ganador del Premio Nobel de Literatura en 1982, narra la historia de un hombre que decide celebrar sus 90 años con una joven virgen y comienza a recordar lo que ha sido su vida a través de esas nueve décadas.

Por otro lado, vía Pjorge me entero de la existencia de una conspiración contra el Gabo en Internet. Aquí el post de Pjorge (leanlo) y la nota de El Navegante de El Mundo. La editorial Norma tuvo que superar la barrera que suponían los filtros que impiden que mensajes con ciertos contenidos sean distribuidos por la Red. Y todo por el título de la obra. La explicación se encuentra en que los e-mail que contenían la palabra «puta» fueron inmediatamente eliminados por algunos servidores: «Cuando poníamos en la referencia del correo el título ‘Memoria de mis putas tristes’, desparecía en el vacío cibernético. Los correos no llegaban ni aparecían tampoco como rechazados o devueltos, durante 15 días tuvimos unos vacíos de comunicación bastante curiosos hasta que descubrimos que la palabra ‘puta’ aparece proscrita en muchos servidores». Finalmente, los editores se vieron obligados a titular los mensajes con la frase «nueva novela de Gabo», para evitar dichos filtros: cosas de la censura ‘on line’.

Thays vs. Salinas

Las peleas literarias suelen darme risa, que voy a hacer, no lo puedo evitar. En estos días tenemos una que se está dando ante nuestros propios ojos entre Ivan Thays y Pedro Salinas. La cosa empezó con una crítica de Iván al último libro de Bayli, al que le dió de alma parece. Pedro parece que no fué de la misma opinión y se las emprendió contra Iván. Como no hay primera sin segunda, Iván se las cobró al dejar en el piso el libro recientemente editado por Pedro. Y éste, ejerciendo su derecho a réplica, le dá con todo nuevamente en su columna de hoy en Correo.

Lean y diviertanse.

Pnin, de Nabokov

No suelo hablar de libros que no he leído, pero este post de Ghetta me gustó tanto que me siento obligado a enlazarlo y hablar de lo mismo. Ya no me acuerdo cuándo leí «Pnin» por primera vez, pero sí recuerdo que fue el primer libro de Nabokov que cayó en mis manos. Y ahora, releyéndolo me doy cuenta cuánto lo sobreleí. Sin embargo, es un buen libro para comenzar a leer a Nabokov y eso fue una suerte. Si hubiera empezado, digamos, por «Pálido Fuego», no hubiera tocado nunca más a quien se ha transformado en uno de mis autores favoritos de todos los tiempos. Lo primero que leí de Nabokov fué clásicamente Lolita, luego traté de seguir con Pálñido fuego, y no pude continuar, en serio, se me caía de las manos. Y éso es un pendiente que tengo que hacer one of these days.

Uno de los fragmentos de «Pnin» que primero capturaron mi atención fue el siguiente: «Ciertas personas -y me encuentro entre ellas- detestan los finales felices. Nos sentimos defaudados. La regla es el daño. La tragedia no debe frustrarse. La avalancha que se detiene en su cauce a unos metros de la aldea acobardada, se comporta no sólo antinaturalmente sino también sin ética.» Luego (muy luego) di con una parte de la misma en inglés: «Some people -and I am one of them- hate happy ends. We feel cheated. Harm is the norm. Doom should not jam.»

Nabokov hace este tipo de cosas todo el tiempo. Es curioso, pero los lectores anglo se maravillan de la maestría en el uso del inglés de un autor para el que no es su lengua madre y yo creo que, justamente, eso solo es posible para alguien en que el inglés no está dado, sino que es producto de una atención y fascinación extrañada. Las palabras adquieren para un extranjero una materialidad absolutamente diferente que para un native speaker. Nabokov ve las palabras. Se presentan ante sus ojos y sus oídos como materia verbal cuando invoca un significado preciso. «Harm is the norm. Doom should not jam»: son palabras de cuatro letras, el idioma básico de un escolar, de un iletrado. Corrientemente es un insulto decir de alguien que habla usando únicamente four letter words. Pero estas dos frases serían la envidia de un aforista. Lástima que no todo el mundo se detenga un momento a paladear y saborear cada palabra dicha o escrita. Y esta es una imagen Nabokoviana, más precisamente del principio de Lolita. Lean, muchachos, lean.