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Canciones de la navidad negra en Lima y el Perú

Imagen tomada de un artículo del diario el Comercio.

La navidad, una celebración cristiana que llegó al Perú con los españoles, a principios del siglo XVI, fue con los años adaptada por las diferentes comunidades del país. Una de ellas en particular, la comunidad negra, llegada casi junto con los europeos, siendo fervorosamente cristiana se las ingenió también para incluir su propia idiosincracia en la festividad, así como expresar sus particulares vivencias en las creaciones artísticas hechas para honrar estas fiestas.

Quizás la Lima contemporánea, prácticamente mestiza y andina (pdf), no refleja ya la gran influencia negra que tuvo durante cientos de años, tan es así que durante la colonia se le conocía como La zamba vieja. Como anota el gran folclorista negro, Nicomedes Santa Cruz: «Lima era un enclave que estaba más ligado al Caribe que al resto del Perú, porque había desarrollado una cultura mulata en trescientos años y entre murallas. Gente serrana no había. Nadie hablaba de huaylas ni de muliza. Había un nombre genérico: “Serranito, están bailando serranito”.»

Podemos conocer algo de la cultura negra limeña a través de este «Festejo de Navidad». El festejo es una de las muchas danzas afroperuanas que aún existen y se ha popularizado bastante en todo el país. La letra de esta canción cita a varios antiguos barrios de Lima, así como su gastronomía y flora, entre otras cosas. La interpretación a cargo de Eva Ayllón, data del año 1999.

El siguiente «Villancico estilo Vals Criollo», siendo parte de lo que se conoce como música criolla, no deja, como toda ella, de tener elementos negros en su haber. La voz es de Marco Romero y el maestro Carlos Ayala está en la primera guitarra.

«Feliz Navidad» es una versión en festejo de la conocida canción navideña de José Feliciano, esta vez de la mano del conocido José de la Cruz (Guajaja).

El siguiente video, según la descripción en YouTube del video original, que ya no se encuentra, es la «Representación de la Navidad Afroperuana. Adoracion al Niño Jesús basado en las festividades de Cañete Chincha y Pisco. Villancicos cantados durante el Hatajo de Negritos del Sur chico.» En el blog Cañete – Arte y Folklore Negro del Perú, se explica un poco más lo que verán:

Por otro lado, Perú Negro realiza cada cierto tiempo un espectáculo llamado Navidad Negra. El número consta de tres partes, la primera consta de unos versos compuestos por el poeta César Calvo, con acompañamiento de guitarras; la segunda parte muestran los villancicos recopilados en El Carmen; y en la última parte se danzan los panalivios de los Hatajos de Cañete y Chincha.

César Calvo, mencionado como autor de la letra de la Navidad Negra, fue un poeta peruano de ascendencia loretana, que sin ser de raza negra, llegó a ser Director artístico del afamado Conjunto Folklórico Perú Negro. En este blog en su homenaje, esta posteada precisamente la letra de dicha canción:

Navidad Negra – Lamento
César Calvo autor de Letra y Música
 
Lavado con noche
igual que yo y tú
nació entre los negros
el Niño Jesús.
 
No bajes, Niño,
no de tu altar,
no sea que el amo
te haga azotar.
 
Su cara morena
es morena Luz,
único consuelo
en la esclavitud.
 
No bajes, Niño,
no de tu altar,
no sea que el amo
te haga azotar.

Y creo que no hay mejor manera de terminar este post que con el ya mencionado Nicomedes Santa Cruz. En el siguiente tema, también denominado Navidad Negra, Nicomedes empieza con un jolgorio, para luego recitar unas décimas muy a su estilo, resemblando el hablar de los antiguos negros limeños.

Obviamente esto es sólo una pequeña parte del gran acervo cultural afroperuano, e igualmente hay más muestras de cómo la navidad en el Perú ha sido adaptada a otras de nuestras muchas culturas y expresiones artísticas, pero eso, si hay tiempo, será materia de otros posts.

Post relacionado: Cápac Raymi o la navidad andina

Cargador de ataudes: Racismo y libre mercado

Siendo el Perú un país de amplia variedad étnica y cultural uno podría creer que los peruanos estamos acostumbrados a ver caras y costumbres distintas a las propias, y manejamos un adecuado nivel de respeto y tolerancia hacia los demás. Pero la realidad es diferente, en todos los niveles de la sociedad peruana, por ejemplo, hay un racismo soterrado que a veces aflora de diversas formas o por variados motivos (tal como se ha dado a conocer previamente acá, acá, acá y acá.

Sin embargo en ocasiones se dan situaciones extrañas que a primera vista parecen racismo pero luego meditando un poco surge la duda. En esa categoría entra un reciente debate originado por un comunicado emitido por el Ministerio de la Mujer y Desarrollo Social (Mimdes) dirigido a las empresas funerarias para que éstas cambien «su política de contratar únicamente a personas de raza negra para la labor de cargador de ataúdes, porque, según consideraron, estarían incidiendo en un claro acto de discriminación» tal como informa el diario El Comercio. El asunto, como sabe cualquier peruano que en alguna ocasión haya tenido que contratar servicios de este tipo o solamente asistido a un sepelio, es que son los clientes y no las empresas quienes prefieren que sean personas de raza negra las que realizen este servicio.

El diario Peru21 publica las declaraciones de empresarios del rubro: “Nosotros no podemos contradecir al cliente (…) Mayormente quieren a morenos, no es que la funeraria los quiere; es el cliente quien los pide, piden blancos y piden morenos; pero más solicitan morenos” y otro afirma: «los precios son más altos si el cliente prefiere tener cargadores negros.» Cabe entonces preguntarse ¿Dónde está el racismo? ¿En las empresas, en los clientes o en ambos? ¿Ha sido un exceso la petición del Ministerio, una intrusión en las prácticas de la libre empresa? Algunos bloggers se están haciendo las mismas preguntas. Tal es el caso de Martín Soto del blog sNm quien en el post prohibido cargar- manifiesta:

No me parece que este sea un tema de discriminación hacia afroperuanos, y si un desacierto ministerial (oficiar a privados, pidiendoles “modificar” el asunto?). … que el MIMDES, en cabeza de su ministra (nada más, nada menos)  oficie a algunas agencias funerarias no resuelve ni por asomo ningún problema vinculado a la comunidad afroperuana; que se ocupe sobre el oficio de los cargadores de ferétros y le reclame modificaciones a la empresas privadas, sólo escapa a sus funciones y competencias, sino que es un claro sin sentido, una pérdida de recursos públicos en temas menores.

Y termina el post con una reflexión:

qué “clase” o “tipo” de personas deberían ser empleadas en este oficio?, es el oficio indigno?, es la persona la que hace indigno al oficio?, de qué hablamos cuando hablamos de discriminación aquí?

Álvaro Zapatel del blog El Gato del Hortelano afirma en su post Apuntes sobre Racismo (II):

Las funerarias ofrecen un servicio en respuesta a la demanda de los consumidores. Los consumidores, arguyen los “funerarios”, prefieren por lo general que los cargadores sean afroperuanos. Se podría hablar de un acto discriminatorio de los consumidores, mas no de las funerarias quienes ofrecen un servicio en función de lo que la demanda pide. queda claro que el afroperuano que entra a trabajar como cargador, está ejerciendo su libertad para trabajar como tal. Es obvio que en contra de aquel argumento se hablará de la falta de oportunidades que los afroperuanos tienen para acceder a un trabajo en nuestro país, y que, lamentablemente por necesidad y falta de oportunidades en otros rubros entran a trabajar de cargadores en las funerarias. Entonces, a mi parecer, el problema ya no compete al MIMDES sino más bien al Ministerio del Trabajo.

En este punto debo hacer notar que el oficio de cargador no es el único «aparentemente» exclusivo para los afroperuanos, pues también en el de Portero de Hotel, por ejemplo, son bastante requeridas las personas de rasgos negros. También debe mencionarse que algunas de estas personas toman estos trabajos como empleos de medio tiempo mientras culminan sus estudios universitarios, así que hablar de «falta de oportunidades» puede llevar a equívoco en este caso. Pero sigamos con lo que opina Álvaro:

los empresarios fúnebres sostienen que el servicio funerario llevado a cabo por afroperuanos es de mayor costo que el ofrecido con peruanos de otros rasgos étnicos – léase, no afroperuanos. … En este caso, podríamos asumir que se considera un “servicio de lujo” puesto que a medida que su precio aumenta, la cantidad demandada aumenta también. Claro que, si nos remitimos al tema de que este incremento en el precio se deba únicamente a una característica física, esto es totalmente condenable. Pero ojo, ¿condenable en qué sentido?

¿No estamos frente a un caso de “discriminación inversa”? Si el tema en cuestión es el racial, ¿por qué el servicio fúnebre ofrecido por afroperuanos cuesta más que el ofrecido por no afroperuanos? Aquí más bien podríamos incluso hablar de un sector del mercado “copado” por afroperuanos y que, en realidad, está discriminando a los que no son afroperuanos. Si un asiático-peruano entra a trabajar como “cargador” y percibe que su trabajo es considerado “de menor valor” al de aquel que es ejercido por afroperuanos solo por una cuestión étnica, mas no por habilidades, creo que el tema discriminatorio iría no solo para el afroperuano sino para aquel asiático-peruano.  Acá la suspicacia me gana y me pregunto si no estaremos simplemente frente a una movida de las empresas funerarias deseosas de reducir costos y dejar de pagarles más a sus empleados afrodescendientes. Con lo que al final la supuesta medida en contra de la discriminación terminaría perjudicando a los «discriminados» pues reduciría sus ingresos y limitaría sus opciones laborales… todo un contrasentido! Para terminar los dejo con la pregunta que, antes de lo del comunicado ministerial, lanzó Chuto en el blog Choledad Privada:

¿cuál es mensaje que se quiere transmitir a los presentes al velorio con esa imagen racistoide acompañando el dolor de los “blancos”? ¿Será acaso que se mezcla cariño y paternalismo racial con una necesidad de que los OTROS sean los que se encarguen de mis pompas fúnebres (o en un velorio de puro negro también hay negros cargando al muerto?)? ¿Será que esta costumbre está inspirada en el luto que sigue a la pérdida de cualquier ser querido? Quizás inconscientemente pero bien intencionalmente nos sentimos aliviados si no sólo contamos con un perucho de clase/raza considerada inferior lustrándome los zapatos, sirviéndome el café en el Club Nacional, abriéndome la puerta en el Casino Atlantic City o con un gran sombrero de portero en el Hotel Sheraton, sino que además queremos que sean nuestros carontes de a pie que nos lleven hacia el otro mundo cargado en hombros?

Aunque Chuto se refiere, creo yo, principalmente a los funerales de las clases altas limeñas, la pregunta es válida por cuanto muchas veces esas prácticas se repiten como acto reflejo en el resto de estratos sociales del país como una muestra de «status». Finalmente es obvio que haya o no racismo en estas prácticas comerciales el tema es muy sensible para muchos peruanos, sean o no de ascendencia afroperuana, y que la ciudadanía es la que debería continuar discutiendo sobre el tema, pues una disposición gubernamental no va, por si sola, a terminar con algo profundamente arraigado en la sociedad. La foto en este post ha sido obtenida de la web del diario El Comercio.