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El genoma de nuestros ancestros

Y este lunes de zapatero también es de… reciclaje; El genoma de nuestros ancestros fue un post publicado el 16 de marzo del 2005 en Surfing el Amazonas, y lo reciclo porque el tema me sigue pareciendo interesante.

En el suplemento Dominical del diario El Comercio publicado el 13 del presente, salió una interesante nota de José Carlos Cabrejos sobre los estudios que se llevan a cabo con los restos humanos encontrados en las ruinas de Puruchuco.

Cerca del Estadio Monumental de Universitario de Deportes, en la localidad de Túpac Amaru, se encuentra uno de los cementerios prehispánicos más grandes del Perú: Puruchuco-Huaquerones, que se utilizó en la época del Horizonte Tardío, entre los años de 1472 y 1532. En esa zona se ha estado jugando otro partido, que nada tiene que ver con el fútbol. Uno que tiene que ver no solo con obtener el genoma de la población de la época, sino también con descubrir los movimientos migratorios que ocurrían por aquellos tiempos. ¿Los protagonistas de esta aventura científica? Gerardo Ramos, director del Instituto de Ciencias y Tecnología de la Universidad Ricardo Palma, y Verónica Rubín de Celis Massa, directora del Programa de Biología Molecular de la institución educativa en mención. Ellos nos ilustran sobre los alcances de este ambicioso proyecto, que aún sigue en marcha.

¿Cómo surgió la idea de realizar esta investigación?
-GR: Desde hace unas décadas, se ha tratado de investigar los movimientos migratorios que ocurrían en el Perú antiguo. Ahora, con la ayuda de la biología molecular se trata de encontrar una base científica más sólida. Verónica Rubín de Celis tuvo la idea de emprender estudios sobre el genoma del Perú antes de la llegada de los españoles. En ese sentido, uno de los objetivos de esta investigación es hallar analogías genéticas con pueblos antiguos que podrían haber venido al país durante ese periodo.
-VR: Primero se conversó con el doctor Luis Lumbreras, director del INC, sobre la posibilidad de estudiar el material encontrado en el espolón de Puruchuco. Hicimos un ensayo preliminar, aproximándonos a los restos óseos, e incluso dentales, de los fardos mortuorios. Seguidamente, presentamos un proyecto de investigación que tenía como fin extraer el ADN que contiene ese material, para compararlo con el ADN del Perú moderno. Así, nos ponemos en contacto con los arqueólogos Elena Goicochea y Guillermo Cock, que ya venían investigando las ruinas de Puruchuco. De esta manera, comienzan los estudios genético moleculares.

¿Cuáles son las exigencias de tiempo de una investigación de esta magnitud?
-GR: Las telas que envuelven a una momia son delicadas por causa de la humedad. Si alguien abre una de estas con mucha fuerza, se desgarra. Por ello, hay que abrir una capa del fardo y después esperar que se seque la siguiente, lo cual puede durar días o semanas dependiendo del clima. Siguiendo ese mismo procedimiento, se van abriendo las demás, que por lo general conforman un total de 7 u 8. Una vez que se han retirado todas las capas y se obtiene la momia en sí, comienza el trabajo más riguroso: se toma la muestra de una pequeña fracción ósea, a partir de la cual se puede iniciar el proceso de estudio molecular.

Por ahora ¿qué conclusiones han podido sacar de estos estudios?
-VR: Hasta donde han llegado las investigaciones, todo indicaría que Puruchuco fue un centro de tránsito, un lugar donde muchas culturas, provenientes de otras regiones, pasaban para intercambiar mercadería, realizar el trueque. Los estudios se acercan a esa hipótesis porque la mayoría del material óseo estudiado presenta un haplogrupo (conjunto de elementos genéticos que identifican a una determinada población) que hoy podemos encontrar en habitantes de origen selvático. Las momias habrían sido personas que llegaron a la costa desde la selva, traspasando muchas barreras geográficas de la zona andina.
No obstante, se ha encontrado también que esta población sufrió de enfermedades como sífilis o tuberculosis; esta última presenta cepas que hoy en día ya no se pueden hallar. Estamos emprendiendo un nuevo proyecto que se dedicaría a estudiar las enfermedades del Perú prehispánico. Eso permitiría en el futuro la obtención de determinados beneficios, como vacunas o terapias genéticas (tratamientos de enfermedades genéticas).
-GR: Hay que recordar que en Puruchuco tenemos una población de 8 mil fardos que aún no han sido abiertos. Abrir cada momia tiene un costo de 18 mil dólares. Eso explica el por qué esa hipótesis no se constata aún en un 100 por ciento. Para comprobarla en su totalidad necesitaríamos analizar una mayor cantidad de fardos. No obstante, nuestros estudios de ADN han revelado que no hubo un alto índice de endogamia (fenómeno común en el Perú prehispánico). Tal hecho también avala la teoría de que era una zona de paso, de viaje.

Por lo visto, se ha requerido una gran inversión para este estudio. ¿Qué instituciones lo han financiado?
-VR: Varias. Podemos mencionar al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Concytec), la misma Universidad Ricardo Palma o a la National Science Foundation. Algunos amigos extranjeros nos surten de reactivos que nos sirven para este gran proyecto. Hasta la fecha se han invertido más de 700 mil dólares.
-GR: Para nosotros, sería ideal tener una cantidad ilimitada de dinero no solo para seguir investigando las momias de Puruchuco, sino otras áreas de nuestro país. Los países desarrollados no suelen hacer este tipo de estudios porque no tienen el vasto patrimonio cultural que posee un país como el Perú. Independientemente de que tengan dinero para profundizar dichos estudios, nuestro patrimonio debe quedarse aquí. De lo contrario, podría suceder lo ocurrido con la uña de gato o la maca. Inspirados en Julio C. Tello, hacemos un manejo nacionalista de la ciencia. Podemos trabajar con el financiamiento de instituciones foráneas, pero la información obtenida se desarrolla aquí. Antes, para hablar de nuestro país se citaban fuentes extranjeras; ahora, expertos de países desarrollados citan fuentes peruanas para referirse al Perú antiguo.

¿Qué sucedería en el caso utópico de que se dispusiera de una cantidad ilimitada de dinero para realizar este tipo de investigaciones? ¿Qué otros estudios afines se harían?
-GR: Requeriríamos de una cantidad impresionante de millones de dólares. Conocer genéticamente toda nuestra historia sería muy costoso.
-VR: Para terminar de estudiar la cuarta parte de Puruchuco, necesitaríamos unas seis generaciones en adelante, explorándose otros aspectos no solamente relacionados con la cuestión evolutiva, sino también con las enfermedades y la entomología. En las momias encontramos, por ejemplo, larvas de mosca. El material óseo tiene que estar en un espacio físico de absoluta asepsia, los equipos que utilizamos para analizar las muestras antiguas no son los mismos que empleamos para las nuevas. Por ello, la extracción de ADN es un trabajo arduo y paciente. Por ejemplo, hemos tenido que obtener el ADN de todas las personas que participaron en la excavación. ¿Por qué? Si algún fluido de ellos, por ejemplo la saliva, cae por casualidad en la muestra antigua, se puede conseguir por equivocación un ADN moderno, no perteneciente a dicha muestra.

Y bueno, a la fecha debe haber mayores avances en el tema, cuestión de averiguar. Algunos enlaces relacionados son: La historia de la población de Perú (Population history of Peru) sobre «investigaciones de diversidad genética en poblaciones prehistóricas y modernas de los Andes», Las Momias de Puruchuco, interesante especial de Perú.com (de donde tomé la foto de este post) y otro especial Las Momias de Puruchuco, el legado del imperio Inca. Dos posts más y menos relacionados: «La gran rebelión Inca» El nuevo documental de PBS y National Geographic de Peruanista y Momias Incaicas y Sacrificios Humanos que es mío y algo en común tiene.

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Museo de la Nación

Pocos días después de visitar de casualidad la exposición de museos de la que posteé hace poco, tuve que acompañar a mi hija menor a hacer un trabajo de la Universidad al Museo de la Nación, así que cámara en mano recorrí los varios pisos del susodicho museo y éstas son algunas de las fotos que tomé:

Museo de la Nación, 3
Entrada al Museo de la Nación. Avenida Javier Prado. San Borja.

Pensar que originalmente éste edificio era la sede del Ministerio de Pesquería si no me equivoco, en buena hora se decidió utilizarlo como Museo. La verdad su entrada es bastante imponente y ha quedado muy bien como sede de una muestra significativa de lo que fueron las culturas pre hispánicas en nuestro país.

Museo de la Nación, 8
Representación de la vida diaria en el Perú primitivo.

El recorrido que se hace está organizado para que lo hagamos en una forma cronológica, es decir las cosas más antiguas se muestran primero. Así, tal como se muestra en la foto anterior, vemos como pueden haber sido los primeros asentamientos de los hombres que se desplazaban por el territorio peruano hace miles de años, en lo que se conoce como el período lítico.

Museo de la Nación, 16
Reproducción del Lanzón Chavín y del cuarto del templo donde se encuentra.

La vez que fuí al Castillo o Templo de Chavín, pertenciente a la cultura Chavín en la sierra ancashina, sentí cierto temor al recorrer sus vericuetos, en serio lo digo, no pude dejar de imaginarme sacrificios humanos sucediendo ahí, debe haber sido los fríos y estrechos pasillos de piedra, pero la sensación aún la conservo y la renové viendo lo de la foto anterior. Un buen set de fotos sobre el Templo Chavín aquí.

Museo de la Nación, 21
Representación de antigua ceremonia Cultura Cupisnique.

Éste no es un objeto arqueológico como lo puede ser un huaco, unos huesos u otros, pero me fascina en cuanto que recurre a los conocimientos existentes sobre una cultura y los grafica en una representación fácilmente asimilable a todos, apelando además a nuestro sentido de la fantasía haciéndonos ver algo que probalemente nunca sabremos realmente como haya sido. Vale agregar además que los Cupisnique no son muy conocidos que digamos.

Museo de la Nación, 45
Cerámica.

El ceramio precedente es de origen Nazca, esta cultura se desarrolló en la zona del mismo nombre, recientemente afectada por un terremoto, y es muy conocida por lo de las líneas de Nazca. Info y fotos sobre la cultura Nazca acá.

Museo de la Nación, 53
Cabeza trofeo momificada, cultura Nasca.

Una de las características no tan conocidas de la cultura Nazca es su, digamos, gusto por las cabezas trofeos. Si bien uno siempre piensa que sería interesante poder ver con nuestros propios ojos dichas épocas, vale decir, darse un viajecito en el tiempo para estar ahí, pues como que no hubiera sido muy bueno cruzarse con un Nazca con ganas de incrementar su colección de cabezas trofeo, o perder una batalla ante ellos.

Museo de la Nación, 82
Cerámica.

De Tanatos nos vamos a Eros. Los llamados huacos eróticos de nuestros antepasados son muy reconocidos, principalmente los de la cultura Mochica. Hay de las más variadas formas y para todos los gustos como quien dice. Mas sobre cerámica erótica pre hispánica en el Perú acá, acá y fotos acá (parte de la muestra en el Museo Larco Hoyle).

Museo de la Nación, 109
Fardo funerario.

Los fardos funerarios fueron una costumbre en las culturas del antiguo Perú. Los de la Cultura Paracas son los más famosos, pero el de la foto me parece es de la Cultura Chancay. Si alguien lo sabe exáctamente que lo diga en los comentarios. Por si alguien desconoce qué son los fardos funerarios, pues dentro de ellos se guardaba una momia, así que vendría a ser como el ataud actual.

Museo de la Nación, 119
Manto.

Los mantos, Paracas en este caso si es que no me equivoco, son también un tópico en la arqueología prehispánica peruana. Famosos por su policromía y calidad en general, son sólo una muestra de los increíbles logros de los peruanos originales. Más sobre los Paracas acá.

Museo de la Nación, 127
Cerámica Inca.

El de la foto es un ceramio Inca con forma de aríbalo, de los más conocidos junto con los Keros. La cerámica Inca probablemente no tenía el realismo de la moche u otras, pero era mucho más industrializada y mantenía una belleza geométrica muy propia. Un pequeño artículo sobre estilos de cerámicas del antiguo Perú acá. Y sobre la Cultura Inca, la Mitología Inca y el Imperio Inca también.

Museo de la Nación, 143
Mascarilla de oro.

Y bueno, para terminar que mejor con el Oro del Perú. Oro Chimú en este caso. La muestra del Museo de la Nación no es completa pero tiene piezas muy hermosas, además recientemente se ha añadido una colección recuperada que consta de unas piezas moches realmente impresionantes. Mas del oro peruano en la página del Museo Oro del Perú y en este artículo de Raúl Porras Barrenechea: Oro y Leyenda del Perú. El set de fotos completo (son 158) en mi cuenta en Zooomr. Las fotos de Pneff y las fotos de Mááário en Flickr.

Dios, Patria y Coca Cola – Mark Pendergrast

No creo que muchos hayan leido este libro, menos entre los lectores de este blog, aunque uno nunca sabe, claro. Yo lo compré hace años, de segunda mano por cierto, en lo que era la feria de libros de la Avenida Grau y ahora es un paso a desnivel en esa misma avenida. No recuerdo cuando fue que desapareció dicha feria pero fácil más de 10 años. Me llamó la atención el tema, siempre fui medio adicto a la Coca Cola y la perspectiva de enterarme de su historia me decidió a comprar el libro.

Dios, Patria y Coca Cola (For God, Country and Coca Cola) se publicó originalmente en 1993, y la edición que tengo, la primera en lengua castellana, es de marzo de 1994 en la colección Biografía e Historia de la editorial Javier Vergara Editor, de Argentina. El libro consta de 535 páginas con algunas ilustraciones. En su segunda página se lee un nombre anotado manualmente: Ricardo Revoredo L., quien supongo fue su dueño anterior a quien me lo vendió.

En los agradecimientos, el autor declara haber tenido acceso a los archivos de la Coca Cola, además de a muchas bibliotecas y archivos privados con lo cual logró reunir un amplio material para hacer de éste libro lo más cercano a la historia real de la Coca Cola. Al final se incluye una extensa bibliografía además. Para la mayoría de lectores que llegamos a su lectura sin nada contra que contrastar todo lo que se nos cuenta, obviamente que este libro se alza casi como la «historia oficial» al respecto. Hay bastante minuciosidad y montones de datos interesantes.

El libro está estructurado en 7 partes:

Prólogo: Una parábola (1º de enero de 1885)
Primera Parte: En los albores (1886 – 1899)
Segunda Parte: Herejes y creyentes (1900 1922)
Tercera Parte: La época de oro (1923 – 1949)
Cuarta Parte: Infortunios en la Tierra Prometida (1950 – 1979)
Quinta Parte: La era corporativa (1980 – 1989)
Epílogo: El auge de los años noventa (1990 – 1992)

Como se ve, es poco más de un siglo de historia que se cubre, y la verdad no me resultó aburrido leermela toda. Entre la dubitativa historia de los primeros años, y las grandes campañas de marketing de los últimos tiempos hay toda una saga de hechos, anécdotas y personajes que retratan no solo a la Coca Cola sino a los Estados Unidos como país, pues pocos productos se han identificado más, dentro y fuera de su país de origen como ésta bebida. Y ya que hablamos de países, indudablemente se menciona al Perú y la tradicional Coca como parte de los ingredientes originales. Los asuntos oscuros en los que ha estado ligada la Coca Cola, como explotación de trabajadores y otros, tampoco han sido dejados de lado. A continuación por ejemplo unos extractos de la parte en la que se narra un gran despido masivo ocurrido en los años cincuenta:

El viernes 8 de noviembre, uno de cada diez empleados de los que se presentaban a trabajar a las 9 de la mañana, como de costumbre, fue despedido de inmediato con una indemnización por cese de empleo. Además se les ordenó despejar sus escritorios y abandonar las oficinas a las 9.30 horas. Algunos gerentes encontraron sus oficinas clausuradas y sus pertenencias depositadas en el corredor. Este «Viernes Negro», como se lo llamó más tarde, se presentó por sorpresa para casi todo el personal. … El suceso acabó con alguna vidas. un ex empleado se suicidó arrojándose al cercano lago Spivey. Al final de la jornada siniestra, después que todos habían dejado la oficina, una empleada del departamento de personal, torturada por sentimientos de culpa, se disparó un tiro en la sien.

En los archivos de la compañía no quedan rastros del «viernes negro», tampoco se publicó nada acerca de los despidos o los suicidios en los diarios de Atlanta. «En esa época, Coca Cola podía impedir la publicación de cualquier noticia en los diarios» recordó un empleado.

Y bueno, parece que los medios son los mismos en todas partes, y en todas las épocas (recordando mi post de ayer). En todo caso, y aparte, hay un párrafo en particular que me gustó:

Coca Cola ha sido considerada como algo parecido a una religión, pero la idea realmente no es tan inverosímil. Después de todo, la primera máquina expendedora inventada suministraba agua bendita. La Metáfora se insinuó contínuamente en las entrevistas que realicé. «Coca Cola es el Santo Grial, es mágica», me dijo un hombre de la compañía. «Donde quiera que vaya, cuando la gente advierte que trabajo para Coca Cola, me trata como si fuera un representante del Vaticano, como si estuviera tocado por la mano de Dios. Siempre me deja maravillado que exista semejante veneración hacia el producto.»

Demás está decir que este libro lo recomiendo para los fans de la Coca Cola, pero también para los aficionados a la lectura de temas empresariales y de marketing, que pueden encontrar muchas cosas de su interés por ahí. Ah, hay una segunda edición, revisada y expandida, de la que también se cuenta ya con edición en castellano. Para quienes gusten leer sobre la Coca Cola, un especial en MuchoGusto.net. También el artículo en varias partes Coca Cola La Historia negra de las aguas negras y las 30 lecciones comerciales (PDF) que el propio autor extrapola de la historia de la Coca Cola.

Ciudades en marcha – Arnold J. Toynbee

Este es uno de aquellos libros que no recuerdo cómo ni cuándo cayó a mis manos, pero lo tengo hace bastante tiempo, eso sí. Ciudades en marcha (Cities on the move) de Arnold J. Toynbee fue editado en 1970 y mi edición castellana de Alianza Editorial (El Libro de Bolsillo 469) es la primera y data de 1973, pero hay una edición previa de la argentina Emecé de 1971.

Así como en sus obras más famosas Toynbee habla de ciclos de la historia y civilizaciones, acá, para estudiar y analizar a las ciudades parte del mismo concepto y nos presenta un erudito recorrido por la historia de las ciudades que a su manera y por la importancia que tuvieron en sus respectivas civilizaciones son claves en el desarrollo de la ciudad como ente creado por el hombre.

Para que se hagan una idea de cómo está estructurado el libro y los temas que trata, copio la lista de capítulos:

1 – Ciudad tradicional y explosión urbana actual
2 – Ciudades-estado
3 – Ciudades capitales: sus rasgos distintivos
4 – Elección de las capitales por razones de prestigio
5 – Elección de las capitales por razones de conveniencia
6 – Elección de las capitales por razones de estrategia
7 – Ciudades capitales: crisoles de razas y polvorines
8 – Ciudades sagradas
9 – Ciudades mecanizadas
10 – Ciudad-mundo del futuro

Me resultó muy instructivo leer sobre las razones de porqué tal o cual ciudad de la antiguedad conservó su capitalidad durante siglos, mientras que otras sólo lo hicieron por años, también la historia de la evolución de las ciudades, desde simples agrupaciones de cazadores recolectores nómadas a las megalópolis del presente, el auge y caída de muchas ciudades a través de los milenios. Y es que todos sabemos algo de Roma, Londres (antes Londinium) o Estambul (antes Constantinopla, más antes Bizancio), pero salvo que uno sea un historiador o geógrafo es raro que sepamos sobre Karakorum, Hsien-yang o Patna.

Hay un párrafo dedicado al Cusco, el cual copio para que puedan apreciarlo:

Extraordinaria es igualmente la proeza del Cuzco al mantener su posición como capital del estado incaico cuando éste, que comenzó como un pequeño estado local, se convirtiera en un imperio que abarcaba todo el extenso territorio de la civilización andina. El centro de gravedad demográfico y económio del mundo andino residía en la serie de exquisitamente irrigados y cultivados valles inferiores de los ríos que cruzaban la planicie costera del Perú en su camino desde las altas tierras andinas al mar. estos valles de las tierras bajas eran los principales centros de población del mundo andino, y allí estaban sus más grandes ciudades -por ejemplo, la gigantesca Chan Chan, un equivalente de Babilonia en el nuevo mundo-. Por contraste, Cuzco es una ciudad montañosa en el límite del extremo oriental de lasgiones de la civilización andina. Está encaramada sobre la ladera atlántica del macizo que divide las aguas que van al Pacífico o al Atlántico. En la terminología geográfica peruana de hoy está ubicada en el flanco alejado de los Andes y del altiplano, en la montaña. A pesar de esta desventaja geográfica, el prestigio de Cuzco como histórica capital del pueblo imperial inca era tan grande entre todas las ciudades sometidas que quedaban del mundo andino, que mantuvo su posición hasta que el imperio inca fue repentina imprevistamente derribado por los invasores españoles.

Pero Toynbee no se limita a repasar la historia de las ciudades sino que analiza sus problemas y extrapola su futuro. Claro, este análisis ha sido hecho hace casi 40 años y se nota, (habla de la moda de tener carro propio y de la de viajar en avión y sugiere no descuidar la infraestructura ferroviaria, para cuando pasen estas modas), pero en muchos puntos sigue vigente a pesar del tiempo transcurrido. Toynbee habla de Ecumenópolis, la ciudad futura que abarcará todo el mundo y reflexiona: El interrogante que se plantea no es si Ecumenópolis va a surgir a la vida; es si su creadora, la humanidad, va a ser su amo o su víctima. ¿Lograremos hacer de la inevitable Ecumenópolis un hábitat tolerable para los seres humanos? Reflexión que, aunque no hablemos ahora de una única ciudad sobre toda la superficie terrestre (a la manera de Trantor, la ciudad de ficción de Isaac Asimov) es de una candente actualidad.

Si les interesan los temas planteados no duden en agenciarse una copia de éste libro, vale la pena. Si las pequeñas muestras que les he proporcionado no les han sido suficientes, el primer capítulo se encuentra online en castellano y lo pueden leer en versión PDF o HTML gracias a la web Hackitectura. En el post Todo está en los libros del blog Liberalismo Abierto encontrarán una breve reseña del libro también.

Jacques Le Goff: La edad Media

En el diario La Nación de Argentina, sale publicada una extensa entrevista al historiador francés Jacques Le Goff, hecha por Luisa Corradini. A continuación un extracto algo largo de la misma.

Discípulos y colegas llaman al francés Jacques Le Goff “el ogro historiador”. Es una referencia al desaparecido Marc Bloch, cofundador de l’Ecole des Annales, quien afirmaba que un buen historiador “se parece al ogro de la leyenda: allí donde huele carne humana, sabe que está su presa”. De un ogro, Jacques Le Goff tiene la estatura y el apetito. A los 82 años, Jacques Le Goff sigue trabajando, a pesar de la profunda tristeza que le provocó la reciente muerte de su esposa y de una caída que desde 2003 lo mantiene recluido en su departamento de París.

Con cualquiera de sus libros –tantos que podrían formar una biblioteca– todo lector se siente inteligente y erudito. Aún más que sus condiscípulos George Duby, Emmanuel Le Roy Ladurie y François Furet, Le Goff recurrió a todas las disciplinas para estudiar la vida cotidiana, las mentalidades y los sueños de la Edad Media: antropología, etnología, arqueología, psicología. Sus obras mezclan conocimiento y perspectivas. Con ellas es posible introducirse en un medioevo fascinante, donde se estudiaba y se enseñaba a Aristóteles, Averroes y Avicenas, las ciudades comenzaban a forjarse una idea de la belleza y los burgueses financiaban catedrales que inspirarían a Gropius, Gaudi y Niemeyer. En esa Edad Media masculina, la mujer era respetada, las prostitutas, bien tratadas y hasta desposadas, y solía suceder que las jovencitas aprendieran a leer y a escribir.

-Los historiadores no consiguen ponerse de acuerdo sobre la cronología de la Edad Media. ¿Cuál es la correcta, a su juicio?
-Es verdad que no todos los historiadores coinciden en esa cronología. Para mí, la primera de sus etapas comienza en el siglo IV y termina en el VIII. Es el período de las invasiones, de la instalación de los bárbaros en el antiguo imperio romano occidental y de la expansión del cristianismo. Déjeme subrayar que Europa debe su cultura a la Iglesia. Sobre todo, a San Jerónimo, cuya traducción latina de la Biblia se impuso durante todo el medioevo, y a San Agustín, el más grande de los profesores de la época.

-Usted, gran anticlerical, jamás deja de destacar el papel de la Iglesia en los mayores logros de la Edad Media.
-¡Pero no es necesario ser un ferviente creyente para hablar bien de la Iglesia! También soy un convencido partidario del laicismo: principio admirable, establecido por el mismo Jesús cuando dijo: «Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios». Pero, volviendo a la cronología, la segunda etapa está delimitada por el período carolingio, del siglo VIII al X.

-El imperio de Carlomagno fue, para muchos, el primer intento verdadero de construcción europea?
-Falso. En realidad se trató del primer intento abortado de construcción europea. Un intento pervertido por la visión «nacionalista» de Carlomagno y su patriotismo franco. En vez de mirar al futuro, Carlomagno miraba hacia atrás, hacia el imperio romano. La Europa de Carlos V, de Napoleón y de Hitler fueron también proyectos antieuropeos. Ninguno de ellos buscaba la unidad continental en la diversidad. Todos perseguían un sueño imperial.

-Usted escribió que a partir del año 1000 apareció una Europa soñada y potencial, en la cual el mundo monástico tendría un papel social y cultural fundamental.
-Así es. Una nueva Europa llena de promesas, con la entrada del mundo eslavo en la cristiandad y la recuperación de la península hispánica, que estaba en manos de los musulmanes. Al desarrollo económico, factor de progreso, se asoció una intensa energía colectiva, religiosa y psicológica, así como un importante movimiento de paz promovido por la Iglesia. El mundo feudal occidental se puso en marcha entre los siglos XI y XII. Esa fue la Europa de la tierra, de la agricultura y de los campesinos. La vida se organizaba entre la señoría, el pueblo y la parroquia. Pero también entraron en escena las órdenes religiosas militares, debido a las Cruzadas y a las peregrinaciones que transformarían la imagen de la cristiandad. Entre los siglos XIII y XV, fue el turno de una Europa suntuosa de las universidades y las catedrales góticas.

-En todo caso, para usted, la Edad Media fue todo lo contrario del oscurantismo.
-Aquellos que hablan de oscurantismo no han comprendido nada. Esa es una idea falsa, legado del Siglo de las Luces y de los románticos. La era moderna nació en el medioevo. El combate por la laicidad del siglo XIX contribuyó a legitimar la idea de que la Edad Media, profundamente religiosa, era oscurantista. La verdad es que la Edad Media fue una época de fe, apasionada por la búsqueda de la razón. A ella le debemos el Estado, la nación, la ciudad, la universidad, los derechos del individuo, la emancipación de la mujer, la conciencia, la organización de la guerra, el molino, la máquina, la brújula, la hora, el libro, el purgatorio, la confesión, el tenedor, las sábanas y hasta la Revolución Francesa.

-Pero la Revolución Francesa fue en 1789. ¿No se considera que la Edad Media terminó con la llegada del Renacimiento, en el siglo XV?
-Para comprender verdaderamente el pasado, es necesario tener en cuenta que los hechos son sólo la espuma de la historia. Lo importante son los procesos subyacentes. Para mí, el humanismo no esperó la llegada del Renacimiento: ya existía en la Edad Media. Como existían también los principios que generaron la Revolución Francesa. Y hasta la Revolución Industrial. La verdad es que nuestras sociedades hiperdesarrolladas siguen estando profundamente influidas por estructuras nacidas en el medioevo.

-¿Por ejemplo?
-Tomemos el ejemplo de la conciencia. En 1215, el IV Concilio de Latran tomó decisiones que marcaron para siempre la evolución de nuestras sociedades. Entre ellas, instituyó la confesión obligatoria. Lo que después se llamó «examen de conciencia» contribuyó a liberar la palabra, pero también la ficción. Hasta ese momento, los parroquianos se reunían y confesaban públicamente que habían robado, matado o engañado a su mujer. Ahora se trataba de contar su vida espiritual, en secreto, a un sacerdote. Tanto para mí como para el filósofo Michel Foucault, ese momento fue esencial para el desarrollo de la introspección, que es una característica de la sociedad occidental. No hace falta que le haga notar que bastaría con hacer girar un confesionario para que se transformara en el diván de un psicoanalista.

-La invención del purgatorio, a mediados del siglo XII, parece haber sido también uno de los momentos clave para el desarrollo de nuestras sociedades actuales.
-Así es. Curiosamente, lo que comenzó como un intento suplementario de control por parte de la Iglesia, concluyó permitiendo el desarrollo de la economía occidental tal como la practicamos en nuestros días.

-¿Cómo es eso?
-La invención del purgatorio se produjo en el momento de transición entre una Edad Media relativamente libre y un medioevo extremadamente rígido. En el siglo XII comenzó a instalarse la noción de cristiandad, que permitiría avanzar, pero también excluir y perseguir: a los herejes, los judíos, los homosexuales, los leprosos, los locos… Pero, como siempre sucedió en la Edad Media, cada vez que se hacían sentir las rigideces de la época los hombres conseguían inventar la forma de atenuarlas. Así, la invención de un espacio intermedio entre el cielo y el infierno, entre la condena eterna y la salvación, permitió a Occidente salir del maniqueísmo del bien y del mal absolutos. Podríamos decir también que, inventando el purgatorio, los hombres medievales se apoderaron del más allá, que hasta entonces estaba exclusivamente en manos de Dios. Ahora era la Iglesia la que decía qué categorías de pecadores podrían pagar sus culpas en ese espacio intermedio y lograr la salvación. Una toma de poder que, por ejemplo, permitiría a los usureros escapar al infierno y hacer avanzar la economía. También serían salvados de este modo los fornicadores.

-Pero hasta la aparición del sistema bancario reglamentado, en el siglo XVIII, tanto la Iglesia como las monarquías sobrevivieron gracias a los usureros. ¿Por qué condenarlos al infierno?
-Porque así lo establecían las escrituras, como en la mayoría de las religiones. En el universo cristiano medieval, la usura era un doble robo: contra el prójimo, a quien el usurero despojaba de parte de su bien, pero, sobre todo, contra Dios, porque el interés de un préstamo sólo es posible a través del tiempo. Y como el tiempo en el medioevo sólo pertenecía a Dios, comprar tiempo era robarle a Dios. Sin embargo, el usurero fue indispensable a partir del siglo XI, con el renacimiento de la economía monetaria. La sed de dinero era tan grande que hubo que recurrir a los prestamistas. Entonces la escolástica logró hallarles justificaciones. Surgió así el concepto de mecenas. También se aceptó que prestar dinero era un riesgo y que era normal que engendrara un beneficio. En todo caso, y sólo para los prestamistas considerados «de buena fe», el purgatorio resultó un buen negocio.

-¿Se podría decir … que seguimos viviendo en la Edad Media?
-Sí. Pero esto quiere decir todo lo contrario de que estamos en una época de hordas salvajes, ignorantes e incultas, sumergidos en pleno oscurantismo. Estamos en la Edad Media porque de ella heredamos la ciudad, las universidades, nuestros sistemas de pensamiento, el amor por el conocimiento y la cortesía. Aunque, pensándolo bien, esto último bien podría estar en vías de extinción.

Una ilustrativa entrevista a Jacques Le Goff sobre San Luis, un artículo de Le Goff: Las Globalizaciones Tienden a Violar La Historia y la Cultura, una reseña sobre su libro: En busca de la Edad Media, otra sobre El nacimiento de Europa, otra entrevista, esta vez sobre Salud Mental y Cultura. La foto del profesor Le Goff ha sido obtenida de la web cite-sciences.

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Quipucamayoc (cuento)

Daniel Salvo, amigo de quien habla y fan confeso de la CF al punto de ser fundador y principal animador de la «Asociación Peruana de Ciencia Ficción, Terror y Fantasía» Coyllur, ha visto recientemente publicado un cuento suyo en el portal literario peruano con sede en USA Ciberayllu, el cuento se titula Quipucamayoc y es en propias palabras del autor: una especie de retro ciencia-ficción andina, o «cholopunk», que surgió de un chiste personal que asimilaba los quipus a las computadoras. Para que tengan una idea del mismo un pequeño extracto:

Kuntur Ñahui era un hombre sabio, un quipucamayoc enviado por el Inca para evaluar y cuantificar las riquezas recientemente arrebatadas a los guacro. Se sentía muy fastidiado por este encargo. Acostumbrado a ser tratado con deferencia tanto por los sabios amautas del Yachaywasi como por el resto de ciudadanos cusqueños, no podía evitar sentirse nervioso frente a todos esos guacro de rostros ceñudos. Kuntur Ñahui no los entendía, ¡si eran casi unos salvajes! Deberían estar agradecidos por la presencia de los incas, que traerían al fecundo valle una paz duradera y próspero orden. Pero no, los guacro evidenciaban un profundo resentimiento que llegaba a los límites de la insolencia, la cual había sido oportunamente castigada. Los cadáveres destripados, exhibidos en su momento, habían constituido un excelente disuasivo para los descontentos. Kuntur Ñahui no se hacía ilusiones: los costeños eran así, resentidos y ladinos. Y no se explicaba cómo podían soportar ese clima y el olor salobre del mar.

Daniel me explica que el pueblo «guacro» no existe, sin embargo, en Cañete existió efectivamente un pueblo llamado «guarco», con una ciudadela en Cerro Azul (antes de la llegada de los surfistas), y que «soportaron» la dominación incaica como muchos otros pueblos.

El cuento está realmente bastante bien logrado y recomiendo su lectura entusiastamente, puede que tenga sus fallas, pero eso no quita que se reconozca el esfuerzo en encontrar un tema netamente peruano para idear una pequeña fantasía histórica. Haciendo click acá pueden acceder al texto completo del mismo.

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El retorno de las Huacas – Luis Millones (compilador)

He pasado mas tiempo del que debía leyendo este libro, y la verdad es que lo he hecho a saltos, entre la lectura de otros libros muy diversos y finalmente lo terminé empujado por lo que leía en otro libro: El Laberinto de la Choledad. Quizás no es la manera más adecuada de leer cualquier libro, pero como se dice, así pasó.

El Retorno de las Huacas – Estudios y Documentos del Siglo XVI, es una publicación conjunta del Instituto de Estudios Peruanos y de la Sociedad Peruana de Psiconálisis. La edición data de febrero de 1990 y constó de 1,500 ejemplares, a la fecha se encuentra agotado en el catálogo del IEP.

Este no es un libro de ficción, lo aclaro pues todos los anteriores libros reseñados lo han sido. Es una compilación de estudios sobre unos documentos del Siglo XVI conocidos como Las Informaciones de Cristóbal de Albornoz. Tales «informaciones» son los informes presentados por el mencionado sacerdote español sobre su labor como «extirpador de idolatrías» en el Virreynato del Perú, entre finales de la década de 1560 y principios de la de 1570. La idolatría en cuestión es la conocida con el nombre quechua de Taki Onqoy. Para explicar en que consistía esto copio de las solapas del libro:

Hacia 1564 se hizo público en los Andes peruanos un movimiento religioso de antiguas raíces indígenas que recibió el nombre de Taki Onqoy o «enfermedad del canto». Más que enfermedad se trataba de un movimiento de resistencia anticolonial, cuya característica principal fue el abandono de todo aquello que había sido traído por el conquistador. Además, se insistió en las creencias propias, las que eran recordadas a la manera tradicional indígena por medio de la repetición incansable de cantares de contenido histórico o ritual, y acompañados de bailes frenéticos que duraban varios días.

El Taki Onqoy se difundió principalmente entre los habitantes indígenas de las zonas rurales de los actuales departamentos de Ayacucho, Huancavelica y Apurímac. Desde siglos atrás esta región, de raíces culturales chanka, había sido sometida a la violencia expnsiva del Imperio Wari, de las tropas incaicas y luego a la de los conquistadores, encomenderos y mineros españoles.

El libro está estructurado en tres partes, una Introducción, que incluye una Introducción de Luis Millones, mapas, cronología y una Nota preliminar al personaje histórico y los documentos a cargo de Pedro Guibovich Pérez. Luego vienen los Documentos en sí, que ocupan la mayor parte del libro (casi 300 de las 452 páginas del mismo) y que a pesar de seguir las normas de transcripción de documentos de este tipo, son de lectura un poco pesada por cuanto conservan muchas de las palabras y formas gramaticales y ortográficas del castellano de aquellos años. Finalmente están los Estudios: El Taki Onqoy: Las raíces andinas de un fenómeno colonial de Rafael Varón Gabai; Discurso y transformación de los dioses en los Andes: del Taki Onqoy al Rasu Ñiti de Sara Castro-Klarén y El Taki Onqoy: reflexiones psiconalíticas de Moisés Lemlij, Luis Millones, Alberto Péndola, María Rostworowski y Max Hernández.

La parte de la introducción se centra por el lado de Millones en la historia de los documentos y en los estudios presentados en el libro, y por el lado de Guibovich en la persona de Cristobal de Albornoz. Por el lado de los estudios, los títulos de los tres son descriptivos del enfoque que le dan al tema. Y aún cuando todos son interesantes, el de Sara Castro-Klarén logró que me identificara con su forma de ver las cosas. A continuación, para situar mejor la época, el párrafo inicial de Varón Gabai:

Cuando todas las vías de seguir viviendo aparecen cerradas, y aún las graves dificultades del pasado evocan añoranza por la extrema dureza del presente, solamente una sociedad convencida de sus creencias y de su historia puede pretender sobrevivir. Qué podía pensarse si en tres o cuatro décadas un individuo cualquiera había visto morir, violentamente o por enfermedad, a la mayoría de sus conocidos; si las cosechas habían fallado y el ganado había sido diezmado; si las cargas tributarias y exigencias personales aumentaban, mas no así la retribución. En los treinta años transcurridos desde la llegada de los españoles a los Andes, las cosas habían ido empeorando y la gente cada vez entendía menos a los invasores. El indígena tenía pocas alternativas: aceptar la autoridad colonial y seguir muriendo y viendo morir, acudir al Inca de Vilcabamba – descendiente del antiguo opresor, que ya se iba dando por vencido en su resistencia armada -, o aferrarse a los dioses y usos milenarios propios. La última opción, desesperada, valiente y violenta, se manifestó a través de un movimiento nativista que los españoles de entonces nombraron el Taki Onqoy.

Sara Castro-Klarén añade: El Taki Onqoy o baile de la desesperación (1565-1571) fue una de las muchas respuestas al colapso del imperio Inca. No hay duda hoy de que la presencia española constituyó un desastre en la vida de los andinos. … Los predicadores de la secta anunciaban el final de la dominación española. Decían que las huacas estaban todavía vivas y que volverían para pelear contra «Dios». Estas divinidades locales exigían la lealtad de sus gentes, las cuales por lo tanto no debían poner pie en las iglesias ni escuchar a los evangelistas, ni comer alimentos españoles, ni tampoco vestir ropajes españoles so pena de ser convertidos en animales.

Además de prometer la expulsión de los invasores al mar, el Taki Onqoy también prometía a los andinos la restauración de la buena salud y la abundancia de comestibles. … El Taki Onqoy abarca así no sólo la conciencia del trauma de la conquista y la derrota de los dioses sino también las muy tangibles necesidades del cuerpo. Para 1565 ya se había hecho clarísimo que el desastre ecológico traído por la invasión europea literalmente deletreaba el final físico de la población andina. Guaman Poma le ruega a Dios una y otra vez que al menos les otorgue a él y a su gente la continuidad biológica. El Primer nueva crónica no cesa de repetir y clamar: «Que no nos acabemos». … Las Huacas, paradójicamente, amenazan a los que las traicionan, con hacer realidad el más profundo temor que en sí anima su culto: el terror del fin irreversible de toda una etnia, es decir el holocausto.

Libro no para el gran público, pero indispensable para quienes se interesen en la historia del Perú y en los orígenes de nuestra identidad como nación y asi mismo en los orígenes de nuestros más antiguos traumas como pueblo andino. Curioso ver que hace casi 500 años nos enfrentamos ya a una amenaza contra la disolución de lo que en ese entonces se consideraba como nación. Saber que de alguna manera conseguimos sobrevivir a pesar de tener todo en contra debería motivarnos en la lucha con nuestros actuales problemas.

A quienes les interesa el paralelismo entre los bailes del Taki Onqoy y los danzantes de tijeras contemporáneos pueden leer: La representación de La danza de las tijeras de José María Arguedas. Contribución a la formación de la cultura andina de Juan Zevallos-Aguilar en Cyberayllu. Contenidos y contradicciones: la obra de Felipe Guaman Poma y las aseveraciones acerca de Blas Valera de Rolena Adorno, donde se habla de Cristobal de Albornoz. Un artículo relacionado: Ayudemos al Tayta Inti: «La Pachamanca”. Un texto de Luis Millones: El encuentro o ‘tinkuy’ en textos coloniales andinos. Una monografía sobre otro libro de Luis Millones: Historia y poder en los Andes centrales. Y una web llamada: La Muerte del Inca Atahualpa de Luis Millones y Ulla Dalum Berg.

La imagen de la carátula del libro es un fardo funerario de la costa sur del Perú. Este fardo se encuentra en el Museo Nacional de Antropología y Arqueología de Lima. La foto es de Yukata Yoshii.