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Campaña contra el ruido

Campaña contra el ruido
Iquitos es un ciudad muy ruidosa, debido sobre todo a la presencia de grandes cantidades de mototaxis, o motocarros como son más conocidos acá. Y prácticamente la totalidad de ellos andan por la ciudad con los escapes libres, sin silenciador, y es más se resisten a colocarlos aduciendo que eso le quita potencia a sus vehículos. El panorama en lo que corresponde a las motos lineales es similar también, pero de lejos los motocarros son los más ruidosos.

Debido a éste y otros factores contaminantes, la Municipalidad de Maynas inició una campaña contra el ruido y por toda la ciudad se puede encontrar pequeños murales alusivos al tema, al parecer hechos por alumnos de los diversos colegios de la ciudad, algunos de ellos tan originales, y sugerentes como el que ilustra este post, visto en la calle Fitzcarrald, casi esquina con la Pevas. Si encuentro más que me llamen la atención los iré posteando.

Tres vistas tres

En el mercado

Tres fotos diversas tomadas casi al paso. La de arriba corresponde al mercado conocido como La Norteñita en el cruce de las calles Putumayo y Manco Cápac. La parte fotografiada es la de la sección de venta de jugos y sanguches. Los precios son muy cómodos y los jugos bastante buenos, los sanguches no son de acuerdo al standard limeño pero por cincuenta centavos no esta mal tampoco, y no, no he tenido problemas estomacales.

En el Banco

Estaba esperando que atendieran a mi acompañante en el Banco de Crédito ubicado en la esquina de la Plaza de Armas con Jirón Próspero y esta chica me llamó la atención, no pude resistirme a sacar la cámara y disparar. Por cierto, en persona se veía mucho mejor.

En la calle

A pocos metros de mi tienda de la García Sanz éste reciclador no tuvo mejor antojo que tirarse a descansar un rato. Espero que no me denuncie por fotografiarlo inautorizadamente.

Y llovió

Lluvia, 1

Siquiera un ratito, no más de media hora realmente, pero bastó para refrescar un poco, aunque ahorita con la evaporación ya empiezo a sentir más calor. Nunca he podido tomar buenas fotos de lluvias, ¿Será que no son fotogénicas? Me encantan, quisiera capturar su fuerza, su furia, lo desbocada que se muestra la naturaleza a veces. Y eso que no hablo de las tempestades con rayos, truenos y relámpagos.

Lluvia, 2

Comiendo en Iquitos

Salsa de ají charapita

Antes que empiezen a pensar en juanes o tacachos les diré que no, aún no he comido algo regional en el tradicional sentido de la palabra. Pero si digamos en el complemento o en parte de la comida. La foto anterior es una salsa muy común en Iquitos, la ponen en la mayoría de menús de la selva peruana además. Como pueden ver es principalmente cebolla picada y ají regional o «charapita» que es muy agradable, y se usa para acompañar casi cualquier plato, aunque yo personalmente la uso sólo en algunos.

Sopa de Sajino

La sopita que ven es de sajino, un animalito regional que le da un gusto especial y típico a los platos en los que se usa. El segundo que está en la tercera foto es un adobo de chancho, nada regional, pero con el añadido de una porción de frejolito ucayalino lo que le da el toque distintivo. Y nada más por el momento. Salvo que se viene el fin de semana, así que espero reportar algo de interés en esos días para los caballeros asiduos a éste blog.

Imagen 043

Por supuesto si gustan leer más sobre comida charapa les direcciono a mis dos posts donde algo hablo del asunto: Comida Peruana: La Selva I y Comida Peruana: La Selva II, buen provecho.

En Iquitos

Casa de Fierro, Iquitos
Y sin tiempo para bloguear sólo me queda postearles ésta foto que tomé hoy, corresponde a la célebre Casa de Fierro, diseñada por Gustave Eiffel, el mismo de la Torre Eiffel de Paris. La estructura es toda de fierro y fue enviada a Iquitos desde la ciudad luz por via marítima y luego surcando el río amazonas hasta llegar a su destino. A ver como me va mañana de tiempo y puedo postear algo más extenso.

Pero mientras sube la foto les cuento que el vuelo normal, a lo que no me acostumbro aún de nuevo es al calor, los 35 grados que deben estar haciendo al mediodía son deliciosos pero deshidrantantes a más no poder. Anoche me sentía como si estuviera durmiendo en un microondas prendido. Esperemos que hoy lo soporte mejor.

Comiendo Chambira

Y este martes nuevamente es de… reciclaje; Comiendo Chambira fue un post publicado el 31 de diciembre del 2004 en Andanzas, y lo he escogido por varios motivos, pero principalmente porque hoy en la noche espero estar de vuelta en la ciudad de Iquitos luego de un tiempo de no ir por allá. En los casi tres años que han pasado desde la publicación del post original he pasado por varias cosas, un divorcio, dos operaciones, varios trabajos, muchas experiencias interesantes, sin embargo lo que cuento en éste post aún lo suscribo, tan sólo espero no aburrirlos, normalmente no publico acá posts personales, pero como ya no manejo otros blogs, nos tendremos que acostumbrar.

El hecho de cambiar de situación laboral hace ya varios años y dejar un trabajo dependiente para acometer una empresa independiente cambió mi vida y la de mi familia mucho más de lo que en un principio supuse.

Yo estaba acostumbrado a trabajar en una cómoda oficina, a manejar presupuestos amplios, a contratar personal, y despedirlo también, sin dudarlo mucho. Y en general pues, a todo lo que está acostumbrado cualquier funcionario que se respete, salvo a la coima, a eso jamás. Volverme el responsable de mi propia empresa me hizo replantearme todo lo anterior, ¿presupuestos amplios?, ja, nada de gastos superfluos, y el personal a conservarlo en base a la cantidad de confianza que se genere recíprocamente, pero claro, me costó aprenderlo, tanto como estar prácticamente quebrado y luego salir a flote en el momento preciso, casi con lo que en el cine o literatura se conoce como un Deux Ex Machina, pero que involucró una gran dosis de trabajo de todos.

Pero bueno, sea como sea, el negocio sigue adelante y ya bien asentado me permitió incluso volver a la administración pública, aunque en un nivel más modesto. Que no sé si tengo vocación de servicio o soy burócrata de corazón, pero me gusta el trabajo, qué le voy a hacer. Sin embargo en esta etapa también llegó el momento de partir y preferí hacerlo por decisión propia, empujado por circunstancias familiares y deseos propios de cambio, a pesar de haberme podido quedar más tiempo de haberlo deseado.

Todo esto recordaba hoy en la tarde parado frente a la puerta del negocio, aprovechando un respiro en la afluencia de gente que llega para hacer sus compras de fín de año. Adentro mis hijas charlaban con una de las empleadas mientras su madre y otra de las empleadas atendían a dos clientitas algo indecisas. Mi ex cuñado, de visita desde Buenos Aires, pero charapa como el que más, compró en ese momento una bolsita de chambiras ya peladas y me pasó una. Las chambiras son cocos pequeños del tamaño, sin cáscara, de un limón de la costa. Tienen la carne blanca y agua adentro, como cualquier coco vamos, y son bastante agradables de sabor. Y yo a pesar de vivir ya casi 7 años contínuos en esta ciudad, era la primera vez que las comía.

Una vez, hace años, me dije que el día que Iquitos perdiera su exotismo para mí, sería hora de encontrar otro lugar donde vivir, o regresarme a Lima, simplemente. Y bueno, los últimos dos años Iquitos no me ha parecido nada exótico, una ciudad juerguera sí, pero éso quien no lo sabe. Sin embargo las chambiritas me hicieron pensar: ¿He llegado a conocer realmente ésta ciudad? ¿Su gente? ¿Puede ser posible realmente éso? ¿He pasado todos estos años como un zombie entre los iquiteños sin aprender nada?

Sé que por lo menos me he vuelto medio charapa, no en todo, claro. Mis hijas por haber llegado de corta edad a estas tierras, son más apegadas a las costumbres locales, digamos gusto por las comidas, forma de hablar sobre todo, aunque en esto último he podido comprobar que por los contínuos viajes a Lima y a otros sitios, ellas manejan adecuadamente los dejos de acuerdo a donde están, algo que últimamente yo ya no puedo hacer tan bién. Pero es el hecho de sentirse identificado con lo de acá, creo, lo más importante. Ninguna de ellas reside en Iquitos ahora pero ésta tierra siempre será parte de ellas.

Sin embargo, y a pesar de todo, quiero irme, quizás no me entiendan, pero extraño no sentir frío, no ver ningún cerro en ningún punto del horizonte, no sentir el mar salado ni el aire tan diferente. Mientras me como la última y deliciosa chambira pienso que pueda que nunca esté contento en ningún lugar, con nadie, ni con nada, pero que esta disconformidad innata no me impide disfrutar lo que tengo en el momento. La gente ha llenado de nuevo el negocio, hora de seguir trabajando, quizás hasta minutos antes del año nuevo. Buscaré más chambiras.

Y bueno, a partir de mañana blogueando desde Iquitos… y desde cabina pública, espero nomás que haya mejorado el servicio porque no era muy rápido que digamos hace un año atrás.

Norma Panduro – Chamana

A éste sábado le tocó ser de reciclaje; Chamana fue un post publicado el 4 de marzo del 2005 en Surfing el Amazonas, y lo rescato a propósito de… nada en particular, lo vi y recordé Iquitos, motivo suficiente para mi.

Tiene razón Miguel Ángel Cárdenas M. cuando en nota publicada en
El Comercio del 3 de marzo, habla de que son pocas las mujeres «chamanes» en nuestra amazonía, pero es evidente que las pocas que hay valen por muchas. A continuación parte de la nota.

Aquí los sueños no se hacen realidad. Las realidades se hacen sueño. Aquí Norma Panduro se convierte en una Beatriz dantesca que te llevará al País de Siempre Jamás; donde tus ángeles y demonios se aparearán como mantis religiosas. Tienes que ser un sastrecillo valiente aquí: en el batiscafo del ayahuasca. En un desvío del kilómetro 45 y medio al costado derecho de la carretera que va de Iquitos a Nauta hay una trocha en forma de serpiente durmiente, que conduce en hora y media de caminata en selva no desflorada a la clínica naturista de la chamana. La rara ave más prestigiosa de Iquitos, rara porque el mundo chamánico suele ser también patriarcal y ave porque los que participaremos con ella de una «mareación» (nombre técnico del viaje al subconsciente en ayahuasca) la veremos convertirse en águila.

El camino a su hogar-hospital-templo es recorrido siempre por turistas místicos (se pueden contar sobre todo franceses, alemanes, estadounidenses, suecos «en búsquedas»). Este camino angosto, donde se te estrellan mosquitos como balas de salva, también es hollado por médicos y académicos, como el doctor José Torres Vásquez, el ex rector de la Universidad Nacional de la Amazonía, quien hizo que Norma diera charlas magistrales allí. Y quien gracias a la planta logró controlar a sus estudiantes de ultraizquierda. (Una vez llegaron para ‘ajusticiarlo’ y él los invitó a una sesión de ayahuasca. «Dijeron que estaba loco», pero bebieron la planta de la paz). También llega Fernando Pinto Blanco, el director de la maestría de Medicina Natural de la Facultad de Medicina de la Universidad Santiago de Compostela; quien se llevará a Norma aEspaña. (Ella se guarda el nombre del político que la visita y del sacerdote que prueba ayahuasca como un café de fe).

A mi costado marcha Néstor Aguilar, el psiquiatra director del centro de rehabilitación para enfermos mentales de Iquitos, quien va a tomar pruebas psicológicas a los ayahuasqueros que han superado la depresión, la ansiedad y sobre todo a los que se han rehabilitado de la drogadicción. «Es sorprendente». Hay cada caso «curado» por la planta que las historias se expanden como mitos urbanos. Por ejemplo, la sanación corporal de un inglés que carecía del sentido del olfato o la emocional de una suiza que superó sus traumas por una violación. Al llegar al territorio de la curandera se observa una construcción piramidal de ocho por doce metros, con tablas de un árbol llamado aripay y donde las puertas están cardinalmente escindidas como una brújula. Es el epicentro del ayahuasca. Adentro, Norma Panduro se viste con su tocuyo y se refuerza con su tabaco negro.

Norma Panduro haría el jardín de las delicias de las feministas. Si alguien se perdiera por la selva de Nauta se espantaría de ver a una mujer que es capaz de caminar sola, en las noches, con su machete, sin miedo ni a sí misma. Es la misma mujer que no tenía represión sexual alguna («yo me hacía mis anticonceptivos de piri piri»), ni aun ahora a sus 61 años, en que mantiene a sus dos nietos huérfanos. Norma se separó de un hombre que no entendía su trabajo y se casó con otro que sin problemas cocinaba, lavaba y planchaba mientras ella viajaba astralmente.

Imaginemos su voz como una piedra cayendo por una catarata: «Tenía 17 años y sufría de un cáncer al pulmón. Los médicos le dijeron a mi mamá que me trate con cariño para que muera en paz. Pero mi mamá no se resignó y me llevó a Pucallpa, porque un hermano suyo conocía a un médico shipibo. Cruzamos el Amazonas y encontramos al chamán Adán Silva. Él me ‘chacapeó’ (la chacapa es un instrumento musical hecho con cortezas) y me dijo: Yo te voy a curar. Me hizo un tambo a 200 metros de su casa, con hojas y palitos donde dormía yo solita, e hice una dieta con chapo de plátano y pescaditos chiquitos. Me hacía más flaquita, pero durante mi tratamiento me sentía más fuerte. Bebía ayahuasca dos veces por semana y veía cómo médicos de otros tiempos y otras dimensiones venían a curarme. A los seis meses me dio de alta. Me fui a sacar mi radiografía y el médico me dijo que por qué lo hacía perder el tiempo si no tenía nada».

Ahora imaginemos su voz como la lluvia estrellándose en el pasto: «Le dije, mamá, me voy con Adán. Pero si ya estás curada, no seas loca, me dijo. Pero me rebelé y me fui para aprender a ser chamana. Y estuve sola con las plantas, que en visiones me enseñaban sus poderes, y a cantar icaros». Los icaros son los cantos del chamán que nos libran de nuestra Perséfone interna cuando nos besa y birla el alma y nos hacen vomitar (es una metáfora física de limpieza psicológica y espiritual). Con esos cantos, que calcan sonidos de animales y de espíritus, Norma entra en las visiones de sus pacientes. Y los acerca a Dios: «Creo en él porque con la planta se está más cerca suyo. El diablo no existe, son solo energías negativas. Y trabajo el miedo, que es el temor a encontrarte con tu yo. Al ayahuasca no le puedes mentir». Pero no solo es una detectora de mentiras, la planta también es una máquina del tiempo. Y constatarlo casi le cuesta el aura a Norma.

Imaginemos su voz como un volcán erupcionando en el mar: «Yo tenía una hijita de 18 años, preciosa e inteligente. Pero un día tuve una visión, vi que la estaba velando en un ataúd, y le rogué a Dios que no fuera cierto. De repente, tres meses después, para su cumpleaños, ella preparó un cebiche y al terminar de comerlo le agarró un cólico. La llevamos al seguro, le encontraron piedras en la vesícula y decidieron operarla. Yo le dije que no, que se fuera a Lima, donde hay mejores especialistas. Pero no me hizo caso. Salió bien de la operación y me dijo: ya ves, mamá. A los 15 días, a mi hijita le agarró una fiebre alta. El médico me dijo que solo era un virus. Yo le dije que era por culpa de su mala operación. Pero cómo sabe usted, acaso es médico, me dijo. A mi hijita la operaron y salió muerta. Casi me suicido, blasfemé de Dios, pero la planta me reconcilió con el divino y curó mi cuerpo y mi espíritu».

Ha terminado la sesión. Son las cuatro de la mañana y quiero como dice César Calvo en «Las tres mitades de Ino Moxo»: nacionalizarme culebra. La tesis más sugestiva de lo que ocurre en un trance de ayahuasca la ha dado el antropólogo suizo Jeremy Narby en su obra «La serpiente cósmica». Siempre se ve serpientes. ¿Y qué forma tiene el ADN? Pues, serpentiforme. Según él lo que ocurre es un encuentro del ADN del vegetal con el nuestro. ¿Y qué hay en el ADN? Pues nuestra información genética desde que evolucionamos de piedras a humanos y la de nuestros ancestros (por eso podemos vernos en otras vidas y como animales, o ver lo que Jung llamaba el inconsciente colectivo). También la información sobre nuestras enfermedades y cómo curarlas.

El chamán sería alguien, entonces, que puede decodificar serpientes. Pero además en esta apertura del subconsciente aparecen esos traumas de niño que debiste olvidar en el consciente para que no te afecten, pero que superviven y te carcomen por dentro. Con el ayahuasca los ves otra vez y te curas como con el hipo: por susto. Y aparecen también espíritus, un tema para la parapsicología. Por esto es difícil llamarla alucinógeno (no hay distorsión de la percepción como con el LSD, sino una llegada a un estado de metáforas visuales). Los expertos la llaman «enteógeno»: comunión con la divinidad.

Lamentablemente, tal como dice acá, Norma Panduro falleció en el 2006. En la página de Amazon Ayahuasca encontrarán un perfil de ella con música, supongo, interpretada por ella misma en una de sus sesiones. La Wikipedia trae interesantes definiciones de Chamanismo y chamán. Los interesados en lo del Ayahuasca, las plantas y éste tipo de usos pueden visitar Plantas Sagradas y Enteogenas. Un par de fotos de Norma Panduro tomadas por Lorna Li, en su cuenta en Flickr; también pueden encontrar, entre otros, un set de fotos llamado Mayantuyacu – Ayahuasca Retreat Center, dichas fotos fueron tomadas en Pucallpa. También un par de videos de Norma Panduro en You tube. Las fotos de este post fueron extraídas de Amazon Ayahuasca y Iquitos Times.

Un par de fotos de Karen Dejo

Como dice Fernando en Pospost la vedette/modelo/actríz Karen Dejo se ha vuelto una de las búsquedas más populares en internet, por lo menos en el Perú. Pasa que extractos de una película mas o menos porno (porno soft que le dicen) donde ella participa se han colgado en YouTube, Dailymotion y otros sitios similares para compartir videos, «Bellas y ambiciosas» es el título de la peli si no me equivoco.

Karen Dejo en Iquitos

Y bueno, hoy es 18 de octubre, día de la procesión del Señor de los Milagros y no tengo mucho tiempo para postear, así que con la esperanza que algún lector llegue a este blog por Karen Dejo y termine leyendo mis posts sobre ciencia ficción (por decir algo), es que les traigo estas fotos que le tomé a la Dejo en Iquitos el año pasado. No son nada del otro mundo, de hecho son medias malas, las tomé de lejos, con una camara de baja definición y poco zoom, pero ahí están, para quien quiera.

Karen Dejo en Iquitos, 1

Karen Dejo en Iquitos, 2

Y para aquellos que no han visto aún los videos (como yo) y deseen darle un ojo: lo que bota Google, los videos en YouTube y en Dailymotion (¿solo uno?). También lo que postean los blogs peruanos sobre Karen Dejo. Y bueno, en algo está la chica ¿No creen? si no porqué tanto alboroto pues.

Conferencia sobre arte popular en Iquitos: Bendayán y LU.CU.MA.

Hoy a eso de las 5 de la tarde terminaba de editar unos posts para Global Voices en español, cuando revisando los blogs recientemente actualizados en BlogsPerú encuentro un post del Gato Descalzo que me llamó la atención: Conferencia: Sabor tropical, Iquitos, del arte popular al mural callejero, obviamente lo que me atrajo fue la palabra Iquitos, en medio de un frío día de trabajo limeño su sola mención trajo a mi mente días de altas temperaturas y mucho calor humano. Así que sin pensarlo mucho decidí asistir a ver de que iba el asunto, y esperando oir siquiera por un rato un poco del añorado dejo charapa.

Llegado al lugar de la conferencia esperé un rato a que empezara y a los pocos minutos Christian Bendayán dió inicio a la misma, presentó a LU.CU.MA. o Luis Cueva Manchego y luego de una breve introducción pasó un video sobre tres artistas populares en Iquitos. Primera aclaración: Cuando dicen populares quieren decir artistas que alejados de toda corriente en boga hacen su propio arte de acuerdo a las necesidades de sus clientes y a lo que les nace y provoca hacer, no se trata de los más populares o los que más venden o los más reconocidos, sino los que hacen el arte funcional que el común de los mortales necesita y/o puede pagar.

El video «Los tigres del pincel», no fue muy largo y trataba sobre tres artistas populares en Iquitos, dicho sea de paso fue el único momento donde oí el dejo charapa con el añadido de la visión de algunas de las soleadas calles iquiteñas y sitios bastante populares (bares donde hay murales hechos por estos artistas, y sí los conozco todos, lo digo antes que me lo pregunten). Luego de eso, Bendayán habló un rato y después le cedió la palabra a LU.CU.MA. Para quienes no estén muy al tanto Christian Bendayán es un conocido artista de origen loretano bastante involucrado con esto del arte popular, además es miembro del grupo Los Sabrosos que precisamente está dedicado a difundir esta vertiente del arte. Como dice en la nota de La Fundación Telefónica que patrocinaba el evento y recoje el blog Historia de Lima Virreynal en el post Conferencias: Sabroso, sabor y saber en el Centro Telefónica:

Las conferencias pretenden abarcar algunos aspectos del amplio espectro de conocimientos y tecnologías, muchas de ellas sensuales e intuitivas, plásticas y mediáticas, generados por las mayorías peruanas, es decir desde los sectores populares y emergentes. Más allá de las falsas distancias y distinciones entre el saber popular y el erudito, entre el sabor del cuerpo y la sabiduría de la mente, entre lo sensual y lo tecnológico, proponemos una serie de diálogos entre operadores y artistas populares que rompan con esas diferencias cada día más absurdas. El diálogo público y la conversación como un espacio de comunión y discusión, de cuestionamiento y búsqueda de soluciones a los dualismos que nos atrapan y dividen entre las creaciones de la mente y las acciones culturales, entre la pasión y la razón, entre la ejecución y la utopía, entre el sabor y el saber.

Por su parte LU.CU.MA. es un ex presidiario reconvertido en artista, algo que ya de por sí atrae muchas miradas e interés sobre él y su obra ¿Cómo lo logró? vaya usted a saber, es posible (sólo estoy especulando) que haya un poco de exageración en lo que cuenta de su vida, pero las cicatrices sobre su pecho y estómago están ahí para atestiguar que su vida no ha sido fácil, y también que si alguien se lo propone, puede cambiar su vida para bien.

Luego de las dos breves charlas se inició una ronda de preguntas. Parte que me causó alguna gracia por cierto. La asistencia estaba conformada en su gran mayoría (salvo yo me parece) por jóvenes estudiantes de arte, algunos supongo que entendieron la propuesta presentada y la realidad del artista popular que estaba en el panel, un curtido autodidacta, pero sin embargo no faltaron las preguntas del tipo «¿Y usted con que corriente se identifica?» o «¿Cuáles son sus influencias artísticas?» o cosas parecidas y encima dicho en el lenguaje especializado propio de alguien que estudia arte. Obviamente ante este tipo de preguntas LU.CU.MA. como que pedía traducción a Bendayán para saber de que se trataba, y al final se incomodó un poco, pero bueno, supongo que este tipo de cosas pasan.

Terminada la ronda de preguntas el tercer panelista, miembro también del grupo Los Sabrosos (sorry, no recuerdo su nombre), habló precisamente sobre este tipo de desencuentros entre el arte formal y el arte popular, con algunas acotaciones muy interesantes al respecto y anunció próximas experiencias novedosas que nuevamente incursionarán en esta faceta poco explorada del arte en el país.

Sobre Christian Bendayán pueden leer varios posts y artículos en esta búsqueda en Google. Sobre LU.CU.MA. también, pero les recomiendo sobre todo esta nota del blog de Luis Miranda: Jugo de Lu.Cu.Ma, un viejo artículo del Somos, la revista sabatina de El Comercio recuperada por Luis. Reproduzco el primer párrafo para que se animen a la lectura:

Cuando Lucuma terminó de narrar los macabros detalles de su primer crimen, era muy tarde para escapar de la nave. La lancha de cuatro niveles y panza de macario en la que, tendidos en hamacas o tirados en el suelo, viajábamos casi medio millar de seres humanos y un toro negro, se deslizaba en medio de las aguas nocturnas del río Amazonas como un ruidoso camión flotante rumbo al desastre. Lucuma había amarrado su hamaca junto a la nuestra y eso había encendido nuestra bombilla de alerta roja. El pintor que acababa de contar cómo a los 14 años había descuartizado a su hermano sordomudo, y cocinado sus trozos en un perol de aceite, dormía protegido por un brillante cuchillo para degollar chanchos.