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Entrevista a Luis Pestarini de Cuasar

En la web de Forjadores publican una muy interesante entrevista a Luis M. Pestarini, fundador de la revista de Ciencia Ficción: Cuasar, una de mis favoritas desde sus primeros números, en los ahora lejanos años ochenta. Coincidentemente este año se cumplen 25 desde que Cuasar vió por primera vez la luz, y aún sigue en la brega! Les dejo con un par de párrafos (tres en realidad) de la entre, los interesados la pueden leer completa en el enlace indicado.

Mario César Carper: ¿Qué te impulsó a crear un lugar para escritores en papel? ¿Y justamente sobre Ciencia Ficción?
Luis Pestarini:
Comencé a publicar Cuásar cuando tenía 21 años, o sea cuando era un joven bastante inconsciente. Había un clima de efervescencia cultural, acababa de terminar la dictadura y de la mano de Sergio Gaut vel Hartman había nacido el Círculo Argentino de Ciencia Ficción y Fantasía que, pese a sus limitaciones, ofreció un espacio para autores, ilustradores y también editores. Se publicaban revistas, pero me parecía que había territorios que no estaban cubiertos —la crítica, el ensayo— y que, además, las publicaciones que había entonces (El Péndulo, Minotauro, Sinergia y Nuevomundo) no le prestaban atención a un fenómeno que estaba sucediendo en el mundo anglosajón: el nacimiento del ciberpunk y de un contramovimiento, que entonces se llamó el humanismo. De ahí que en Cuásar tuviéramos el privilegio de publicar por primera vez en español a autores como William Gibson, Bruce Sterling y Kim Stanley Robinson, entre otros.

M.C.C: ¿Recordás algún número en especial?
L.P.:
Bueno, digamos que recuerdo todos los números, algunos con más claridad que otros. Hubo sucesos que afectaron la producción de la revista de manera dramática. El número más extenso que hicimos, el 9/10 —casi 300 páginas— hubo que hacerlo dos veces: cuando lo iba a retirar a la imprenta, descubrí que se había incendiado cuando imprimían la revista. Había hojas de Cuásar chamuscadas y mojadas por toda la cuadra. Hubo que rehacer todo el contenido. Hay que recordar que en los ’80 los originales se armaban cortando y pegando el papel, no desde archivos digitales. También fue dramática la aparición del número 33, en enero de 2002, en medio del caos en que había caído Argentina. Fue muy impresionante recibir unos cuantos e-mails de lectores que nos contaban cómo se emocionaron cuando recibieron la revista, sentían que todavía sobrevivían espacios positivos en un país donde todo parecía derrumbarse. Pensándolo un poco, es un pequeño milagro que una publicación literaria sin apoyo financiero alguno haya sobrevivido al último cuarto de siglo en nuestro país.

M.C.C: ¿Qué temas preferís publicar? ¿Hay algunos requisitos para los escritores?
L.P.:
La primera pregunta es un poco difícil de responder. Prefiero publicar lo que me gusta leer. Como la revista no tiene aspiraciones comerciales, puedo darme el lujo de no pensar en si un autor o un tema pueden provocar mayores ventas. A mí me interesa la literatura fantástica que trabaja sobre ideas, pero siempre sin olvidar que es literatura y que, como tal, debe estar bien narrada. Siempre digo que la ciencia ficción, al menos la parte de la ciencia ficción que me interesa, es una rama de la filosofía, porque se hace las mismas preguntas: ¿qué somos? ¿qué es la realidad? ¿hay una posibilidad de trascendencia? Me parece que la ciencia ficción abre un espacio enorme para especular sobre estos temas, y para hacerlo de manera entretenida. Sobre si hay requisitos para los escritores, diría que más bien los hay para los textos: deben ser inéditos, deben poder clasificarse en el fantástico en sentido amplio (ciencia ficción, fantasía, terror) y no superar las 12.000 palabras, una extensión por encima de la cual complica la publicación por el espacio disponible en cada número. Y, por supuesto, están los valores más abstractos: que esté bien escrito, que sea original, por ejemplo.

Los Olvidados de la Ciencia Ficción

La revista argentina de ciencia ficción Cuasar que dirige el amigo Luis M. Pestarini ha concluido en su reciente actualización web la publicación en dos partes de una artículo titulado: Temas y Autores de la Ciencia-Ficción Injustamente Olvidados: Una Encuesta. Como supondrán el artículo, publicado originalmente en Science Fiction Studies, trata de traer a la luz autores u obras que por diversos motivos no han sido lo suficientemente valorados hasta el momento. La publicación original tiene más de diez años así que pueda que algunos de estos olvidos ya hayan sido revertidos, pero sigo resultando interesante para los estudiosos y aficionados al tema. Aquí tienen los enlaces a la primera y segunda parte. Pero les copio algunos de los mencionados por los críticos y escritores encuestados, como injustamente olvidados con los cuales estoy de acuerdo por ser obras /autores de mi agrado.

– Los cuentos de Fritz Leiber. Señalado por Brian Atteberry.
– Los ‘narradores’ que habitualmente son categorizados como ‘sub-literatura’, pero que fueron la raíz de la mayor parte de la historia del género después de 1926. Lester del Rey me viene a la mente como un buen ejemplo. Señalado por Albert Berger.
– Todas y cada una de las obras de Howard Waldrop. Señalado por Stephen P. Brown.
Robert Sheckley como constructor de mitos (por ejemplo, “Primer modelo”, “La llave laxiana”, “Todas las cosas que sois”). Señalado por Roger Bozzetto.
– Los recientes postmodernos que cruzan géneros, por ejemplo William Volman en You Bright y Risen Angels, Kathy Acker en Empire of the Senseless y varios textos de Angela Carter, especialmente Héroes y villanos.
– Textos lamentablemente olvidados y agotados de los ’60 y ’70 de, por ejemplo, Norman Spinrad, Michael Moorcock, Harlan Ellison, Joanna Russ, Cordwainer Smith, Barry Malzberg, Robert Silverberg, Roger Zelazny, J. G. Ballard, James Tiptree, Jr., y muchos otros. Este y el precedente señalados por John Fekete.
– “Why I Want To Fuck Ronald Reagan”, de J. G. Ballard (Seguro, el título es famoso, pero ¿cuántos son concientes de que esta parábola de La exhibición de atrocidades, escrita durante los años de Reagan en Sacramento, era ciencia-ficción de vanguardia y ahora se mantiene tan soberbiamente certera como descripción de la cultura política norteamericana durante los ’80 y aún después?). Señalado por Carl Freedman.
Y mañana serán clones y Millennium de John Varley. Señalado por Rafail Nudelman.
Hard Boiled Wonderland de Haruki Murakami. Señalado por David Porush.
American ApocalypseTM (1989) de John Kessel. Señalado por Lewis Shiner.
Barry Malzberg: no sólo ha producido una obra consistentemente estimulante, sino que además probablemente ha escrito sobre ciencia-ficción, tanto en su ficción como en sus ensayos, con más agudeza que ningún otro escritor.
Philip Jose Farmer: hay un par de libritos sobre él, pero muchos críticos lo consideran injustamente como un machista postpulp; esto pasa por alto no sólo sus complejas exploraciones de sexo y religión, sino su maestría intertextual y su relación con William Burroughs tanto como con Edgar Rice. Éste y el anterior señalados por Gary K. Wolfe.

Pero lo que me pareció realmente importante fueron los temas que señala este mismo Gary K. Wolfe y que de cierta manera enlazan con aquel intercambio de ideas que se tuvo a raíz de lo del Slipstream. Para no hacerla larga esto es lo que anota Wolfe:

Los escenarios de ciencia-ficción y las creencias folclóricas: esto incluye exploraciones no sólo del fenómeno Shaver y de los ovnis, sino de cómo ciertos cultos desde la cientología a los neonazis, pasando por los teóricos de las conspiraciones, usan las ideas de la ciencia-ficción para estructurar sus credos. La ciencia-ficción ha existido durante suficiente tiempo como para convertirse en fuente de creencias folclóricas, no sólo en una expresión de ellas.

Las influencias de la ciencia-ficción y la música popular: no sólo la metáfora de la bomba atómica en el rock y el r&b de los ’50, sino en músicos posteriores desde Kraftwerk a Devo que deliberadamente adoptaron las convenciones de la ciencia-ficción y las trasladaron a términos entendibles por una audiencia más amplia. Mientras estoy haciendo esto, la ciencia-ficción para televisión también es muy ignorada. Hay una tendencia, ahora que pensamos que logramos ser respetables, en asustarse de las manifestaciones más obviamente pertenecientes a la cultura popular del género.

Los directores literarios de la ciencia-ficción: al leer a los académicos, uno pensaría que Gernsback y Campbell fueron los únicos directores literarios que tuvieron algún impacto en el género. Pero hay una generación entera de nosotros que aprendieron lo que era la ciencia ficción a partir de las antologías de Conklin, Merril y Derleth, que compartían mucho más el gusto de Boucher que el de Campbell, y que observaron a Pohl, Moorcock y Goldsmith publicar cuentos que Campbell ni siquiera leería. Incluso mientras hablamos Gardner Dozois empuja el campo hacia la literatura general a través de su revista y sus antologías de lo mejor del año. Esto por no mencionar a editores-directores literarios como Wollheim o directores internos como Hartwell.

Así que mientras a algunos no les cae muy bien que los escritores que deciden incursionar en el género lo hagan negándolo o asolapadamente, algunas otras personas impulsan el que los escritores de género invadan el mainstream. Personalmente me parecen bien ambas cosas, implica una desaparición de rótulos y corsés que puede traer consigo obras que sólo se preocupen por ser buena literatura y no por pertenecer a uno u otro género literario, para no hablar sobre el mestizaje de géneros que, me parece, debe ser bienvenido y que, por otra parte es algo que se quiera, o no, ya se está dando y no hay forma de detenerlo.