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City – Carlos Wertheman

Al igual que con el anterior libro comentado, ya oportunamente conté como llegó a mis manos este libro. Está impreso en una sola gran hoja de papel de color sepia (el scaneado que hice se ve un color medio palo rosa, pero no es así) que se pliega y despliega. Lo que ustedes ven como carátula vendría a ser uno de los 12 cuadrados que conforman el todo. En el lado que está la carátula está impreso un mapa de Lima del año 1907 con las rutas del tranvía en ese entonces. En el otro lado están los poemas, en número de diez. También está impreso el mapa, pero en un tono bastante suave para no dificultar la lectura. La edición ha corrido a cargo de Tranvías Editores para la colección Cartografías, y es de octubre del 2005.

Hasta donde se, es el primer libro publicado de Carlos y la verdad no esta nada mal. Poesía urbana e intimista, cuyos poemas comparten temas comunes como la soledad, la rutina, los desencuentros amorosos, y claro, la ciudad, con referencias claras y veladas a distintos sitios de la Gran Lima. Todo sazonado con toques modernos y hasta «geeks» diría. Personalmente, los poemas me gustan, aunque de haberlos escrito yo no los habría hecho así, pero es una cuestión de cosmética verbal antes que de fondo. Las imágenes, impresiones y sentimientos que el autor intenta transmitir, me parece logran atravesar la barrera de las palabras y llegan con fuerza al lector. Como en estas líneas de uno de mis poemas favoritos:

Sonríes un trademark,
el sol sangra sobre la acera,
la javier prado convertida
en una serpiente de concreto negro
aferrada
lujuriosa a tus palabras.

cuando cierras la puerta sobre mi espalda,
todas las luces se apagan.

Muy a tono con su autor, este libro cuenta con su propio blog, bueno, tiene sólo 2 posts pero ya pues, algo es algo, sobre todo porque uno de los posts es un poema titulado «city«, que no figura en el libro del mismo nombre. En el site Los Noveles han colgado cinco de los diez poemas del libro. Y en este post de Triste, Solitario y Final: CARLOS WERTHEMAN: el cartógrafo de ciudades perdidas hay dos poemas, uno de los cuales no es uno de los cinco del anterior enlace, lo que hace un total de seis de diez poemas on line. También hay una crítica al libro en este sitio.

Y bueno, espero poder leer pronto otro poemario de Carlos. Según me dice la venta de éste ha ido aceptablemente, y aunque esa no es una motivación para escribir, sí es un buen indicativo para los editores a la hora de publicar. En todo caso, siempre podemos esperar que publique algún poema suelto en su blog.

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Test de Turing – Enrique Prochazka

Comentaba en un post anterior como llegó a mis manos este libro. Bueno, ya hace bastantes días que lo leí y por fín encuentro un momento para comentarlo. Test de Turing de Enrique Prochazka tiene apenas 50 páginas y consta de un solo cuento. Se publicó en junio del 2005 en Lima bajo los sellos editoriales Grupo Editorial Huaca Prieta y Lluvia Editores con una tirada de 1000 ejemplares. Me informaron que se trató de una edición no venal, destinada al obsequio, cosa que no he podido confirmar plenamente por cierto.

 

El narrador/protagonista, Max, luego de una pequeña reflexión, empieza a contarnos sus vicisitudes en una cátedra universitaria, una cosa lleva a otra y de pronto ya están hablando del famoso Test de Turing y de como ponerlo en práctica para un proyecto. No cuento más para no caer en spoilers. La lectura no se complica a pesar de lo «difícil» de ciertos temas y el desenlace puede tomar por sorpresa a algunos, así como el final, algo ambiguo.

La narración es a mi parecer, clasificable como de ciencia ficción, Y no pienso como dice Carlos Acevedo en su crítica a este mismo relato que: la temática abordada no es la anticipación, aunque ésta sea su forma de expresión. Ésta sirve de medio y pretexto, para una especulación filosófica desarrollada entre guiños al medio universitario y a la cultura informática. Tal razonamiento me parece algo forzado, para empezar, y siguiendo la misma lógica ¿Un poema no sería un poema según la temática que trate?

Por otro lado la Ciencia ficción por definición es especulativa, y para terminar, la filosofía y la metafísica están presentes en la CF desde sus inicios, ¿Cuál si no es el tema detrás de Frankenstein? ¿O de Solaris de Lem, donde se nos plantea la imposibilidad de entender una mente no humana desde nuestra propia humanidad? ¿Timescape de Benford por tratar acerca del mundo científico y tener especulaciones filosóficas tampoco debería ser considerado de CF? Y no hablemos de Dick, (sin mencionar que el relato que nos ocupa es muy dickiano en su tema, que no en su tratamiento literario), Le Guin y tantos otros.

Creo que lo que guía ese razonamiento mas bien es cierto afán de buscar respetabilidad literaria a la obra de Prochazka, apartándola del «guetto» de la ciencia ficción. Cosa que se ve con bastante frecuencia últimamente por cierto. No sólo de parte de la crítica, sino de los mismos autores, ahí estan los ejemplos de Kazuo Ishiguro o Michel Houellebecq, entre varios otros. Ver al respecto el artículo de Daniel Salvo: ¿Las invasiones jubilosas? para mayor abundamiento en el tema.

Finalmente, creo que no interesa tanto determinar si tal o cual obra pertenece o no a determinado género literario, lo que importa es que esté bien hecha y, aparte de entretenernos, nos haga reflexionar y/o azuze nuestra imaginación. Test de Turing cumple con eso y no dudo pues en recomendar su lectura a todo aficionado a la buena literatura. Por cierto, me quedó la duda ¿Qué es Parenmos? me suena a algo matemático. Acá un par de mis párrafos preferidos:

Lo siento; es que me disgustan todas esas tonterías sobre androides. En fin: recuerda que, después de todo a Harrison Ford le toma un centenar de preguntas saber que la chica que ama es apenas un electrodoméstico.

Intente refugiarme en Yumiko, pero la encontraba también enfurruñada y distante. Empecé a malquistarme con ella, a preguntarme si acaso sentía realmente algo por mí. Ella había correspondido a mi amor, es cierto, pero muy al estilo de su generación, un estilo desvaído y saltimbanqui que yo no entendía y estaba lejos de respetar. No me amaba, desde luego, aunque hiciera los ademanes correspondientes. ¿Tenía eso importancia? ¿Tenía siquiera significado?

En la web Libros Peruanos encontrarán un muy bien documentado apartado dedicado a Prochazka, cuenta con una pequeña autobiografía, imágenes y comentarios de sus obras, reseñas y artículos sobre sus libros, entrevistas y lo más importante para el lector, los enlaces a algunos cuentos disponibles en la red. En El Hablador hay también una reseña a su novela Casa. En el blog Libros otra reseña de Casa y en el blog Desvaríos un comentario sobre un par de sus cuentos. En el blog de Gustavo Faverón un post titulado: ¿A quién le habla Enrique Prochazka?. Y un relato suyo: Explorador, no incluido en los que se ofrecen en el enlace de Libros Peruanos.

Un post relacionado: Slipstream (O de como la Ciencia Ficción ya no es Ciencia Ficción)

Bruce Sterling habla sobre J.G. Ballard

En la web Ballardian, dedicada obviamente a J.G. Ballard, se publicó ya hace unos meses una entrevista de Chris Nakashima-Brown a Bruce Sterling, en la cual habla casi exclusivamente sobre ese gran escritor que es Ballard. La entrevista esta posteada en dos partes (ver 1 y 2) y es muy recomendable, tanto para los fans de Ballard como para los de Sterling, de quien en diciembre posteé algo acerca de su blog. A continuación un par de las preguntas y respuestas para que tengan una idea de por donde va la cosa.

Is he a science-fiction writer?
Oh, yeah. In some sense he’s the only science-fiction writer. He’s a figure who ranks with Stanislaw Lem in that regard, I think. He’s just repurposed the tools of the genre to such a tremendous extent that he’s doing things that are unheard of. He’s like a Hendrix figure who’s, like, this guy that picks up a guitar and instead of doing the things you expect to hear from a guitar, there are notes coming out of it that are like flutes and saxophones. That’s the kind of creative idiosyncrasy that Ballard brings to the genre.

Do you perceive that he had a similar influence on some of the other seminal cyberpunks like Gibson or Neal Stephenson?
Lew Shiner talked a lot about Ballard – he was a Ballard fan. Gibson is certainly a Ballard reader. A lot of cyberpunks were major Anglophiles. We’re really kind of New Wave 2.0, and if you were into New Wave, you really had to be into British New Wave because that was where it was happening. Of course, I’m a Harlan Ellison disciple, so I’m American New Wave by right of inheritance. But, yeah, you had to read Ballard. I know for a fact that John Kessel and James Patrick Kelly and a lot of the other humanist writers were jealously anxious of Ballard. They didn’t appreciate the idea that cyberpunks were somehow appropriating this guy – someone they really thought of as a hero of their own – as somebody who was willing to write real literary fiction about scientific things, without doing these annoying cyberpunk tropes like “my deck’s got more RAM than yours”.

El resto de la entrevista es mucho más interesante por supuesto. Y ni se diga de la web en sí, full información y noticias acerca de J.G. Ballard y su obra. Por cierto, se anuncia un nuevo libro, y estas son sus propias palabras acerca del mismo: The new novel is called Kingdom Come, and it will be out in September — it asks the question — «will consumerism turn into fascism?» and argues that it might, if we aren’t careful… La info la obtuve del Yahoo group sobre JG Ballard. Por si tienen dudas, como las tuvo quien escribio acerca de esto en la lista de correos mencionada: Consumerism y fascism (fascismo), tal como lo define la Wikipedia.

La foto de J. G. Ballard ha sido tomada de la web UK Politic Misc

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John Berger, un escritor europeo

John Berger es un escritor y crítico de arte inglés del cual sale en el diario La Nación de Argentina una entrevista a propósito de la publicación de un par de libros suyos en castellano: Esa belleza y Aquí nos vemos. A continuación algunas partes de la misma que me llamaron la atención.

El libro (Aquí nos vemos) transcurre en Lisboa, Ginebra, Cracovia, Islington, Le Pont d´ Arc, Madrid, el Szum y el Ching. ¿En qué medida sus recuerdos de esas ciudades y ríos son un mapa del alma?
No estoy muy seguro en lo que se refiere al alma, pero lo que sí sé es que cuando lo escribí quería abarcar Europa, desde Lisboa a la antigua frontera ucraniana. Abandoné el Reino Unido hace ahora cuarenta y cinco años [N. R.: vive en las montañas, Alta Saboya]. En aquel momento nadie pensaba en Europa como se piensa ahora. Si tenía algún tipo de ambición era la de convertirme en un escritor europeo, por eso Robert Musil es tan importante para mí. Pero fue la vida la que me llevó a esos lugares, no lo hice pensando en el libro.

Cuando habla de los pintores de la cueva de Pont d´Arc, dice que a veces hacen aflorar las figuras ocultas en la roca. ¿Se puede establecer un paralelismo entre lo que hacían esos artistas anónimos y Miguel Angel cuando extraía sus figuras de la piedra?
Creo que hay algo de eso, salvo por un detalle importante: en el caso de Miguel Angel su búsqueda y sus hallazgos eran un proceso muy solitario, mientras que los artistas del paleolítico no tenían esa sensación de soledad. Lo que me parece extraordinario es que esa tradición pictórica de las cavernas se mantuvo durante veinte mil años con mínimos cambios estilísticos. Por eso creo que esa dimensión temporal influyó en la sensación de pertenencia y de no sentirse aislados. Pero al mismo tiempo, la forma en que hacían aflorar su imaginación visual y táctil probablemente tiene mucho en común con Miguel Angel.

¿Por qué sigue sintiéndose tan cerca de Giacometti, de quien vuelve a escribir en Esa belleza?
Mostró que el arte es un proceso que continuamente está corrigiendo errores, que no es tanto una cuestión de inspiración sino de descartes, y en ese proceso hay una serie de accidentes y una selección que aprovecha lo útil. Es un proceso que tiene sus paradas, o bien porque el papel está exhausto para seguir usándolo, o porque ha surgido una presencia valiosa. Otra razón por la que considero que sigue siendo significativo es porque cuando su nombre se hizo ampliamente conocido por primera vez, tras la Segunda Guerra Mundial, en los cincuenta, todo el mundo lo consideró como un artista existencialista, que reflejaba el sufrimiento, una suerte de agonía. Cuarenta años más tarde, las mismas piezas parecen increíblemente positivas. Es así cómo las obras cambian en la historia, y cómo la historia cambia la percepción que tenemos de ellas. Una de sus delgadísimas figuras de caminantes que en los años cincuenta representaba para algunos a un hombre saliendo de un campo de concentración, ahora se la ve como algo afirmativo. Me parece conmovedor.

En la época que estamos viviendo, el sentido de la historia parece ausente. ¿Echa de menos un sueño político?
Mucha gente piensa así. No es mi caso. Todavía creo en la historia y sigo considerándome en gran medida un marxista. Desde un punto de vista histórico, lo que me parece absolutamente meridiano es que el nuevo orden mundial no puede durar, a causa de sus profundas contradicciones internas. Lo que está cobrando fuerza son formas de resistencia y de supervivencia frente a ese mundo unipolar a menudo mucho menos claras de lo que solían ser. Desde la Ilustración, los movimientos que surgían a favor de un mundo mejor siempre se presentaban como un programa, una especie de solución para las injusticias. Fue útil. Ahora la gente tiende a hablar de conquistas, pero aquellos movimientos siempre se correspondían con una visión que estaba basada en el futuro, en una solución. Spinoza, uno de los pensadores favoritos de Marx, decía que cuando nuestras respuestas a la vida son verdaderas y adecuadas, en ese momento palpamos la eternidad. La eternidad no es algo que está esperando por nosotros, no es algo que forme parte del futuro, sino que es algo que experimentamos, que se puede vivir y compartir en este instante. Puede que parezca exagerado -aunque tal vez no del todo- si pensamos en España y en lo que ocurrió en las últimas elecciones, en las que tanta gente votó, dio una respuesta adecuada que procedía de ellos mismos, no de instrucciones. Fue algo compartido por muchos de manera muy profunda. Al margen del resultado, creo que eso que tantos sintieron no puede ser destruido. Por supuesto que esos momentos -porque vivimos en un mundo de heridas y luchas constantes- puede que no vayan a perdurar. Pero que permanezcan no es la cuestión, sino que de alguna manera palpamos algo eterno.

Por supuesto la entrevista tiene más cosas interesantes para leer. Algunos artículos sobre John Berger: Una reseña del autor con algunos textos, John Berger, el sentido de la vista, Desconexiones graves, un artículo y Palabras, un poema de Berger, en realidad si googlean un rato podrán encontrar varios poemas de él colgados en diferentes sitios. Si aún desean leer más y no se hacen paltas con el inglés tienen la reseña de su libro Photocopies, un extracto de su libro Ways of Seeing, que me pareció muy interesante por cierto, Caravaggio: a contemporary view, un artículo del autor, y la web de Berger por supuesto.

La foto (con un parecido a Beckett), ha sido obtenida de la web Peripheries.

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Caballos de Medianoche – Guillermo Niño de Guzmán

En su momento recuerdo haber visto bastantes críticas sobre Caballos de Medianoche de Guillermo Niño de Guzmán, la mayor parte favorables. En su momento también, no me llamó la atención siquiera leerlas. Hace unos días, más de veinte años después de su publicación, leí este libro que adquirí en lo que era la feria de libros de la Av. Grau, hará unos diez años ya, cuando uno de mis caseros no tuvo las monedas necesarias para darme vuelto y me lo quemó por dos soles.

Caballos de Medianoche tuvo su primera edición en Lima en Noviembre de 1984, bajo la Colección “Autores Peruanos” de la Editorial Seix Barral, aunque en realidad el libro está impreso en Colombia y tiene el © de Ediciones Andinas S.A., pero eso es parte del problema del libro en el Perú, asunto que no pienso tratar ahora por cierto (Lo que sí, me gustaría saber es cuántos libros de autores peruanos se editaron en esta colección). El libro tiene dimensiones muy parecidas a los de la colección Biblioteca Breve de Seix Barral, y consta de sólo 104 páginas; viene además, y esto se lee en la carátula, con un prólogo de MVLL.

Por la forma como llegó a mis manos, creo que nunca tuve real interés de leerlo, ahí ha estado en su sitio durante años, hasta que buscando un libro de lectura breve di con él, y bueno, decidí intentarlo. Creo que entre los motivos para no leerlo estaba la carátula, francamente fea a mi parecer, y más aún por el hecho que se destacara en ella que estaba prologado por MVLL, como si la calidad intrínseca de la obra no hubiera sido suficiente para garantizar la venta del libro (¿Lo fue? ¿Se vendió? Quien sabe). Entre lo que me animó a leerlo figura el hecho que no hace tanto leí un excelente artículo de Niño de Guzmán sobre Coltrane. Que le gustara el jazz mejoró enormemente la valoración personal que tenía del autor, y aunque en la contracarátula del libro se mencionaba ya que le gustaba dicho tipo de música, la verdad pensé que era un snobismo más. Total, nunca me fío mucho de lo que dicen las contracarátulas.

Caballos de Medianoche es el primer libro publicado de Guillermo Niño de Guzmán y está compuesto por 9 cuentos presentados en tres partes:

I – Caballos de Medianoche
II – El fin de algo
– Good Morning Heartache
– El olor de la noche
– En la vida hay amores que nunca
– Perdido
– Blues de un lunes neblinoso
– Livia
III – Carta a París

Entre cuento y cuento hay una especie de viñeta, alguna mínima, otras más extensas, todas anecdóticas, la mayoría relacionadas con hechos y/o personajes más o menos conocidos, que si bien sirven para bajar un poco el tono ófrico de los relatos, no añaden mucho valor al conjunto en sí.

El primer cuento, que lleva el título del libro, va en un crescendo irreprochable de lo cotidiano a lo trágico. En el segundo: “El fin de algo”, se narra la sórdida aventura de 2 amigos en uno de esos antiguos night clubs de Lima. El siguiente: “Good Morning Heartache” me pareció de los mejores del libro, la historia de una cantante de jazz al borde de la locura. Me quedó la duda de donde estaba ambientado, pero eso es lo de menos claro. “El olor de la noche” es un relato corto que rebosa de soledad y despecho, si cabe la expresión. “En la vida hay amores que nunca” persiste en el mismo tema, la terrible soledad que se siente cuando uno está acompañado por esos cuerpos que se buscan tan sólo para olvidar otro. “Perdido” es otra historia de bares, pero esta vez con jazz, un poco extraña en su argumento, pero muy buena, y casi seguro que no está ambientada en Lima. Con “Blues de un lunes neblinoso” quedan de lado las historias de jazz y centros nocturnos y se nos ofrece la foto de un momento, de una intención, o eso me pareció. “Livia” es un relato diferente al resto, pues en todos los anteriores (salvo” Blues…”) los personajes son solitarios que pasan por los momentos posteriores al fin de una relación y no se nos cuenta mucho sobre el pasado sino sobre la inadaptación a la soledad, en cambio acá la historia trata sobre la relación misma, aunque vista luego de terminada también. Finalmente “Carta a París”, que es una excelente historia ante cuya frase final aún dudo en decidir qué es lo significa realmente.

En mayor o menor medida todos los cuentos me gustaron, bien narrados y sin excesos estilísticos ni de ningún otro tipo. Quizás tan sólo la insistencia de incidir en cada uno de los relatos en el mismo tipo de personajes, pues todos nos hablan de soledad, de abandono, de impotencia, de no aceptación de lo sucedido, así haya pasado mucho tiempo atrás. Claro que se puede decir que ese es el leiv motiv de la colección, y desde esa óptica no hay objección al respecto.

Acá la carátula del libro en la edición del FCE. Para que lean de GNdG, el relato En la vida hay amores que nunca del libro comentado, y el artículo El pasado, el dolor y la muerte sobre México en la literatura mundial. También una nota sobre otro libro del autor.

Qarqacha

La Qarqacha es un mito andino, se refiere a un ser humano que se ha convertido a la forma animal por haber mantenido relaciones incestuosas. Como cualquier mito que se respete ha servido de base a distintas formas de creación artística, por ejemplo, es también un comic y una película.

Muy recientemente es también un cuento corto, cortísimo mejor dicho, escrito por el prolífico y premiado escritor español Santiago Eximeno. De dicho cuento me entero por la lista de correos de Coyllur y lo reproduzco aquí con el correspondiente permiso de autor, gentilmente concedido por Santiago, pero pueden leerlo también en su versión original, y de paso, disfrutar de otros cuentos del autor en su blog Efímero.

QARQACHA

—¡Hijo de puta, desgraciado! —gritó Marta, y las llamas de la rabia ardían en sus ojos.
Yo retrocedí, acobardado, cuando ella me escupió a la cara.
—¡Es tu hija, por el amor de Dios! —gritó mi mujer, señalando el cuerpo desnudo, dolorido, que yacía sobre la cama.
Me llevé las manos a las orejas para evitar oír sus gritos, sus horribles gritos.
Después, cuando la niña comenzó a gritar, salí del cuarto rezando en silencio, en busca de una cuerda, una recia cuerda, con la que lacerar mi cuello.

La imagen corresponde a otro artículo sobre la película, publicado en Ciencia Ficción Perú del amigo Daniel Salvo.

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Harold Pinter: Premio Nobel de Literatura 2005

La noticia se dió ayer, así que a estas alturas ya es un refrito, pero igual me interesa y lo posteo. Se despejaron las incógnitas sobre las que posteaba anteriormente: el británico Harold Pinter se llevó el premio Nobel de Literatura 2005. Esta es la nota que sale en la web de la Fundación Nobel, incluye unos apuntes bio-bibliográficos, una entrevista en audio y otros datos. Y ojo con la web del propio Pinter que es completísima.

En el diario argentino La Nación se publica una interesante serie de notas al respecto: El británico Pinter ganó el Nobel de Literatura, Producción valiosa y actitud militante, «El mundo se irá por la alcantarilla», dijo el autor, Renovador de la estética teatral, Un autor con talento, polémico y sensible a los temas cotidianos, Su pluma fue de la escena a las pantallas de cine y de televisión, Dedicado a la poesía y a la política, Beneplácito también en Buenos Aires. La foto de Pinter ha sido extraída de la web Nrk

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El Código Da Vinci – Dan Brown

Lo confieso, leí El Código Da Vinci de Dan Brown. Debo confesar además que lo leí en la computadora, de una versión escaneada de las que te envían cualesquiera de los muchos sitios que hacen eso gratis. Diría que por lo menos no contribuí a aumentar las ganancias de Mr. Brown, pero no se si eso es bueno o malo, en fin. Resulta que me terminé de leer el libro que había llevado al hospital para distraerme, y no tenía nada más que leer, hasta que mi compañero de habitación me paso su copia (original) que él estaba leyendo, pues le ganaba el sueño ese rato. Y yo en un tris tras me endilgué los 4 primeros capítulos. De regreso a la casa no pude evitar el querer concluir la lectura y me hice de la copia que cuento. Dos días bastaron para finiquitar el asunto.

¿Qué puedo decir o agregar respecto a un libro del que se ha dicho y escrito quizás demasiado ya? No puedo negar que su lectura me entretuvo, tampoco que varias de las cosas que suceden en él estaban más que cantadas y que otras si lograron sorprenderme. Por otro lado, para demostrar las libertades que se toma el autor con los hechos históricos que cita, necesitaría mucho más que la extensión media de un post, y ya hay libros completos que lo hacen. En todo caso pienso que más es asunto del lector que se los tome como ciertos o no. (De vez en cuando aún llega algún conocido a decirme «¿Sabías que tal y tal cosa? Eso está en El Código Da Vinci«, citándolo como si fuera la Enciclopedia Británica. Y pareciera que hasta los de la iglesia se lo toman más en serio de lo que deberían.

Y como se viene la película, no creo que descansemos del Código por un buen tiempo.

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El País irredento – Geoff Ryman

No recuerdo a ciencia cierta cómo llegó este libro a mis manos, si fue parte de un envío del extranjero, si lo compré en alguna librería o lo encontré en alguno de los puestos de viejo limeños (que también tienen libros nuevos). Lo que es seguro es que si no hubiera leído antes sobre él quizás no lo hubiera adquirido, no salió en una colección de CF y en la contratapa se menciona muy brevemente que ganó dos premios de fantasía y que otra obra del autor ganó el BSFA (British SF Association) y el Arthur C. Clarke del 88.

The Unconquered Country de Geoff Ryman fue publicado originalmente en inglés en 1986 y la primera edición en español (la que tengo en mi poder) es de marzo de 1991, editada con el N°13 de la colección Ultramar Literaria de la Editorial Ultramar. El formato es mediano y no es una obra muy extensa, pues consta de sólo 108 páginas.

Comenté que el libro obtuvo dos premios de Fantasía, pero si lo que buscan es alguna Tolkienada o Potteriada, olvídense, es otro significado de fantasía a que se acoje Ryman para este libro. La historia es una fantasía que no por eso deja de ser real, es más, me tienta decir que el libro destila realismo fantástico de un manera desencantada y lúgubre, pero eso lo dejo para los críticos literarios, yo sólo puedo decir que me gustó mucho.

El País Irredento es un país imaginario que no cuesta ubicar en el sudeste asiático. De hecho el autor lo confirma en una nota al final. Esto es parte de lo que dice: Todas nuestras palabras se han agotado. Democracia, libertad, socialismo, economía. Todas se han vuelto kitsch. Evocan imágenes kitsch. Vi los tribunales funcionando y decidí que, al menos durante una temporada, puedo olvidarme de la palabra «justicia». Ésta sólo puede ser mantenida en un entorno artificial: en un tribunal lo suficientemente fuerte para conservar su independencia, o en una historia que al acumular detalles archive bien los datos, o en la hija bastarda de la historia, la ficción.

En este caso la ficción se desenvuelve alrededor de Hija Tercera, ella lleva una existencia en el límite de la indigencia, y por si esto fuera poco, su vida cambia por efectos de la guerra. Cómo ella misma ante todo esto reacciona, cambia y se adapta (o no) es parte de lo que vemos suceder en la novela. Pero también vemos una sucesión de hechos extraños y fantásticos, de personajes simbólicos y mágicos y situaciones extremas, actuando sobre Hija Tercera y disociándola poco a poco de la realidad.

Todo esto en su conjunto arma un muy buen libro, poco clasificable, cierto, pero una obra que por lo original del planteamiento aplicado al tema (la guerra y el genocidio en el sudeste asiático visto desde la perspectiva de una de las víctimas) y por la capacidad de transmitir los sentimientos y experiencias de la protagonista en sus pocas páginas, merecería ser más conocido en castellano. Por si fuera poco la prosa es bella:

El Cuervo Que Cantaba gravitaba sobre el mismo lugar durante diez o quince minutos seguidos, y cantaba, y las canciones eran las canciones del pueblo. Tercera supo entonces que era un espíritu. ¿Cómo si no sabría cantar la canción de la mañana al amanecer, o las canciones de fiesta, o las canciones por los muertos? Los pobres, en sus peligrosos amontonamientos de casas, todos miraban hacia arriba. Comprendían el milagro. Los niños salvajes que vivían como animales en camadas bajo los puentes, salían de las sombras para escucharlo. Las ancianas tarareaban las canciones, meciéndose en los resbaladizos peldaños, recordando. Cuando se cansaba, el Cuervo revoloteaba entre ellos y miraba significatibamente el arroz de sus cuencos. Ellos e reían y daban al Cuervo un poco, pues sabían que era un espíritu, y la mayor amabilidad era alimentar a un espíritu. Se inclinaban ante su llegada, y alzaban en respeto las manos por encima de sus cabezas. Pero el Cuervo siempre regresaba a Tercera. La gente miraba a su ventana entonces, y saludaba. Ella era la dueña del milagro. Y Tercera, por primera vez, sonrió.

Si lo de «Irredento» les suena extraño, como a mi, pues a primera impresión «Unconquered» podría ser traducido como «Inconquistado», leamos lo que dice la RAE: irredento, ta. (Del lat. in, pref. negat., y redemptus, part. pas. de redimĕre, redimir). 1. adj. Dicho especialmente del territorio que una nación pretende anexionarse por razones históricas, de lengua, raza, etc.: Que permanece sin redimir.. Esto me lo hizo ver Rafa Marín, traductor del libro, quien para mayor claridad me explicó: O sea, un país que se niega a ser conquistado y civilizado a la fuerza. Como el de la novela.

Poco hay de Geoff Ryman (quien acaba de ganar un premio literario) disponible en castellano en internet, pero en inglés tenemos a 253, su novela interactiva. Una bibliografía suya. Una reseña sobre él con algunos enlaces, Una lectura sobre El País irredento, muy interesante por cierto, aunque breve. Una conversación entre Ryman y Kit Reed vía chat, también de recomendable lectura. Hay más por cierto, el interesado sólo tiene que buscar.

Y a punto de terminar este post, encuentro otro libro de la misma colección: Terraplane de Jack Womack, donde estaba la boleta de compra de ambos, los adquirí en la librería Época del Óvalo Gutierrez, de oferta. Duda resuelta.

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El Ángel de la Oscuridad – Caleb Carr

Este es uno de esos libros que nunca se piensa comprar, hasta que de pronto un día, no hay mucha oferta de libros interesantes que adquirir, queda algo de dinero todavía, uno toma un libro con pinta de best seller, se lee el resumen de la contratapa, se lee el primer párrafo, algunos más al azar, se evalúa rápidamente el tema, el autor, el precio, y zas, libro a la bolsa (o no). Así fue como me hice de este y varios más. Claro que influye el hecho que me gusta leer algún best seller de vez en cuando, quizás algo más que eso la verdad, y que hasta el momento no he escogido tan mal despues de todo.

The Angel of Darkness de Caleb Carr vio la luz originalmente en inglés en el año 1997, y aparentemente la primera edición en castellano es de 1998. La edición que poseo tiene el (c) del año 2001, fue impresa en marzo del 2001 y corresponde a la colección de bolsillo Punto de Lectura, constando de 981 páginas. La carátula es la que acompaña a este post.

El Angel de la Oscuridad es una novela ambientada en la Nueva York del siglo XIX y comparte protagonistas y escenarios con la anterior novela de Carr: «El Alienista», la cual no he leído por cierto, pero al no ser estrictamente una continuación o segunda parte, se puede leer en forma independiente sin ningún problema.

Carr sitúa al narrador 20 años después de los hechos materia del libro, y desde la privilegiada posición de participante activo de los mismos es que empieza a relatarnos la historia. En ella vamos tras la pista de una niña secuestrada, y luego tras quien presumiblemente la secuestró, lo que nos llevará por senderos imprevistos a descubrir los aspectos más oscuros del alma humana.

La época y lugar en la que está ambientada la novela me hicieron recordar bastante a «Gangs of New York» de Scorsese, los personajes suenan creibles en su gran mayoría, al igual que la trama, y es que Carr es un historiador que aunque especializado en temas militares, también ha investigado sobre la Nueva York de finales de 1800, a resultas de lo cual la puesta en escena es muy buena, pero es la voz del narrador en sí la que me atrapó desde un principio:

19 de junio de 1919

Sin duda habrá una forma magistral de empezar una historia como ésta, un recurso ingenioso que atrape al lector con más garra que el mejor estafador de la ciudad. Pero la verdad es que carezco de la labia y la agudeza necesarias para esta clase de juegos. Las palabras no han significado gran cosa en mi vida, y aunque en el transcurso de los años he conocido a muchos de los que hoy son considerados los más grandes pensadores y oradores de nuestros tiempos, siempre he sido lo que se dice un hombre corriente. Así que tendré que conformarme con un comienzo corriente.

Por lo tanto lo mejor que puedo hacer es decir por qué he cerrado el negocio y me he metido en la trastienda en una noche en la que aún quedaban muchos clientes por venir. Es una noche agradable, de esas por las que solía suspirar; una noche que invita a contemplar todo lo que pasa en la avenida en mangas de camisa, soplando el humo de una docena de excelentes cigarrillos hacia las estrellas que cubren la ciudad, con la sensación de que, haciendo balance, quizá tenga algún sentido vivir en este manicomio.

Y así sigue y sigue, contando y describiendo los acontecimientos que van sucediéndose en esa New York pretendidamente civilizada pero en la que no hay que escarbar mucho para encontrar muestras de la irracionalidad y salvajismo humanos, y por lo menos a mi parecer, esta voz no aburre. Es un acierto también creo, que no se use recursos estilísticos que empantanen la trama de cara al lector, lo cual va aparejado con cierta intención de Carr de simular el estilo de escritura de aquellos años, cosa que logra y aún mejora pues no cae en pesadas descripciones tan en boga en esos tiempos. Ciertamente no es una prosa deslumbrante, pero cumple con algo más que con corrección, y sin estorbar su función de servir de vehículo a la historia. Quizá esta obra no acceda al parnaso de la literatura, pero como lectura de un fin de semana o para aprovechar unos días de descanso obligado como fue mi caso, queda muy, pero muy bien.

No hay mucha información disponible de Caleb Carr en la red, pero en inglés encontré un par de reseñas a «The Angel of Darkness»: ésta y ésta otra del NYT. Una interesante entrevista concedida por Carr a Salon con fecha 6 de octubre de 1997, donde habla de «El Alienista» y la novela que nos ocupa, de aspectos de su vida personal y hasta de un poco de Ciencia Ficción. También resulta interesante la transcripción de un chat sostenido entre Carr y sus lectores, auspiciado por la revista Time, como parte de un especial que editó en 1999 sobre el inminente siglo XXI, en dicho especial figura una novela de Carr: Killing Time que hasta donde veo no terminó de ser publicada on line, pero que así y todo es una lectura regularmente extensa. La novela fue publicada luego en forma normal. Aquí una bibliografia de Carr, y un artículo con más información sobre Carr y NYC: Caleb Carr on Downtown vía Gothamist. Me resultó curioso leer en este otro chat que Carr dice no ser partidario de usar los personajes ficticios de otros autores, para ver luego que tiene una novela con … Sherlock Holmes.