Latinoamérica: Crecimiento y desigualdad

Este post fue realizado para el Global Economic Symposium 2013, como acompañamiento a la sesión sobre “Normas sociales y principios morales para reducir la pobreza y mejorar la igualdad.” Lea más en http://blog.global-economic-symposium.org/.

Un reciente estudio del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), revela que 10 de los 15 países con mayor desigualdad del mundo se encuentran en América Latina, y esto a pesar que en 16 de 17 países de la región, la desigualdad de ingresos se ha reducido en los últimos diez años. Durante este mismo lapso las economías latinoamericanas han crecido con una media anual por encima del 4%.

Esta información, dada a conocer durante el VI Foro Ministerial para el Desarrollo realizado la primera semana de julio 2013, indica que Paraguay, República Dominicana, Perú y El Salvador están entre los países más pobres de la región. Por otra parte, información del Banco Mundial precisa que Brasil, Honduras y Colombia son los países con mayor desigualdad de ingresos en la región.

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“Little Farm” | Foto de Eduardo Arraes | CC BY-NC-ND 2.0

Entre las reflexiones que estas cifras y realidades simultáneas de crecimiento y desigualdad producen, cabe preguntarse si la desigualdad en la región era históricamente tan grande que ni el reciente boom económico que varios de los países de la región han experimentado logra reducirla, si la desigualdad crece al mismo ritmo que la economía o si el crecimiento está mal administrado por los gobiernos y en vez de reducir, aumenta la desigualdad.

Ha habido muchos intentos para explicar la histórica desigualdad de Latinoamérica, dentro de los cuales se mencionan factores geográficos, religiosos, culturales, institucionales, sociales, políticos y hasta raciales. Lo cierto es que esta, nuestra desigualdad, es estructural, transversal y persistente, y además un desafío a las bondades de la democracia y el libre mercado. Probablemente una mezcla de todos los factores mencionados, aunado a unas élites gobernantes y productivas que nunca se identificaron plenamente con sus países si no que se veían a si mismas como europeas, o más recientemente norteamericanas, explique mejor el por qué de tanta desigualdad.

Sin embargo hay crecimiento, y más allá de las cifras e indicadores, figura un hecho resaltante: Carlos Slim, el hombre más rico del mundo, es mexicano, y de la lista de las personas más ricas del mundo, casi el 10% es también de la región. Por el otro lado 168 millones de personas (29,4% de la población total) vivían en la pobreza el 2011 en Latinoamérica.

Pero junto a estas cifras de crecimiento económico y de la población que está por debajo de la línea de la pobreza, se encuentra un sector de la  población que estadísticamente apenas sobrepasa los límites marcados para la pobreza ($1.25 de ingreso diario), por lo que cualquier crisis los haría descender de nivel abruptamente, y también una clase media que hoy por hoy es la que de alguna manera soporta el vaivén actual del ritmo económico latinoamericano, pero que tampoco se encuentra muy afianzada en su posición.

La mayoría de gobiernos de la región implementan programas sociales dirigidos a los sectores más pobres como una manera de reducir la desigualdad, pero, como en el caso de México, suelen fallar en alcanzar sus objetivos. Muchos de ellos incluso no pasan del mero asistencialismo como Nicaragua, o tienen riesgo de caer en la corrupción y el clientelismo. Así pues, si bien algunos hoy ven a Latinoamerica como un ejemplo de progreso para el mundo, el hecho de que en teoría haya menos pobres, no significa por ejemplo que los niños estén más sanos o mejor educados. La desigualdad, recordemos, no es sólo económica.

Por otra parte, ¿están siendo efectivas las macro políticas economico-administrativas de los diferentes gobiernos? A un lado tenemos gobiernos con restricción cambiaria, subsidios y otras medidas que bordean el populismo, como en Venezuela, Ecuador y Argentina, y por otro gobiernos que siguen el modelo del neoliberalismo y adelantan Tratados de libre Comercio como Colombia, Chile o Perú. Sin embargo, como atestiguan los estudios y cifras brindados, en ninguno de los países de la región, independientemente del modelo económico aplicado, puede hablarse de igualdad económica para todos los habitantes.

Más aún, los gobiernos no sólo han fracasado en hacer que los beneficios del crecimiento económico sean mejor repartidos, si no que no han aprovechado esta bonanza económica para impulsar modelos productivos que vayan más allá del extractivismo y la exportación de materias primas. En lo que va del 2013 los precios de muchos productos, mayormente minerales, pero también agrícolas, han visto un descenso a nivel internacional, principalmente debido al menor crecimiento de China y la crisis global.

Dado que las principales exportaciones de la región están precisamente en los rubros agrícolas y minerales ¿se corre el riesgo de volver a un periodo de «vacas flacas» por esta baja de precios? y de ser este el caso ¿estamos preparados para soportar un nuevo periodo de crisis? Con una mayor cantidad de población urbana que en la crisis de los años 80 ¿habría el riesgo de grandes protestas y revueltas sociales? sólo el tiempo lo dirá.

Otros posts de la serie:

Desigualdad y protesta social en Latinoamérica
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¿Hay igualdad para los pueblos indígenas frente a los grandes intereses económicos?

3 comentarios en “Latinoamérica: Crecimiento y desigualdad

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